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16

— Ya~ deja de molestar Byul — me decía con voz aguda y súper irritada por mi molesta forma de hacerla sonrojar.

Yo había llegado tarde a la playa porque no podía conseguir ningún taxi, y me sentía fatal por ello, pero al disculparme muchas veces con ella, y ella cansada de escucharme, en un descuido se aprovechó de un acercamiento para darme un beso en los labios rápidamente. Ese sentimiento devastador enseguida se me fue por aquel acto tan improvisado y que en lo personal me dejó anonadada; entonces, luego de que fuimos por unas paletas de frutas y ella me contara su día en la universidad, fuimos caminando por toda la vereda de la playa, cerca de aquellos locales inconfundibles de la costa y las personas en patinetas al igual que familias jugando algún deporte en la arena. Para esta hora, la playa estaba llena de estudiantes en busca de relajación, u otros como en mi caso, que buscaban un poco de tiempo y privacidad con la persona que me gustaba.

Cuando casi un chico en patineta atropella a Solar, la tuve que sujetar rápidamente de la cintura para que se apartara e hiciera a mi lado. Cambiamos de posición, ahora yo caminaba hacia el lado donde todos pasaban embalados en sus cosas. Cuando entre el camino, giré mi cara para verla, ella estaba súper sonrojada, todavía con su paleta de fresa en mano derritiéndose.

Me había percatado de que estaba mirándome de reojo, y en el momento, la única respuesta que me llegó a la cabeza por su comportamiento, era el leve toque de mi mano en su cintura.

Sonreí, y sin esperarme a sacar provecho, — además de la leve confianza que teníamos entre nosotras — empecé a molestarla tomándola de la cintura de vez en cuando mientras seguíamos caminando, lo cual la tenía "enojada".

Por tratar de evitarme y por estar moviéndose tanto, el jugo de la paleta caía todo en su mano. Yo ya había terminado la mía, así que me reí disimuladamente por su despistamiento, y volví a tomarla por la cintura, pero esta vez sin ganas de molestar. Ella estuvo a punto de negarme el abrazo, pero cuando notó que yo le quitaba la paleta para que ella pudiera limpiarse la mano con la servilleta que nos habían dado y que había guardado en su bolsillo, no se alejó.

Tuvimos que detenernos a medio camino de las bancas que eran nuestro objetivo para no tropezar con alguien. Volví a reírme mientras la veía limpiar su mano y en el momento que alzó su rostro para mirarme, ya limpia, me dio un leve empujón cariñoso.

— Es que te veías tierna — dije devolviendole la paleta.

— Ya no quiero más — negó con cara arrugada y sobando su pancita.

Le sonreí inmediatamente por el gesto tan infantil.

Me gustaba aquella forma de ser. Por el poco tiempo que llevábamos, sí había notado su comportamiento tierno cuando estaba conmigo. Probablemente lo hacía con todos, o en realidad era su forma definitiva de tratar a los demás o más cercanos, pero a mí me gustaba que lo hiciera todo el tiempo solo junto a mí.

La mínima acción que hiciera, yo caía redondita por ella y me arrastraba a sus pies para hacer lo que ella quisiera.

— Me la quedo yo entonces — dije alzando mis hombros para restarle importancia.

Ella enseguida, tomó mi mano desocupada que justamente era la que estaba a su costado, y entrelazó nuestros dedos para después reanudar nuestro paso.

Yo disfruté de su paleta de fresa, imaginando que sus labios habían pasado por ese mismo sitio, y seguido también su lengua.

Prácticamente ella me arrastraba para el lugar más alejado de la civilización en la playa. Hice como si la paleta fuera en ese momento lo mejor del mundo, pero no, lo mejor de todo eran los ojos de Solar buscando una banca para nosotras dos.

Supe exactamente para qué, y mis ansias aumentaron conforme llegábamos a una.

Cuando llegamos a una banca colocada bajo una palmera que nos dejaba apreciar el atardecer, nos sentamos cada una en una esquina. Yo intenté terminar la paleta lo antes posible para hablarle sobre Wheein, que empezaba a recordar mientras no se me ocurría en nada para decir en aquel silencio.

Solar se deslizó más cerca, su rodilla rozando la mía, y lo que me causó gracia, fue la mirada que me estaba dando.

— ¿Te falta mucho?

— Qué — pregunté suavemente, con una sonrisa formándose en mis labios cuando vi la desesperación en sus ojos y también cuando empezó a mover su pies como tic.

— Terminar la paleta — respondió mirando la paleta y luego miró mis labios cuando saboreé una gota del jugo.

— Ya voy — en cuanto le respondí, le di un mordisco a la paleta para terminarla más rápido.

Me retorcí de dolor escuchando la risa de Solar por mi cara desagradable. Con tal de terminar la paleta para poder besarla, yo estaba dispuesta a hacer sufrir a mis dientes.

Ella me observó con una gran sonrisa y dejó reposar su mano en mi rodilla, lo cual hizo que unas cosquillas recorrieran toda mi pierna. En cuanto terminé, dejé el palito de madera en la esquina de la banca para luego, si no lo olvidaba, depositarlo en la basura. Esperé a que me comentara algo, pero ella miró a otras partes haciéndome esperar un rato en lo que iba a suceder.

Me distraje con el horizonte, los colores del cielo empezando a oscurecerse poco a poco me hacían impacientarme porque probablemente Solar iba a marcharse en menos de una hora. No me había comentado el tiempo que podía quedarse, así que decidí empezar de una vez.

— Hablé con Wheein en la escuela — ella dejó de ver a las personas que estaban justo a mis espaldas para verme fijamente.

Encontré en su mirada pura inquietud, supuse que era por el ruido de una familia con niños pequeños cerca de nosotras, que también a mi me dejaba un poco nerviosa ya que era extraño nuestro acercamiento y sobre todo nuestras miradas.

Las ansias de querer besarla mientras yo examinaba sus labios, crecieron cada vez más.

— No me ha contado — dijo cruzando sus piernas y apartando su mano de mi rodilla.

— No salió también como esperaba. Quería arreglar las cosas con ella, — a medida que me explicaba, Solar negó con la cabeza suponiendo el resultado de aquella plática — pero en cuanto te mencioné, ella no lo tomó demasiado bien.

— ¿Te hizo algo verdad?

— No me dolió, pero sí me tomó por sorpresa, no sabía que estaba de mal humor.

— ¿No te dolió? — preguntó alzando la voz. Se giró completamente hacia mí y cruzó sus brazos.

— Solo fue una cachetada, no es nada.

— No puedo creerlo — negó con la cabeza sin dejar de mirarme las mejillas buscando algo de prueba. Se veía decepcionada y yo lo estaba aún más por empezar de esa forma la conversación.

— Lo que menos quiero es que ustedes se peleen — me anticipé a decir con preocupación.

— Ya lo sé Byul — ahora dijo más suave, dándome una sonrisa tranquila — Pero en serio me molesta su actitud. Ella no puede decidir con quién voy estar.

Se me escapó una media sonrisa que ella correspondió inmediatamente. Apoyé mi codo en el reposabrazos de la banca para rascar nerviosamente la piel detrás de mi oreja.

— No sé por qué lo hace. No he hablado con ella más que para asuntos del curso.

— No le hagas caso.

La miré un rato sin saber qué decir. No hacerle caso, equivale a dejarme sabotear de Wheein las veces que nos veamos en la escuela o incluso cuando esté con Solar.

Solar entre cerró los ojos y se inclinó hacia mí.

— No vuelvas a intentar convencerla Byul.

Aparté mis ojos de su rostro.

— Ella es la chica más terca que he conocido y es capaz de todo para apartarte de mí.

Asentí apenas recordé cómo me abandonó en medio de la nada, cosa que no mencionaría. Si ya le molestaba una "cachetada", seguramente explotaría con otra noticia más fuerte.

— No va hacer que cambie mi opinión sobre ti. La única que puede hacerlo eres tú misma y sé que no lo harás.

Ella me seguía observando mientras yo le tomaba importancia a sus zapatillas, pero no quería mirarla porque sabía el sonrojo que se formó en mi rostro por sus palabras. Yo era toda una barra de mantequilla en esos momentos.

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