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Mientras se iba, yo miraba incrédula la parte trasera del auto.

Era temprano aún, podía pedir un aventón a cualquiera, sabiendo que los autos que se dirigían hacia el norte de los Angeles, se debía a que regresaban a sus casas cercanas a la playa luego del trabajo. Eso, o eran secuestradores que viajaban para dejar a sus víctimas en la playa.

De cualquier forma, yo aún no me quitaba de la casa la actuación de Wheein en esta película.

Saqué mi teléfono del bolsillo y vi la hora. Lo que hice fue a llamar a mi tío, sabía que él vendría a por mí de saber la situación en la que me encontraba, y no esperé demasiado cuando vi que una camioneta hacía cambios de luces hasta detenerse en el retorno.

Mi tío no se alarmó demasiado cuando supo que todo había ocurrido por una chica, tampoco quiso saber demasiado pero yo me aseguré de decirle que valía absolutamente la pena. Por supuesto que no le conté respecto a Wheein, me diría cosas cómo sobre las malas amistades que debía alejar y específicamente no quería hacer eso con ella.

Mientras viajamos, yo me encargué de idear un plan de escape a esa enestimad que Wheein recreaba hacia mí. Tenía que ganarme su amistad a como fuese posible.

Sin importar qué, hablaría con ella en la escuela.

Apenas llegué a casa, mi madre invitó a su hermano unas cervezas y yo me dirigí a mi habitación con la idea de llamar a Solar. Evité contarle lo de Wheein, lo haría hasta que yo pudiera solucionar ese inconveniente y no arriesgarme a ver, o a ocasionar una pelea entre ellas.

Hablamos hasta la media noche porque yo no podía interrumpir más el sueño de Solar; debíamos despertar temprano, así que ambas necesitábamos descansar, además, ansiaba que la noche pasara de prisa para poder verla a la hora en que quedamos.

En la mañana me serví un cereal dietético que a mi madre le gustaba comprar, mientras desayunaba a toda máquina, echaba a mi mochila las libretas que correspondía según el horario. No hago caso a la vocecita de mi cabeza que de mala costumbre me reprimía por no haber realizado los deberes.

Daba igual en estos momentos.

Mi madre me avisó que estaba a punto de salir y me apresuró para que bajara. Cuando estuve muy cómoda en el asiento del copiloto, cerrando la mochila después de guardar mi billetera y arreglando mi cabello para colocarle una colita, me di cuenta de que el teléfono lo había olvidado en el escritorio. Estaba tan concentrada en descansar anoche, que olvidé hasta ponerlo a cargar y estaba apagado.

Volvería a casa después de todo antes de ir con Solar, pero ni siquiera le había deseado buenos días y por esos segundos me sentí decepcionada.

La escuela estaba emocionada, lo notaba por la leve música que se escuchaba de los altavoces cuando yo caminaba por los pasillos hacia mi aula de clases. El director se había rifado hoy. También porque habían varios estudiantes en los pasillos sonriendo y hablando con amigos, cuando claramente era hora de que todos estuvieran en clases; habían eliminado las inspecciones del día.

Todo por una victoria.

Los profesores hicieron mención todo el tiempo de los alumnos que se esforzaron por ganar, incluso dejaron pasar la materia sin hablar de tareas.

Desde mi silla, yo observaba de vez en cuando a Wheein, que parecía no conocerme. Estaba muy impresionada por lo bien que se le daba ignorarme.

En el receso, prácticamente corrí para alcanzarla antes de que entrara en cafetería.

— Espera, ¿puedo hablar contigo? — me dirigí a ella.

No me contestó, solo me miró sin expresión, como si esperara a que continuara hablando.

— Supongo que eso es un sí — continúe — Podemos sentarnos juntas... solo si quieres y así podemos hablar, bueno yo, porque quería arreglar las cosas contigo, aunque no sé exactamente qué hice, pero pensaba aclararlo ¿no?

En cuanto terminé mi intensa invitación para un snack, ella sin más, se dio vuelta para entrar en cafetería. Me quedé como una estatua, mientras una de las amigas de Wheein me observaba intensamente, luego todas se fueron de mi vista. Me di vuelta por ahí mismo hacia el aula de mi siguiente clase, pasando por los pasillos me encontré con varios colegas del equipo y al final, me entretuve esos minutos hablando con ellos y despistandome de las actitudes de Wheein.

Cuando las clases terminaron, intenté nuevamente detener a Wheein en la puerta del salón, pero logró despistarme.

Ya estábamos saliendo de la escuela, luego de que la mañana se pasó encantadoramente rápido para mí beneficio, yo caminaba justo ahora a lado de una parlanchina, Irene.

— Yo que tú, no le presto atención Byul. Puede que no quiera más amigas, que te estés relacionando con su mejor amiga, no significa que ustedes tienen que ser mejores amigas también.

Escuchaba sus palabras desde que me la había encontrado en los casilleros de la salida con sus acostumbradas amigas de clase.

Y como a veces pasaba, ella tenía mucha razón en lo que me decía.

Mientras caminábamos, yo miraba en dirección a su auto, con toda la intención en la mirada de ir hasta allá y proponerle una plática amistosa.

— Ni siquiera me estás escuchando — se quejó ella.

— No sé, ahora me siento extraña saber que alguien me odia.

— Eso no lo sabes.

Me giré hacia ella cuando estábamos frente a su auto.

— Te llevo a casa — me dijo mientras daba vuelta hacia la puerta con las llaves en mano.

— Espérame aquí, ya vengo.

— Byul, Dios mío — escuché a mis espaldas, pero no me detuve, estaba determinada a llevarme en paz con Wheein.

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