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Empecé a buscar a mis amigos con la mirada. Tampoco quería buscar problemas con alguien si es lo que provocaba mi inmensa fascinación por ella. A medida que avanzaba nuestra extraña velada silenciosa, ella pareció darse cuenta de mis miradas hacia Wheein y de las que hacía para buscar a alguien que me sacara de ahí.
"Es mi mejor amiga" me había dicho con serenidad, mirando expectante mi reacción; a lo que yo la miré más tranquila. Nunca me hubiera imaginado que era su mejor amiga a juzgar por el comportamiento sobre protector que tenía.
Cuando alguien se acercaba a Irene, yo simplemente me apartaba para que ella misma hiciera lo que tuviera que hacer. Podía cuidarse sola, incluso ella me había prohibido involucrarme.
Aquel dato muy significativo perduró unos momentos en mi cabeza. Tal vez debería imitar a Wheein, pero a como lo hice yo, varias personas podían confundirse con eso.
Yo en comparación con Wheein, no dejaría que nadie le hablara a mi novia. Por eso me di cuenta, que no tenían ninguna relación y me insulte mentalmente al no darme cuenta antes por andar en mi supersticiones.
Yo le había respondido con una sonrisa, una que declaró lo más tranquila que me sentía.
Luego de aclarado ese asunto, me noté más relajada a pesar de tener los ojos de Wheein encima.
Me pregunté por qué actuaba así conmigo si ella muy bien sabía que no tenía ningún sentido al conocer mi currículum:
Virgen.
Cero novias.
Dejé a un lado a la presidenta de mi clase y me concentré en la chica a mi lado. Yo fui la primera en hablar con una pregunta simple, y era el hecho de que jamás la había visto en la escuela. Ella me respondió que estaba en la universidad.
Casi me desmayó en ese momento. La forma en que lo dijo había captado mi atención directamente hacia sus labios y por supuesto que sonrió por haber logrado escandalizar todo mi organismo.
Me resultó extremadamente sexy y como nunca había hecho otra chica, me excitó.
Ella debía intuir por mi suéter polo con el logo del equipo que era una adolescente más del grupo.
"¿Cómo te llamas?" Preguntó riéndose vilmente de mí, pero yo solo podía estar mirando su rostro; es más, pude haber pasado el resto de la noche así de no ser porque ella necesitaba un poco de atención también. "¿Cuál es el tuyo?" Le devolví la pregunta usando un tono más bajo solo para hacer que se acercara a mí.
Y atención.
Su nombre me había desbocado el corazón al ir acorde con ella.
Solar.
Directamente me dio su apodo y luego su nombre para que solamente yo la llamara como quisiera. Eso me gustó aún más porque estaba segura que a los miles de chicos que debieron estar antes que yo no les había respondido tan bien como a mí.
Parecía yo, estar delirando por una universitaria como todos los demás. Y no hallé problema, no cuando tenía en mente invitarla a salir.
Llevábamos un rato ahí. Me enteré que apenas estaba en primer año, así que nuestra diferencia de edad era de solo dos años.
Luego le invité una coca cola, ya que yo me había quedado seca con la lata en mano. Ella le hizo una seña a Wheein de que pronto regresaría, y nos encaminamos hasta la multitud que se hallaba cerca de una carpa con comida y cervezas.
No sé por qué lo hizo, pero mientras caminaba yo a su lado, se adelantó rapidito unos centímetros más y me observó por encima de su hombro.
Le sonreí pensando que solo se trataba de querer hacer una competencia de quien llegaba antes. Me equivoqué, porque cuando alcancé a estar de nuevo a su lado ella tomó mi mano y esta vez se adelantó para guiarme hacia las bebidas.
Desde que me había dicho lo de Wheein, se notaba mi nuevo comportamiento y parecía querer jugar. Entonces eso fue más o menos lo que hice.
Admiré embelesada su hermoso trasero mientras caminábamos. La escuché reír como había estado matándome toda la noche y para cuando llegamos tanto ella como yo estábamos muy sonrojadas.
Apliqué lo mejor que podía hacer. Hablamos unos minutos, yo la veía tomar soda del sorbete, aveces me quedaba viéndola mientras ella miraba a los demás y el mar oscuro. Sabía que estaba enterada de mis miradas y yo no hice nada por disimular.
El frío de la noche se apareció de imprevisto y me preocupé seriamente porque ella seguía en bikini.
Me quité mi polo blanco y quedé únicamente en la parte superior de mi bikini negro. Para nada tenía pensado usarlo, pero había sido pura suerte que había traído al menos uno y el mejor que tenía. Seguramente el destino actuando para que fuera yo la afortunada de salvarla esta noche.
Su rostro literalmente cambió apenas yo alcé los brazos para quitármela. Sus ojos recorrieron por mi pecho y seguido mis abdominales. Cuando se encontró con esa parte de mi pobre cuerpo masacrado por las horas de entrenamiento, inmediatamente desvió sus ojos hacia mi rostro con pena.
Me encantó de sobremanera lo nublados que estaban sus ojos, bueno, es que ya estaba claro que todo de ella me encantaba.
Ella se colocó mi suéter, casi entorpecida bajo mi mirada, diciendo un tierno "Gracias".
Es que no lo pude evitar. En el momento que alzó sus brazos, sus pechos atraparon mis ojos totalmente y no la aparté hasta que reparé en cómo le quedaba mi ropa.
Espectacular.
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