CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 5
Lucian:
Verla alejarse decepcionada luego de no encontrarme, me hizo reprocharme el haber permitido que me dejaran tan jodido en la pelea de hace tres noches.
¡Debí matar a ese hijo de puta! <Me regañe, llevando la mano a las costillas que aun dolían por los golpes>
En realidad estaba listo para hacerlo. Lo tenía, mis manos estaban alrededor de su cuello mientras le golpeaba las costillas con mi rodilla, pero antes de darle el golpe final, la imagen de unos ojos almendrados se apoderó de mi mente, con esa mirada tan característica y llena de luz.
Veía su sonrisa, la veía como una secuencia de imágenes que se repetían una y otra vez... Amelia sonriendo, Amelia dándome de comer, Amelia sentada a mi lado leyendo en voz alta para ambos...
Ella no me veía como un animal y sobre todo no me temía. Tenía fe en mí, creía que yo era... bueno. «¡Y carajo! si que estaba equivocada» Si ahora mismo me viera... podría ver lo equivocada que estaba.
O tal vez no. No lo sé, quizás después de todo, no estaba tan jodido. Tal vez por eso en ese momento decidí perdonarle la vida al sujeto que estaba frente a mí en la jaula. Pero... en las jaulas nadie abandona una pelea. Esa es la regla, o ganas o pierdes. Pero nunca te retiras.
Lo que significa que tenía que improvisar rápido si quería salir vivo sin matar al sujeto que sujetaba por el cuello. Pensé rápido y fingí un calambre en la pierna, me tambaleé liberando así al sujeto de mi agarre. El maldito no perdió tiempo y arremetió contra mí lanzando un golpe que no me moleste en evadir, luego otro y otro. Seguido de un rodillazo en mis costillas, que me hizo caer sobre una de mis rodillas.
Me tomó de la cabeza y me dio otro rodillazo en la cara. ¡Mierda! «Eso sí que me enfureció!» Al instante me incorpore y lo espere. No iba a matarlo, lo tenía claro. Pero definitivamente no iba a recibir más golpes, debía dejarlo inconsciente cuanto antes y terminar con esto de una jodida vez.
Espere el momento justo y deje que se acercara lo suficiente, estaba demasiado confiado y eso me jugaba a favor. No vaciló y se me vino encima, lanzó un golpe... que pude esquivar y con mi puño derecho lo golpeé en las costillas. No le di tiempo a reponerse cuando mi puño izquierdo golpeó con fuerza su mentón, lo que lo llevó de inmediato al suelo donde ya no se movió más.
Los gritos del público no se hicieron esperar, la gente gritaba y me alentaba a que terminara con el hombre que yacía inconsciente en el piso. Pero yo, ya había acabado.
Di la vuelta sobre mis talones y me dirigí a la salida de la jaula donde el tipo que custodiaba la puerta me extendió un fajo de billetes. Los tomé, como siempre sin pronunciar palabra y seguí mi camino a la salida sin molestarme en mirar a la gente a mi alrededor, que me abrían paso como si tuviese alguna enfermedad contagiosa, al verme pasar cubierto de la sangre de mi oponente.
Eso fue lo que me llevó a evitar por dos días a la chica que ahora observaba desde las sombras, mientras coloca una bolsa que supongo, es para mí, sobre un viejo barril al lado de donde duermo.
Si bien por dos días no ha tenido señales de mi, ella sigue cuidándome y dejando los paquetes en el mismo lugar, aun sabiendo que no estoy allí. Incluso me espera un rato antes de marcharse, sin importarle lo tarde de la noche.
Esa chica no tiene noción de lo peligrosa que podían ser las calles a estas horas de la noche para una joven bella e inocente como ella. Y esa fue la razón por la que decidí seguirla y asegurarme de que nada le pase. Si alguien se acercaba a ella, se llevaría una gran sorpresa.
Después de todo se lo debo, ella ha hecho mucho por mi. Para mi suerte «o no», es muy distraída, ni siquiera ahora mismo puede notar que alguien la sigue. Alguien que ni siquiera se imagina, que este será su último día con vida.
Suspiro y maldigo para mis adentros, sin quitar la mirada del cadáver que acecha a Amelia, «eso es, un puto cadáver si la toca.» Lo observo entrecerrando los ojos cuando el bastardo se acerca a ella con cautela, acechandola por detrás. Sin percatarse de mi presencia, cuando me voy acercando entre las sombras.
«mala idea amigo»
Me coloco la capucha de mi abrigo y apresuró el paso. La oscuridad de la noche me camufla al igual que la ropa oscura.
El maldito intenta sorprenderla por la espalda y cuando intenta sujetarla desde atrás, soy más rápido que él, al momento de interponerme y alzarlo contra el muro, tomándolo por sorpresa y sujetándolo por el cuello con mi antebrazo, mientras le aprieto la tráquea.
Sus pies no tocan el piso, patalea e intenta defenderse pero lo sostengo con fuerza contra la pared. <maldito>
Lucha por soltarse y respirar pero no lo voy a dejar ir tan fácil. Mi mirada llena de enojo se clava en él y puedo ver el pánico a través del verde de sus ojos. Lo presionó más contra el muro impidiéndole el flujo de aire, está a punto de desmayarse y...
-¡Lucían!- Chilla ella a mi lado.
¡Carajo! Olvide que ella también estaba aquí.
✨️Muchas gracias por leer. ✨️
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