traducido del portugués:

Me llamo Dilma Ferreira, soy jefa de policía de la ciudad brasileña de Itacoatiara, escribo esto porque hace unos días, mis hombres recibieron la denuncia de que, en algún lugar del amazonas, de una choza, emanaba un olor como de algo hace mucho tiempo descomponiéndose.

Mis hombres pidieron al denunciante ubicar, al menos de forma general, en que parte de la selva estaba la choza, nos indico un área de un kilómetro cuadrado ubicada en medio de varios distritos de Brasil, así que llame a los jefes de seguridad de cada área y elaboramos una estrategia conjunta.

Al cabo de veinticuatro horas mis hombres empezaron la búsqueda de la choza, y en cada distrito la policía de la zona hacia lo mismo, al cabo de algunas horas de búsqueda, uno de mis hombres encontró el lugar, pero fue necesario traer equipo especial, pues personalmente pude presenciar que el olor proveniente de la choza, era realmente nauseabundo.

Mediante un ariete, se derribo la puerta de la casita, pero lo que yacía ahí bastaba para que hasta al humano mas duro se le revolviera el estomago, no había milímetro de ninguna de las paredes internas de la casa que no estuviera empapado de sangre, había varias habitaciones conectadas entre si, y en cada una de ellas había enormes trozos de carne, los forenses determinaron que eran restos humanos, de igual manera, había gran cantidad de frascos de varios tamaños que contenían lo que al principio supuse eran órganos animales, desgraciadamente el equipo forense determino que todos y cada uno de los frascos contenía órganos humanos.

Embolsar, catalogar y etiquetar todos los restos le tomo a mis hombres varias horas, como dije antes, la escena podía incomodar hasta al hombre mas duro, varios de mis hombres, apenas pusieron un pie en esa casa, tuvieron que correr a la selva a vaciar sus estómagos debido a lo asqueroso de la escena.

Al igual que los otros jefes, imagine lo arduo que seria, para empezar determinar los nombres de cada una de las partes y órganos encontrados, luego, debíamos escudriñar a varios kilómetros a la redonda buscando alguna fosa común con aun mas restos, y para terminar lo que mas nos criticarían la prensa, políticos y población en general,el autor o autores de semejante atrocidad, uno de los jefes es bastante mayor y opino que esto solo podría compararlo con un campo de exterminio nazi, ninguno de los otros jefes de policía encontramos razones para llevarle la contraria a su comentario.

Ya estaba junto a los otros jefes preparándome mentalmente para la colosal labor que nos esperaba, cuando una de mis agentes se reporto ante mi, diciendo que encontró algo en una de las habitaciones, fui a ver personalmente de que se trataba; mi sorpresa fue mayúscula cuando vi, en la gaveta del, quizás, único escritorio del lugar, varias libretas, al revisarlas se determino contenían información no solo de cada victima sino del perpetrador de esta atrocidad, a continuación relatare el contenido de las libretas