Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3.

**Leonardo**

Había estado mirando a Lidia desde la terraza mucho tiempo, la veía ir de una punta del cuarto a la otra desde el campo de visión que me daba la terraza del edificio de enfrente.

Luego de una hora de aburrirme observando cómo se ponía pintura roja en los labios y ropa, para luego sacarsela y ponerse otra noté que llegó Susan, su amiga desde antes de que yo comienzase a cuidarla, y tocó la campana que le avisaba a la joven de ojos verdes que la rubia se encontraba en el suelo, esperándola supongo yo.

Salió con una ropa muy bonita y bastante arreglada, las vi alejarse por la calle de su apartamento y tomar el camino de la derecha, perdiéndose de mi vista, por lo que comencé de nuevo mi vigilancia aérea.

Luego de pasar un largo rato volando, y agradeciendo el pan que una señora había dejado en la ventana de su casa, por las luces que daban las calles logré ubicarlas en una entretenida caminata, cuándo pararon y entraron en una taberna (Estoy cien por ciento seguro de que es una taberna).

Me quedé apoyado en una lámpara del alumbrado público, notando que una paloma comenzaba a mirarme raro y luego de una pelea de miradas me echó de su nido. Resignado, me moví a otra lámpara, por la cuál me quedé mirando el interior del establecimiento, las estaba observando tomando unas copas cuándo la voz molesta volvió, justo cuándo no la necesitaba.

-[¿Se puede saber que te pasa..? Estoy al tope de trabajo y tú me vienes a llenar la cabeza con tonterías, ¿que pasó?] -Rezongó Miguel, cómo siempre hacía cuándo interrumpían su perfecto balance, generalmente era yo la causa de ése desperfecto.

Algo divertido con su molestia, le comencé a explicar lo que había pasado y mis decisiones ante el peligro, preferí guardarme mi sospecha de poseción y lo que me dijo mentalmente, Miguel armaría un escándalo para llevar personal extra y no quería éso.

-[Ni siquiera pudiste inventar un nombre distinto, pero mientras no se vuelva a cometer éste error está bien, mantenme informado] -Explicó y se desconectó, que raro que no se hubiera enojado, pero supongo que es mejor para mí.

Luego de ver aburrido cómo ellas reían y se divertían, decidí que podría ir también a tomar algo, hace siglos que no voy a una taberna, por lo que esperé a que nadie me viese y adopté la misma forma que hoy por la mañana, sólo que con el cabello rubio, nadie me reconocería.

Entré fingiendo no conocer a nadie (Lo cuál es casi cierto), miré de reojo al dúo de chicas, las cuáles me miraban sin decír nada. Me senté y pedí un refresco, estaba estrictamente prohibido para los ángeles emborracharse en servicio, me quedé esperando en la barra y en éso llegó Lidia, escaneándome de arriba a abajo hasta que yo me volteé a verla con una expresión tranquila y calmada.

-Señorita, ¿pasa algo..? - Le pregunté, haciendo que levantase la mirada y me mirase fijamente a los ojos, ella tenía muy acelerado el pulso.

-[Por cierto Leonardo, casi me olvidó de decírtelo, Remiel tiene algunos problemas con resucitados en la ciudad, abre bien los oj-..]-

-Eh..y-yo...p-pues no, sólo vi una mosca en tu brazo, si.. -Se excusó ella en el peor momento posible, mi expresión era calmada pero Miguel la había escuchado perfectamente.

-[¿Quién está hablando..?] -Preguntó el Arcángel con un tono falsamente curioso, ya sabía perfectamente quién era.

-[No es lo que creés Miguel, puedo explicarlo si me das diez segundos] -Intenté ganar tiempo mientras mi cara se mantenía serena pero mi subconsciente estaba en completo caos.

-[En diez segundos estoy ahí, más te vale que sepas explicar bien..] -Amenazó comenzando una cuenta regresiva para su transportación automática.

-Entendido, gracias por hacérmelo notar -Respondí fingiendo más calma, tres segundos después me levanté y antes de que Miguel llegase a diez ya estaba en el baño de hombres de la taberna, viendo cómo se aparecía un joven de cabellos negros y ojos color amarillo brillante, vestido con sudadera y jean negro.

-¿Que hacemos en un baño..? -Preguntó molesto acusándome con la mirada, mientras que yo retrocedía lentamente contra la pared de azulejos blancos.

-Obviamente no querrías aparecer en el medio de un bar y que toda la gente se te quede mirando, mira..yo sólo entré a ésta taberna -Comencé a hablar mientras Miguel avanzaba, era cómo media cabeza más pequeño que yo pero éso no quitaba que su cabello alborotado y su mirada inquisidora lo hacían ver atemorizante.

-¡¿A una taberna?! ¡¡No puedes beber en servicio!! -Siguió reprendiéndome el gran Arcángel en su baja estatura y cabello despeinado cómo si recién hubiese salido de la cama.

-No estaba bebiendo, pedi una bebida sin alcohol mientras que estaba vigilando de cerca a Lidia, aunque creo que me reconoció y.. -Comencé a explicar, pero mi superior me interrumpió golpeando la pared, para luego dar un quejido de dolor.

-¡¿¡¿Como no te va a reconocer si sólo te cambiaste el color de cabello?!?! -Explotó mientras yo me apartaba hacia el lavamanos, mi plan de intentar quedarme en el molde no estaba funcionando en lo absoluto.

Un hombre con barba entró en el baño, fué al urinario y comenzó a hacer sus necesidades con nosotros dos por medio, manteniendo una discusión silenciosa y expresiva, hasta que el hombre dió por finalizado su tiempo y fué a lavarse las manos, justo a mí lado.

-¿Cómo están..? -Preguntó el hombre con una sonrisa amable y tranquila, Miguel no respondió pero yo le sonreí de vuelta al señor mientras le alcanzaba algo de papel descartable para que se secase las manos.

-Bastante bien, hablando de si los perros son mejores que los gatos, yo estoy del lado de los gatos -Le inventé por el camino, el hombre río divertido y luego se acercó a Miguel con alegría.

-Entonces supongo que nosotros estamos juntos contra ese pecho frío amante de los gatos -Le dijo a Miguel palmeándole la espalda cómo a un viejo amigo, Miguel sonrió con incomodidad y, en cuánto el hombre salió del baño, mi jefecito me miró con enojo y suspiró un momento.

-Este es tu último error, si vuelve a haber un problema te juro que yo mismo te arrancaré las alas.. -Amenazó, para luego desaparecer en un haz de luz y dejarme sólo en el baño, otra vez.

Salí del baño y noté que las chicas ya se habían ido. -[esto es malo, muy muy malo, Miguel va a matarme...] -Pensé con nervios, fuí hasta la mesera y le pregunté a donde se habían ido, ella me respondió que habían llevado a la chica rubia a su casa, estaba demasiado ebria cómo para ir sola.

Les pagué el refresco que ni siquiera llegué a probar y salí corriendo del lugar, no podía perderla ahora.
Corrí hacia la casa de Susan, no podría estar lejos de allí, cuándo llegué al departamento no había nadie en la entrada, pero si mucha gente alrededor, no podía transformarme aquí.

Comencé a pensar, si no estaba aquí estaba haciendo el camino hacia su casa, entonces sólo necesitaba usar la ruta para llegar y de seguro la encontraría por ahí. Estaba por comenzar a recorrer el camino, cuándo a mis oídos llegó un grito que escuché con total claridad aún estando lejos de ella.

-¡¡¡AYUDAAAA!!! -Ése grito era inconfundible, Lidia necesitaba mi ayuda y la necesitaba de inmediato.

Pude guiarme bien por las calles mientras me acercaba al lugar de donde había provenido el grito, es cómo si yo pudiera escuchar su grito desde otro país si fuese necesario. No pude esperar y comencé a correr a una velocidad abismal, necesitaba llegar y salvarla, no puedo dejar que se vuelva a repetir, no con ella..

Llegué al callejón en poco tiempo y ahí estaba, forcejeando contra dos resucitados, Remiel tiene bastante trabajo por lo que veo.
No perdí tiempo y lo primero que hice fué lanzar una patada contra el resucitado, el cuál salió a volar contra un muro, pero más comenzaban a salír desde la oscuridad, lo siento Miguel pero debo romper ésta regla..

