13
La escuchamos gritar, literalmente, hacia nosotras. Yo enseguida me separé de esa burbuja fantasiosa que Solar provocaba, y miré en dirección a Wheein, que había bajado la ventana y ahora nos miraba indignada.
— Ya voy — le dije apresuradamente e intimidada por su mirada.
— Wheein.
— Wheein nada. Tengo que irme Solar, y tu querida princesa arruina mis planes.
— Solo se estaba despidiendo — Solar le rodó los ojos a Wheein y se cruzó de brazos volteando a verme. Me volvió a sonreír encantadoramente y yo caí de nuevo.
— Creo que... debo irme — anuncié incómoda porque en un momento que mis ojos dieron con los de Wheein, podía jurar que pasó su dedo pulgar por su cuello como una amenaza.
— Wheein no es así. Se comporta así para ahuyentarte.
— No lo logrará — dije muy segura, haciéndola reír — De verdad.
— Espero que no lo permitas — ella volvió a acercarse, incluso, más cerca de lo que habíamos estado antes de que nos interrumpieran el beso.
De mi rostro no desapareció la sonrisa de lado, mis manos se entretuvieron en los bordes de mis bolsillos, solo podía verla, esperando que algo pasara después.
— No lo permitiré.
Ella pareció encantarle ese pequeño coqueteo que había creado en un segundo, porque sonrió enseñandome solamente sus dientes superiores y sus mejillas se habían sonrojado.
Sin hacer otro contacto conmigo, rápidamente se inclinó hacia mí y me regaló un pequeño beso haciendo el típico sonido estruendoso.
Inmediatamente sonreí complacida.
— Dios. ¡Moon!
Casi salté del susto cuando me gritó con enojo.
— Ahora sí me voy — miré a Wheein y luego me acerqué a Solar para esta vez darle un beso de mi parte.
Caminé de regreso al auto, con demasiado apuro por el miedo de que Wheein me dejara ahí mismo, aunque debía suponer que sería una bendición porque sería la excusa perfecta para quedarme con Solar. Aún así, corrí a la parte del copiloto.
— Atrás — me indicó Wheein cuando abrí la puerta.
Asentí con pena y cerré la puerta para dirigirme atrás.
Dediqué una última mirada a Solar, que la había atrapado fulminando de brazos cruzados, a Wheein; y luego cambió su expresión a una relajada y sonriente cuando se dio cuenta que la miraba.
Solar se despidió con la mano, y le respondí entristecida aunque sabía que nos veríamos mañana, pero no me era suficiente.
Wheein aceleró el auto y me quedé observando por la ventana que Solar no se había movido. Me hubiera encantado incluso acompañarla a su piso, pero el hecho de que la conductora me tuviera bajo amenaza, me hacía tener otros pensamientos porque lo que menos quería era caerle mal a la mejor amiga de Solar.
Mientras avanzábamos por la carretera sin ningún tipo de conversación, yo me preguntaba lo siguiente: Si este sentimiento de antipatía que Wheein invocaba, era real, ¿por qué entonces me permitía estar con Solar? ¿Por qué ahora me llevaba de regreso, cómo si nada? Aunque lo de antes había sido un excesivo comportamiento de su parte. No lo enten...
— Bien — escuché a Wheein, interrumpiendo todo el lío que formaba en mi cabeza en vez de pensar en Solar.
— ¿Si? — pregunté pensando que ahora sí quería entablar una conversación, y coloqué toda mi atención en ella.
No fue hasta que en un retorno, donde no había parada de autobuses alguna, que se estacionó casi en medio de la nada.
No entendía realmente que hacía, pero esperé ansiosa por la posible conversación que por primera vez nos encontraríamos.
— Hasta aquí es.
— Qué — dije más para mí misma que a ella.
Miré por la ventana, todo estaba oscuro, excepto las luces de la carretera en faroles y algunos autos que pasaban. La miré desde atrás, ella sin moverse y mirando hacia el frente.
— Tienes que bajarte aquí, tengo que regresar.
— Pero estamos en medio de la nada, no hay ni siquiera taxis.
— Disculpa, o tal vez no. Pero hay que hacerlo.
Ni siquiera llevábamos cinco minutos en carretera y ella había decidido dejarme ahí. Si mis cálculos no fallaban, estábamos como a media hora de la playa, y quizás cuarenta hasta mi casa.
No había problema alguno si me obligara a salir del coche, pero en una parada de buses al menos.
La miré dudosa unos segundos nada más, debía ser broma ¿no?
Miré de nuevo hacia atrás, y después hacia mi lado.
— El tiempo es oro, Moon.
— Es-tá bien. Ya voy — abrí la puerta con duda, porque yo seguía aferrada a la idea de que me estaba jugando una broma.
Cuando ya estuve fuera, miré una vez más a Wheein y lo que hizo ella fue subirle a la radio, luego quitó el freno de mano sin dudarlo.
— Nos vemos después — me despedí, esperando incluso que detuviera la escena.
Como no me dijo algo, cerré la puerta y enseguida ella arrancó.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro