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CAPÍTULO 24.

CAPÍTULO 24.

Amelia:

Mis ojos se desvían entre Lucían y Lorenzo alternando de uno a otro. El primero luce desorientado mientras que el segundo tiene una expresión serena y llena de satisfacción.

La mirada de Lucían permanece perdida en el piso, su rostro tiene una mueca de desconcierto, su mirada pasa a la palma de sus manos mientras las observa como si ahora pudiera entender algo que lo intrigaba.

-Te necesitamos, hermano.-habla Lorenzo. -Desde que se supo que el diavolo no está al frente de la organización muchos creen que pueden quedarse con nuestros territorios , te hemos estado buscando por meses. He dado todo por mantener esta mierda a flote pero no es lo mismo.

Lucían niega sin parar sacudiendo la cabeza, pero no deja de mirar sus manos aun con el ceño fruncido.

«Mafia»

Repite mi cerebro una y otra vez, -no puede ser- doy un paso hacia atrás sin apartar la mirada de las personas que tengo enfrente. La mirada de Lorenzo se encuentra con la mía antes de que voltee sobre mis talones y salga disparada de la habitación.

-¡Amelia espera! -Escucho la voz de sofi llamarme cuando cierro la puerta que se azota a mi espalda.

Intento correr y alejarme de aquí, pero un sujeto de los que custodiaba la puerta me toma de la muñeca deteniéndome tan pronto me volteo.

-¿A donde vas? Nadie sale sin autorización del jefe. -Me gruñe aún sosteniendo mi muñeca.

Ni siquiera pienso lo que hago cuando con mi rodilla le doy un golpe en la entrepierna y salgo corriendo presa de los nervios. No voy a permitir que nadie me vuelva a poner un dedo encima en contra de mi voluntad. ¡Nunca más!

El hombre gruñe una maldición a mi espalda pero su voz se pierde con el eco de la música que ahora invade todo a mi alrededor cuando me mezclo entre las personas en la pista de baile. La gente sigue bailando y saltando mientras yo solo pienso en que debo alejarme de aquí.

«Nada de esto esta pasando...no puede ser verdad. ¡Esto es una maldita pesadilla!»

-"De este negocio nadie se sale,"
"incluso si no quieres formar parte esto está en tu sangre Amelia... las mujeres como tu no tienes opción. Tu madre tampoco la tuvo y eso la mato" -sisea cerca de mi oído.

Un disparo se oye, es lejano pero... miro mis manos temblorosas que sostienen el arma y al sujeto que me mira con la mirada desencajada y los ojos inyectados en ira mientras cae de rodillas frente a mis pies."

Sacudo la cabeza saliendo del trance provocado por los recuerdos que tanto he luchado por alejar de mi cabeza. Pero aun si ignoras tú pasado, eso no hace que desaparezca. Como ahora cuando recuerdo las palabras de aquel hombre como si las estuviera escuchando en este momento.



Recuesto la parte trasera de mi cabeza en la pared, mientras abrazo mi torso con mis manos. Respiro profundo un par de veces, tratando de calmar la crisis de ansiedad que amenaza con apoderarse de mis sentidos.

No se en que momento me aleje tanto del club, pero ahora permanezco recostada sobre una pared en lo que parece ser el estacionamiento de algún supermercado cerrado.

Miro hacia todos lados y suspiro al percatarme de que no hay nadie alrededor. Y extrañamente eso me alivia. -Necesito estar sola, respirar y poner mis ideas en orden.-

Mi pasado dolorosamente me ha alcanzado y algo me dice que esta vez no será tan fácil huir de él. No solo por el hecho de que de esto nunca se sale. -Lo cual acabo de confirmar.- Sino por una razón aun más poderosa, no creo ser capaz de alejarme de Lucían.



Cassiano:

La última mirada que me da Amelia antes de desaparecer por la puerta es indescriptible...
¿miedo? ¿Asombro? ¿Rabia? No lo se. Pero lo ilógico aquí es que todas esas emociones no son dirigidas del todo hacia mi. No puedo explicarlo pero hay algo en su mirada que me dice que hay más detrás de su reacción.

Suspiro pero no la sigo, ella necesita espacio para procesar todo esto al igual que yo. Pero quien se aproxima a la puerta de salida es Sofi que ya se había tardado. -Ella nunca la deja sola-.

-Será mejor que regreses con la chica y que no haya hecho nada estúpido...- habla el hombre sentado en el sofá de cuero, mientras estrecho la mirada observándolo por la forma en la que habla.

-Mario...-le advierte Lorenzo quien nota que mis ojos se clavan en los del imbécil que se hace el idiota y voltea el rostro hacia otro lado.

«Me enferma que crean que pueden amenazarla cuando saben que les arrancaré la cabeza antes de que le pongan una mano encima.»

-¿Disculpa? A mi nadie me da ordenes, no soy uno de sus... "empleados." ¡No se confundan!
-Le ladra la rubia señalando a Lorenzo y al sujeto de uno en uno- ¡Así que mejor métanse sus amenazas por donde no les da el sol!

Nadie le responde claramente sorprendidos por su altanería. Sofi me mira un instante y asiente en mi dirección antes de salir por la puerta de la oficina azotándola en el proceso mientras Mario mira molesto a Lorenzo al percatarse de que sonríe observando en dirección a la salida como un idiota enamorado.

-¿No es un encanto? -Habla mi hermano quien parece embelesado por la rubia revoltosa.

-Estas mujeres nos darán problemas. -Responde el hombre.

-Si los problemas son tan follables como la rubia que acaba de irse, me importa una mierda.
-afirma con la mirada en la puerta por donde se fue la chica.

-Y creo que que tu me apoyas, ¿o no hermano? -Se ríe y no le respondo.

-Será mejor que tomes asiento y nos pongamos al día con algunas cosas -dice aclarando su garganta y señalando una butaca frente al escritorio.

Pasada una hora ya me puso al día de todo. Y aunque es mucho para procesar, trato de asimilar la información recién adquirida.

Aparentemente nos enfocamos más que nada en tráfico de armas, aunque eso fue después de que yo tomara el cargo. A mis 24 años me dieron el puesto de "rey de la Mafia" tras la muerte de mi padre en manos de los rusos.
Cuatro años después había hecho crecer el negocio el doble de lo que lo había hecho mi padre en sus 20 años al mando. Incluso cuando yo no trabajaba con el trafico de drogas y la trata de blanca, el negocio había duplicado sus ganancias.

Lorenzo no habla del porque me fui, aparentemente el psiquiatra con quien consulto mi caso le dijo que eso era algo que debía recordar por mi cuenta y por eso me querían en Italia, podía ocuparme del negocio y a la vez el aire de mi tierra me ayudaría en el proceso para recordar.

-Así que lo que dices es que los rusos desde que supieron de mi ausencia se han propuesto apoderarse de parte del territorio...

-¡Exactamente! Y por eso es sumamente necesario que vuelvas.

-¿Y crees que no notarán que no soy el mismo de hace un año atrás? -Lorenzo niega con la cabeza y sonríe

-Te he observado, tu esencia es la misma, sigues siendo aterrador y letal.

-Nadie en su sano juicio se mete con el diavolo. -Secunda Mario poniéndose de pie. -Y cualquiera que lo intente.... allí estaremos, su gente está a su entera disposición para seguir sus órdenes y patearle el culo a quien sea. -Finaliza.

Llevo mi mano a mi barbilla, acariciando la zona mientras pienso... mirando a los hombres que tengo enfrente.

-¡Bien! pero...

-Hay una condición. -Dice Lorenzo adelantándose a lo que sabia que iba a exigir y sonríe cuando asiento.

-Amelia...-dice y vuelvo a asentir.

-¡Tu mujer es bienvenida! Ya contaba con eso. -Dice y me extiende un sobre amarillo.
Lo tomo y observo lo que hay dentro. Un fajo de dinero, tarjetas de crédito y pasaportes.

Alzó la ceja y lo miro confundido por un instante con los tres pasaportes en la mano.

-¿Tres? -Pregunto y el sonríe encogiéndose de hombros.

-Tengo mis propios planes hermano. -Se limita a decir y suspiro. -Suerte con eso-.

Bajo la mirada a los documentos y lo miro con una media sonrisa de lado. -no tiene ni idea con lo que estará lidiando-. Aunque será bueno para Amelia si Sofi nos acompaña.

-¡Buena suerte con eso! -Me burlo. -Ahora si me disculpas termine por hoy, debo ir a ver como esta Amelia.

Asiente y Mario rodea los ojos poniéndolos en blanco pero lo ignoro.

«me importa una mierda y a decir verdad si sigue tocándome los cojones terminare por romperle el cuello.»

Tan pronto salimos de la oficina nos encontramos con los sujetos que custodian la puerta.

-La chica... ¿sabes a donde fue la chica de cabello negro? -Le pregunta Lorenzo al tipo de dos metros que tenemos enfrente.

-Señor... -habla bajando la cabeza. -La chica salió disparada, lo lamento intente detenerla pero se soltó y me golpeó antes de salir corriendo.- Responde el hombre.

-¿Pusiste tus asquerosas manos sobre ella? -Siseo y doy un paso al frente amenazante.

El hombre balbucea algo mientras da un paso atrás mirando a Lorenzo en busca de apoyo, sin embargo mi hermano palmea el hombro del tipo y se aparta de mi camino sin decir nada.

En un rápido movimiento le doy un golpe en el rostro que lo lleva al piso haciendo que escupa sangre de su boca y me mire con las cejas alzadas. Lo tomo por el pelo y le doy un rodillazo en la cara, que termina por dejarlo inconsciente.

-¡Adviértele a todos tus hombres que nadie le pone un dedo encima! -Advierto y Lorenzo se toma el puente de la nariz con dos dedos negando una y otra vez.

Y solo entonces volteo sobre mis pies hacia la salida en busca de Amelia.



Hola hola!!!

✨️¿Que me dicen ? ¿Amelia se va o no?

✨️ ¿que le pasa a lorenzo con sofi?

✨️ como ven amelia tiene un pasado también. Me gustaria saber cuales sin su teorías sobre eso.

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