-¡¡Cierra los ojos!! -Le ordené, ella no titubeó y cerró sus párpados con fuerza, en ése momento dejé mi forma humana y tomé mi forma angelical, cabellos castaños, ojos azules, una cicatriz en el labio inferior y una armadura de plata brillante relucían para mostrar mi verdadero ser.

-Bien, espero recordar cómo se hacía esto.. -Me dije a mí mismo, mientras le propinaba otro puñetazo al mismo resucitado, pero éste desapareció en una nube de humo sin dejar rastro de su existencia.
Mientras más y más resucitados salían de entre las sombras más difícil se tornaba la cosa, si bien se desvanecían de un golpe su gran número compensaba las bajas que yo producía.

-No me vendría mal algo de ayuda, ¿tú que dices..? -Pregunté retóricamente a una pequeña vara de plata que tenía en mi cinturón, la tomé y cambió de forma al instante, dejando ver una gran e impontente lanza de plata con filo de oro.

Las estocada me ayudaban a matar enemigos más rápido y a mayor distancia, aunque ahora comencé a notar que nos estaban rodeando más rápido que antes.
Seguí desvaneciendo resucitados, atravesando a una mujer de cabellos rojizos y luego a un anciano canoso y con lentes de gran aumento.

-[Señor Todopoderoso, tú que mueves montañas y abres mares a tu voluntad, hoy tú humilde siervo te pide que le des el poder para proteger a la gente que quiere, cómo tantas otras veces te lo he pedido y tantas veces me has respondido, te pido que me des la fuerza para vencer a estos enemigos y en nombre de Jesús te digo..] -Comencé a rezar mentalmente, ésta es la mejor forma que tenemos los ángeles de superar pruebas casi imposibles y de hacer milagros.

-¡¡¡AMÉN!!! -Grité levantando la mano al cielo, dejando que en la misma cayese un gran rayo blanco, que luego se subdividió en muchos otros rayos que reducieron a polvo y humo a todos los resucitados del callejón oscuro, y ahora silencioso.

Suspiré algo cansado mientras mi lanza volvía a ser una simple vara, para que yo la guardarse en mi cinturón otra vez. Escuché un pequeño maullidos a mis espaldas y noté a un pequeño gatito, herido seriamente por un resucitado, ésas bestias comen todo lo vivo que encuentran...

-Amen.. -Dije nuevamente, después de terminar mi oración con la mano en el vientre del miníno, el cuál estaba completamente sano cuándo retiré la mano de él.
Levanté al pequeño y me volteé, para encontrarme con Lidia, con los ojos abiertos de par en par, de seguro por mi aspecto, de seguro por el gato sano en mis brazos, tal vez porque observó toda la pelea o tal vez por todo éso junto.

Lo que si sé con certeza es que ella comenzó a huir de mí, yo la perseguí ya que aún no era seguro que estuviera sola o lejos de mí. La vi cruzar la calle mientras el camión sigue su trayectoria para atropellarla mientras yo estoy en la acera, todo en cámara lenta...

Y bueno, aquí estamos otra vez, ella está en peligro de muerte, por tercera vez el día de hoy. Sólo puedo decirles que he incumplido las dos reglas que tenía para hacer bien mi trabajo, pero no voy a dejarla morír, ni ahora ni nunca.

Tomando un impulso, la tomé en brazos junto al gatito (Al cuál obviamente no le gustó para nada la velocidad que alcancé de repente) y salí de la calle, por suerte antes de que él camionero se percatarse de algo.

-No grites por favor.. -Le dije del otro lado de la cera intentando sonar calmado, ella estaba pálida cómo papel y, antes de que pudiese decír algo, cayó inconsciente.

La miré extrañado y maravillado a la vez, pero simplemente aparté la vista y me dediqué a devolverla a su departamento..¿Estará la puerta de su balcón abierta?

Decreto Angelical número 42°: Bajo ninguna circunstancia, un ángel y un humano pueden establecer alguna relación emocional o carnal.

Palabras: 2030.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro