CAPÍTULO 47.
CAPÍTULO 47.
Amelia:
Me quito el casco y observo confundida el entorno, enfocandome en el viejo y enorme galpón frente a nosotros, mientras mi mente sigue reafirmando que fue una mala idea venir aquí. El lugar está desierto, parece el sitio parece una especie de fábrica abandonada. Hay autos destruidos por todos lados, y el camino desde aquí a la carretera más cercana deben ser de unos tres kilómetros o más.
Miro nerviosa en dirección al chico que camina delante de mi pero no me muevo, en cambio me quedo de pie al lado de la motocicleta sosteniendo el casco en mis manos. El camina en dirección a las puertas de chapa pero se detiene y voltea en mi dirección, cuanod nota que no lo sigo, su rostro es inexpresivo y su voz es ronca cuando me habla.
-¿Vienes, Amelia? -Dice con sus ojos clavados en los míos.
Evaluó mi entorno justo cuando un grito espeluznante me llega desde algún sitio y es todo lo que necesito para apresurarme casi corriendo a su lado.
«Si claro como si estar a solas con el fuese mejor opcion Amelia. »
El sonríe y retoma el camino, deteniéndose frete al la oxidada puerta que chilla cuando la empuja a un lado dándome paso para que entre en el lugar. Levanto la mirada para ver el rostro de Adriano que me mira alzando una ceja al tiempo que me anima con un gesto de su mano indicando que siga. Trago saliva mientras entro al lugar a pasos lentos mirando hacia todos lados con nerviosismo. El sitio está oscuro y recorro pocos metros sin dejar de observar a todos lados, mientras con pasos cautelosos sigo adentrándome en el lugar. Adriano me guía por la oscuridad hacia una escalera metálica en dirección a lo que parece ser un sótano o algo así y pese a estar aterrada lo sigo con cautela.
«ok... esto es otro nivel en la escala de lo espeluznante»
A medida que avanzo siento mas y mas seguridad de que hoy será mi último día con vida, y que toda esa amabilidad repentina de Adriano para conmigo, no fue más que solo una fachada para que bajase la guardia, así el podría atraerme aquí, para acabar conmigo sin que hubiesen testigos.
«¿Como pude ser tan idiota?» Me regaño mentalmente y retrocedo un paso frente a la escalera, pero mi espalda choca contra un muro de músculos.
-Tranquila Amelia... voy justo detrás de ti. -Susurra en mi oído, haciendo que todo mi cuerpo se tense.
Trago saliva pasando el nudo en mi garganta y el estira su mano señalando la escalera para que descienda. Y así lo hago, bajamos los oxidados escalones metálicos y con cada escalón que desciendo, mi corazón martillea con más fuerza.
Cuando llegamos al final de la escalera, otra enorme puerta metálica nos recibe y Adriano se apresura para abrirla pero en ese instante aprovecho la distracción y salgo corriendo hacia las escaleras tras mi esplada. Pero no le toma más de dos zancadas alcanzarme y acorralarme contra el muro.
Su cuerpo se pega al mio, mi pecho sube y baja agitado por la adrenalina y el pánico, mientras su respiración golpea la punta de mi nariz y sus cejas se juntan en un gesto de... ¿confusión? Evalúa mi rostro y sus ojos viajan de los míos a mis labios pero rápidamente vuelve a enfocarse en mis ojos.
-¿Que diablos te pasa? -Indaga con voz firme y trato de apartarlo empujando su pecho pero no se mueve.
-Tu... vas a matarme. -Digo tremula y alza ambas cejas.
-¿Que? ¿Matarte? -Pregunta mientras sigue evaluando mi rostro con confusión.
-Si, por eso fuiste amable conmigo. Tu... me estabas engañando, para atraerme aquí y matarme sin que hayan testigos. Seguramente lanzaras mi cuerpo quien sabe donde y nadir sabrá nunca más de mí. -Digo con seguridad.
El me mira un segundo con el ceño fruncido y termina soltando una carcajada, mientras se apartá de mi, que en lugar de aprovechar el descuido para escapar recuesto la espalda contra la pared observando confundida como el ríe y niega una y otra vez con la cabeza.
-Amelia... porfavor. ¿ De verdad crees que si quisiera matarte, no lo habría hecho ya? Me importarian una mierda los testigos, créeme. -Dice aún riendo mientras voltea y se dirige otra vez a la puerta metálica, sin dejar de sacudor la cabeza.
El metal cruje y dos segundos después el sonido de la música me toma completamente por sorpresa, al tiempo que me muevo lento en su dirección al notar las luces de colores que salen del interior.
-¿Pero que...
-Estamos en unos de mis clubs.-Dice y lo miro con las cejas levantadas, mirando inconscientemente en dirección a las escaleras por donde llegamos.
-¿Esto es...
-¿Un club clandestino? ¡Si! Lo es. -Responde. -Tengo asuntos que arreglar aquí, si no quieres entrar puedes esperar aquí. Pero dado que nadie te conoce no podré protegerte si alguien intenta acercase a ti.
«¿el... estaba tratando de..»
-Entonces... ¿no vas a intentar matarme? -Pregunto y ríe.
-Hoy no... -Responde con una sonrisa arrogante en sus labios.
-¿Entonces... ? -me mira esperando una respuesta y comienzo a caminar para adentrarme con el al lugar.
Tan pronto la puerta a mi espalda se cierra el sonido de la música se intensifica, las personas saltan y bailan al ritmo de la música tecno y las luces de colores parpadean por momentos dejando el sitio oscuro por un instante para luego volver a iluminarlo todo.
-Mantente cerca, esto será rápido. -Dice y asiento mientras lo sigo mientras se abre paso entre las personas, el voltea su rostro a mi sitio, asegurándose de que aun estoy aquí. -o eso creo-. Y tan pronto llegamos a una barra se detiene.
-Siéntate aquí, y espera. No debería tardar más de cinco minutos. -Explica y asiento mirando todo a mi alrededor. Adriano me evalúa con la mirada un segundo antes de volver a hablar.
-Si quieres beber algo, se lo pides a Richi. -Señala al sujeto en la barra que asiente en mi dirección mientras limpia unos vasos con un paño blanco.
-Amelia... por nada de mundo te muevas de aquí. -Advierte
-No, lo haré. -Respondo consiente de que otra vez lo estaba juzgando mal.
-¡Bien! Enseguida vuelvo.
Se pierde entre las personas, dejándome sola en medio de gentío. El chico de la barra me ofrece un trago pero en lugar de eso le pido una botella con agua.
«no puedo ni pensar en tomar alcohol después de lo de anoche.»
Pasan al rededor de unos veinte minutos y aún no hay rastro de Adriano, pero aún así, me mantengo en mi sitio. De todas formas no sabría como regresar por mi cuenta.
De pronto siento como alguien me pecha con su cuerpo y giro para encontrarme a una chica tambaleándose a mi lado. Sostiene sus manos en su cabeza y se ve algo... mareada. Me pongo de pie y la sujeto del brazo antes de que caiga al piso.
-Oye... ¿te encuentras bien?- Trato de hablar pero la música es muy fuerte y no se si logra escucharme.
Ella levanta la cabeza y hace un gesto con su mano indicándome que quiere vomitar. No lo pienso y paso su brazo sobre mis hombros, y me giro hacia el chico de la barra.
-¿El baño? -Pregunto y el hace un gesto con la cabeza sin mirarme hacia un rincón al otro lado de la barra.
Camino con la chica colgada de mis hombros y entro con ella al pequeño baño, la puerta se cierra tras mi espalda y la música se pierde por completo. Me Muevo con la chica hacia el retrete, la siento y me apresuró a mojar mis manos, me acuclillo frente a ella para pasarlas por su cara y su frente. Parece medio reaccionar ante el frio del agua y vuelvo a ponerme de pie para mojar mis manos, cuando el sonido de la música se cuela nuevamente por la puerta, lo ignoro y sacó de mi bolsillo un pequeño pañuelo que humedezco bajo el grifo. Volteo con dirección al cubículo donde estaba la chica pero... me detengo con el ceño fruncido al notar que esta vacío. La chica no está y... el carraspeo a mi espalda me hace girar sobre mis talones, para encontrarme con la espeluznante y enorme figura de un chico moreno de unos dos metros de altura, que está de brazos cruzados recostado sobre uno de los muros.
Me evalúa con una mirada juguetona, pero peligrosa y me apresuró a la puerta para salir pero cuando da un paso hacia mi me detengo. Habla algo que no entiendo ya que no lo hace en español sino en un italiano cerrado que no comprendo, pero el tono que usa me dice que no me gustaría entender lo que acaba de decir.
Trato de retroceder e inconscientemente busco con la mirada algo con que defenderme, el sujeto sigue caminando en mi dirección y pasa su lengua por los labios humedeciéndolos. Un escalofrío me recorre cuando vuelvo a verme en aquel auto... con el cuerpo de Matteo sobre el mío.
La respiración se me corta, el aire me falta y siento que la habitación se encoje, cuando el hombre se me viene encima arrinconándome contra la pared. Pasa su lengua por mi mejilla y las lágrimas se me escapan de inmediato. -Ni siquiera soy capas de emitir sonido-. El aparta la cara y me observa, creo que se va a apartar pero en lugar de eso mete la mano en el bolsillo de su pantalón y saca una enorme jeringa. Mis ojos se abren como platos y un grito se ahoga en mis labios cuando el cubre mi boca con una de sus manos mientras con la otra acerca la aguja a mi cuello. Cierro los ojos preparándome para lo peor cuando escucho la voz del hombre que interrumpe.
-Forse non é una buona idea.« tal vez, no sea una buena idea» -La voz de Adriano me hace abrir los ojos, justo cuando suelta el disparo que da en la cabeza del hombre haciendo que deje caer la jeringa, tan rápido como su cuerpo golpea el suelo.
La sangre me salpica la cara pero ni así me muevo, no puedo hacerlo, mi barbilla tiembla al igual que el resto de mi cuerpo, la mirada salvaje y diabólica de Adriano cuando se agacha y toma la jeringa me hace pegarme más a la fría pared.
«Sus ijos parecen mas oscuros y luce tan molesto que parece como si hubiese olvidado que estoy aqui.»
Patea el cuerpo del tipo en el piso apartándolo de su camino y se enfoca en mi, su mirada se suaviza un poco cuando se concentra en mi tembloroso cuerpo. Aún me cuesta respirar y siento que el espacio se hace más pequeño.
-¡Te dije que no te movieras!-Ladra pero lo ignoro ya que mi cuerpo no responde. Mis latidos se aceleran y el aire empieza a faltar me, la habitación parece hacerse más pequeña y mis manos se sienten frías.
«¡Dios! voy a morir... voy a morir» Repite la voz en mi cabeza y llevo la mano a mi pecho cuando siento que el corazón se me va a salir, mientras deslizo mi cuerpo hacia abajo, quedando sobre mis rodillas aún sosteniendo mi pecho con ambas manos.
-¡Mierda!-Masculla Adriano aproximándose a mi sitio de inmediato.
-¡Amelia! Hey, tranquila, estas teniendo un ataque de pánico. Pasará en un momento. Respira conmigo, ¿si? -Dice pero lo escucho lejano.
-Vamos Pequeña, respira, respira conmigo. -Pide tomando mi mejillas.
Las lágrimas me inundan, mi cuerpo tiembla y los recuerdos de aquel tortuoso día me invaden golpeándome con tanta violencia que no puedo parar de llorar.
Y no se si es por la forma en que Adriano intenta consolarme o por lo desesperada y agobiada que estoy en este momento, o lo solitaria que me siento desde que Cassiano comenzo a ignorarme, pero mi cuerpo toma voluntad propia cuando me arrojo sobre sus brazos, rodeando su cuello con mis brazos. El se paraliza por un minuto pero luego apoya su mano sobre mi cabeza con cautela, mientras me deshago en llanto.
-¡Estoy tan harta! De verdad que si lo estoy... -sollozo con el rostro undido en su pecho. -No quiero ser débil... ya no quiero esto.
No se porque lo hago pero ahí en ese sucio suelo, lleno de la sangre del hombre que intento inyectarme, quien sabe que basura, comienzo a desnudarle mi alma al chico que podría haber sido mi pesadilla desde que llegue aquí.
-Yo... llevaba un bonito vestido color crema... -Digo haciendo una pausa - El... el me tomó por el cabello, me golpeo muy fuerte, y... luego todo sucedió tan rápido. ¡No pude quitarlo de encima! Juro... juro que lo intente... Enserio lo intente.-digo aferrándome más a sus brazos como si estar entre los brazos de un asesino frio y despiadado como Adriano fuera el lugar más seguro sobre la tierra en este momento.
El permanece inmóvil en su sitio hasta que termino de relatarle todo lo que había pasado en manos del bastardo de Matteo.
Una cargada exhalación se me escapa cuando termino y me aparto un poco de el, temiendo lo que voy a encontrar. Me deje llevar y me abrí como un libro frente a él. Frente a un complero desconocido.
Pero en cuanto me alejo y lo observo, su mirada es... oscura y hay un brillo extraño en sus ojos.
Luce molesto, pero al menos no veo lastima ni pena en el, por el contrario sus ojos se ven más oscuros de lo que son y parece incluso enojado.
-Lo... lo siento. Yo.. no debí...-intento disculparme pero me corta.
-¡Deja de disculparte! -Gruñe.- Lo que paso no fue tu culpa.
-Lo se... yo solo... es solo que, debí luchar más... debí...
-¡Dije que bast! ¡Nada podrías haber hecho! Fuiste víctima de una mierda, y a menos que lo enfrentes y lo superes, seguirás prisionera de eso. El será dueño de ti mientras sigas atada a ese horrible recuerdo. Tu le das poder sobre ti. Eres más fuerte que eso. No dejes que te controle, no le des ese placer. -Me paralizó pero mis ojos están fijos en los suyos y por primera vez no aparto la mirada cuando hablo.
-¡Ayúdame! ¡Ayúdame a ser más fuerte! -Escupo las palabras de forma inconciente sin tener idea si quiera de lo que estoy pidiendo. El me mira con el ceño fruncido pero no se niega, asi que insisto.
-¡Enséñame a defenderme! -Las palabras salen de mi boca con tanta seguridad que me sorprendo a mi misma, mientras el me observa un momento antes de comenzar a sonreír.
-No voy a ser blando contigo solo porque seas mujer Amelia...- dice y asiento.
-¡Lo se!
Ensancha su sonrisa y se pone de pie, extiende su mano para que la tome, y lo hago poniéndome de pie. Ambos salimos del baño y tan pronto atravesamos la puerta, noto el cuerpo inerte de la mujer que estaba tratando de ayudar antes de que me atacarán , el me mira cuando me detengo frente a ella.
-Era su cómplice... así es como trabajan las trata de blanca por aquí. Las mujeres son más confiadas cuando creen que están ayudando a otra mujer vulnerable. -Explica -Ella te llevaría a un lugar solitario y el tipo del baño te inyectaría la droga que te dejaría inconsciente, luego te arrastraria hacia afuera como cualquier otra chica borracha y nadie sabría de ti jamás.
Trago grueso mientras analizo sus palabras, volviéndome consiente de lo que acaba de pasar y en cómo pudieron terminar las cosas, de no ser por Adriano.
-Primera lección... -dice mirándome a los ojos.-Nunca, bajes la guardia, aunque haya otra chica contigo. ¡Nunca Amelia! -Advierte mirándome a los ojos y asiento mientras salimos del lugar.
✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️
Bueno ¿que me cuentan? Amelia ya no quiere sentirse vulnerable. 🥲
✨️ ¿Que pensara Adriano de la confesion de Amelia? ¿apuesto que no se esperaban esta faceta de el?
✨️¡Adriano va a entrenar a Amelia! Uff...🌸💥
✨️ se vienen momentos fuertes 🙌
✨️debo admitir que me gusta mucho que el no la subestime y que por el contrario incentive el lado salvaje de ella.
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