Prólogo
☆PRÓLOGO: ☆
La sangre se deslizaba por la comisura de mi labio, mientras intentaba ponerme de pie, aún aturdida por el golpe.
—¿Nunca te dijeron, que no te entrometas en peleas de hombres, niña? —Escupió el sujeto que me sostenía con brusquedad del cabello.
—¿Pelea? —Indague con furia. —No es una pelea, si atacas a un desdichado que está en desigualdad de condiciones. - sisee.
Él alzo la ceja y recorrió mi cuerpo con una mirada lasciva que me repugno, casi tanto como me aterro.
Luego sonrió y jalo mi cabello, tirando mi cabeza para atrás con zaña. Su nariz recorrió mi cuello, olfateando mi piel como si fuera un animal y no pude evitar sentir pánico.
Mis piernas temblaron en ese momento y el horror comenzó a apoderarse de todo mi cuerpo. Esto no podía estar pasando.
¡No otra vez!
—¿No sabes cuándo quedarte callada, verdad muñeca? — Susurro con voz insinuante.
—Vete a la mierda. —Gruñí furiosa.
El infeliz, alzó su otra mano para tocarme y deslizó sus dedos por mi mentón bajando por mi cuello. Trazando el recorrido que lo llevaba hacia mis senos.
Pero antes de que sus manos acabarán el trayecto, me lo arrancaron de un solo tirón. Fue tal la fuerza que mi blusa se rasgó y salí disparada contra la pared otra vez.
Enfoqué mi mirada borrosa, ¡y lo vi!. Alivio y asombro revoloteaban por igual dentro de mí, sacudiendo mis sentidos.
El hombre que hasta hace unos pocos minutos yacía inconsciente, golpeado y sangrando producto de los golpes. Ahora, estaba frente a mí. De pie, dándome la espalda, protegiéndome de mi agresor.
—¿Lucían...? — Balbuceé en un hilo de voz y él me miró un momento por encima del hombro.
Sus ojos estaban rojos e inyectados de ira, su mirada desencajada y una gota de sudor corría por su frente. Su respiración era errática y agitada, mientras su pecho subía y bajaba sin control.
A pesar de su estado, de los golpes y la suciedad, su porte era... El de un ser aterrador, espeluznante y sobre todo, imponente. No parecía el mismo hombre, al que cada día alimentaba en el callejón de mi edificio.
Ahora él parecía... Un demonio. Uno muy peligroso. Su mirada se posó en mi rostro y por un instante se suavizó, hasta que bajó la vista a la sangre de mi labio roto y luego a mi ropa rasgada.
Aún seguía en el piso sobre mis rodillas, cuando volteo su cabeza en dirección al sujeto, que ahora tenía entre sus manos una navaja. Pero este, lejos de asustarse, se veía molesto por la interrupción de Lucían.
—Voy a matarte, ¡hijo de puta! Y luego, voy a follarme a esa puta.— Gritó con ira.
Lucían no respondió, solo dio un paso al frente, de modo amenazante pero incluso eso no parecía intimidar a nuestro atacante. El cual, no retrocedió ni un solo paso.
Nunca podría haber imaginado lo que ocurrió después...
El infierno se había desatado, frente a mis ojos y ni siquiera había notado el momento exacto, en el que me adentre en el. Y si de algo estaba segura, era de que también yo, ardería en las manos del diablo
✨️Hola, mis bellas lecturas. ¿ Qué tal les pareció este pequeño prólogo?
✨️Gracias por leer, déjame saber que les parece la historia. Amo Leer sus teorías y comentarios.
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"Almas corrompidas".
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