Me hacía paso entre los estudiantes hasta que llegué frente al grupo de Wheein, todas las chicas recostadas de su auto y ella siendo el centro de atención.

En cuanto llegué, Wheein me vio y dejó de sonreír, rodó los ojos mientras miraba a todas sus amigas, como dándoles una señal de irritación ante mi presencia.

— Hola — saludé con voz segura mirando a cada una de sus amigas, las cuales también eran compañeras de clase.

— Hola — me saludó la chica morena novia de Wheein, y le sonreí encantada con su atención.

— Qué — me preguntó Wheein después de que su novia me devolviera la sonrisa.

— Quería hablarte un rato.

— No creo que se pueda, tenemos que irnos ya.

— Será rápido.

— Entonces dime aquí mismo — me retó delante de todas.

No me era mal decírselo ahí, pero lo que saliera de mi boca, pronto toda la escuela lo sabría y no me gustaba la idea de que mencionaran a Solar por los pasillos.

Wheein se cruzó de brazos en espera de mis palabras. Quería salir de todo eso ya, quería irme en buenos términos para pasar el resto del día junto a Solar y dedicarle toda mi atención como se lo merecía.

Me acerqué un poco más a ella, buscando esa privacidad que ella impuso entre nosotras. Ella no se movió, solo me observó con sus cejas fruncidas y moviendo un dedo entre sus brazos cruzados como inquietud.

— No sé por qué lo haces, pero tengo buenas intenciones con Solar — inicié, sabiendo que ella entendería mis palabras sin haber especificado el trato extraño que ella tenía hacia mí — Disculpa si hice algo que te molestara, estoy segura de que no fue mi intención hacerte molestar.

— Solar, eh — ella sonrió, mirando a sus amigas con una expresión juguetona.

Ahí supe que el problema no se iba a solucionar tan fácil como me lo había imaginado.

— Sí — dije ignorando las risitas de las demás, las cuales siempre conmigo habían sido cariñosas. No me interesaba sus cambios de personalidad, ahora todas parecían a la defensiva pero yo solo me concentré en Wheein — De verdad, no quiero que estemos mal. Ella me interesa muchísimo y...

Antes de que pudiera terminar de hablar, ella levantó su mano y estrelló su puño en mi mejilla izquierda.

Yo automáticamente me llevé una mano hacia ese punto cosquilloso que poco a poco me daba a sentir un dolor agudo. Retrocedí un paso, mirando sorprendida por su reacción, y podía apostar que en mis ojos se notaba una capa de decepción.

Escuché a Irene llamarme a mis espaldas, llegó a tomarme por el hombro para que me volteara y me retirara de aquella humillación, pero yo estaba tan impactada que no podía moverme.

Me quedé mirándola unos segundos, dejé caer las manos a mis costados y empecé a arrepentirme de mi insistencia a Wheein viendo que le molestó de sobre manera.

Antes de obedecer a las palabras de Irene para que me retirara de ahí, miré a las demás, todas tenían ojos asustados, incrédulos a que de verdad Wheein me había golpeado. Por otra parte, cuando di mi última mirada a Wheein, vi en ella una pizca de estar asustada, y supuse que lo estaba por mi reacción porque de no ser por la cantidad de estudiantes que vagaban cerca de nosotras, a mi se me hubieran salido las lágrimas por el dolor en mi mejilla.

Mis ojos seguramente se notaron asustadizos, pero la verdad no me importaba parecer fuerte o querer devolverle el golpe a Wheein para verme rebelde y ganar más fama de la necesaria. Yo solo quería buscar estar bien con ella.

— Ya vámonos, te dije que ni siquiera lo intentaras — me dijo Irene haciendo que me diera la vuelta y empujando mi espalda para que caminara en dirección a su auto — No entiendo por qué reaccionó así — me dijo ya cuando estuvimos más alejadas del grupo aquel.

No podía responderle ahora, esperé a estar dentro del auto y respirar calmadamente. Irene encendió el auto y salió del estacionamiento bajándole el volumen a la radio.

— Ni siquiera conseguí expresar lo que siento por Solar cuando me estrelló su puño.

— Seguro que lo tenía claro — rió Irene.

— En serio que no entiendo qué le pasa.

— Debe estar celosa.

— Ella tiene novia, no puede estarlo — quería contarle a Irene lo de la supuesta promesa de Solar y Wheein hace años, pero era demasiado personal.

Era absurdo toda esa situación.

— Las chicas son así cuando se meten con su mejor amiga. Solo es algo sobreprotectora. Por favor ni se te ocurra ser así.

— No. Puedes quedarte tranquila — le dije con una sonrisa y masajeando mi mejilla que por primera vez recibía un impacto como aquel.

Entre el silencio, pensé que lo mejor sería esperar a estar con Solar, le contaría lo sucedido y ella me diría que podía hacer o simplemente me diría que lo dejara como estaba; eso, o terminaría conmigo incluso antes de que fuéramos algo.

Cuando llegamos a casa, Irene bajó de su coche y me acompañó una bebida en la cocina. Le conté mis planes de hoy y ella como siempre estuvo de acuerdo con la idea de comentárselo a Solar. También sugirió acompañarme a esa cita para conocer personalmente al hermoso Ángel del bikini que tanto me había dejado ilusionada, pero se lo negué. Esta tarde estaríamos otra vez juntas y específicamente quería comentarle mi duda sobre Wheein. Ya luego, yo me encargaría de hacerles saber a todos mis conocidos que tenía junto a mi a la futura madre de mis hijos; aunque esa noticia les impactara.

Luego de que Irene se fuera y cuando por fin mi teléfono encendió después que le coloqué el cargador, me sorprendió los diez mensajes de Solar que habían llegado. Obviamente quedé sonriendo como tonta al leer cada uno, los cuales se habían enviado a cada hora preguntando el por qué de mi inexistencia hoy.

Me entretuve bastante con sus mensajes, cada emoticón que enviaba me dejaba embelesada y sonriendo. Cuando en un mensaje me avisó que estaba por salir de casa, entré en razón drásticamente, vi la hora y tenía exactamente media hora para alistarme y estar en el lugar de encuentro.