10. DECISIÓN
La tarde era cálida, la brisa apenas se sentía y traía el aroma de las flores del jardín. Los rayos de sol se reflejaban en el agua fresca de la pileta de natación, la que se encontraba ubicada a pocos metros una frondosa arboleda. La misma estaba formada por hermosos ejemplares de liquidámbar, fresnos y algunos ecualiptus, lo que contribuía a dar una sensación de tranquilidad, como una cierta conexión con la naturaleza. La casa de su amigo Felipe era de construcción antigua, quizás de principios de siglo y estaba muy bien conservada. Un poco más lejos había un sendero formado por algunas piedras típicas de la zona de variada coloración que iban del verde muy claro al blanco, cuyo recorrido estaba acompañado por algunas jacarandás cuyas flores de color lila intenso le daban un nota especial. El final del sendero llegaba hasta un lago artificial que acababan de construir hacía una par de meses . El lugar más emblemático de la casa era la pérgola que la madre de Felipe había hecho construir sobre un diseño realizado por ella misma. Dicha pérgola estaba cubierta por rosales trepadores de hermosos colores naranjas y amarillos, los preferidos de la madre de Felipe y que mediante la suave brisa donaban su aroma inigualable que se esparcía por todo el lugar.
Era allí mismo donde se encontraba Mara, sentada sobre una hamaca que se mecía lentamente, conversando animadamente con sus amigas. Ella se veía radiante, su sonrisa denotaba que se encontraba feliz, como si el tiempo transcurrido fuera de las vidas de todos sus amigos hubiese sido sólo un instante.
Cuando Paulo había llegado a la casa de su amigo Felipe, todos se encontraban preparando la decoración en el quincho: algunas luces de colores, adornos, globos y algunas otras cosas que habían encontrado en el depósito que se encontraba del otro lado de la casa, para la fiesta. Algunos estaban en la cocina organizando el tema de los bocadillos y las bebidas. Felipe como dueño de casa era el asador oficial. Luego de muchas cargadas porque no había podido encender rápido el fuego, todo se desarrolló con mucha distensión y armonía. Su esposa estaba de aquí para allá como buena anfitriona, para que todos estuviesen atendidos y cómodos en su casa.
Una vez que los bocadillos, el asado, las bebidas y los postres estuvieron todos listos sobre la mesa, cada uno pasaba y tomaba lo que más le gustaba. No habían armado una mesa para almorzar, habían decidido de hacerlo de esta manera así cada uno era libre de ir y venir a donde quería ya que algunos preferían pasar más tiempo en le pileta de natación porque hacía bastante calor.
_Quiero hacer un brindis _ dijo Felipe mientras golpeaba con una cucharita la copa que tenía en la mano para llamar la atención de todos los presentes
- ¿Todos tienen su copa verdad? - preguntó sonriendo. -Levante la mano a quien le falta. A nooo, los vagos de la pileta vayan solos a buscarla, que se la pasaron toda la mañana allí jugando con la pelota.
-Es que estamos estresados y necesitamos distraernos - contestó Coty - mientras salía con pocas ganas de la pileta a buscar su copa.
-En primer lugar - dijo Felipe - Quiero darle la bienvenida a nuestra amiga Mara, que después de tanto tiempo ha vuelto a visitarnos -Estas palabras fueron recibidas por parte de todos con aplausos. -En segundo lugar para felicitar a David y Claudio que finalmente se decidieron a estar juntos después de muchas idas y venidas.Y por último - dijo extendiendo la mano hacia su esposa que caminó hacia el dándole un beso en la mejilla y abrazándolo por la cintura -Ana y yo vamos a ser padres.
En ese momento hubo una algarabía total de los amigos que fueron a saludarlos a ambos.
-¿Será niño o niña? - preguntó Claudio.
- Todavía es muy temprano para saberlo, aunque quiero esperar al día del nacimiento. -contestó Ana mientras se tocaba la panza que ya había comenzado a notarse.
- ¿Y entonces de que color van a pintar el cuarto si no saben si es niño o niña? -preguntó Mary.
-Aún no lo hemos decidido, pero el tema de los colores para niño o niña ya pasó de moda. Ahora todos usan los mismos colores y me encanta que sea así.
Después de festejar por las buenas noticias todos a su tiempo fueron pasando por el quincho para comer.
El almuerzo ya había pasado hacía un par de horas y Paulo se encontraba en la pileta sobre una esquina donde los árboles le daban un poco de sombra, escuchando distraídamente la conversación de sus amigos, no lograba entender los que decían, sólo tenía interés en ella y no podía dejar de mirarla. Estaba decidido a recuperar su amor sin embargo muchas dudas le pasaban por la mente.
_ Tal vez me estoy haciendo demasiadas ilusiones de volver a estar juntos. ¿Quién sabe si ella aún me ama? Y lo que es más difícil de resolver sería como compatibilizar su carrera de pianista y mi trabajo - pensó. - Tengo que encontrar el momento de hablar con ella a solas y sacarme todas estas dudas que me atormentan .
