Capítulo 11

Lucían:

Dicen que los demonios no tienen corazón y que no pueden sentir amor, empatía o el más mínimo de los sentimientos, pero en esta oportunidad voy a discernir con esa hipótesis. Ya que en este momento mi helado y negro corazón se está rompiendo en pedazos al ver el estado de la chica que yace inconsciente en la camilla de un jodido hospital.

« violada »

Esa maldita palabra se repite una y otra vez, y me tortura cuando no deja de repetirse en mi cabeza como un disco rayado. La miro desde la puerta de la habitación y no me atrevo a entrar, mis brazos están a mis costados con las manos hechas puño.

Ella parece estar... dormida. Su rostro lastimado, las marcas en sus brazos, tiene vendas y un cuello ortopédico rodea su cuello.

-Puede pasar. -me dice la mujer a mi espalda. -Tiene unos minutos y después debe retirarse para dejarla descansar. - Asiento y la mujer se retira.

Con pasos lentos y torpes me acerco a mi bello ángel, ya de pie a su lado mi mirada se fija en su rostro inexpresivo y sus párpados cerrados. Cierro mis ojos y la imagino sonriéndome, como cada día lo hacía cuando sus ojos almendras se posaban sobre el gris tormentoso de los míos. Envuelvo su mano con la mía y se siente tan pequeña y fría...

El aparato que tiene conectado y que controla sus pulsaciones comienza a soltar un ruido que se repite y marca como sus latidos se empiezan a acelerar. Con la yema de mis dedos acarició su mano y con la otra apartó un mechón de su cabello que le cubre el rostro.

Cómo puede alguien hacerle daño a un ángel como el que tengo enfrente. Sus latidos siguen disparados y el sonido empieza a preocuparme, me inclino y beso su frente, mantengo mi boca allí unos instantes sin soltar su mano y sin despegar mis labios de ella le susurro...

-Soy yo ángel...¡Tú Lucían! Tranquila ya estás a salvo.

Es irónico que las primeras palabras que le dedicó sean cuando ella no está consciente para oírlas y me reprendo por ello.

Me aparto y acaricio su cabello con suavidad, sus latidos comienzan a estabilizarse poco a poco. Odio la idea de dejarla sola pero tengo que hacerlo. Ese hijo de puta no se va a salir con la suya y si piensa que lo que le hizo a Amelia va a quedar impune se equivoca. Ella no está sola y voy a asegurarme de que lo sepan.

La recorro con los ojos y siento que me arrancan la piel al verla así, todo en mi interior quema y apartó los sentimientos de agobio y tristeza que me invaden y pueden distraerme de lo que debo hacer. Pero la culpa es un maldito puñal que tengo clavado en el pecho.

¡Yo pude evitar que se fuera! Eso no me deja tranquilo y sé que nunca me perdonaré por esto. Ella quería que yo la detuviera... "-si tu me pides que me quede, lo haré".

Sus palabras hacen eco en mi interior y este sentimiento de culpa me hace hervir la sangre haciendo que el enojo vuelva a apoderarse de mi. Yo pude evitar todo esto. No puedo cambiar lo que pasó, el daño ya está hecho y eso me frustra y me enloquece, pero hay algo que sí puedo hacer...

« Vengarla »

Beso el dorso de su mano y con cuidado suelto mi agarre de ella. Dejó su mano sobre su abdomen.

-Vuelvo pronto Ángel, descansa.- Le susurro.

Abandono la habitación y salgo del hospital, el frío de la madrugada me azota tan pronto mis pies tocan el pavimento, aún no amanece y toda la ciudad permanece en silencio.

Se lo que debo hacer y a donde dirigirme, así que sin vacilar me encaminó hacia mi destino. Una vez llegó al edificio, me coloco la capucha de mi sudadera para que nadie pueda reconocerme aunque no veo a nadie alrededor.

Subo a toda prisa con determinación las escaleras y tomó la llave que está escondida entre las plantas del pasillo al lado de la puerta principal. Introduzco la llave y el cerrojo cede de inmediato. Entonces el dulce y característico aroma a vainilla y flores se filtra por mis fosas nasales, todo este lugar huele a ella.

Cierro los ojos y tomó una inspiración profunda disfrutando del delicioso aroma, se que no está bien que esté aquí, no así, pero me importa una mierda. Vine por algo y no me iré sin ello, no puedo perder tiempo, ni ponerme de moralistas cuando lo menos que tengo es moral alguna.

No puedo perder tiempo así que me pongo en la tarea de encontrar lo que vine a buscar. Recuerdo una vez que Amelia comentó que Matteo era su compañero de clases en su instituto, por lo que si encuentro el lugar donde ella estudia, encontraré la información que necesito para cazar a ese hijo de puta.

Revisó cajones y todos los muebles donde pueda encontrar algo que me diga o me de una pista de donde debo ir. Pero no hay nada característico que me de un nombre o una dirección.

« Mierda »

Doy unos pasos más en la habitación y veo en una esquina un pequeño escritorio con una laptop encima, me apresuró a abrirla y encenderla rogando que no tenga algún tipo de clave o contraseña y efectivamente no la tiene. Es obvio que no... ella es completamente transparente.

«¿Que podría esconder un ángel como Amelia? »

Reviso minuciosamente archivos y carpetas en busca de algo y nada... no hay redes sociales ni nada que pueda darme lo que busco hasta que me percato de que si tiene correo electrónico y marca un mensaje como no leído.

Procedo a abrir el mensaje aun dudando un poco, pero ya llegué hasta aquí, ahora no puedo detenerme y después de todo el fin justifica los medios. Y más en este caso.

Fijo mi vista en el mensaje...

" Por parte del Instituto High Europa queremos felicitar a la señorita Amelia Johnson por culminar el bachillerato nocturno con calificación excelente, y procedemos a notificarle que ha sido recomendada para la universidad autónoma de Barcelona para la carrera de psicología con una beca completa"

No proceso todo el mensaje solo me centro en el nombre del instituto que aparece al comienzo de este...

-¡Bingo!- Busco la dirección y se a donde dirigirme, conozco el lugar está a solo unas 10 calles de aquí.

Dejó el lugar como estaba antes de llegar y vuelvo a salir al frío de la noche, son casi las cuatro de la madrugada. Recorro las calles rumbo a mi destino, debo terminar con esto antes de que amanezca. Al cabo de unos minutos visualizo la edificación y rodeó el edificio en busca de una entrada trasera o algo pero no hay. Lo que me lleva a saltar la cerca, las ventanas no tienen reja lo cual me facilita la tarea a la hora de romper el vidrio con mi codo, espero encontrarme con el chillido de una alarma pero el sonido nunca llega.

No tengo ni puta idea de como voy a conseguir la información que busco pero de este lugar no me voy hasta no conseguir lo que quiero. Aunque tenga que dar vueltas por todo el lugar, recorro las instalaciones en busca de la habitación que necesito y allí está ...

« La dirección »

Aquí tienen que tener todos los expedientes con los datos de los alumnos, números de teléfono y direcciones...

« Justo lo que necesito. »

Abro la puerta que para mi sorpresa no tiene llave y me apresuró al archivero pero está cerrado, rebusco en el escritorio pero no hay rastro de las llaves. Así que tomó un abrecartas que está sobre el escritorio y lo introduzco dentro de la cerradura, maniobró un par de veces con esta hasta que cede.

Saco todas las carpetas y comienzo a revisar una por una, haciendo un reguero en el lugar, el cual poco me importa. Me detengo cuando mis ojos observan la fotografía de una chica de cabello negro y ojos almendras, paso mis dedos con añoranza sobre la foto...

« Amelia »

Sacudo la cabeza y apartó la carpeta mientras sigo en la búsqueda de la que necesito, debe estar cerca ellos son compañeros de clases, rebusco un poco más y... efectivamente. Encuentro lo que busco, los ojos color verde y el cabello rubio del chico de la foto lo hacen ver inofensivo pero no es más que un farsa, es la fachada de un lobo con disfraz de cordero.

Aprieto el documento entre mis dedos imaginando todo lo que le voy a hacer cuando le ponga las manos encima a ese maldito bastardo. Una sonrisa maliciosa se dibuja en mi rostro solo de imaginarlo suplicando para que lo mate, porque si...

No va a suplicar por su vida, sino que me rogara porque termine con ella, cuando lo tenga enfrente. Miro los datos impresos en la hoja y ahí está la dirección que tanto buscaba...

-¡Te tengo maldito!.

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