La roca del coyote
¿Quién no vio cuando niño al pobre coyote constantemente de pie, sobre una roca de forma puntiaguda que salía hacia el despeñadero de la montaña en pleno desierto? Mientras él, con sus planos y artefactos marca ACME, ¿intentaba infructuosamente cazar y alimentarse de su archirrival corre caminos?
"Ahí estaba Yo, parado sobre la hermosa y majestuosa roca del Coyote, destino imperdible de todo el que vaya de visita al valle de la luna. El parecido de la roca y del lugar al de las tiras cómicas animadas que uno veía cuando niño, es casi un clon como la oveja Dolly. Al estar parado en la punta de esa roca, se ve como en caída libre la magnificencia del paisaje y de las montañas desérticas, de un lugar que hace siglos dicen fue fondo marino. Sin duda, es uno de los parajes más hermosos del mundo y por lo mismo es tan recomendado por tantas revistas turísticas internacionales, por lo mismo, miles de extranjeros de todos los rincones del planeta viajan miles de kilómetros, sólo para estar justo donde estoy parado.
Este es el lugar que utilizo para descansar y meditar cada vez que me siento hecho mierda por dentro y siento la más extrema necesidad de estar alejado de todo y de todos. Si mis jefes me vieran en estos momentos, no duraría ni un día más como agente de la Policía de Investigaciones. Llevo dos meses en el norte haciéndome pasar por turista y narcotraficante de cocaína, y si quieres cumplir con esa función de incognito no solo debes ser, también tienes que parecer. Por lo que ya he perdido la cuenta de cuanta droga he consumido y de la cantidad de fiestas clandestinas a las cuales he asistido. Fiestas que muchas veces son un coctel de música electrónica, donde encuentras todo tipo de varietales de drogas químicas y ácido, tal como le gusta a los turistas europeos, quienes a través del boca a boca de los que han viajado a San Pedro de Atacama, llegan en búsqueda aventuras, no sólo a conocer el lugar, también a visitar las fiestas escondidas de las cuales tanto les han contado y que eran la plataforma que yo utilizaba para conocer a las bandas que tenía como misión acabar.
Me costó mucho convencer a mis jefes para que me dieran la cantidad de cocaína que les solicite, para así, poder pasar un par de meses haciendo negocios de encubierto en San Pedro de Atacama. Estoy suficientemente cansado de tanta juerga, ya que esto más que una misión, ya parece un oficio por tanto consumir. Todas las noches moviéndome de fiesta en fiesta, hablando con todo tipo de locos que ven en este desierto la oportunidad de vivir alejados del mundo, acostarse con bellas turistas y ganar dinero.
La verdad este caso policial, más que un castigo, está pareciendo un regalo del cielo, ya que es imposible aburrirse. Eso sí, durante meses, por el estado en que estoy, no aprobaría ni soportaría un examen de drogas por parte de mi institución, de esos que nos llevan a cabo para ver si estás listo para salir a la calle nuevamente y seguir operando. Los utilizan para comprobar que tan limpio estas y con ello deducen si estas involucrado en negocios turbios o no. Tengo claro que ya estoy transformado en un adicto por la cantidad de líneas que hecho a mi nariz cada noche, sólo así he logrado generar confianza y me he transformado en uno más de esta selva.
Por eso me encuentro aquí, parado sobre esta roca, preparándome y reflexionando sobre la gran noche que me tocara tener hoy. Habían pasado semanas en las que ya había logrado conseguir toda la información, la estructura y la ubicación de la mayoría de las bandas de narcotraficantes del lugar. Tenía las pruebas y todo lo que necesitaba como para haberme retirado ese mismo día, dejar que mis compañeros viajen en masa desde Calama a realizar las detenciones transformándome en un héroe y limpiando casi completamente las calles del pueblo, además, habría obedecido por primera vez mis instrucciones de no usar alta agresividad, esta vez había conseguido el éxito sin haber disparado un solo tiro y sin haber tenido que golpear y amenazar a nadie. Había sido todo tan fácil y a su vez divertido, si bien los iba a llevar a las rejas, muchos de los que iba a apresar y desbaratar en otra vida fácilmente podrían haber sido mis amigos, había mucha afinidad con varios de ellos. Los negocios más que graves y serios los había logrado hacer en un completo ambiente de fiesta y cordialidad, algo que no se ve en este rubro.
Hoy sería la gran noche, ataría el último de los cabos sueltos y por fin podría acceder al grupo más importante y peligroso del lugar, ellos habían escuchado de mí por boca de los reducidores más importantes del pueblo, y fueron ellos quienes me invitaron a una de esas fiestas que están llenas de chicas, turistas guapas y prostitutas que gozan con la música, el alcohol, dinero y las drogas del lugar. Ya me había acostumbrado a la música electrónica, de hecho, ahora me gustaba. Si lograba infiltrarme y podía ingresar a este grupo, estaría a un paso de cumplir con mi misión en mucho menos tiempo de lo que mis jefes habían estimado. Me sentía un poco culpable de ser quien le quitaría este magnífico submundo al lugar, ya que sentía que le daba una mística adicional que me gustaba y en la que me había logrado sentir cómodo.
Lo único que deseo es que después de esta misión, mis jefes, me den unas semanas de descanso, mis pesadillas se hacen cada vez más frecuentes y mis recuerdos de Haití los llevo dentro de mí como una nube negra de la cual jamás me voy a poder librar. Mis secretos me matan por dentro, quizás por eso es por lo que me estoy drogando tanto y suelo ir al límite máximo en cada una de las misiones, casi esperando tener la suerte de que por fin una bala me tumbe y acabe con estos sentimientos de mierda que llevo por dentro. El ser culpable y saberlo solamente uno mismo es un peso demasiado duro, más si sabes que tú alma está marcada para irse al infierno por tus actos. Yo no tenía ninguna opción de salvarme cuando llegara mi juicio final.
Por eso me aleje lo más que pude de los seres humanos en lo espiritual, y aún me duele, noche tras noche, día tras día, que las familias de las dos jóvenes que salve y mis compañeros Cascos Azules, me hayan apodado "Él Ángel", por una misión de la cual soy el único ser sobre la tierra que sabe realmente como sucedió. El único quien conoce de quien fue la responsabilidad de cada una de las acciones que ocurrieron en esa pequeña casa en ese extraño día tropical. Cuanta culpa y que marcas tan grandes dejaron en mi espíritu. No me considero un ser celestial que cayó desde el cielo a traer la paz en la tierra, soy un delincuente más, pero con placa policial, dedicado a atrapar obsesivamente a otros delincuentes, como queriendo expiar mis penas y tener alguna oportunidad de redención, si es que llega a existir algo más allá de la muerte. Mi forma de operar tan extrema era causada por el deseo de tener una oportunidad.
Todavía no entiendo porque ninguna bala me toco ese día". ¿Qué quería de mí, quien gobierne este universo?, ¿Por qué decidió dejarme vivo? Esas eran las reflexiones de Nicolás Altamirano mientras estaba justo en el borde de la roca del coyote, preparándose para ir al hotel a esperar que sus contactos lo fueran a buscar, para lo que él creía sería el comienzo del último acto de su obra maestra en el desierto. Nunca se le había visto tan confiado y a su vez tan melancólico. Las drogas ya lo habían poseído lo suficiente como para presentar temblores en las manos cuando no había consumido nada en un par de horas. Tan duro, pero tan cagado por dentro, eso lo sabían sus jefes y él tenía claro que lo enviaban solo a misiones kamikaze esperando que no volviera con vida. Le había traído muchos logros a la fuerza, pero había dejado mucha sangre que limpiar a su paso, lo que incomodaba a más de una autoridad.
Fue así como el agente caminó hacia su camioneta raptor, para conducir tranquilo, en medio del desierto hacia su hotel en San Pedro de Atacama, tendría tiempo de ducharse y vestirse para la juerga. Sin armamento alguno iría a la fiesta que le permitiría negociar con su último objetivo, los más de 500 kilos de cocaína que aún tenía en su poder, eso era cantidad suficiente para ser tomado en serio y caerles en gracia a estos tipos, más si el resto de los narcos hablaban maravillas de él. Debía volver con pruebas así que tomaría por riesgo el llevar una cámara.
Nicolás, en esta misión, utilizaba como chapa el nombre de "Elías", una de las tantas identidades que había tenido en su vida como policía, identidades que iban dejando en él un poquito de cada una y que con el tiempo habían complementado su personalidad y transformado a Nicolás Altamirano en una persona completamente distinta a la que llego voluntariamente a la Policía de Investigaciones y que había sido tan valorado en las Fuerzas Especiales del Ejército. Este tipo ya era un animal completamente nuevo, cada vez más astuto y peligroso, pero con más penas que cargar que la mayoría de sus compañeros que militaban en la fuerza.
Ya habían pasado siete días desde que no se reportaba con sus apoyos apostados en Calama, esperaría volver de la misión de esa noche para informarles. El encontraba irónico que sus compañeros tuvieran que pasar día y noche esperando un grito de guerra sin poder hacer nada, y que después se llevaran la gloria al realizar las capturas. Estaba bien por ellos, tenían familias o alguien a quien querer, mientras otros como yo, debíamos ser carne de cañón y estar siempre dispuestos para entregar una vida valorada por pocos.
Una vez en su hotel, el agente se ducharía lentamente, le gustaba hacerlo con agua muy caliente, se vestiría con ropa cara y lo suficientemente ligera para disfrutar de una noche de música electrónica. Después se sentaría a esperar que lo fueran a buscar, no sin antes consumir un par de líneas de cocaína para que el temblor de sus manos no genere desconfianza en las personas con las cuales se iba a reunir. Debía verse fuerte y seguro para estar a la altura de su contraparte.
Eran las 23:00 horas y el agente ya estaba fuera de las puertas de su hotel, esperando al chofer que lo llevaría hasta la fiesta, mientras fumaba un cigarrillo en las pequeñas calles de San Pedro de Atacama, el piso de tierra del pueblo se sentía frio, los cambios de temperatura en el desierto entre el día y la noche eran lo único que descolocaba un poco a Altamirano, quien había salido con sus documentos falsos por si llegaba a ser revisado. Elías Carroza, como se hacía llamar era demasiado conocido en el lugar, y si se llegaba a filtrar su verdadera identidad he intenciones, todos los narcotraficantes del lugar saldrían a cazarlo despiadadamente, por lo cual no era trivial asegurarse de no cometer ningún error que pudiera delatarlo, él sabía que la sobre confianza era el peor de los peligros para un agente.
Fue así como pasados quince minutos de espera, se estaciona frente a él un vehículo todo terreno negro manejado por dos tipos de aspecto serio, quienes al bajar el vidrio del vehículo preguntan "¿Eres Elías?", ante lo cual el agente asiente con la cabeza subiéndose directamente en uno de los asientos traseros del coche el cual partiría en forma inmediata y despacio, como se está obligado a conducir en el pueblo, hacía un lugar desconocido a ese momento. El policía no estaba nervioso ya que las dinámicas de todas las noches eran muy parecidas y la forma de operar de los criminales de la zona no distaban mucho entre ellos. Los tipos del vehículo no hablaron en ningún momento con el agente, solo se dedicaban a mirar hacia la ruta, ya que pronto estarían conduciendo fuera del pueblo en medio del desierto en plena oscuridad.
El tiempo que duro el recorrido fue cercano a la media hora, el destino era una parcela desértica en medio de la nada, lugar donde se encontraba una hermosa casa, grande muy antigua y de estilo colonial. Al lado de la casa una piscina hermosa y un parque con poco pero hermoso pasto verde lo que es un lujo en el lugar más árido del mundo. Desde dentro de la vivienda no salía ningún sonido hacia su patio. Raro si se estaba realizando una fiesta ahí y más extraño aún si el desierto es tan silencioso por las noches.
Los tipos que iban delante del vehículo se bajaron, uno de ellos abrió amablemente la puerta del ahora "Elías", mientras el otro sujeto le solicitaba que lo acompañara hacia la casa. Por lo que caminaron lentamente hacia su destino, cuando el agente ingreso al lugar quedó impresionado, las luces de colores, los laser que se movían al ritmo de la música electrónica mantenían en éxtasis a los casi ochenta asistentes que se encontraban en el lugar, saltando y bailando al ritmo de la música, empapados de sudor y con su vista perdida por sus adicciones. La fiesta estaba buenísima habiendo muchas más mujeres que hombres disfrutando dentro de ella. En ese momento el tipo que lo ingreso al lugar le dije, "siéntase cómodo y disfruté de la fiesta, en su momento mis jefes se presentaran a hablar con usted, por mientras páselo bien", le decía el tipo mientras con su mano derecha lo instaba a ir a disfrutar de la barra, un bar precioso lleno de colores y que contenía todo tipo de botellas de licor que uno pudiera disfrutar.
Al mirar hacía el bar se destacaba luminosa una bella joven, de cabellera negra y ojos azules, una mezcla de las más hermosas que hay, su piel dorada y sus no más de 25 años transmitían vida. Su metro sesenta y cinco de estatura, hermosas curvas completa y perfectamente proporcionadas dejaron sin aliento al policía, quien siguió mirándola fijamente, con completo descaro durante todo momento, embrujado. Se notaba que ella era turista, quizás americana, el rostro de la joven era hermoso y se notaba mucha ternura a su vez. La joven al ver que "Elías" la miraba como un tremendo estúpido le sonrío mientras bebía su trajo con una bombilla, que hacía que se luzcan desde lo lejos sus carnosos labios pintados con un color rojo intenso. Sus ropas eran mínimas, tan solo un vestido blanco de tela muy delgada que con la luz de las luces de la fiesta dejaban ver que la joven solo llevaba ropa interior en su parte inferior, aun así y con completa libertad, llevaba un escote pronunciado y su vestido no llegaba más abajo de sus nalgas. Sus tacos altos y rojos eran del mismo color y combinaban en forma perfecta con su labial, reloj y pequeña cartera. Era una imagen divina, angelical y a su vez excitante. Así que tal como le habían sugerido, el agente intentaría disfrutar esa noche al máximo, ya que le quedaba muy poco tiempo en San Pedro, y después extrañaría esos ambientes sin poder regresar a ellos.
El agente camino lentamente hacia el bar, con un poco de picardía, risa y vergüenza sin dejar de mirar a la joven, la cual lo seguía observando y seguía riendo por lo poco discreto que este era al apreciarla, lo cual no parecía molestar para nada a la muchacha.
El Dj tenía la música a todo volumen, los presentes saltaban y bailaban enloquecidos, las luces laser cambiaban constantemente de formas y colores mientras de fondo se sentía la música y mezclas de Martin Garrix, el público era distinto al de las otras fiestas en que el agente había asistido. En esta había prostitutas jóvenes y hermosas completamente desnudas, bailando en la pista junto a tipos de aspecto militar, mientras otras estaban en los sillones, besándose y casi teniendo sexo en público, completamente drogadas por las sustancias que estaban consumiendo y por la misma música que no se detenía, todos bebían vodka directamente desde las botellas, era una locura interesante de ver. Al entrar al lugar el policía sin que nadie se diera cuenta había dejado adosada a una pared el pequeño pendrive con una cámara de grabación integrada que apuntaba directamente al salón y a los sillones que se encontraban en el fondo de este, lugar que muy probablemente sería el que se utilizaría en el momento de tener la reunión con sus objetivos. El agente había sido rápido, ya que quería seguir disfrutando del bacanal que ahí se presenciaba, sin embargo su vista no dejaba de posarse sobre quien era un oasis en toda esa confusión, él no podía dejar de mirar a la mujer más hermosa y llamativa que había visto en su vida, por más que a centímetros de él, habían mujeres más bellas que las modelos más conocidas del planeta, completamente desnudas disfrutando de quien se les acercara a gozar con ella, completamente disponibles. El policía solo quería seguir avanzando hasta la muchacha, ella con sólo mirarlo había logrado producir un encantamiento casi mágico en él, lo que hacía que su sangre hirviera y su corazón latiera con mucha más fuerza, a medida que más cerca estaba de la muchacha.
Cuando llego donde la joven, está le sonrió en forma perfecta, ella ya tenía dos copas de vodka en su mano esperando para entregarle una de ellas a ese perfecto desconocido, a él hombre que tanto la asechaba. Sin saludarse aún, la muchacha le entrego la copa a "Elías", quien la recibió gustoso con un gesto de agradecimiento.
El agente acerco su mejilla a la de la chica para saludarla al oído, sin embargo ella por el ruido de la música hizo un gesto de no haber escuchado nada, fue así como en un nuevo intento Elías le diría "Hola, es un gusto conocerte", la chica lanzo una carcajada preciosa y con sus manos y cara hizo un gesto de no entender nada de lo que le decía el hombre, si ella era turista existía la posibilidad de que no hablara español, por lo cual el hombre fue a la carga de nuevo y le pregunto en forma curiosa "¿American?", la chica volvió a reír, sin embargo esta vez había entendido, haciéndolo un no con el movimiento sensual de su cara y de su dedo índice de la mano derecha, la joven miro desafiante y seductora a su pretendiente contestándole suavemente al oído "Russian", estaba claro que la comunicación no iba a ser fluida si se enfocaba en palabras, lo que no fue un impedimento para que la chica hiciera chocar las copas de ambos y dijera "Na zdorovje", que significa a su salud en ruso, que se escucha como "nazdarobia" cuando es pronunciado por alguien, ambos chocaron sus copas y bebieron el fuerte pero exquisito vodka de un solo sorbo.
La música seguía a todo volumen y la joven tomo la mano del agente, llevándolo directo a la pista de baile, directamente hasta el medio de esta. Los temas que se escuchaban eran veloces y con mucho ritmo, pero cuando él la observarla la chica se movía muy lento, con sensualidad y erotismo absoluto. Durante ese meneo suave, la joven sacaría una estampilla de su roja y pequeña cartera, la cual puso sobre su lengua mientras abrazaba con ambos manos el cuello del policía, dándole un beso largo y profundo, en el cual, mientras las lenguas de ambos se frotaban y entrelazaban, las mismas compartían el ácido de la estampilla que los drogaría juntos, llenándolos aún más de éxtasis y de placer. Un beso eterno del cual no se despegaron mientras frotaban sus cuerpos completamente excitados, pero a su vez con una suavidad y un afecto que los alejaba de la animalidad, había una atracción de esas que instantáneamente raramente se ven pero que existen entre dos personas.
La fiesta estaba completamente fuera de sí, todos disfrutaban de los placeres que les gustaban, sin que nadie cuestionara al otro en lo que hacían. Todos estaban suficientemente elevados y perdidos como para darse tiempo de observar a los otros, fue así como la joven despegándose de ese beso eterno acaricia tiernamente la cara de quien estaba pegado cuerpo a cuerpo con ella y completamente drogada le pregunta "Hotel", ante lo que el policía contesta sin dudar un segundo "Kusa", fue así como la muchacha volvió a la carga con los besos mientras sus entrepiernas como dos imanes no se despegaban y la música los envolvía por completo.
Una vez terminado el beso, ella le sonrió por última vez y con un corto pero carnal beso en la boca lo miro enamorada y se marchó. Nicolás Altamirano, quedaría riendo a carcajada en la mitad de la pista, con la sensación de haber estado sobre las nubes, de haber conocido el cielo por una vez durante su vida, que momento había tenido, que trabajo más agradable.
Sin darse cuenta por estar gozando a cabalidad de la celebración, el policía nunca había mirado hacía los sillones que estaban al fondo del salón, en estos, observándolo atentamente mientras disfrutaban de la compañía de prostitutas y del vodka, se encontraban tres tipos de aspecto militar, notoriamente extranjeros quienes le indicarían con la mano que se acercara hacía ellos. Al mismo tiempo "Ubiytsa" nombre de combate del líder de los narcotraficantes pediría a las prostitutas que se retiren, las cuales obedecieron inmediatamente para dejar en el sillón a los cuatro empresarios de lo prohibido, sólo así negociarían antes de seguir gozando de la noche.
En un español muy trabado el líder del cartel más poderoso de San Pedro de Atacama le hablo a su contraparte: "Me han hablado muchísimo de ti Elías, teniendo muy buenas referencias por parte de mis conocidos. Para ser cortes me tendré que presentar, mi nombre es Ubiytsa y trabajo con mis dos colaboradores aquí presentes a mi lado, ellos no hablan absolutamente nada de español, pero algo entienden al escucharlo. Como te darás cuenta por nuestra pronunciación, por más que llevamos varios años viviendo aquí en Chile el español no se nos ha hecho para nada fácil, y menos como lo hablan los chilenos.
En nuestro país, ucrania, no había tantos modismos como acá, pero cuando eres un exiliado como nosotros no tienes ninguna alternativa más que adecuarte al lugar donde vives, y la verdad este lugar nos encanta y el vodka no falta nunca. Fue un acierto venirnos a vivir a este tremendo desierto, que entre nosotros parece ser más valorado por los extranjeros que por los mismos chilenos".
Elías no dudo en contestar rápidamente, esas reuniones debían ser serias, pero a la vez cercanas, "un placer Ubiytsa, y que bueno que disfrutes de mí país, me imagino que lo primero que te enseñaron a decir es wueon y cachay, para todo", lo que hizo reír a carcajadas a los cuatro participantes de la reunión, ya que no podía ser una afirmación más cierta.
"Nos han comentado que has venido a San Pedro con la mejor de las cocaínas que los vendedores más pequeños hayan probado en su vida, ellos me dicen que viniste en son de paz, a disfrutar al igual que nosotros de las bondades y de la sana competencia de este lugar, lo cual me parece estupendo, pero a su vez nos genera una serie de preocupaciones que necesitábamos aclarar personalmente contigo", indico el extranjero.
"Que buenos que tengas buenas referencias de mi persona, y si hablo lento o en forma incoherente es que estoy demasiado drogado con ácido y aún no logro sacarme de la cabeza a esa chica con que estaba besándome. Sin embargo, me preocupa que ustedes estén intranquilos por mi presencia, así que por favor dime ¿Cuál es la verdadera preocupación que ustedes tienen?", comento abiertamente el policía, el cual en su interior no dejaba de tener preocupación de haber sido delatado y que estuvieran jugando con él en ese momento.
"Elías, vienes a este lugar en medio del desierto de un momento para otro, te haces amigo rápidamente de todos los que trabajan y viven de la noche. Traes contigo la mejor cocaína que ha llegado en la historia de este pueblo y la vendes un veinte por ciento más barata que nosotros, ¿Por qué lo haces? Pienso que o quieres perder dinero o quieres ganarte nuestro territorio.
Pero somos unos caballeros, amamos y respetamos la tranquilidad en la cual convivimos los que hacemos de esto un negocio, así que en lugar de actuar estúpidamente preferíamos preguntar". Dijo el ucraniano con voz amistosa pero desafiante, mientras miraba fija y directamente a los ojos de su contra parte.
El policía miro relajado y sonriente a sus tres adversarios comerciales y en un tono amigable, mirando directamente a su líder les dijo, "Amigo a diferencia de ustedes yo no vine a este hermoso lugar perdido en medio del desierto a ser narcotraficante y a competir con ustedes. Si vendí la droga a ese precio no fue para perder dinero, sólo gané un poco menos, por favor, mira estas prostitutas y esta gran fiesta.
¿Tú crees que dejaría de vivir mi vida así por un solo día?, por supuesto que no, por lo mismo no podía llegar directamente donde los más fuertes de la zona a vender el producto que tenía, ya que quería que supieran por otros lo bueno que este era. Prefería mil veces que ustedes se acercaran a mí y tuviéramos esta conversación, la verdad mi intención es vender los más de quinientos kilos que me quedan y ganar suficiente dinero para vivir y disfrutar todas las noches de las bondades de este lugar, sin trabajarle nunca más un puto día a nadie. Además, a más barata y mejor sea la droga más extranjeros viajaran hasta aquí a disfrutar de la noche, lo cual es bueno para todos nosotros.
Imagínense las bellezas de chicas que seguirán viniendo a mares de todos los continentes del mundo, solo para disfrutar con nosotros. Por lo mismo les quiero hacer un trato, les vendo todo lo que me queda de cocaína un diez por ciento más barato de lo que se lo he vendido al resto de los micro vendedores, y me retiro inmediatamente del negocio hasta que se me acabe el dinero y deba hacer algo para seguir gozando. Así ustedes siguen siendo los dueños de este lugar y ganan aún más dinero, seguimos siendo amigos y disfrutando de la joda para siempre".
En ese momento el ucraniano lleno de vodka los cuatro vasos que tenía sobre la mesa, con una gran sonrisa invito a que los otros tres compañeros levantaran sus copas y con un fuerte "nazdarobia" los cuatro ahora amigos beberían el destilado de un solo sorbo. En ese momento el líder de los exiliados abrazo al chileno diciéndole, "Elías, has ganado tres nuevos amigos en este lugar, no sabes lo bien que lo pasaremos, por supuesto que acepto el trato dando honor a nuestra palabra, se nota que eres un tipo de esos que tienen las pelotas enormes y eso me agrada.
Lamentablemente amigo mío, estas demasiado drogado y has bebido más vodka del que un chileno puede soportar, por lo mismo, te pido de corazón que vayas a dormir a tú hotel. Nos juntaremos mañana, a medio día, en el valle de la luna y hagamos la mejor transacción de la historia de este pueblo. Nosotros llevaremos el dinero y tú la cocaína, durante la mañana haremos los preparativos para hacer una fiesta mucho mejor que ésta en tú honor. Te prometo tener varias chicas para ti, cada una de ella más bella que la joven con la cual estuviste bailando, démonos la mano y celebremos nuestra amistad. Mañana te honraremos amigo, lo mereces. Afuera estará esperando el vehículo que te trajo para llevarte a tú hotel, ya que te vez demasiado agitado para estar con vida".
En ese momento los dos negociantes se pusieron de pie, se dieron la mano y se abrazaron con afecto dándose fuertes palmadas en la espalda. Altamirano se despidió con su mano y camino rengueando hacia la salida, no se encontraba en mal estado, pero quería aparentar eso hacia los demás. El policía sin esperarlo, paso justo al lado de cuatro chilenos que se notaban altamente entrenados, ellos daban trago y besaban a seis bellas chicas que estaban desnudas junto a ellos. A Nicolás le llamo la atención que uno de ellos tuviera tatuado en su brazo la insignia de las Fuerzas Especiales del Ejército de Chile, sin embargo para pasar desapercibido y no desenfocarse de su misión siguió caminando en forma de borracho hasta llegar a la pared donde simulando que se sujetaba por el efecto de las drogas, tomo el pendrive que estaba grabando lo ocurrido en su lugar, lo empuño en su mano y salió fuera de la casa donde se realizaba la fiesta, camino lento hacia el vehículo que ya lo estaba esperando, el cual lo llevo directo hacia su hotel.
Al igual que en el viaje de ida, no se habló ninguna palabra en el trayecto, de casi sesenta kilómetros, los tipos cumplieron con dejarlo en la puerta de su hotel, sin que se dieran cuenta el policía ya había guardado la memoria en un bolsillo de su pantalón. Se despidió de los tipos sin recibir respuesta de estos, se bajó del vehículo y camino como pudo hacia el interior del hotel, una vez dentro y sin ser observado respiro aliviado y fue caminando en forma normal hacia su habitación.
Lo había logrado, su misión terminaba al otro día y su regreso a la capital sería distinto que, en otras oportunidades, esta vez todo se logró en forma limpia, en un par de días ni un gramo de ninguna droga estaría disponible en ese pueblo y todos los que habían tenido la mala suerte de conocerlo se irían directamente a la cárcel. Así es como Altamirano abría aliviado la manilla de su habitación, que buen día y noche había tenido. Sin embargo, al encender la luz se encontraría esperándolo de pie y completamente desnuda la hermosa joven que lo dejo cautivado en esa fiesta, sus senos eran hermosos y firmes, su cadera se veía prominente gracias a su pequeña cintura, su vagina sin vello alguno era una obra de arte. Ella era lo más sublime que el agente había visto y estaba desnuda frente a él y para él riendo con dos copas de champagne en sus manos y con la cama abierta para hacer el amor. ¿Cómo la noche podía mejorar aún más?, se preguntaba el policía encantado por la que quizás era la mejor velada de su vida.
El agente se acercó a la bella muchacha quien alzo la copa y con calma bebió el espumoso brebaje junto a su deseado amante. Después con su mano derecha indico a su pecho para decir su nombre "Boginya", y con la otra mano llevo a Nicolás hasta la cama. La joven le comenzó a sacar la ropa lentamente al policía, partiendo por su camisa, para luego agacharse y bajar su pantalón, lentamente. De rodillas en el piso, terminaría de sacar la ropa a su amante, mientras le hacía con ternura el mejor sexo oral que él haya tenido en su vida, todo por iniciativa de la propia muchacha.
La joven se tomó mucho tiempo para dar placer con su boca a su pareja. Por lo que el policía se sentía en el cielo, lentamente ella se pararía y se darían un largo beso en la boca, solo eran sonrisas y complicidad, ellos si se hablaban no lograrían entenderse. Ella con picardía empujo suavemente al desnudo Nicolás encima de la cama, dejándolo completamente tendido mirando hacia el techo, para luego subirse sobre él. La bella rusa introdujo con sus propias manos el pene de su hombre dentro de su vagina, sin de estar encima del cuerpo de este. Nicolás intento moverse para complacerla, pero ella lo beso y con cariño le indico un no con su mano derecha, ella no quería que él se moviera. Así lentamente fue ella la que comenzó a moverse y hacerle el amor al afortunado policía, ella sobre él, poseyéndolo a su antojo en forma suave y profunda. La espalda de la joven era preciosa al igual que sus hombros y el resto de su ser, incluso el tatuaje que tenía al final de su espalda hacía juego armónicamente con la escena, la joven tenía tatuado justo sobre su hermoso trasero el martillo, la hoz y la estrella, símbolo de la desaparecida Unión Soviética coloreado con un rojo intenso. Ella se movía en forma sublime y los suaves quejidos que salían de su alma y boca inundaban toda la habitación lo que mantenía completamente excitado a Nicolás, fue un momento épico.
Hicieron el amor intensamente con las luces encendidas, fueron varios orgasmos larguísimos, por lo que la joven descansaba tendida en la cama mirando hacia abajo y abrazando satisfecha su cabecera. Nicolás estaba completamente encantado de esa hermosa hembra y se dirigió al baño para orinar antes de volver a la cama a abrazarla para dormir junto a ella.
En el baño comenzó a sentirse mareado, demasiado mal, le faltaba el aire y la presión se le elevaba, al salir del baño y ver el cuerpo desnudo de la muchacha mientras dormía, logro ver el tatuaje del antiguo imperio soviético en su espalda y antes de desmayarse, como pudo y sin hacer ruido alguno camino hacia su pantalón, saco el pendrive y sin dudarlo se lo trago mientras la joven aún dormía. Toda la habitación daba vueltas alrededor de él, el sudor caía por toda su piel, sabía que iba a morir. El hermoso animal que estaba sobre su cama lo había envenenado, era demasiado extraño que una chica así se entregue a un hombre como él, sintiéndose un completo imbécil, el policía esbozo una sonrisa y cayo desmayado en medio de la habitación, sin dejar de pensar que por fin había encontrado un rival a su altura.
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