7
Reparé una vez más, que tanto yo cómo los amigos de Wheein que estaban cada vez más alejados, nos estábamos cansando de ese embrollo entre ellas.
Si Wheein conseguía convencerla, bajaría del coche a toda máquina y le pediría el número de teléfono a Solar.
Mientras tanto la observé desde el retrovisor, hasta que la vi caminar hacia mí y me coloqué nerviosa porque justo pisándole los talones estaba Wheein.
Solar me sonrió en la ventana antes de inclinarse hacia mi y besarme como si no nos fuéramos a ver más nunca, lo cual me desanimó en pleno beso y fui deteniéndome para verla fijamente.
Debía pedirle su número.
Dejó de besarme y miró de reojo a Wheein.
Parecía que estaba esperándola, así que eso confirmó mis sospechas. Solar se iría ya.
Una presión en mi pecho fue creciendo en cuanto mi cabeza formuló esa conclusión.
No me salían las palabras para preguntarle por su número, sentía que los ojos de Wheein disparaban láseres solamente en mi dirección.
Pero Solar siendo tan perfecta, dedujo mi interrogante en cuestión de segundos. Se acercó a mi rostro, por un momento pensé que me volvería a besar pero no.
Me susurró muy rápido su número de teléfono que yo había quedado despistada. Yo no era precisamente la más rápido de la clase, pero por esa chica lo fui. Eliminé cualquier pizca de estupidez que albergaba en mi cabeza y memorizé cada dígito.
— ¿Cómo? — tuve que preguntarle de nuevo porque los nervios eliminaron el último grupo.
Ella colocó sus brazos en el posadero de la ventana como punto de apoyo, se inclinó y me volvió a besar. Ese último beso me deshabilitó más de la cuenta, yo yacía ahí bajo sus manos que sujetaban mi rostro para que no me separase, y no me importaba quedarme así.
Dejó su frente unida a la mía y tuve la oportunidad de verle los labios húmedos gracias a los míos, mientras ella volvía a decirme su número de teléfono.
Le sonreí, encantada con aquella manera tan sexy de decirlo rozando mis labios.
Repetí el número, solo con la intención de sentir de nuevo esas cosquillas que me provocó en varias partes de mi cuerpo, y ella volvió a decírmelo como si yo buscara memorizarlo, pero estaba más concentrada en el toque de sus labios nuevamente sobre los míos.
Dios, si se me olvida su número sería la chica más idiota de la escuela.
— ¡Ya! ¡Se lo has dicho como cinco veces! — gritó Wheein haciendo que Solar se alejara de mi y rodara los ojos.
No le prestó atención, continuó mirando un rato.
— Te vas a ir ¿verdad? — me preguntó cambiando su expresión.
Y como yo, ya reposaba bajo sus pies, y cualquier cosa que ella pidiera por sus labios yo obedecería a la velocidad del rayo, asentí con la cabeza muy decidida.
Por mi respuesta confiada, su cara se tornó más relajada, y podía verse el cambio a pesar de que solo estábamos siendo iluminadas por un farol a siete metros de la camioneta.
Wheein hizo sonar su garganta para que apresuraramos nuestra despedida.
Encendí la camioneta de mala gana y después dejé mis manos sobre el volante. Luego me detuve a mirar a Solar como milésima vez del día.
— Te llamaré — le prometí.
Ella pasó su mano por su cabello, dejé de respirar justo en este momento, hasta que se pudo ver mejor su rostro y me sonrió antes de que yo quedara sin oxígeno.
— Apenas llegues a casa — me dijo señalandome con su dedo. Casi que me acercaba para morderlo, pero antes de que yo perdiera la cabeza miré a Wheein, parecía que me había leído los pensamientos.
— Eso haré — le dije, ahora escuchando mi corazón romperse cuando se alejó de la puerta para que yo pudiera marcharme.
La miré un rato más, mi suéter obviamente decidiendo quedarse con su nueva reina y mis sandalias diciéndome adiós descaradamente. Sus piernas descubiertas, y aquí una pizca de celos asomándose en cuanto me imaginé a todos los chicos que seguían en la fiesta observarla a ella.
Wheein si la cuidaba de mí, que literalmente era una mosca muerta, me imaginé que la cuidaría de cualquier extraño por más guapo que fuera. Acababa de arrebatarme a mi futura esposa y yo estaba confiando ciegamente en ella.
Le di una mirada rápida, antes de bajar el freno de manos, esperando que captara mis mudas palabras.
Pero no me bastó. Tenía que decírselo.
— Cuídala — dije ya con el pies listo para acelerar.
— Nosotras también nos vamos — me dijo Solar luego de mirar fijamente a Wheein.
Y yo pensé, dulce venganza.
Wheein pareció no haber escuchado bien, porque se le quedó viendo extraña, como si Solar no supiera hablar y había dicho algo inexistente.
Entonces Solar le sonrió de forma cómica, sacándome una risa.
Me miró una última vez y se despidió de mi con la mano. Se quedó parada ahí, viendo como avanzaba yo por el estacionamiento hasta salir del lugar.
Conducía fuera de mis pensamientos, recordando sus toques en mi piel y también su piel bajo mis manos. Los escalofríos que sentía cada vez que me sonreía y sus historias extrañas que no logré entender cómo tuvo la confianza de contarlas siendo yo una extraña. De todas formas lo aprecié mucho y ese fue el detonante para que yo terminara de enamorarme de ella.
No era una chica común. No le daba pena decir algo vergonzoso o reírse a todo pulmón — aunque yo hallé esa risa preciosa —. Era sincera y aunque yo no mostrara indicios de querer algo íntimo esa misma noche, con ella todo se dio natural, automático. No iba a negarme a nada porque yo estaba segurísima de querer estar con ella el resto de mi vida.
Tan solo recordarla me daba un brinco el estómago, que luego se pasaba a mi corazón.
Busqué mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón — sí, lo había cargado todo este tiempo y ni siquiera lo usé para apuntar su teléfono —. Como excusa puedo decir que fue su culpa, me tenía muy distraída.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro