CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 1.
Amelia:
Los minutos siguen pasando y aún me mantengo en mi sitio, esperando frente a la puerta de la dirección del instituto. Acabo de rendir mi último examen para aprobar el bachillerato y estoy extremadamente nerviosa.
No tuve la oportunidad de culminar mis estudios, cuando era debido y por esa razón, a mis veintidós años aún estoy cursando el secundario nocturno. Bueno... a decir verdad estoy terminándolo. Si todo sale bien, claro.
En realidad no aspiro a mucho, no busco hacer una carrera universitaria o algo así, aunque si me encantaria, mi realidad es otra. Por lo tanto, me conformo con terminar el bachillerato y poder conseguir un mejor trabajo, con el cual sustentarme. Tengo un empleo en una cafetería del centro de la ciudad.
Aunque no es el mejor empleo del planeta y solo soy una simple mesera, es un trabajo digno.
Aunque en ocasiones debo lidiar con mi jefe, que me respira en la nuca todo el tiempo. También estoy extremadamente cansada de sus constantes insinuaciones. Pero, aunque suene horrible lo que voy a decir, ya me he acostumbrado y aprendido a ignorarlas, pese a que cada vez son más y en más de una oportunidad es demasiado insistente.
Pero por el momento, es lo que tengo y a pesar de que el salario no es para nada alto, al menos me alcanza para pagar la renta de mi pequeño apartamento y los gastos diarios. Mi apartamento es pequeño, pero es mi refugio del mundo y con el tiempo, he logrado convertir ese minúsculo espacio, en mi hogar.
Solo por eso, aún no me he decidido a buscar otro empleo, es difícil empezar en un lugar nuevo, por lo tanto como dice el dicho, "Mejor malo conocido, que bueno por conocer". O algo así.
A lo que me refiero, es que no puedo arriesgarme a que algo salga mal y termine por perder el lugar que con tanto esfuerzo al fin, he aprendido a llamar hogar, por aventurarme a cambiar de empleo.
Pero tan pronto termine con mis estudios, las cosas cambiaran y teniendo un poco más de "capacitacion", podré comenzar a buscar un empleo mejor y con mayor paga. Quizás pueda comenzar a ahorrar algo de dinero, cambiar los muebles, la pintura, no lo sé.
¿O quién sabe? algún día, comprar el apartamento en donde vivo. Aunque eso sería a largo plazo, soy completamente consciente de cuál es mi deplorable estatus financiero actualmente.
-¡Tranquila Amelia!. ¡ Deja ya, de morderte las uñas! -Me regaña Sofí.
-Estoy muy nerviosa, ¿si?. De esto dependen tantos de mis planes...
-Lo sé. Créeme, espero que en esos "planes" este el de conseguir otro trabajo y así dejar de sufrir el acoso de tu gordo, estúpido y calvo jefe. -Se queja y blanqueo los ojos.
Por supuesto que Sofí sabe de mis planes, es mi mejor amiga después de todo. Conocía todos mis secretos, hasta el más oscuro. Más de una vez tuve que detenerla para que no golpeara a mi jefe, cuando sus "propuestas" rondaban lo ofensivo.
-Entre otras cosas, Sofí. Tengo muchos gastos. -Explico y me observa con atención. - Si apruebo, podré conseguir otro empleo. Quien sabe, quizás hasta dos y así, no solo me libraré de mi jefe, sino que también tendré mayores ingresos. Podría ahorrar, remodelar mi apartamento, adoptar un perro y no se, quizas... ayudar a Lucían a encontrar un lugar. -Digo al recordar a mi amigo indigente.
-Ohh, vamos amiga. ¿Es enserio? ¡No necesitas tener dos empleos! Solo deja de intentar querer salvar a todos, empieza a enfocarte más en ti. El exceso de caridad no es bueno. -Habla apuntándome con su dedo.
-No es caridad ayudar a los necesitados. Y además puedo trabajar, me gusta hacerlo. -Me defiendo.
-Y ayudar a Lucían es algo que quiero hacer. No pienso discutir sobre ese tema otra vez contigo. -Advierto, dado que el tema de Lucían, siempre ha generado controversia entre nosotras y es algo con lo que no pienso negociar.
-Bien... no voy a meterme más en tu relación con el príncipe de callejón. -Se ríe, alzando los brazos en señal de rendición.
El apodo que utiliza para referirse a él me hace gracia, porque a no ser por la tonelada de harapos y la barba, Lucian es apuesto, tanto o más que un príncipe.
-¡Que se llama Lucían!-Respondo arrastrando la última vocal.
-Eso no lo sabes, el hombre jamás ha pronunciado una palabra. Tu lo nombraste como si fuera una mascota. -Se ríe y vuelvo a poner los ojos en blanco, pero decido no responder.
Doy por terminada nuestra pequeña discusión, porque después de todo, en algo mi amiga tenía razón. En todos los meses que llevo de conocer a Lucían... -si podía decirse conocer- nunca lo escuché pronunciar ni una sola palabra.
Él solo me ve irrumpir en el callejón donde siempre duerme y me observaba, mientras cada día dejó los alimentos y algunas cosas que puede necesitar para subsistir.
Han pasado unos seis meses desde que lo vi por primera vez, cuando caminaba en dirección al basurero, con la bolsa de residuos en la mano. Recuerdo ese día como si hubiese sido ayer, cuando al adentrarme al callejón, lo vi...
Estaba recostado contra un muro, bajo un pequeño techo de chapas plásticas temblando. Nunca pude olvidar su mirada perdida y vacía observando hacia la nada.
SEIS MESES ANTES:
-¡Hey! ¿Te encuentras bien? -Pregunto al hombre que tiembla y abraza su propio cuerpo recostado a la pared.
Se ve cansado y con frío, no aparenta más de unos treinta años pero la ropa sucia y la barba lo hacen lucir mayor. Lento y con cautela, me acerco a él, pero a pocos pasos de distancia, me detengo cuando sus ojos comienzan a recorrerme desde los pies hasta mi rostro.
Su mirada es inexpresiva, vacía pero llena de tristeza. Sus ojos grises plata son como la luna pero están casi cubiertos por la espesa cabellera azabache que cae sobre su frente.
Su mirada se encontró con la mía y entonces sucedió lo más extraño que me ha ocurrido en la vida. Como si se tratara de un embrujo, un poder hipnótico que jamás he sentido, se apoderó de mí dejándome perdida en medio de la tormenta que refleja su mirada.
El vacío en sus ojos, es... algo que de solo verlo, duele. Conozco ese sentimiento mejor que nadie, la soledad y el temor.
-¡Hey! ¿Como te llamas?- Pregunto pero no obtengo respuesta.
Sus ojos siguen fijos en mí, observándome con desconfianza, aún cuando no deja de temblar. Recordandome a un animal herido, asustado y a la defensiva. Suspiro y doy la vuelta sobre mis talones caminando hacia mi apartamento, que se encuentra a pocos metros del callejón. Subo las escaleras de prisa y azoto la puerta tras mi espalda cuando me apresuro al dormitorio.
Rápido tomo una manta y me dirijo a la cocina, tomo una bolsa de papel y pongo algunas frutas dentro, una botella de agua y algo de pan. También preparo una de mis sopas instantáneas y cinco minutos después de terminada la mezcla le pongo la tapa al recipiente descartable y coloco todo en la bolsa.
Dejo salir una fuerte exhalación y enderezó la espalda, mientras salgo del apartamento rumbo al callejón. Tan pronto regreso, veo que el extraño sigue ahí en el mismo lugar. Solo que ahora sentado en el piso con la espalda recostada en la pared.
Sus ojos claros se volvieron hacia mí en cuanto pongo un pie dentro del callejón.Y puede que esté loca, o quien sabe, pero sea cual sea el motivo y por extraño que parezca, no le temo.
Ese extraño que tengo enfrente no me provocaba temor alguno, lo cual si resultaba espeluznante. Porque o me estaba volviendo loca o definitivamente habia perdido toda noción de auto conservación.
Estoy rompiendo todas mis propias reglas acercándome a un desconocido, más aún a un indigente con aspecto de asesino serial. Pero aquí estoy, frente a un desconocido con una bolsa de frutas en una mano y sopa caliente en la otra.
¿Es un extraño? La respuesta obvia es, ¡Si!
¿Es espeluznante, con todos sus tatuajes y su ropa sucia? Otra vez la respuesta es, absolutamente, si, claro que lo es.
Pero no le temo y la razón ya no importa, mi instinto dice que lo correcto es ayudarlo y si hay algo que siempre he hecho y me ha salvado en más de una oportunidad es seguir mis instintos.
Doy los últimos pasos en su dirección, poniéndome de cuclillas frente a él y le extiendo los alimentos para que los tome. Pero como es de esperarse, él no lo hizo, no movió un músculo. Y sus ojos son los que siguen fijos en los míos.
-Tómalos. Es sopa caliente y algo de fruta. También te traje agua. -Le sonrió, intentando demostrarle que no soy una amenaza, mientras le extiendo la bolsa para que la tome.
-También te traje una cobija, hace mucho frío y podrías enfermar.- Explico y solo lo veo fruncir el ceño.
Baja la mirada a la comida y luego la vuelve a mi pero no toma nada de lo que le ofrezco, tampoco me habla, solo me observa con recelo. Como si esperara que en cualquier momento fuese a atacar o a intentar hacerle daño.
«Como si eso pudiese pasar, el sujeto es enorme y yo ni siquiera alcanzó el metro sesenta.»
Dejó escapar un suspiro cansado, ya frustrada por su negativa a tomar lo que le traje. Y aunque entiendo su desconfianza, sigo insistiendo, así que con toda la paciencia del mundo, vuelvo a intentarlo.
-Mira, se que no me conoces, mi nombre es Amelia y solo quiero ayudarte. -Le explico con la bolsa extendida en su dirección, pero nuevamente, no hubo respuesta.
Bufo molesta y tomo el puente de mi nariz con dos dedos antes de suspirar. ¿Y si no entiende mi idioma? Me pregunto.
-Ok... ¿Entiendes lo que digo?-Pregunto y nuevamente no habla, solo sigue ahí mirándome, con su ceño fruncido, hasta que lentamente asiente, una sola vez.
-Bien... no confías en la gente. Esta bien, no te culpo. Yo tampoco lo hago, no tienes que responderme ni confiar en mí, solo... -Hice una pausa, antes de mirar por encima de mi hombro cuando la luz de un coche pasa por la calle principal.
-Si quieres que me vaya y te deje en paz, toma lo que te traje, ¿si? De otra forma, no me moveré de aquí y créeme puedo ser muy persistente. Además, hace frío y enfermeras si no te alimentas. Prometo que si lo haces me iré -Prometo y vuelvo a extender la comida. Él mira mis manos y entonces al fin toma lo que le ofrezco.
Sus dedos rozan los míos y una corriente extraña recorre mi cuerpo. Podría jurar que él también lo sintió, por la forma en la que sus ojos me observan, pero apartó la idea de mi mente, casi tan rápido como mi mano de la suya.
Le sonrío y me pongo de pie. Extiendo la cobija cubriendo sus hombros, todo bajo su atenta mirada y doy la vuelta para marcharme. Le doy una última mirada sobre mi hombro antes de irme.
-Bien, buen provecho-susurro, pero él solo me mira alejarme.
PRESENTE:
-Señorita... ¿Amelia Johnson?- La voz de la directora me saca de mis pensamientos y salto en mi sitio con el grito de la chica rubia a mi lado.
-¡Aquí! -Responde Sofi empujándome hacia adelante .
-Por aquí, directora Miller.- Respondo, alzando la mano, apresurándome en su dirección. Mientras ella me mira sonriendo, tan amable como siempre.
-¿Siempre en la nubes, señorita Johnson?-Se ríe, haciéndome reír también por sus palabras. Porque después de todo, tiene razón.
-Lo siento.-Me disculpo.
-Bueno, no importa. Tengo buenas noticias para usted.-Habla observando unos papeles en su mano por encima de su gafas.
-Su calificación fue excelente. ¡La felicito! ¡Aprobó! -Dice y cubro mi boca con las manos conteniendo el grito de emoción.
-¿De verdad? -Pregunto mirando a la directora y a Sofi aún escéptica.
-Se lo merece, señorita Johnson. -Se limita a responder la mujer de falda de tubo y camisa blanca que me extiende la hoja con las calificaciones.
La tomo con las manos temblorosas y cuando veo la calificación final, un grito de felicidad se me escapa de los labios, antes de saltar sobre Sofi que observaba lo mismo con el mentón apoyado sobre mi hombro.
-¡Calificación final diez! -Chillo antes de extenderle la hoja en mi mano.
-¡Lo sabía! Te lo dije. Eres una cerebrito, era imposible que no aprobaras. Te felicito amiga.-Dice y la vuelvo a rodear con mis brazos.
-Esto hay que celebrarlo. -Dice de pronto.
-¿Noche de chicas? ¿Maratón de películas de terror, en mi apartamento? -Propongo ganando que Sofi me mire frunciendo el ceño, como si mi plan fuera lo peor del mundo.
Pero así soy, ella sabe que no soy de fiestas y lugares muy concurridos. Mis reglas son: "Pasa desapercibida", "no seas el centro de atención " y "si puedes, se invisible".
-Por supuesto. Noche de pelis y palomitas, es un excelente plan aunque... -La miró alzando una ceja, cuando deja las palabras a medias antes de agregar.
-...podríamos hacer algo más emocionante. ¿No te parece? -habla con una sonrisa divertida plasmada en su cara.
-¿A si? ¿Algo, como qué?-Pregunto con desconfianza, porque ya conozco su "idea de algo emocionante" .
-Podríamos, ya sabes... ir a bailar, embriagarnos.. perder un poco el control y conocer chicos. Solo por hoy, ¿si? -me guiña un ojo y junta las palmas de sus manos en un gesto de súplica.
-Sabes que no soy de fiestas y en este momento no estoy interesada en conocer a nadie, mucho menos chicos. Me basta con celebrar mis logros y mi felicidad con la exclusiva compañía de mi mejor amiga. -Respondo.
-Ahhhh, eres imposible -Se queja, pero aun así sonríe.
-¿Cómo negarme cuando me lo pones así? Pero un día... -Dice apuntándome de modo acusatorio con el dedo índice mientras entrecierra los ojos.-... Un día querida Amelia, voy a arrastrarte conmigo y saldrás a conocer personas y divertirte. No quiero que termines encerrada, sola en tu apartamento, virgen y con diez o quince gatos que te hagan compañía. -Dice mientras hace unas extrañas muecas con su rostro, haciendo que una carcajada se me escape por las ocurrencias de mi amiga.
-Que exagerada eres. Además, eso no va a pasar. Nunca estaré sola mientras tenga a mi loca mejor amiga cerca. -empujó su hombro con el mío.
-TOUCHE. -Señala en mi dirección.
Ambas reímos, mientras caminábamos hacia la salida del instituto pero no sin antes despedirnos de la directora que nos observaba de pie frente a la puerta de su oficina.
-¡Adiós, señora Miller! Gracias por todo. -Gritamos ambas desde la salida, despidiéndonos con la mano.
✨️Bienvenida o bienvenido al primer capitulo de "El Ángel del Diablo".
Gracias, por leer. Espero que la novela te esté gustando y si es así no olvides, seguirme, votar y comentar. Ya que eso me ayuda a que la historia llegue a más lectores.
También tenemos grupo de WhatsApp, si quieres unirte, solo debes enviarme tu número más la característica de tu país y listo.
✨️Besitos, TheMorganKing.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro