-Nueve
Esa noche en particular, se estaban deleitando entre ellos.
TaeHyung succionaba la rígida erección de SeokJin, desesperado por este.
—Tae, dios.. —gemía el bello castaño con voz entrecortada y agitada—. No pares... —rogaba tomando su cabello y empujando su pelvis para penetrar aquella boca de ensueño. TaeHyung lo devoraba sin pausas—. Oh, Tae —este empujaba desesperado, mientras TaeHyung chupaba y se metía todo el falo hasta donde le daba su garganta— . Soy tuyo, TaeHyung —el susodicho succionaba y masajeaba aquella longitud y volvía a repetir—. Mi angel, sigue, no pares.
«No tengo intenciones de parar»
—Soy tuyo —repetia con esos dulces gemidos que TaeHyung adoraba oir—. Eso, chupalo de esa forma, como te enseñé... así —él le había enseñado como darle placer y TaeHyung habia entendido a la perfeccion lo que volvía loco a su amado.
«A él le encanta cuando mi lengua saborea su dura erección, adoro chuparlo. Me encanta meter mis dedos y urgar dentro de él, adoro adentrarme en él y embestirlo de forma dura».
Mientras ellos estaban en su propio mundo a la distancia alguien aguardaba.
Luego Seokjin tiraba de él para subirlo y comenzaba a besar desaforado los labios carnosos del rubio, metía su lengua y recibía la ajena en respuesta y podía saborearse a él mismo en la boca de TaeHyung, luego de morder sus labios y raspar su mentón con sus dientes, comenzaba a bajar por el cuerpo perfecto de su amado.
Tomaba su miembro y comenzaba a succionar—. SeokJin... —todas las sensaciones que aquel hombre le hacía sentir, eran incomparables e inexplicables, lo completaban.
Los sonidos grotesco que la carnosa boca del joven mundano provocaban estremecían al cuerpo del antiguo ser de luz. La mano grande de SeokJin subía y bajan por su miembro para estimularlo.
—Quiero estar d-dentro de tí —exclamaba TaeHyung con pequeños espasmos.
SeokJin lo soltaba, solo para cambiar de posición, pero sin dejar de estimular el miembro del azabache.
Con cuidado SeokJin posicionaba sus rodillas a cada lado de la cabeza de TaeHyung y continuaba succionando aquel largo falo que pronto lo estaría llenando.
TaeHyung estaba deseoso de preparar a su hombre, pero las sensaciones que SeokJin le provocaban lo hacían perder la consentracion y necesitaba enfocarse para prepara la estrecha entrada del castaño.
Posicionando sus manos a cada lado de su cadera, dejaba suaves chupones en cada glúteo y los abría para pasar su larga y caliente lengua por aquella entrada.
—¡Oh, si! —SeokJin paraba unos segundos por aquella plácida sensación.
Luego de unos segundos, la lengua de TaeHyung volvía a abrirse paso para penetrar a SeokJin con esta. Al jóven mundado le estaba costando concentrarse, pero estaba siendo tan cuidadosamente preparado que solo podía chupar el miembro de TaeHyung de forma desesperada, acelerando los masajes y succionando una y otra vez, saboreando como sabia el rubio y lamiendo el líquido salado que salia del glande.
TaeHyung lamía su agujero mientras daba estocadas hacía arriba para penetrar aquella boca pecaminosa. Ahora lamía su propio dedo corazón para meterlo en la entrada estrecha de Seokjin.
—¡Tae! —soltaba en un gemido audible.
—Mmm —respondía sin dejar de penetrarlo con su lengua y su dedo.
La sensación ardía en su entrada la cual estaba sensible, porque no dejaban de amarse un maldito segundo, pero cada vez era más fácil y TaeHyung podía tomarlo con más rapidez.
Un poco más y una nalgada aterrizaba sobre los blancos gluteos del jóven.
—Date la vuelta, SeokJin —ordenaba aquella grave voz que TaeHyung poseía.
El castaño obedecía y con cuidado se ponía horcadajas y con la ayuda del rubio alineaba aquella prominente erección a su entrada y de a poco bajaba su cuerpo.
—¡Ah, oh Tae! —gemía suavemente el castaño.
Sus labios dibujaban una perfecta O y TaeHyung lo besaba con desesperación para que se hincharan y tornaran más colorados. Cuando toda su erección era deliciosamente apretada por Seokjin, unos segundos pasaban para dejar que se acostumbrase y luego, una embestida hacia arriba.
—¡Dios! Hm—gritaba el jóven.
—Delicioso, eres hermoso —respondía el rubio y comenzaba a elevar su pelvis al momento en que SeokJin bajaba su cuerpo para encontrarse en una penetración profunda y perfecta.
—Mas, más —rogaba el castaño y comenzaban un movimiento perfectamente sincronizado.
El sonido del chasquido que piel con piel provocaban resonaba en su casilla, una y otra y otra vez, Seokjin era embestido con dedicación, con amor.
—Si, si —sollozaba placenteramente en el oído de TaeHyung.
En pocos segundo la posición era cambiada por el rubio, quedando este encima de SeokJin, recargandose sobre sus brazos para empujar y golpear su punto dulce.
—¡Ah, ah! —SeokJin se iba en puros gemidos de placer, hasta que estos eran tragado por la voraz boca de TaeHyung.
Lo besaba con desespero, como si no quisiera dejar aquellos labios, mordidas, respiraciones erráticas y la deliciosa sensación de penetrar al castaño.
—Mio, mío, mío —susurraba en el oído e Seokjin mientras mordía su lóbulo.
Un par de estocadas más en su punto dulce y las paredes del anillo muscular de SeokJin apretaban a TaeHyung haciéndolo rodar los ojos ante la exquisita sensación. Un poco más a la par que mordía el belfo carnoso inferior del mundano y ambos se corrían casi en una perfecta sincronización.
Caleb, quién esperaba a la distancia, los había dejado que terminaran y esperaba a que se durmieran, como de costumbre TaeHyung dentro de SeokJin, pero luego se habían separado para más comodidad, nunca solían hacerlo, pero esa noche si.
Al entrar y encontrarse con aquella imagen, el orgullo de Caleb quedaba destruido y se abalanzaba directo a TaeHyung con su daga preparada y desenvainada.
Solo la irá tenia control de él, los celos y su orgullo herido, él no amaba a Seokjin solo detestaba que este se había ido con alguien más.
Fue entonces cuando su locura acompañada de su daga, hacían de un lecho de amor, un lecho de muerte.
—¡No! —un grito desgarrador.
Al contemplar su accion, Caleb huía sin mirar atrás
—¡SeokJin!.
Pese a que al asesino había arrematado directo a TaeHyung, SeokJin lograba abrir sus ojos segundos antes para interponerse entre la daga y su amado.
El mismo había impactado directo en su espalda, perforando el corazon.
TaeHyung se hallaba bajo el cuerpo de su amado muerto, estaba bañado en su sangre y no entendía porqué había sucedido eso.
SeokJin iba a tener una vida larga, no era su momento, al menos, así era cuando se lo habían designado a él.
Lo que este no sabía, era que ya nadie cuidaba de SeokJin, por lo que había corrompido a un ángel, haciéndolo caer de su gracia.
Había algo oscuro en el hermoso joven, su Madre le había contado que todos teníamos un ángel guardian, no entendía en ese entonces, pero le fué suficiente saber que había alguien que cuidaba de él.
¿Por qué no tratar de enamorarlo? Y lo había logrado.
Cuando Seokjin había encontrado a TaeHyung en el agua, había entendido que su deseo se había hecho realidad. Él aceptaba que TaeHyung era su regalo, que él era el amor hecho hombre y le pertenecía.
Lo que ambos no sabían, era que estaban predestinados a un trágico final.
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