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Capítulo 2.

Bueno, el resto de la tarde no fué muy rutinaria para mi protegida, la cuál se vió rodeada por un gran grupo de personas que habían visto el enfrentamiento pero no intervinieron (No sé porqué no lo hicieron pero la verdad no soy quién para juzgarlos a ellos).

Ella intentó describir al sujeto pero le resultaba algo confuso, unos 15 minutos después llegó un patrullero policial, al cuál ella intentó explicar lo que había pasado, pero cómo no logró llevarse nada de su propiedad, los oficiales de policía sólo le dijeron que tuviera más cuidado al andar y se retiraron sin hacer nada más.

-[Miguel..contestaaa, te voy a llenar el cerebro con mis voces, así aprenderás a responderme en una emergencia] -Le decía mentalmente para molestarle, si había algo que el señor "Comandante" detestaba era tener que escuchar cosas molestas mientras trabajaba.

En fín, después de todo el incidente y dejarle otros cinco mensajes mentales a Miguel, noté que Lidia le estaba quitando las cadenas a su bicicleta (De seguro terminó su tiempo de castigo, pobre vehículo..) y comenzaba a pedalear hacia su departamento otra vez, aunque ahora parecía más atenta que de costumbre, claramente la seguí todo el camino desde el aire en mi forma de paloma blanca e inocente.

Después de llegar, ella dejó su vehículo en el estacionamiento/establo que le daba su departamento, entró y subió hasta su habitación (Estos edificios son cómo las posadas medievales, sólo que no tienen cabezas de animales en las paredes ni una taberna, realmente una lástima). Entonces pude observarla desde la terraza del edifico que tenía justo enfrente, de la misma forma que lo había hecho hace algunas horas, ella se tiró en su cama y se quedó ahí un largo rato, de verdad que los humanos son extraños...

**Lidia**

-[¡¡Deja de pensar en él!!] -Me gritaba a mí misma mentalmente mientras ponía una almohada sobre mí cabeza, pero por mucho que quisiese alejar la imágen del chico de cabello castaño y ojos azules de mi mente, cada vez se asentaba más, no era porque fuera lindo..¿Verdad? No, no era por éso, claro que no era por éso.

-[Admitelo, te encantó la forma en la que se arriesgó por ti, es cómo uno de esos chicos de las películas románticas] -Decía mi parte emocional, no quería pensar en éso ahora pero..¿En qué otra cosa podría pensar? El parcial de la próxima semana podía esperar, además de que el parcial no tenía ésos dos hermosos ojos azules.

-[Ya calmate, sólo lo viste una vez, no creo que lo vuelvas a ver] -Decía mi parte racional, en parte éso era muy malo, ya que aún tenía ganas de verlo un poco más, pero también era bueno, porque ya no me ilusionaría más, me estoy volviendo loca.

El tono inconfundible de mi teléfono celular me sacó de mis pensamientos, miré la pantalla "Susan", contesté de inmediato intentando prepararme para la gran cantidad de cosas que mi amiga de la facultad me diría.

-¡¡¡Lidiiiiaaaaaaaa!!! ¡¡¡¡Prepara tu más bonito y atrevido vestido que ésta noche vamos a salír!!!! -Gritaba ella del otro lado del aparato, aunque no lo había puesto en altavoz podía escucharla perfectamente desde la distancia prudencial que había tomado para evitar quedarme sin tímpanos.

-¿A donde vamos..? -Le pregunté acercándome al micrófono.
Desde ahí a los próximos 10 minutos, Susan me explicó a todo detalle de que estaba hablando, tenía planeado ir hoy al anochecer a un restaurante que había abierto hace unas dos semanas, bastante cerca de su casa.

-Susan, ya sabes que tengo que estudiar para mi parcial, es la próxima semana y debo aprobarlo a cómo de lugar -Intenté explicarme, aunque no tenía muchas esperanzas de convencerla.

-Que aburrida eres, sólo será una noche, prometo que volveremos antes de las doce, además de que te vendrá bien descansar un poco de tantos libros de medicina y material quirúrgico -Explicaba ella con un tono falsamente preocupado, estaba desesperada por salír a algún lado y beber un poco.

Luego de cinco minutos acepté ir con ella, a probar sólo una copa y a despejarme la cabeza de tanto estrés, me estaba volviendo loca con el análisis a fondo del sistema digestivo.

-Paso por ti dentro a las 8 en punto, ponte presentable, tal vez encuentres algún chico lindo -Dijo con un tono falsamente seductor antes de cortar la llamada.

En ése gran intervalo de tiempo tomé la decisión de merendar algo (Nunca había imaginado que ser asaltada abría tanto el apetito) bañarme, perfumarme y luego de probar, desde un vestido a una chaqueta de cuero frente al espejo, me decidí por un conjunto ideal: Una blusa blanca que me protegería del frío, un jean negro algo ajustado y mis botas negras.
Me miré al espejo y sonreí satisfecha con el resultado, dejé mi cabello negro suelto por mi espalda, me puse un labial rojizo en los labios y un poco de rimel en las pestañas.

El timbre del departamento me sacó de mi tarea y, terminándola a las apuradas, tomé mis llaves y mi bolso, en el cuál tenía mi billetera, teléfono, perfume y labial por si tenía algún inconveniente cosmético.

-Por fín, por poco llamo a una ambulancia para decír que estabas muerta -Me reprendió Susan en cuánto llegué a la planta baja y salí junto a ella. Mí rubia y despampanante amiga venía con su short minúsculo y su remera que dejaba al descubierto su abdomen a cualquier mirón.

-Yo esperaba algo un poco más atrevido pero te queda fantástico -Aprobó ella con una mirada divertida y emocionada, era la primera vez que íbamos a salír juntas desde hace cerca de un mes.

En el camino le conté lo que había pasado hoy en el parque, su cara pasó del susto sorpresivo a una mirada cómplice y luego comenzó con sus preguntas, cómo debí haberlo imaginado antes.

-Entonces Leonardo ¿eh..? ¿Será soltero..? -Preguntó más para sí misma que para mí, la miré con el ceño fruncido y una mirada fulminante-, ok ok..tranquila, sólo era una curiosidad, celosa... -Comentó por lo bajo.

Luego de éso, ella pasó a contarme que todo le estaba saliendo de maravilla en su estudio de fotografía, por suerte su jefe no era tan cascarrabias y el trabajo de ajustar las luces no le costaba nada, además de que la paga era bastante buena para tratarse de una ayudante.

Al llegar al restaurante lo primero que hicimos fué mirar el exterior, tenía toda la pinta de un bar con karaoke, pero al entrar descubrimos que también era un bar con karaoke (Casualidades de la vida ¿verdad..?). Buscamos una mesa cercana a la barra, idea de Susan por cierto, y pedimos unas cervezas para comenzar con la noche.

Estabamos divertidas hablando de un millón de tonterías cuándo a mí gran compañera, la fotógrafa del siglo, se le ocurrió jugar a las apuestas.

-Te apuesto un trago a que el siguiente hombre que entra viene casado -Largó sin más poniendo un pequeño vaso de cerveza en la mesa.

Ganó la apuesta sorpresivamente y tuve que beber el pequeño vasito, nada que no pudiera soportar.

-Eh..la siguiente mujer que entra viene con tacones -Le retruqué esperando tener razón, la próxima chica que entró tenía plataformas tan altas que si hubiera medido 1,68 se hubiera chocado la cabeza con el marco de la puerta de entrada.
Y así seguíamos el juego con tontas suposiciones, a veces erradas y a veces acertadas, hasta que la última apuesta la dió ella mientras terminábamos la pizza que habíamos pedido luego de la sexta apuesta.

-Te apuesto a que el siguiente chico que entra es super hiper mega guapo... -Declaraba ella mientras largaba una carcajada tonta, ella era la que más había perdido en éstas apuestas con cerveza.

El siguiente chico que entró tenía unos ojos azules que se pasaban por cada rincón del bar, una cicatriz en su labio inferior, del lado izquierdo, y un cabello de color rubio. Les juro, que me habría bebido la botella entera si no me hubiera congelado al verlo, era idéntico a Leonardo, y se lo comenté a Susan en cuánto me recuperé de la sorpresa.

-¿No que Fernando era castaño..? ¿No será su gemelo...? -Preguntaba ella casi cayéndose de la silla con la última rebanada en la mano, creo que se me pasó la mano con mis victorias, hasta confundía nombres mientras reía en silencio.

-No lo sé, además tiene la misma ropa que traía en el parque, no creo que le hayan dado el alta tan rápido -Comencé a deducir en voz baja, el chico con la campera blanca y los jeans negros se dirigió a la barra y pidió algo que no logré escuchar, era demasiado extraño tener el mismo estilo de colores en nuestra ropa.

