2| ¿Eres feliz hoy?
Bajé rapidísimo y me escabullí para que Hanna no se diera cuenta que había estado ausente por largo rato. Ni lo notó. Ella solo tiene ojos para el bobo del hermanastro de Jimin. No sé si le gusta o qué es, pero se deshace en sonrisas por el grandote de Seokjin. No me dan celos porque yo no siento cosas por ella. Tal vez lo sentí en un comienzo cuando fue mi refugio en un momento de mi vida de suma tristeza.
Pero lo que me pasó hoy con Jimin no lo sentí con ella, nunca. En realidad no me pasó nunca con nadie.
Ni siquiera con mi primer novio al que idolatraba pensando que nunca dejaría de quererlo. Hasta que una mañana vi como su jefe lo tenía clavado contra la pared y lo montaba como a yegua salvaje. WTF, pongo mis manos en el fuego por lo que diré: ¡El amor puede irse a la mierda, en un segundo!
El resto de relaciones efímeras en mi vida son incontables. Incluida la que tengo con Park Hanna.
Ella no completa ninguna de mis necesidades. Es bella (como todos los Park), tiene un carácter adorable, un sentido del humor exquisito, caderas perfectas y tetitas hermosas, pero no basta, al menos a mí, no me alcanza. Me falta la locura, me falta el desenfado y el desenfreno.
Me falta lo que hoy sobró estando con Jimin.
Ese chico tiene galaxias en las pupilas y la energía del mundo en la boca. Dios, me oigo como un maldito enamorado y tan solo acaricié su mano y le di unos besos. No me imagino cuando lo tenga desnudo bajo mi cuerpo... ¡Oh! La imagen me supera, ardo con solo imaginarlo.
Acaba de llegar Hanna a mi lado y obvio, se viene el interrogatorio:
—¿Dónde estabas, Jungkook?
—Salí a fumar.
—¿Si tú no fumas?
—¿Ah, no fumo?
—¿Kook, eres tonto?
—¡Ey, ya me dijeron tonto, hoy!
—¿Quién?
—¿Quién qué?
—¿Quién te dijo tonto?
—Tú, Hanna, acabas de hacerlo.
—Pero dijiste que ya te dijeron tonto hoy… Ay, basta Jeon, me vuelves loca.
Por dentro me retuerzo por el secreto que guardo —«¿Que querías que te dijera? ¿Que estaba arriba comiéndole la boca a tu primo?» —Me saca del pensamiento justo cuando empezaba a babear imaginando la boca de Jimin.
—Iré adentro.
—¿Te vas dónde está Seokjin?
—Él y otros. ¿Qué tiene de malo?
—Nunca dije que fuera malo, Hanna. ¿Tienes cola de paja o me parece?
—Te recuerdo que es mi primo.
—¿Me lo recuerdas a mí o se lo recalcas a tu cabecita loca? —Le digo tocando suavemente su frente con un dedo.
—No imagines cosas inexistentes.
—Bueno, si tú lo dices.
Antes de irse, gira, me mira, entrecierra sus ojos y larga:
—¿Qué te tiene tan radiante hoy, Jungkook?
Una sonrisa pavota sale de mi boca porque no puedo dejar de pensar que quien me ha puesto así es mi bello Jimin.
—Esa sonrisa de conejo solo es cuando estás feliz. ¿Eres feliz hoy, Kookie?
—Sí, Hanna, lo soy.
—Y no soy yo la generadora de eso, ¿Verdad? Shhh. No me contestes. Sé que no lo soy. Creo que la charla que tuvimos hace unas semanas se está volviendo realidad. Ambos sabemos que lo nuestro se terminó hace meses.
No imaginé nunca que ella fuera capaz de asumir lo que nos pasa de manera tan adulta.
—Mira, Jungkook —Retoma el monólogo— luché como pude para ganar un lugar en tu vida. A veces sentía que no me quedaban fuerzas ni armas para dar pelea cuando te veía anclado a aquel amor que rompió tu corazón. Pero nos hemos ido distanciando. Mucho. Yo me siento distinta. Me gustan otras personas. Como a ti. Sí, sí, ni intentes negarlo, he visto como miras a Jimin...
Creí que iba a desmayarme cuando lo nombró.
—Kook, ya no importa si deseas estar con él o con quién quieras. Hasta acá llegamos ambos. Debo confesar que sí me gusta mi primo Jin. Mucho. No sé cómo enfrentar esto. Tengo pánico. Somos primos. Bueno, medios primos, él no es Park pero igual, es familia. Qué triste me siento...
—No llores, Hanna, no cariño, no llores. ¿Has hablado con él? ¿Lo sabe? Sabe lo que sientes?
—¿Hablar qué?
—Que sientes cosas por él.
—Sí.
— Guauu ¿En serio?
—Sí.
— ¿Y él siente lo mismo?
—Sí.
— ¿Han estado juntos?
—Sí.
— Mierda, ¿Puede contestarme con otro monosílabo?
—No.
Estallamos de risa y la abracé. Ella lloraba sobre mi pecho de forma angustiosa.
—Y yo que pensaba que lo mío con Jimin era difícil…
—¿Queee?
Los ojos de Hanna parecían salirse de las cuencas....
—Joder ¿Lo dije en voz alta?
—¿Estás saliendo con Jimin?
—No, no. Saliendo, por Dios no. Eso es muy grande. Yo-yo, a-apenas hoy he dejado que él sepa que me gusta.
—Siempre lo supe, Kook, no te sientas mal. Tenías cara de bobo frente a él. Es muy bonito, el maldito.
Sonreí.
—¡¡Jungkoook!!! ¡No pongas esa cara de conejo enamorado!!
Volvimos a abrazarnos, con tanto cariño, con un amor fraterno que no experimentaba en años.
Vi por el rabillo del ojo que Jimin estaba detrás nuestro. Al separarnos, él ya se había ido.
—Hanna, hagamos un trato. Apoyémosno mutuamente. Nada es más importante en esta vida, que uno mismo. Voy a estar junto a tí, tomes la decisión que tomes. Al tarado de Seokjin dile que sé todo y que si hace algo para lastimarte lo va lamentar de por vida.
Yo siento cosas por Jimin. No sé qué es, por ahora solo puedo decirte que me gusta, es muy pronto para decir otra cosa. Pero lo voy a intentar.
—Y yo te apoyaré en la decisión que tomes, conejito mío. Yo adoro a mi primo Jimin, y si te atreves a hacer con él lo que hiciste conmigo, vas a lamentarlo de por vida.
—¡No robes mis palabras! Jaja. Pero, espera, ¿Qué hice contigo?
—No me amaste.
—Eso no se maneja ni se programa, Hanna.
—Pero hay señales previas, Kook. Pudiste haber hablado antes.
—Es verdad, y tú pudiste decirme que a este conejo le estaban creciendo cuernos. Conejo cornudo, que feo, Hanna, que mala fuiste.
Jajaaaaaaa.
—Tontooooo, amo tu corazón noble. Te adoro.
—También te adoro.
Salimos abrazados y fuimos directo a despedirnos de la familia de Hanna, mis ojos buscaban con desesperación al pequeño rubio, era al único que necesitaba ver en ese momento.
—Tía, nos vamos.
—Hasta pronto nena, adiós Jungkook.
—¿Tía, dónde está Jimin?
—Acaba de irse. Dijo que tenía que descansar, nombró algo de un viaje.
Hanna me miró y notó mi decepción. Me llevó afuera de la casa para decirme:
—¿Qué estás esperando? Ve a su casa. Ya mismo.
—Pero, ¿Invadirlo en su casa? ¿Y si está con alguien?
—¿Y si no? No lo sabrás quedándote aquí. Llévate el auto. Me iré con Seokjin.
Sonreí cómplice ante sus palabras.
Salí casi corriendo y me dirigí directo a la casa de Jimin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro