Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La Eutanasia

-¿Pero cómo que no? Si mi padre nos dijo que en el hospital creían que eso era lo que la había matado, tía -dije levantándome.

-Que te lo juro, Irene. Mi abuela estaba perfecta de salud. Es más… creo que estas muertes repentinas no fueron un accidente. -dice, bajando la voz en la última frase.

-¿Cómo dices? ¿Qué estás insinuando, Paula? -pregunté, estupefacta.

-¿Te acuerdas de mi vecina Justi? -me preguntó.

-¿La que siempre nos saludaba cuando pasábamos por su ventana? -pregunté, confusa.

-Si. ¿Y te acuerdas que también murió repentinamente en el hospital cuando ingresó por la operación de rodilla que se tenía que hacer? ¿Hace año y medio, más o menos?

-Que si que si… ¿A dónde quieres llegar con todo esto? -pregunté.

-Pues según los informes, también tenía una enfermedad rara. ¿Y sabes qué? No tenía nada, era todo mentira. Aún pensé que había sido un fallo de los médicos, que se habían confundido en los informes o algo, pero la muerte de mi abuela me hizo reflexionar. ¿No te parece raro que en sus informes aparezca lo de la enfermedad y que en realidad no tenían nada? No sé, es todo muy raro… Que se hubiesen equivocado una vez, vale, te lo acepto. Pero, ¿dos? ¡Y las que no sabemos! 

Al escuchar esto me quedé en shock. Si Paula de verdad tenía razón, algo serio estaba pasando en el hospital. 

15 de febrero de 2032

-Lo llamaremos “el caso del hospital” -dijo Paula haciendo aspavientos con las manos.

-A ver, vamos a tomárnoslo en serio. Si de verdad está pasando lo que insinúas, es algo grave. Aún no sabemos si hay un asesino como tú dices…

-¡Vamos a ver, Irene! Primero muere mi vecina de 76 años, por una supuesta enfermedad rara, cuando en los exámenes estaba perfecta y sólo había ingresado por la operación de rodilla. En segundo lugar, mi abuela, 74 años, perfecta de salud, que sólo había ido al hospital a hacerse una analítica. Y ahora tu abuela, que tenía 70 años, que había ido al hospital ¿por…?

-Porque mi padre le había dicho que se pasase a hacerse unas pruebas rutinarias. -contesté, anotando lo que estábamos diciendo.

-¡Eso! ¿Y qué ponían en todos los informes? 

-¡Que todas tenían una enfermedad rara! -gritamos las dos a la vez.

-Y, a parte de la “enfermedad”, ¿tenían algo más en común? -preguntó Paula.

-¡Sí! Las tres habían dicho que estaban a favor de la eutanasia. -dije.

-Pues ahora, ¿sabes lo que vamos a hacer? Esperar a que alguien conocido sea ingresado.


23 de junio de 2032

Las vacaciones de verano habían empezado hace dos días. Hasta entonces, no había ocurrido nada fuera de lo normal: ningún ingreso, ninguna muerte, nada.

Estaba tumbada en mi cama, leyendo un libro que estaba escribiendo una amiga cuando sonó mi teléfono. 

“Acaban de ingresar a Conchi, la abuela de Lucía. Prepárate, que en cinco minutos estoy en tu casa para ir al hospital.”

-Buenas tardes -saludé a la recepcionista-. ¿Nos podría decir cuál es la habitación de Concepción Ramírez? Somos sus nietas. Venimos a visitarla.

-¡Claro! Concepción Ramírez… la habitación 666. Última planta, a la derecha. Cualquier cosa, avisad, chicas -nos dijo en tono simpático.

Llegamos a la habitación lo más rápido que pudimos, para encontrarnos la puerta cerrada.

-Qué raro. ¿Tienes una horquilla? Puedo intentar abrir la puerta -dijo Paula.

Unos segundos después, habíamos conseguido desbloquear la puerta. Pero la escena que descubrimos dentro era propia de una película de terror.

El doctor Quiroga yacía muerto en el suelo, con una jeringa en el cuello y el bote de eutanasia tirado en el suelo, cerca de su cuerpo. A su lado, la señora Ramírez, contemplaba la escena temblando.

-¡Ha intentado matarme! El doctor Quiroga. Vine a hacerme unas analíticas y aprovechó para encerrarme aquí. Cogió esa jeringuilla y empezó a decir cosas que me asustaron. “Ya he hecho esto más veces”, “que no me iba a doler”... Casi lo consigue, hasta que escuchó que había alguien en la puerta. No supo qué hacer y se clavó la jeringuilla. -nos dijo, aterrada, mientras esperábamos que los de seguridad llegasen.

El doctor Quiroga, quien odiaba la práctica de Eutanasia, la había usado para matar a alguien. El doctor Quiroga, que según la señora Ramírez, ya lo había hecho varias veces. El doctor Quiroga, el asesino que Paula y yo habíamos estado buscando. El doctor Quiroga que, por presión, prefirió quitarse la vida antes de afrontar las consecuencias de sus actos.

El doctor Quiroga o, mejor dicho, mi padre, era un asesino.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro