CAPÍTULO 26.
CAPÍTULO 26
Amelia:
Pasa de la media noche, cuando Cassiano y yo llegamos a mi apartamento. Sofi se ha ido a cuidar de su padre que si bien mejoro bastante, aún sigue en el post operatorio, por lo cual necesita de varios cuidados ya que la cirugía fue riesgosa.
En el momento en que la puerta se cierra, la tensión inunda el minúsculo espacio. Aún siento en mis labios el sabor y el calor de los de Cassiano.
Inconscientemente me remuevo algo nerviosa y por el rabillo del ojo veo como el me mira con una sonrisa burlona, empeorando mas mis nervios.
-He voy a tomar una ducha. Si quieres puedes hacer lo mismo. - digo con la voz entrecortada y temblorosa.
El me recorre con la mirada divertido y una ceja levantada antes de que una sonrisa tire de sus labios. Y solo en ese instante me vuelvo consiente de lo que acabo de decir.
-Es decir... luego de que yo termine, no me refería a... ducharnos juntos ni nada... lo que quise decir es... -intento excusarme, pero sueno patética.- «¡Dios Amelia eres increíble, que vergüenza!»
La verdad es que lo que había pasado entre nosotros un rato antes me tenia aún hecha un manojo de nervios y estar a solas con Cassiano, hacía que todo mi cuerpo temblará como una gelatina. Algo en mi vientre bajo se removía cada vez que el estaba cerca y me tocaba como lo había hecho un rato antes.
Parpadeo cuando da un paso en mi dirección sin borrar la sonrisita de la cara y como la cobarde que soy huyo.
-Ehhh enseguida regreso. -Digo y volteo sobre mis talones saliendo de la habitación lo más rápido que puedo.
Minutos después, mientras Cassiano toma una ducha concentro mi atención en preparar la cena. Pero a decir verdad no hay mucho en la alacena y debido a los últimos acontecimientos he evitado salir del apartamento por lo tanto tras soltar un pesado suspiro y analizar las pocas opciones disponibles, tomo dos tazones y varias frutas de la nevera y las corto todas en pequeños trozos llenando por completo los dos tazones. -No es exactamente una "cena" pero serviría.-
Tras dejar todo listo sobre la encimera de la cocina me volteo hacia la ventana, donde las cortinas se mueven por el viento que comienza a levantarse anunciando la llegada de la lluvia. Es normal en esta época del año las tormentas y la constante lluvia.
Me aseguro de cerrar bien y poner el seguro en la ventana. Envuelvo mi cuerpo con mis manos y froto mis brazos por el frio. Por un insta te permanezco allí con la mirada perdida en el reflejo de la ventana. Recorro con la mirada la imagen de la chica en el vidrio.
Miro con molestia mi propio cuerpo en el reflejo de la ventana y por un doloroso instante algunas imágenes vuelven a mi mente. Los recuerdos que siento que jamás me dejaran... casi puedo sentir sus asquerosas manos sobre mi, como su boca intenta besarme y como aprieta mi cuerpo con el suyo. El molesto sonido de nuestros cuerpos frotándose sobre el asiento de cuero de su auto mientras se introducía con brusquedad en mi interior .
Abrumada por los recuerdos que torturan mi mente, cierro con fuerza los ojos intentando apartar las malditas imágenes que aún me atormentan y que posiblemente lo hagan por el resto de mi vida.
Unas cálidas manos me acarician los brazos desde atrás y siento como su pecho se pegaba a mi espalda. Su respiración suave golpea suavemente sobre mi oído, logrando que las imágenes que segundos antes me atormentaban desaparezcan al instante.
Solo el tiene esa capacidad para hacerme olvidar todo lo malo y hacerme sentir... a salvo.
Aun cuando se que Cassiano es peligroso, me siento absurdamente segura estando con él.
-Te encuentras bien? -Susurra sobre mi oído, aún con su pecho pegado a mi espalda mientras sus manos acariciaban suavemente mis brazos.
Suspiro y tiro mi cabeza hacia atrás, disfrutando de su cálida cercanía que por ilógico que pueda parecer, logra brindarme la paz que tanto anhela mi alma.
-Lo estoy ahora. -Respondo dejando que me rodee con sus brazos.
Necesitada de su cercanía, su calidez... necesito olvidar todo lo que me atormenta. Ser... normal.
Cassiano ajusta su agarre sobre mi envolviéndome con sus brazos y recorre mi cuello respirando el aroma de mi cuello. Su cabello húmedo hace cosquillas sobre mi cuello cuando sus labios se posan sobre mi hombro desnudo donde deja un cálido y tierno beso.
Volteo sobre mis talones para quedar de frente a él, y ver su hermosos ojos grises. Su mirada pacífica recorre mi rostro, antes de desviarla a mis labios y volver a mis ojos esta vez con el ceño fruncido, al percatarse del brillo en ellos.
Se que mis ojos estaban llorosos por el ardor que siento en ellos y por el nudo que aprieta mi garganta. Una lágrima de escapa de uno de mis ojos y corre por mi mejilla pero no logra llegar lejos cuando con sus dedos Cassiano la quita con un suave movimiento.
-¿Que pasa Ángel? ¿Por qué lloras? -Pregunta y niego sacudiendo la cabeza.
Una sonrisa triste se dibuja en mis labios antes de obligarme a mi misma a responder. Estoy cansada, cansada de llorar, de sentirme débil, de no tener el control de mi vida, quiero olvidar y volver a empezar, ser más... fuerte y no temer.
-Quiero... olvidar. -Susurro acariciando su mejilla.
Dejo caer mi frente a su pecho y rodeo su cintura con mis brazos. Todo su cuerpo se pone tenso un momento, pero poco a poco se relaja. Permito que sus brazos me envuelvan, al igual que el calor de su cuerpo. «No hay nada como estar entre sus brazos.»
Se aparta un poco y con su mano levanta mi mentón. Sus ojos se encuentran con los míos... su mirada es tan intensa y penetrante que me hipnotiza.
Me observa por unos segundos sin decir nada, hasta que su boca se apodera de la mía en un suave y dulce beso, mientras sus manos acarician mis mejillas. En cambio las mías permanecen sobre su marcado y fuerte pecho.
Poco a poco el beso comienza a tomar intensidad, volviéndose más ansioso, más... hambriento. Sus manos comienzan un lento y peligroso recorrido desde mis mejillas hasta mi cuello, y una de sus manos se desplaza hacia mi cintura, mientras con la otra acaricia desde el inicio de mi barbilla hasta mi clavícula.
Aparta el cabello de mi hombro con cuidado y por un breve instante su boca se despega de la mía, solo para mirarme un segundo a los ojos antes de comenzar a dejar suaves y húmedos besos en mi cuello hasta mi hombro. Provocando que algo en mi vientre bajo se remueva. Cierro los ojos disfrutando de sus suaves caricias y llevo mi cabeza para atrás dándole más acceso a mi cuello.
Nunca antes me había sentido así, tan... No sabría como describirlo, solo se que quiero más. ¡Necesito más! Y un jadeo se me escapa cuando se acerca más, empujando mi cuerpo contra la ventana dejándome aprisionada con su musculoso cuerpo.
-Pídeme que pare... Ángel...-Susurra sobre mi oído mientras seguía dejando húmedos besos por mi cuello.
Pero no respondo. No quiero que se detenga. Aunque tengo miedo de no ser capas de hacerlo... pero aun así no quiero detenerlo. Quiero ser suya, eso es lo que quiero. Porque solo el puede borrar cada uno de los toques que ha dejado Matteo en mi cuerpo.
-Ángel... si no me detienes ahora... No se si podre parar.- su voz ronca y la advertencia que se que no es real me encienden aún más. Porque pese a todo se que el nunca haría nada que pudiera herirme. Incluso si el cree que si.
-¡No! ¡No quiero que pares! -Digo en un hilo de voz.
Separa sus labios de mi para mirarme a la cara, y se lo que busca, se que busca algún tipo de duda en mi rostro, algo que lo haga detenerse. Pero no lo hizo, no hay duda en mi. Confío ciega y plenamente en el.
-Hazme olvidar. -susurro cerca de sus labios, mientras con mis dedos acaricio su barbilla. Mis ojos están cerrados y mi respiración poco a poco se vuelve agitada.
-Ángel... Susurra pero guarda silencio cuando mis labios toman los los suyos en un suave beso.
-Mierda... Ángel. -gruñe sobre mis labios cuando con la palma de mi mano acaricio lento su pecho desnudo.
Me separo de sus labios y bajo la mirada recorriendo su pecho hasta que puedo ver que solo lleva puesto sus pantalones. Vuelvo a mirarlo y... -¡dios!- la imagen de el frente a mí así, con su marcado torso descubierto, su cabello negro húmedo cayendo por su frente y sus hermosos ojos grises brillando con lujuria...
Vuelvo a besarlo y esta vez no duda en corresponder a mi beso, cálido y dulce. Saborea mis labios como si se tratasen de alguna fruta exótica que deseaba degustar. Y de pronto se aparta y me observa directamente a los ojos antes de hablar.
-¡Voy a hacerte olvidar todo Ángel! Voy a recorrer cada rincón de tu cuerpo hasta que olvides por completo aquella horrible y nefasta noche. -Promete y asiento con una suave sonrisa.
Inmediatamente sus labios se apoderan de los míos. Esta vez en un beso mas salvaje y cargado de deseo.
Mi cuerpo permanece presionado contra el suyo y correspondo a su beso con mas hambre de la que se espera de una chica inexperta.
Con un gruñido proveniente de su garganta me alza como si o pesara nada haciendo que mis piernas rodeen su cintura.
Una de sus manos me sujeta de la nuca mientras que la otra acuna mi trasero mientras nos dirigíamos a la habitación entre besos y suaves caricias, que me hacen poco a poco ir subiendo la temperatura hasta que siento que todo mi cuerpo quema.
Mi cuerpo se siente como un volcán a punto de erupcionar por dentro. Un calor desconocido se apodera de todo mi cuerpo y mi corazón no para de latir descontrolado.
Con su espalda empuja la puerta de la habitación y me coloca con delicadeza sobre la cama. Sus ojos siguen fijos en los míos cuando con mis manos temblorosas intento quitar el cinturón de su pantalón.
Mis nervios y mis manos temblorosas me hacen difícil la tarea y una leve sonrisa se dibuja en sus labios.
-Yo lo hago. Tranquila. -Dice mientras aparta mis manos con suavidad.
Me apoyo sobre mis codos para mirar como se desabrochaba el cinturón, y se quitaba el pantalón que deja caer al piso.
Da un paso hacia mi y coloca una de sus rodillas sobre la cama al lado de mi muslo. Una de sus manos acaricia mi muslo desnudo, justo hasta llegar al filo donde comienza la tela de mi pijama. Con su otra mano me atrae desde la parte trasera de mi cabeza uniendo nuestros labios en un suave beso mientras se inclina despacio sobre mi, besando mis labios, mis mejillas, mi mentón y bajando a mi cuello dejando un camino de besos húmedos hasta mi clavícula.
Con una de sus manos acaricia de extremo a extremo mi cintura, con tanta delicadeza... como si temiera hacerme daño.
Sus grandes manos suben lentamente mi blusa y alzo los brazos para facilitarle la tarea de quitarla. Sus ojos me recorren los pechos y aunque siento mis mejillas arder, no me cubro.
La confianza que tengo en el es... indescriptible y la forma en la que el me miraba... no podría explicarlo el me ve con... adoración. Como si mi cuerpo fuese lo más perfecto que jamás hubiese visto y como si por mi estuviese dispuesto a quemar el mundo entero.
Suelta el moño desordenado que sostenía mi cabello, haciendo que este, caiga a mi espalda como una cortina y me sonríe recorridome con la mirada.
-¡Eres lo más hermoso que he visto sobre la tierra Ángel!
Sus palabras quedan en el aire cuando sin poder resistirme me abalanzo sobre sus labios.
Con su mano me sujeta de la nuca, haciendo más intenso el beso y con su otra mano acuna uno de mis pechos masajeándolo, haciendo que mi entrepierna comience a sentirse más y más húmeda, cuando abandona mi boca para rodear mi pecho con su lengua. Chupando y saboreando mi pezón haciendo que se pone duro al instante. Repite el proceso con el otro, y su lengua saborea cada uno de mis pechos, haciendo que un jadeo se escape de mi garganta.
-Dios... Cassiano. -Gimo su nombre mientras me aferro con las manos a su cabello. Alza la mirada y una sonrisa burlona se dibuja en sus labios para luego gruñir.
-Escucharte gemir mi nombre es como una jodida melodía Ángel .
«Ángel...»
No se porque siempre me llama así pero en este momento menos que nunca me siento como uno.
No cuando Cassiano hace un lento recorrido con su mano por mi abdomen bajando hasta meter su mano entre mis piernas separándolas levemente.
Sus dedos se introducen entre mis bragas y siento como comienza a delinear sobre mi palpitante humedad, otro gruñido se escapa de su garganta y gimo al sentir la fricción de sus dedos rosando mi intimidad palpitante y humedecida.
-Estas tan mojada mi ángel.-Habla pero estoy en un estado de trance tan inmersa perdida en el placer que me da sentir sus dedos rozar mi intimidad mientras masajea ese punto tan sensible que me hace retorcer los dedos de los pies, por el placer que se acumula en mi vientre bajo.
-Cassiano... ¡por dios! -Jadeo sumida en el éxtasis que provocan sus caricias en mi intimidad.
-¡Vente para mi Ángel!
Sus palabras son un detonante que me lleva al máximo punto cuando comienza a quitarme la pijama y mi ropa interior.
Separa mis piernas un poco y gruñó cuando se aleja un instante para verme a los ojos, su mirada brillosa y cargada de lujuria, recae sobre mi mientras nuestros pechos suben y bajan.
En ese momento su boca baja a mi intimidad, su lengua recorre cada parte de mi zona palpitante, mientras saborea mis jugos, sin dejar de masajear mi clítoris. Su lengua no me da tregua en tanto con su otra mano sigue masajeando uno de mis pechos mientras saborea entre mis piernas haciéndome retorcerme de placer. Un placer que nunca antes había sentido y que me pone a jadear.
Se aparta un instante y veo como lentamente se quita el bóxer mostrando por completo su desnudes que... -¡dios! Es tan... grande-. Resulta intimidante y trago grueso al imaginar lo que sentiré cuando se adentre en mi.
El parece notarlo ya que baja la mirada a su miembro erecto y luego vuelve a mirarme con la sonrisa intacta.
Vuelve a abrir mis piernas y sigue lamiendo mis pliegues por algunos instantes donde siento como con sus labios jala mi clítoris haciendo que me retuerza aún más.
-¡Dios! -Un fuerte gemido se escapa de mis labios y cubro mi boca avergonzada, para no hacer ruido.
-¡No...! No te contengas Ángel, ¡Si quieres hoy yo seré tu dios! Pero no te contengas. -Dice antes de volver a sumergir la cabeza entre mis piernas.
Separa mis labios íntimos con sus dedos y da un lamenton que recorre de punta a punta toda mi intimidad, haciendo que me tiemblen las piernas mientras siento como con cuidado introduce uno de sus dedos jugando en círculos sin dejar de masajear mi clítoris.
Lo que siento es indescriptible siento que pierdo fuerza cuando algo se forma con fuerza en el interior de mi vientre y siento como esa sensación me absorbe y me lleva al cielo, arrastrándome al paraíso del placer cuando en un potente y arrollador orgasmo, me pierdo por varios minutos donde Cassiano no deja de masajearme y besarme haciendo más intenso y duradero el momento.
-Buena chica... -Susurra antes de apartarse de mi unos sentimientos
-¿Te sientes bien? -Pregunta y le regalo la más sincera sonrisa acompañada de un asentimiento ya que mi voz no sale, producto de las sensaciones que aún me invaden en el interior.
Miro como su rostro se ilumina y como se inclina para sacar un envoltorio plateado del bolsillo de sus pantalones, lo rompe y saca el preservativo que coloca lentamente desde la punta de su miembro y va recorriéndolo hasta llegar a cubrirlo por completo, antes de inclinarse sobre mi y volver a apoderarse de mi boca, sus manos comienzan nuevamente a masajear mi palpitante zona y siento como separa mis piernas con las suyas con delicadeza para luego hundirse en mi interior, lento con movimientos certeros mientras se mece dentro de mi, haciendo que otro gemido escape de mis labios.
Me siento tan... llena, y no me toma tiempo acostumbrarme nuestros cuerpos parecen hechos el uno para el otro y poco a poco sus movimientos comienzan a ser más y más rápidos robándome más de un jadeo. El gruñe en mi oído mientras besa mi cuello y susurra lo hermosa y perfecta que soy.
Mi corazón se hincha con la cantidad de emociones que ahora me rodean . Siento que algo nuevamente comienza a formarse en mi bajo vientre y la llegada del orgasmo es inminente, Cassiano arremete una y otra vez dentro de mi haciéndome derretirme en sus brazos. No pienso en nada ni en nadie más que en el y en este momento donde soy suya y solo suya.
No solo mi cuerpo le pertenece sino también mi corazón y mi mente que está aquí ahora con el, alejada por completo de cualquier otro horrendo lugar.
Y es entonces cuando me dejo ir entre sus jadeos y gruñidos que se mezclan con mis gemidos incontrolables y entre los dos forman una melodía perfecta a nuestro alrededor cuando ambos llegamos al clímax al mismo tiempo dejándonos caer en el abismo del placer que nos damos uno al otro.
Mis párpados pesan y como mi cuero se siente cansado, sus brazos me envuelven. Coloco mi cabeza sobre su pecho, mientras el acaricia mi cabello y con su mano alza mi mentón para dejar un casto beso sobre mis labios.
-Eres mía Ángel...-Susurra contra mis labios.
-Lo soy y lo seré siempre. -afirmo dejando un beso sobre sus labios, haciendo que su boca se curve en una sonrisa.
✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️✨️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro