CAPÍTULO 56.
CAPÍTULO 56.
Cassiano:
Abro la caja de madera que uno de mis hombres saca del camión y observo la mercancía. Con un gesto le indico al sujeto que se acerque a revisar lo suyo, y vuelvo a cerrarla cuando confirma que es lo que ha íbamos arreglado. Estrecho la mano del irlandés con el que acabo de cerrar el ultimo trato del mes y me giro en compañía de Lorenzo, de Román y Mario.
-¡Es bueno tener de vuelta al Diablo! -Me palmea el hombro el irlandés antes de marcharse.
-¡Nunca he ido del todo!-Respondo y me volteo porque no me interesa que me laman el culo.
No es secreto para nadie que el hecho de que haya vuelto cambia las cosas para todos. Muchos pensaban que la mafia italiana estaba debilitada porque la cabeza de la organización ahora era Lorenzo y el es... bueno... igual de letal que yo, pero más diplomático.
En mi caso prefiero encargarme de los problemas sin tantas vueltas, si tengo que volar un cargamento lo hago, si tengo que asesinar a un rival... lo hago!
No me pongo con burocracias ridículas que no sirven de nada en el momento en que un "socio" te apuñale por la espalda.
El mejor ejemplo de eso fue Salvatore D'Angelo, el padre de Amelia. Le confío la vida de su propia familia a su mejor amigo y lo traicionó como la rata traicionera que es. La diferencia es que Salvatore, no obtuvo venganza para el ni para su familia pero yo... yo no soy Salvatore.
Pensaba matarlo rápido cuando supe que el era el responsable de las desgracias de Amelia, pero cuando supe que se alió con el hijo de puta de Matteo y no contento con eso lo trajo aquí... se puso la soga al cuello el solo. Lo que significa que no morirá de forma rápida. Me voy a tomar mi tiempo con el, al igual que con el imbécil que cree que puede tocar lo que es mio y aun peor en mi propio territorio.
Matteo es un cadáver que ha vivido demasiado y no sabe ni sospecha a donde lo ha traído su nuevo amigo Dante. La prueba es que el bastardo lleva escondido desde que trajo a Matteo a Italia. Sabe que lo se. Por lo tanto sabe que lo estoy buscando, pero... nadie se esconde del diablo para siempre.
Puede que Amelia me odie ahora, pero eso no cambia el hecho de que es mía. Y que cada hijo de puta que se acerque a ella e intente dañarla lo pagará muy caro.
Subo en la parte de atrás del Mercedes y recuesto la cabeza en la parte trasera del asiento, Román es quien conduce,cuando no está usando una bazuca es exelente conductor y sobre todo callado! Lorenzo se sienta a mi lado y Mario en el asiento del acompañante.
Tengo una jaqueca del demonio y estoy seguro que se debe a las pocas horas de sueño y la maldita resaca que no me abandona. Cada puta noche me siento en el sillón de mi cuarto y observo la cama vacía, recordando las veces que la tuve desnuda sobre mis sábanas. Observo el sitio por horas, mientras bebo directo de la botella de whisky, o vodka o lo que mierda tenga a mano, con tal de apaciguar los fantasmas que se arremolinan en mi mente cada vez que recuerdo la última vez que vi a Amelia.
Su recuerdo no me abandona y cada que cierro los ojos veo sus ojos llorosos, la decepción en su mirada y como limpiaba la sangre de su labio donde la lastime.
Los golpes de Adriano no me dolieron tanto como las ultimas palabras de ella.
Un mes atrás:
-Te vas... -digo mirando por la ventana, sin atreverme a voltear en su dirección, aunque veo parte de su reflejo en el vidrio de la ventana.
-Si... el auto esta esperándo.-
Responde ella luego de un suspiro y da un paso vacilante al frente.
-No tienes que irte... -Intento decir pero ella me interrumpe.
-Cassiano... -me llama y no volteo. «odio ese nombre, todo era más sencillo cuando era Lucían.» -Porfavor... mírame. No quiero que tu espalda sea lo último que vea de ti cuando me vaya.
Suspiro cansado y con lentitud volteo. -no me da la cara para verla a los ojos, pero si ella lo pide hago todo el esfuerzo por mirarla, aún sabiendo que no lo merezco-.
Ella medio me sonríe sin gracia y asiente lento.
-Gracias... por todo lo que has hecho por mi. -Dice y asiento mientras mis manos se hacen puños conteniendo las ganas de lanzarme sobre ella y agarrarla para que no me deje. Pero en lugar de eso digo...
-Respecto a lo que paso... lo lamento. Se que nada de lo que diga cambiará lo que hice... pero enserió lo siento. -Hablo y mis ojos viajan en direción a su cuello y el como aprieta el dije del collar que cuelga sobre su pecho y traga saliva pero no aparta sus ojos de mi.
-Adiós Cassiano.
-¡Adiós Ángel! -Respondo y voltea saliendo de la oficina, dejándome solo de pie mirando la puerta cerrada tras su espalda.
Inconscientemente mís pies se dirigen a la ventana y miro el momento en que se despide de Alina que la abraza, luego de Martha quien llora y la abraza como solía abrazar a su hija y finalmente Sofía es quien se lanza sobre ella y le dice algo apuntándole con su dedo índice como si la regañara por algo, se limpia una lágrima y vuelve a abrazarla.
Ella sube al auto y algo en mi se rompe, cuando veo como desde el interior del auto levanta la mirada hacia la ventana desde donde la estoy observando. Su mirada y la mía no se apartan hasta que el auto da la vuelta y hace imposible seguir con el contacto.
Apoyo mi mano sobre el vidrio y cierro los ojos un instante mientras me maldigo una y mil veces. Porque, sé que por mucho que la ame, por mucho que la anhele, nunca podré tenerla. No si quiero que este a salvo. No, si quiero que tenga una vida normal. En mi mundo no solo están los peligros de la mafia, donde las debilidades de uno son el tesoro de otro, como sucedió con Laura, a quien asesinaron por mi culpa. Para intentar debilitarme al enterarse que sería mi esposa.
No permitiré que algo así le pase a Amelia, me costó comprenderlo pero hoy se que es lo mejor, y no solo por la mafia. Yo mismo soy una persona jodida, podría matarla yo mismo en un ataque de ira, en una crisis como la que tuve... puede que no vuelvan a ocurrir pero... ¿y si ocurre? ¿Y si vuelvo a perder el control, como paso aquel día... o como pasó cuando tuve una crisis por los celos? No fue tan fuerte como la anterior pero la lastime. Y lo peor es que no se si fue una crisis o solo un ataque de celos que se salio de control. «¡No! ¡Amelia Esta mejor sin mi! »
-¿Me estas escuchando Cassiano? -La voz de Lorenzo a mi lado me hace abrir los ojos, dejando de lado mis recuerdos.
-¿Que? -Pregunto sin interés.
-Decía... que uno de los hombres de Montana, que es fanático de las carreras de autos, comento que hay un chico extranjero, aparentemente con asentó español que anda rondando las pistas de la costa sur. -Habla atrayendo mi atención.
-¿Medina? -Pregunto y Lorenzo se encoje de hombros.
-No lo se... ¿quieres que me encargue? ¿Crees que es tan imbecil para ir al territorio de Adriano?
Lo pienso un segundo... si el hijo de puta de Matteo está en las pistas de carreras... Maximiliano Lombardi debe estar en medio de esto. Probablemente ellos han visto a Amelia cerca de Adriano y la reconoceron. Asi le dijeron donde encontrarla. Después de todo se de buena fuente que el idiota de mi primo la a expuesto a esas mierdas.
-Encárgate... trata de averiguar como era el tipo, características físicas, si tenia un grano, que color de ojos tenia, hasta si usaba ropa interior. ¡Averígualo todo!
Hace un gesto de desagrado ante mencionó lo de la ropa interior. Pero se recompone y sonríe como el maldito depredador que es.
Y cuando pienso que va a decir algo que valga la pena...
-¡Oh! Si Cazamos a ese hijo de puta, Sofi me dará la mejor sesion de sexo duro de la historia.
Aparto la mirada en dirección a la ventana del coche mientras niego con la cabeza.
-¡Te dije que la rubia te iba a joder! -Murmuró y se ríe.
-!¡Y vaya que lo hizo! -Responde.
Lo miro, sonríe como un idiota y aparta la mirada en dirección a la ventana y lo imito mientras el auto se pierde entre las calles en dirección a la mansión.
Veinte minutos después ya estamos entrando a la propiedad, mis ojos se desvían al Audi blanco estacionado en la puerta y miro el reloj en mi muñeca, son las 17:30 de la tarde. Bajo del coche, dejando a todos atrás y me dirijo a la entrada, las voces de las mujeres en la sala hacen eco en la habitación y las ignoro mientras paso de largo hacia las escaleras pero la pelirroja se levanta tan pronto me ve y se apresura a mi sitio con un andar seductor , que podría calentar al mismísimo ártico pero que a mi ya no me mueve un pelo.
-Cassiano... los estaba esperando .-Dice y paso de lago ignorándola.
-No estoy de humor para reuniones que no pedí. -Gruño y sigo caminando y es Martha quien sonríe desde la puerta de la cocina y me hace una ceña con la mano para que me aproxime.
Tan pronto pongo un pie en la cocina Martha me mira de pies a cabeza y hace una seña para que me siente, como si intentara intimidarme como cuando era un niño que corría por toda la casa. La observo levantando una ceja y ella pone sus manos sobre su cintura con un gesto de advertencia en su rostro. Suelto el aire y me siento.
-Ya no soy un niño... ¿lo sabes no? -Digo alzando una ceja y ella asiente.
-¡No... no lo eres y por eso es que quiero hablar contigo! -Dice ganando mi atención cuando usa ese tono de regaño.
-Bien... dime.. ¿que necesitas?
Hablo con una calma poco habitual, mientras desabrocho un botón de mi saco poniéndome cómodo.
Ella es una de las pocas personas que para mi merece respeto, no es una simple sirvienta, ha estado en la familia desde que era un niño y ella es la madre de Laura, con quien crecimos como auténticos hermanos. Laura, Lorenzo, Adriano y yo.
-Primero... ¿desde cuando no comes? -Pregunta molesta mientras extiende un plato con albóndigas hacia mi.
-No tengo hambre. -Digo empujando el plato pero la mirada de reproche que me da, hace que lo tome y comiencé a comer, como cuando me obligaba a hacerlo de niño.
Ella sonríe satisfecha cuando ve que llevo el tenedor a los labios y me acerca un vaso con agua, mientras se sienta frente a mí.
Las voces de comedor llegan a nuestro sitio y el chillido de la pelirroja riendo resuena por toda la sala, Martha se pone de pie y cierra la puerta dejando el griterío atrás.
-¡No soporto a esa bruja!- Murmura refiriéndose a la pelirroja y sonrió al recordar que así la llamaba Laura.
Me observa unos momentos, como si pensara por donde empezar...
-¿Que estas haciendo con tu vida mi niño? -Habla al fin mirándome a los ojos.
-No se de que hablas. -Respondo. -Me ocupo de los negocios... como siempre. Y ahora como albóndigas, bajo amenaza. -Respondo.
-¡No hablo de los negocios! ¡Ni de las estupidas albóndigas! -Dice y comprendo al fin por donde viene la charla.
-Martha...
-¡No! ¡Calla y escucha! -Pide y asiento.
Sus ojos se llenan de lágrimas, pero suelta una larga exhalación antes de comenzar a hablar...
-Se... que tu te culpas. -Habla y dejo el tenedor a medias para mirarla. -¡Lo se mi niño! Eres como mi hijo. Te conozco como pocos. Por eso te voy a decir esto.. Laura se fue... no volverá, pero eso no fue tu culpa.
Aparto la mirada, cuando noto las lágrimas que salen de sus ojos. -Se lo difícil que es para ella hablar de su hija.-
-Se que es difícil, este... mundo, pero...
-¿A donde quieres llegar con todo esto? -Pregunto fastidiado, porque metan el dedo en la herida.
-¡A tu felicidad! Y la de Amelia.
-¡Amelia se fue! Y es mejor así.- Respondo poniéndome de pie listo para marcharme pero ella me detiene sujetando mi brazo.
-Déjalo ir... deja ese sentimiento de culpa. Laura esta en paz. ¡Tu le diste paz cuando mataste a quienes la asesinaron!
-¡Ella murió por mi culpa! ¿De que sirvió darle paz, si ya no esta? No puedo permitir que le pase lo mismo a ella. Casi pierdo la maldita cabeza por lo de Laura, los mate a todos...-Gruño molesto - A todos y cada uno de esos hijos de puta. Pero... ¿de que sirvió? Laura no esta aquí! ¿O si?
Y si la historia se repite... -
Me dejo caer en la silla llevando las manos a mi cabeza. -Soy capas de destruir todo a mi paso! ¡Lo juro! Si algo le pasa a Amelia por mi culpa. Lo destruiré todo.
Incluida esta maldita organización ¡No quedará nada! Y cuando termine con todo... acabaré conmigo. Porque yo no puedo vivir en un mundo donde la sonrisa de Amelia no brille cada maldito día.
-Lo se... lo entiendo, se que la Amas, y comprendo el porqué. Lo supe el primer día que la vi. Esa niña... tiene algo... especial.
Me recuerda mucho a mi Laura.Y se que tambien te Ama. Y se que mejor que tu, nadie puede protegerla. ¡No le temas a la vida!
-No le temo a la vida.-
Digo poniéndome de pie. -Le temo a la muerte y no precisamente a la mía.-Respondo y me volteo para salir de la cocina pero un fuerte malestar en mi pecho me hace detenerme.
ES como... una sensación de ahogo, no sabría explicarlo, como si algo se apretaba en mi pecho y la urgente necesidad de escuchar la voz de Amelia me hace llevar la mano al bolsillo de mi pantalón y tomar el teléfono, mientras marco su número y me dirijo a la oficina. El teléfono suena una vez, dos veces... y nada, da el buzón. Miro la pantalla y no son las 18:00.- Se supone que Amelia está en el café-.
Abro la aplicación de mi teléfono y observo el punto rojo, mi ceño se junta cuando veo que se mueve lento y en dirección al parque . El apartamento de Amelia, da al otro lado. -Lo se bien porque yo lo compre y me asegure de que estuviera cerca del café y con acceso rápido a la universidad-. Sabía que nolo aceptaría de mi así que le pedí a alina que se encargará.
Vuelvo a marcar el número pero esta vez da apagado. Llamo al tipo que tengo en la tarea de vigilará desde lejos, para que no lo note y este atiende al segundo tono.
-¿Donde estas? -Gruño.
-Jefe estoy frente a la cafetería, el sitio ya cerro, pero la señorita no a salido aún. -Responde y el corazón martillea sobre mi pecho como si quisiera atravesarlo.
-¡Te voy a cortar las pelotas! -
Ladro apretando los dientes. -¡Ella no está ahí!-Grito mientras tomo las llaves del auto y salgo por el pasillo.
-¿Alguien se le acerco? ¿Alguien se acercó a ella? -Pregunto mientras recorro el pasillo justo cuando la figura de Adriano se choca con la mía.
-Un chico... rubio o castaño... no recuerdo, era un cliente, el estaba sentado en la cafetería... ella le tomó la orden y hablaron unos minutos pero después de eso tuve que moverme de sitio jefe.
Usted dijo que ella no me notará.-Se excusa.
-Empueza a rezar. Porque si se daña una uña... ¡Hoy te mueres pedazo de mierda!- Bramo al teléfono y corto la llamada.
Me lanzó dentro de mi coche y enciendo el motor, pero la puerta del copiloto se abre y Adriano se mete como si fuese su maldito auto.
-¿Es Amelia no? ¿que le paso? -Pregunta y no respondo, solo arranco el coche, haciendo que las ruedas chillen en el asfalto cuando salgo disparado.
Adriano toma el teléfono y comienza a marcar un número y asumo que es a ella a quien llama, ya que maldice cuando no responden.
-¿Desde que hora? -Pregunta y miro el reloj, en mi muñeca.
-Hace diez minutos su teléfono estaba encendido, ya no.-Respondo.
Adriano lleva la mano a su espalda y saca su arma, la revisa y le quita el seguro. Por un momento pienso que me va a disparar pero entonces habla.
-¿A donde vamos?
Lo miro por el rabillo del ojo un par de veces y le lanzó mi celular donde esta marcado el punto rojo que se sigue moviendo lento en dirección al parque. El abre los ojos con asombro antes de hablar.
-¡Eres un demente, hijo de puta!
-¿No creíste que la dejaría marcharse a su suerte o si? -Respondo sin mirarlo.
No me responde, sus ojos están fijos en el punto rojo que se desplaza lento, sobre la pantalla del aparato. -lo que me dice que van a pie.-
✨️✨️✨️✨️✨️
✨️ayy ¿que me dicen? ¿Se esperaban este dúo?
✨️¿Teorías de como Cassiano sabe donde está Amelia?
✨️¿Ella estará bien? 🥺
✨️ OK pero cassiano teniendo en presentimiento modo mamá...☠️
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