
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 6
Amelia:
-¡Lucían!- Chille al ver como aprisionaba contra la pared el cuerpo del encapuchado detrás de mí.
El sujeto pataleaba y como mi sentido del peligro es nulo di un paso al frente justo cuando Lucían le quitó la capucha y...
-¿Matteo?- Pregunté confundida.
Me acerqué a Lucían y tomé su brazo para que lo soltara. Matteo es el hijo del jefe de policía de la ciudad y si querían podían hacerle la vida más difícil de lo que ya era a Lucían.
Después de todo yo no conocía nada de su pasado, incluso podía ser un inmigrante ilegal hasta donde yo sabía, y de ser así, un problema con la justicia solo acabaría con el deportado o algo peor.
Di un paso, colocándome frente al chico que se sobaba el cuello luego de ser liberado del agarre de mi amigo.
-¿Qué haces aquí, Matteo? - Indague mirando para los costados.
«quizás había venido con Sofi»
Después de todo él y yo no éramos cercanos, no había motivo para que estuviera aquí.
-Vaya chica... no sabia que tenias un guardaespaldas. -Se quejó mirando a Lucían y luego a mi, aun sobando su cuello.
-Eso no responde a mi pregunta-. Dije con el ceño fruncido.
<Él bufo>
-Estaba en el parque con unos amigos cuando te vi pasar. Y no me pareció seguro dejarte caminar hasta aquí sola, así que te seguí. Pero cuándo vi que te detuviste en el callejón decidí esperarte, y jugarte una broma, ya sabes... ¡¡¡buuuu!!! - hizo un gesto de espanto con ambas manos.
-pero este sujeto -señaló a Lucían con la cabeza. -me atacó antes de acercarme a ti.
-Primero que nada... - puntualice alzando una ceja y apuntando con el dedo índice en su dirección antes de continuar...
-Estas no son horas de jugar ese tipo de "bromas"-dibuje las comillas en el aire .
-..y mucho menos a una chica que camina sola en la noche. Segundo... Este "sujeto". -volví a las comillas y apoye mi mano sobre el antebrazo de Lucían, quien no perdía de vista a Matteo
-... se llama Lucían - continué...-y es mi amigo.
-Y si te atacó, seguramente fue porque creyó que me harías daño- Concluí.
Él soltó una carcajada y miró alternando la mirada entre Lucían y yo divertido. Pero su sonrisa se desvaneció al darse cuenta que mi rostro seguía serio.
-¿Es enserio, Amelia?- Dijo mirando horrorizado a Lucían mientras lo recorría de pies a cabeza. -¿Este sujeto es tu amigo? -Asentí cuando me crucé de brazos harta de la situación.
< por estas cosas es que no me relacionaba con gente como Matteo, ellos no sabían ni tenían idea de lo que era no tener nada ni a nadie y aún así se creían con el derecho de juzgar y criticar a las personas>
-Si, ¿por qué? ¿Cual es el problema?- Respondí seria.
-Es mi amigo, Y... ¿ te debo explicaciones a ti por...?-
-No puede ser verdad, una chica como tú no sería amiga de alguien...como él. Ni siquiera hablabas con nadie en el instituto, te la pasabas solo con la chica rubia. Y ahora me dirás... que. ¿Que te van los vagos?- se burló.
-Y si fuera así ¿que? ¿Qué más te da a ti?, ni siquiera te conozco y a decir verdad... Prefiero estar rodeada de "vagos" como tú los llamas, antes que juntarme con niñitos superficiales como tú. Yo no necesito aprobación de nadie, menos la tuya. - escupí enfadada, había agotado mi paciencia.
-Cuidado... Amelia...- siseo y dio un paso en mi dirección. Pero fue Lucían quien se interpuso entre los dos enfrentando a Matteo, dejándome tras su enorme espalda.
Matteo era alto, al menos 1.80 mts o algo así, pero Lucían era mucho más alto que él, y sobre todo más musculoso y aterrador. Parecía un luchador de esos que ves solo en los canales deportivos de combate y esas cosas.
Por lo que Matteo en un muy inteligente acto de su parte retrocedió.
-Ahh, da igual- dijo al fin. -Tienes razón. No es mi asunto, eso me ganó por querer ayudar, me largo.
Dio la vuelta en dirección contraria a la nuestra, pero unos metros más adelante se detuvo y miro hacia el callejón y luego por encima del hombro en dirección a nosotros.
No me paso desapercibida la sonrisa perversa que se dibujo en sus labios pero decidí no darle trascendencia por el momento y enfocar mi atención en el recién aparecido Lucían, que se veía... Extraño. Lo tomé del abrigo sin darle tiempo a reaccionar y lo gire para al fin verlo de frente y...
-¿Qué...? ¿Qué pasó? ¿Quién te hizo eso?- Exclame alterada, con una mano sobre mi boca, al ver horrorizada los morados y las marcas en su rostro.
El intentó apartar la mirada y volvió a colocarse la capucha que se le había caído en el forcejeo con Matteo. Como era de esperarse no tuve respuesta. Deje salir una larga exhalación... <se le veía exhausto>
Intento evadirme y alejarse, pero fui más rápida cuando lo tomé del brazo con firmeza deteniéndolo. -Suspire ya cansada, inclinando un poco la cabeza hacia abajo,sin soltarlo, era tarde y había trabajado todo el día.
-No hagas eso. No... no te escondas de mí...- susurré. -Me siento sola cuando te alejas así...- Las palabras salieron de mi boca tomándome por sorpresa.
¿Lo había pensado o lo había dicho en voz alta? Él me miró y por primera vez vi un brillo en sus ojos, evidentemente lo había dicho, no lo pensé. «Lo dije en voz alta, maldición»
Me sostuvo la mirada unos instantes, estábamos cerca, no lo suficiente para tocar nuestras bocas pero si lo suficiente para sentir el calor de su respiración cerca de mi rostro. Ni siquiera note cuando nos aproximamos tanto. Aclaré mi garganta y fui yo quien rompió el contacto visual.
-Vamos, tenemos que revisar esas heridas. -Determine jalandolo del brazo en dirección a mi apartamento, no puso resistencia solo me siguió en silencio mientras lo guiaba hacia el interior del edificio.
✨️Muchas gracias por leer. ✨️
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