Me levanté de la mesa con una valentía que no se si se debía a la cerveza o a la impresión de encontrarme con ése chico, pero quería ver a donde me llevaba. Me senté a su lado y observé detenidamente su brazo, debía de tener algún vendaje o algo así, pero con la sudadera de por medio no podía afirmar nada con seguridad.

-Señorita, ¿pasa algo..? -Me preguntó el chico de cabellos rubios, tuve que levantar la vista y noté dos diamantes en bruto observándome fijamente.

-Eh..y-yo...p-pues no, sólo vi una mosca en tu brazo, si.. -Dije intentando que mi sintiera se viera convincente, el chico me miró algo extrañado y sonrió.
-[¡¿Una mosca en su brazo?! ¡¿¡¿Es en serio?!?!] -Me reprendía mentalmente, que excusa más estúpida...

-Entiendo, gracias por hacérmelo notar -Dijo con un tono amable y tranquilo, acto seguido se levantó y fué al baño sin llegar a probar un trago de su refresco.
Estaba a punto de golpearme la cabeza contra la barra pero Susan se me adelantó, su estado de ebriedad no dió para más y se desplomó de su silla en una visita directa al señor suelo.

Obviamente fuí a socorrerla, la encontré tarareando la canción de "La lechuza hace shhh.." mientras movía su cabeza de izquierda a derecha, la levanté cómo pude con ayuda de una camarera y un hombre de la mesa de al lado. Después de lograr incorporarla, la dejamos sentada en el lugar que antes "Leonardo" había ocupado, Susan apoyo la cabeza en la madera que tenía la barra y se durmió al instante.

-Vaya noche.. -Dije para mí misma mientras intentaba sacarle el cabello de la cara, no podía dejarla sola por temor a que se fuera a caer de nuevo.

Luego de pagar la cuenta y despertar a mí amiga con bastante agua fría, la acompañé hasta su apartamento, donde una vecina que llegaba de sacar a pasear a su perro me ayudó a llevarla a su piso.
Mi compañera ebria decía cosas sin sentido mientras el ascensor nos elevaba, cómo que había demasiada luz en el estudio y no le gustaba que ése mono (Refiriéndose al perro de la mujer, la cuál la miró con cara de pocos amigos) la mirára raro.

La dejé en su departamento, le pedí disculpas a la señora con el perro y salí del edificio con apremio, ya debían de ser cómo la una de la mañana y debía de estar temprano en la facultad.
Cuándo iba caminando por la acera llegué a ver un pequeño gatito de color negro con manchas blancas en su hocico y en sus patitas, le sonreí y me acerqué a él con cuidado, buscando acariciarlo con la mano.

El gato, cómo hubiera reaccionado todo minino, se escabulló en un callejón que tenía a sus espaldas, desapareciendo de mi vista en un instante.
Me quedé ahí, con la mano estirada al aire, -[Ni los gatos me quieren..] -Pensé con tristeza, luego escuché un maullido ensordecedor desde el mismo lugar donde desapareció el pequeño animal, sin pensarlo dos veces me adentré en ése callejón oscuro y con apariencia peligrosa.

Encontré al gatito siendo abrazado por un hombre de cabellos negros y barba espesa, el hombre levantó sus dos ojos color rojo sangriento para verme y quedé estática en mi lugar con una expresión de horror incomparable.

El gatito estaba siendo devorado por el hombre, el cuál luego tiró al pequeño animal herido con su pequeño abdomen parcialmente abierto por una mordida no muy profunda, retrocedí por inercia propia, intenté gritar pero no me salía la voz aunque quisiese.

Cuándo estaba por voltearme dos brazos me agarraron por la espalda y un aroma a podrido invadió mis cosas nasales, dándome unas arcadas casi incontenibles.

-¡¡¡AYUDAAAA!!! -Logré gritar con todas mis fuerzas mientras intentaba zafarme de los brazos que me aprisionaban, logré escapar de uno de los brazos, pero cuándo estaba por correr hacia el pequeño gato herido el otro me hizo perder el equilibrio y caer al suelo.

Las dos bestias se tiraron sobre mí, mientras yo me defendía a patadas y empujones desde el suelo, no iba a poder aguantar mucho tiempo así.

Estaba sosteniendo a la deformación aquella con mis brazos y piernas, cuándo de repente una patada dirigida a su cabeza lo alejó de mí al instante, en el cuál pude observar a Leonardo (El de cabellos castaños, sudadera blanca y jean negro) forcejeando contra el segundo atacante mientras me pedía una sola cosa.

-¡¡Cierra los ojos!!

Palabras: 2222

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