CAPÍTULO 20 "PARTE 2".
CAPÍTULO 20. Parte 2.
Amelia:
Lucían se abalanza sobre el sujeto golpeándolo una y otra vez. Ambos se traban en lucha golpeándose con extrema violencia, pero esta vez Lucían se ve diferente. Algo en el no está bien. La forma violenta en la que sus hombros suben y bajan y como parece no dolerle los pocos golpes que recibe, me hiela la sangre. Parece completamente fuera de sí. El hombre se lanza encima de el y el mundo se detiene para mi en cuanto veo como la navaja se clavaba en el abdomen de Lucían que baja la mirada un instante a la herida.
"¡No!-Grito desesperada intentando ponerme de pie pero mi cuerpo no responde.
Una de las rodillas de Lucían toca el suelo y allí se mantiene un momento con una mano sobre la navaja aun enterrada en su abdomen, y para terminar de empeorar las cosas la herida empieza a sangrar.
El tipo que acaba de apuñalarlo aprovecha ese momento de distracción del hombre herido y se voltea emprendiendo su caminar en mi dirección sonriéndome de forma amenazante, haciendo que retroceda un paso.
-¿En donde nos quedamos muñeca?-Habla pero de golpe Lucían se pone de pie otra vez.
Como una fiera lo toma por la nuca con fuerza, sus manos cubiertas de sangre ya no sostienen la navaja, pero de todos modos la pudo ver aún clavada en su abdomen.
Le da dos golpes al sujeto que sostiene con una sola mano y luego lo arroja contra el muro, haciendo que jadee y maldiga.
Vuelve a levantarlo como si no le pesara y lo lanza nuevamente haciendo que caiga de espaldas sobre los botes de basura que están a un lado, el hombre se queja y juraría que pude escuchar el sonido de un hueso roto.
Los ojos de Lucían siguen sobre el sujeto que intenta ponerse de pie tomando distancia del amenazante hombre que pese a estar sangrando parece decidido a terminar con nuestro agresor.
De un momento a otro gira el rostro en mi dirección, sus ojos buscan los míos y veo un brillo peligroso en ellos, que me eriza la piel.
Debería estar aterrada de él, de... lo que veo en sus ojos ahora, pero no lo estoy, se que el nunca me lastimaría. ¡No a mi! El voltea y vuelve su atención al hombre que probablemente ha visto lo mismo que yo en los ojos de Lucían ya que ahora alza las manos en señal de rendición.
Sus ojos ahora reflejan miedo frente a la inminente amenaza en la que se ha convertido Lucían que no le quita la mirada de encima acercándose como un león a punto de cazar a su presa.
Se ve salvaje y aterradoramente espeluznante, cubierto por la sangre y el sudor.
-Es irónico... -Murmura Lucían negando con la cabeza, como si recordara algo divertido. Mientras el hombre frente a el hombre lo observa al igual que yo lo hago cuando sus palabras atraen mi atención hacia el cuando vuelve a hablar dando otro paso hacia el sujeto en el suelo.
-Es irónico que la chica por la cual no te asesine aquel día en la jaula, sea lo último que veras en tu jodida vida. -Masculla.
El sujeto en el suelo abre los ojos aterrado, y después de eso todo pasa en cuestión de segundos...
Lucían lo patea varias veces haciendo que ruede en el suelo, aturdido y sangrando se remueve casi jadeante. Pero Lucían, que parece una bestia, lo sigue golpeando una y otra vez hasta que lo sujeta con una mano desde la parte inferior de su boca, mientras que con la otra hace lo mismo pero con la parte superior separando con fuerza su mandíbula.
El hombre se queja y lucha por huir pero los casi diabólicos músculos de Lucían se lo impiden.
Entonces como si fuera un animal salvaje y embarbecido comienza a desprender los huesos de su mandíbula poco a poco con sus manos. Mi corazón golpea con fuerza dentro de mi pecho con el sonido de los huesos del hombre cuando se rompen, en medio de quejidos y gritos de dolor que salen de su boca.
Y sólo en ese instante me vuelvo completamente consiente de que Lucían esta desgarrándole la mandíbula con sus propias manos. Con la mirada fija en la escena frente a mi, me paralizo sin poder mover un solo musculo mientras escucho el crujir cuando la mandíbula del sujeto se separaba en dos entre las fuertes manos que minutos antes acariciaban mi rostro con delicadeza.
Las mismas manos que ahora estan cubiertas por la sangre del hombre que acaba de caer muerto a los pies de Lucían con el rostro desfigurado y cubierto por la sangre.
Inmediatamente Aparto la mirada cuando no puedo ver mas. Esto es demasiado para mi por lo cual el vomito no se hace esperar subiendo por mi garganta como catapulta devolviendo lo poco que tenía en el estomago.
Paso el dorso de mi mano temblorosa por mis labios limpiando la suciedad alrededor de ellos y como puedo y aun abrumada por todo la situación me incorporo buscando a un conmocionado Lucían, que ahora ya no se ve amenazante, sino más bien aliviado, pese a que aún su respiración es agitada y entrecortada.
Cuando sus ojos hacen contacto con los míos suspira con alivio, como si el confirmar que me encontraba aún aquí, lo tranquilizara.
«El ha hecho esto para protegerme, nunca podría dejarlo, ni siquiera ahora»
Da un paso hacia mi con sus ojos brillantes fijos en mi, e intenta dar otro paso, pero su rostro se contrae en una mueca de dolor y baja la mirada a su abdomen donde aun yace la navaja enterrada. Sonríe como si le resultara divertido lo que ve y luego niega con la cabeza antes de caer de rodillas al piso.
Corro tan rápido como puedo y a penas alcanzo a sujetarlo antes de que su cuerpo golpee el suelo. Tomo su rostro cubierto de sangre entre mis manos y el posa la suya sobre mi mejilla.
-Lucia, debo... debo buscar un hospital.- sollozo.
-Ángel... no un hospital no. Solo vete, aléjate de mi... -suplica en un hilo de voz, pero niego con la cabeza.
Incluso después de ver de lo que es capaz, no puedo dejarlo.
-¡No pienso ir a ninguna parte!-Lloro mientras lo jalo contra mi pecho rodeándolo con mis brazos.
-Buscaré ayuda... yo...¡Dios! debemos ir a un hospital.
-¡No! Por favor Ángel...-su voz es suplicante y casi imperceptible cuando murmura. - Un hospital no.
Eso es lo último que sale de su boca antes de desvanecerse entre mis brazos.
Miro a mi alrededor pero estoy completamente sola. Nadie vendrá a ayudarme, no puedo ir a un hospital, incluso si explico lo que paso, Lucían será encarcelado o algo peor.
Bajo la mirada al hombre inconsciente y me aferro a él abrazándolo con todas mis fuerzas.
«¿que voy a hacer?»
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