CAPÍTULO 77
CAPÍTULO 77.
Cassiano:
Amelia sale y la puerta se cierra tras su espalda, Román me mira y asiento dándole la orden silenciosa, de que se quede al pendiente de mi mujer. «Últimamente no puedo confiar en nadie» Pero Román ha demostrado ser más leal de lo que llegó alguna vez a ser Mario en todos sus años al lado de mi familia.
Volteo y me acerco a la mesa, donde tengo preparado mi pequeño "kit de diversión".
Mande preparar todo con sumo cuidado para la ocasión y Adriano muy amablemente me hizo algunas recomendaciones, que me serán de utilidad.
Miro todos los artefactos sobre la mesa, ignorando al hijo de puta que tengo detrás. A decir verdad luce bastante jodido y debo admitir que me excita bastante pensar que mi Ángel, fue quien ordeno que lo dejaran así.
Amelia ha cambiado, definitivamente se ha convertido en una mujer de la mafia.
Aunque no puedo decir que se ha vuelto más fuerte, porque siempre lo ha sido. La única diferencia es que ahora sabe lo fuerte que es y como usar esa fuerza.
Me acerco al pequeño horno improvisado , las llamas arden y saco el hierro que arde sobre las brazas. Normalmente se utiliza para marcar ganado, pero yo le daré mejor utilidad. Dante sigue cada uno de mis pasos con la mirada horrorizada pero guarda silencio, hasta que me acerco a él.
-Sabes... esto de las torturas y esa cosas... No es lo mío. -Hablo al hombre, que alza la barbilla en un patético intento por ocultar su temor.
-Esto es más bien, cosa de Adriano. Ya sabes, le gusta tomarse su tiempo. Como con Maximiliano. -Digo y la mensión de su difunto hijo, hace que me fulmine con la mirada. Pero aun asi no responde.
-Yo por otro lado, soy demasiado... impaciente. -Sonrio- Pero debo admitir, que en esta ocasión... lo disfrutaré.-Afirmó al tiempo que con mi mano rasgo la tela de su camisa.
El se remueve frenéticamente en la silla, intentando soltarse y sonrío cuando apoyo el hierro ardiente sobre su pecho. El olor a piel quemada y sus gritos aceleran mis latidos y la adrenalina se extiende por todo mi cuerpo.
-¡Maldito! ¡Bastardo hijo de puta! -Grita en medio del llanto y aparto el hierro caliente de su pecho solo para golpearlo en el rostro con el. La sangre salpica de su boca y tose ahogado por la sangre. Su cabeza cae contra su pecho y lo sujeto del cabello soltando el hierro caliente que cae al piso, y sonrío al ver la enorme marca al rojo vivo que ahora adorna el medio de su pecho con la palabra "Traidor."
-¡Mírame, maldito! -Gruño echando su cabeza para atrás.
-¿No pudiste dejarla en paz verdad? -Hablo cerca de su cara.
-¡Te arrepentirás de esto!
-Responde entre espasmos que sacuden su cuerpo y lo suelto de mala gana, mientras volteo nuevamente hacia la mesa donde tengo aún más juguetes.
-No... no lo creo Dante. -Respondo tomando el pequeño soplete de mano que acerco a su cara.
-Adriano me dijo que Maximiliano disfruto mucho de este pequeño artefacto... -digo acercando la llama del soplete a su cara.
-¡Ustedes mataron a mi hijo! ¡Púdranse todos ustedes! Tu, la zorra y toda su maldita familia.-Chilla y lo sujeto por el cuello encendiendo la llama que acerco a uno de sus ojos, quemándolo mientras el grita y se sacude. Bajo la mirada y suelto una carcajada al notar que acaba de orinarse.
-Tal y como Maximiliano... pero tranquilo, será nuestro secreto. -me burlo y me aparto dejando el soplete sobre la mesa de madera.
El comienza a respirar agitado y murmura algo pero casi no se le entiende lo que dice. Tomo la navaja sobre la mesa y me vuelvo a girar a su sitio con una sonrisa sádica en el rostro.
-Pagaras por esto... me vengaran diablo. ¡Cuenta con eso!-Me amenaza y suelto una carcajada.
-¿Si? ¿Quien? ¿Tu perro? ¡Porfavor... no me hagas reír!
El medio sonríe en medio de los temblores y luego habla.
-¡No eres el único que protege a su familia! -Responde y mi ceño se junta.
-Tienes más hijos... -afirmó asombrado y ríe.
- Acabará lo que yo empecé. Tu zorra morirá y tu bastardo también. Solo espera y veras.-Sisea haciendo que la ira dentro de mi estalle. Me inclino hacia su rostro y con la navaja corto de uno en uno todos los dedos de su mano.
-¡No pasará! Porque mataré a todo el que intente tocar a mi familia. -Afirmo y el se sacude en medio de maldiciones y lamentos. La sangre se esparce y corre cuando sus dedos caen al piso.
Repito lo mismo con su otra mano y noto como su respiración se vuelve mas agitada, los temblores se intensifican y se que no le queda mucho tiempo de vida, asi que decido que ya es hora de acabar con esto.
Levanto su menton con la punta del cuchillo, el me mira con el único ojo que le queda sano y sonrió feliz de haberle dejado un ojo, para que lo último que pueda ver antes de morir será el rostro del hombre al que intento enterrar tres metros bajo tierra.
Aquí termina el tormento de mi ángel, hoy Dante paga por todos sus pecados y el diablo en persona ha venido a cobrarle. Hoy, yo soy su verdugo.
-Esto es por los padres de Amelia, por ella, Y por mi.
-Gruño mirándolo fijamente. -Nos vemos en el infierno Dante Lombardi. -Susurro y le entierro la navaja en la barbilla.
La sangre brota de su boca abierta, que me deja ver el filo de la hoja que atravesó su mandíbula y paladar. Me aparto del cuerpo inerte del maldito con la satisfacción de saber que he conseguido vengarme por lo que el bastado le hizo a los padres de Amelia y por todo lo que ella a sufrido por su culpa. Me quito los guantes de cuero y los arrojo sobre el cuerpo ensangrentado de Dante, y volteo en direccion a la puerta, para largarme.
Camino recorriendo el pasillo por el que llegamos y la luz del sol me golpea cuando salgo del lugar. Camino varios metros hacia el coche negro y noto a la distancia a Román que le extiende una botella de agua a la chica que asiente y sonríe tomando lo que le da. Esta sentada en el asiento del acompañante de la camioneta, con la puerta abierta y me detengo un minuto para admirar su angelical belleza, una belleza que me enamoro desde el primer momento en que la vi en aquel callejón. Y no solo es su belleza fisica, es toda ella en si misma. Tan dulce y delicada, con un alma tan Pura...
No la merezco, lo sé! Porque un ser demoniaco como yo, jamás podrá ser merecedor de un ángel como ella. Pero agradezco cada día por tenerla. No puedo apartar los ojos de mi hermosa mujer, mientras camino a su sitio y ella me recibe con una enorme sonrisa en su rostro.
-¿Terminó? -Pregunta ella y asiento.
-Pero aún falta algo por hacer.- Digo y me subo a la camioneta con ella.
Román conduce por varios metros, montaña arriba y cuando llegamos al punto que nos dirigíamos, el vehículo se detiene. Bajo del coche y lo rodeo, abro la puerta de Amelia y tomo su mano para ayudarla a bajar, sonríe y toma mi mano.
Caminamos por unos metros hacia el punto más alto del barranco. El sol está cayendo y una suave brisa cálida acaricia el rostro de mi Ángel que cierra los ojos disfrutando del aire fresco que hace ondear su cabello azabache.
-La vista desde aquí es hermosa. -Habla.
-¿Estas segura, que esto es lo que quieres? -Pregunto y asiente.
-Este lugar ha sido una maldición para mi familia, para mi madre... y para mi. Me niego a que mi hija cargue con el peso de esta maldición.
Aún sabiendo que nunca permitiré que nada en el mundo dañe a mi pequeña, ni a la mujer que amo, no intento persuadirla de que no lo haga. Ella necesita esto y si es lo que quiere, lo tendrá.
Meto la mano en mi bolsillo y saco el artefacto que le extiendo, ella baja la mirada, sonríe y lo toma.
Amelia levanta el detonador, que originalmente fue creado para enviar un mensaje a Fabiola volando su casa, pero no pasó ya que Amelia se negó en aquel momento, pero aun asi lo guardo, como si presintiera que serviriá para un propósito mas grande.
Ella toma una bocanada de aire y presiona el botón. El estallido no se hace esperar cuando la tierra tiembla y en la lejanía vemos tomados de la mano la nube de polvo y humo que se levanta. Los escombros caen y lo que en algún momento fue la mina de diamantes más grande del mundo comienza a caer en pedazos a medida que las explosiones siguen destruyendo parte por parte, derrumbando el lugar hasta los cimientos enterrando a Dante Lombardi debajo, junto con la maldición que atormento a mi Ángel y a su familia toda su vida.
Cuando las detonaciones se detienen y no queda más que una nube inmensa de humo, el rostro de Amelia al fin se relaja, ella suelta un largo suspiro y acaricia su abdomen, una lágrima cae de su mejilla y en un tono casi inaudible susurra...
-Mamá... Papá... al fin somos libres.
Acaricio su rostro, arrastrando con mis nudillos una lágrima en su mejilla, meto la mano en mi pantalón y saco la pequeña caja de terciopelo, la tomo por la cintura y me planto frente a ella , levantando su mentón con mis dedos.
Ella desvía los ojos hacia el estuche que abro mostrando un hermoso anillo de oro blanco cubierto por diamantes que rodean la piedra roja de un Rubie en forma ovalada.
Sus ojos se llenan de lágrimas y entonces hago lo que nunca jamás pensé que haría en mi vida. Me pongo de rodillas tomando su mano y saco el anillo del estuche, bajo su atenta mirada.
-Ángel... no soy un hombre que este acostumbrado a pedir, o a suplicar por nada. Lo que quiero lo tomo. Como y cuando quiero.-hago una pausa y sigo...-...Pero hoy, estoy aquí, frente a ti! De rodillas para pedirte, no. Suplicarte. Que me concedas el privilegio de estar a tu lado por el resto de mis días.
Sigo y ella suelta un sollozo mientras cubre sus labios temblorosos con su mano.
-¡Cásate conmigo Ángel! ¡Se mi Reina! -Pido y ella asiente repetidas veces en medio del llanto.
-¡Si! Claro que si! -Chilla y me pongo de pie con una enorme sonrisa en mis labios. Tomo su mano y coloco el anillo que adornara su mano hasta el último de nuestros días.
Rodeo su cintura y ambos fundimos nuestras bocas en un beso hambriento, donde nos devoramos uno al otro, saboreando cada milímetro de nuestras bocas que se anhelan con desespero. Ella se aparta y pego mi frente a la suya, sus ojos permanecen cerrados y una sonrisa ilumina su rostro.
Abre los ojos y observa el anillo en su mano y luego vuelve a mirarme con una sonrisa divertida en sus labios.
-Dime que no hay un rastreador en el. -Habla alzando su mano, enseñandome el anillo en su dedo y mis labios se estiran en una enorme sonrisa mientras me aproximo a sus labios...
-Jamás lo sabrás Ángel... -Susurro rosando su nariz con la mia y vuelvo a fundir mis labios con los suyos, sabiendo con certeza que a partir de ahora todo estará bien.
Porque si algo puedo jurar es que nunca, nada podrá lastimar a mi familia. Y todo aquel que lo intente... Deberá enfrentarse al Diablo y puedo jurar por mi vida, que arderá en las llamas de mi infierno.
Fin.
(O... no?)
✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️
😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭
Hola, chicas! Bueno hemos llegado al final de esta historia. No se ni que decir, más que agradecerles por el apoyo.
Espero que les haya gustado y que guarden a Cassiano y Amelia en sus corazoncitos como lo hare yo! No quiero dejarlos 😭😭😭
Por otra parte, quiero contarles que estoy por terminar el Epilogo de la historia, ya que quiero que se conozcan algunos detalles de la boda y cositas de los personajes secundarios. Como que paso con Laura y Adrianno... Será que volvieron o Adrianno seguirá pensando en Amelia pese a todo? También esta Sofi y Lorenzo...
Así que no se pierdan el Epilogo.
⚠️PREGUNTA... ⚠️
¿LES GUSTARIA CONOCER ALLI ALGO DE AURORA CON SUS PAPIS? 👸🏻
SPOILER DE LA BODA... ⤵️
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