Como era de esperar Mara era el centro de atención de todos y eso le daba un poco de celos a Paulo, ya que quería pasar tiempo con ella.
Después de pasar un rato nadando Paulo decidió que era el momento de actuar. Tomó una de las toallas que estaban en las reposeras cerca de la pileta de natación, para secarse un poco y fue hacia donde estaba Mara.
-¿Mara vamos a dar un paseo por el sendero? -le preguntó con una hermosa sonrisa en los labios mientras tendía una mano hacia ella.
Mara acepto dándole la mano -Me encanta la idea -respondió ella y aceptó tomar su mano.
Ambos tomados de la mano comenzaron a caminar lentamente en dirección al lago. El atardecer comenzaba despedirse para dar paso a la noche y los colores que se veían sobre el horizonte eran maravillosos.
-Te extrañé mucho - exclamó él con voz temblorosa y el corazón que le latía de forma tal que parecía que iba a salirse de su cuerpo de un momento a otro.
-Yo también - respondió ella. Tenía ganas de volver para verlos a todos y a ti también. Lamento mucho la muerte de tu abuelo. Me enteré cuando llegué hace unos días por eso no te pude dar las condolencias antes.
- Él era alguien importante para mí y siempre lo será. Ahora me encargo del negocio yo solo. Mi padre acaba de transferírmelo legalmente hoy.
-Esa sí que es una buena noticia. Creo que te lo mereces, porque has trabajado con mucho esfuerzo y con amor en ese negocio.
- Gracias. Y a ti como te ha ido con la orquesta y con el curso de perfeccionamiento. Espero que haya sido parte del sueño que querías cumplir.
-Pues sí. Fue muy bueno hacerlo, aprendí mucho, tuve que esforzarme para estar a la altura de los demás integrantes de la sinfónica.
-¿Te gusta la ciudad en donde estuviste todo este tiempo?
-Sí. Es muy bella. Sabes que me encantan las ciudades con mucha historia y esa era una de esas. Aunque al principio no tuve mucho tiempo para recorrerla ya que tuve que retomar las clases de alemán para poder asistir a las clases y no perderme nada.
-Pues creo que ha sido bueno para ti.
-Si. Ha sido bueno pero también tuve que sacrificar algunas cosas para comenzar a cumplir el sueño de estar en esa orquesta.
-No siempre tenemos todo lo que queremos - respondió él con un dejo de tristeza. ¡Cuanto tiempo te quedarás en la ciudad?
-Solamente un mes y luego volveré para los últimos conciertos que quedan este año. Me han ofrecido un nuevo contrato. Estoy pensando si firmo un nuevo contrato y me quedo otro año allá o me quedo aquí ya que también me han ofrecido ser parte de la orquesta nacional.
-Felicitaciones. Siempre tuve fe en ti, en que lograrías destacarte como pianista porque tienes talento- respondió el mientras la abrazaba con alegría.
-¿Todavía me amas? - preguntó ella mientras sus ojos se clavaban en los suyos. - Todo ese tiempo que pasé alejada de ti pensaba en que tal vez habías continuado tu vida y que te habías enamorado de otra persona.
-Sí , te amo - respondió él sin ningún signo de dudas, tomándola del mentón y dándole un suave beso.
-Yo también te amo todavía pero no se como podríamos compatibilizar tu vida y la mía. A veces amarse no es suficiente.
Ya había llegado al lago que se veía muy hermoso a esa hora de la tarde, cuando las primeras luces se reflejaban en él.
-Creo que es el momento de volver - respondió él.
Ambos volvieron a paso lento por el sendero que parecía abrazarlos con su perfume. Ninguno de los dos emitió palabra alguna. Estaban tomados de la mano y sentían que aún continuaban amándose, no querían arruinar ese momento con nada negativo.
Paulo no se había animado a decirle lo que realmente deseaba en ese momento.
_ ¿Cómo podemos volver a estar juntos si ella tiene que pasar la mayor parte del año en el exterior?- se preguntó a sí mismo con tristeza. - Ella se merece todo lo bueno que le está sucediendo. Tiene talento y ha hecho muchos sacrificios para poder estudiar música. Yo podría vender el negocio de antigüedades e ir con ella - pensó por un instante -¿Pero que haré después en otro país?. Yo soy un simple vendedor de antigüedades y ella es una talentosa pianista con una maravillosa carrera por delante. -Ese pensamiento lo afligió pero trató de ocultarlo.
_Voy a disfrutar del tiempo que ella esté aquí conmigo_ se dijo a si mismo.
Mara sentía el calor de la mano de Paulo. Lo había extrañado más que a nada en todo el tiempo que había estado en el exterior. No quería ilusionarlo diciéndole que había vuelto para tomar una decisión sobre su futuro...el futuro de ambos. La decisión entre el amor y su carrera en pleno ascenso no sería nada fácil.
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