- Taka... - dijo Rafiki, era la primera vez en años que escuchaba mi nombre.
- Asesine a mi madre, Rafiki... soy un monstruo - dije rompiendo en llanto.
Me desahogue como no lo había hecho en muchos años, los que estaban conmigo me consolaron mientras decían cosas como "no fue tu culpa" o "fue un accidente" o "solo tratabas de salvar a tu hermano". Mi padre me dijo exactamente lo mismo, como lo extraño.
- ¿Y el incendio que supuestamente mato a tu madre? - pregunto Rafiki, yo logre calmarme.
- Mufasa lo provoco para cubrirme, era la única forma de salvarme de la ejecución - explique.
- No la dejaste entrar en tu cuerpo porque la extrañaras, ¿verdad? - cuestiono Kion, creo que se refiere a mi repentino silencio de esta mañana - Tratabas de redimirte por lo que paso.
- Creí que si la dejaba volver a nuestras vidas... la compensaría - dije tratando de aguantar las ganas de llorar otra vez.
- Ella se aprovecho de la culpa que sentías para manipularte y usarte a su antojo - dijo Konsu con odio en su voz - Y encima se hizo pasar por ti cuando apareció en el volcán hace años... no tienes idea de cuanto la odio.
- Yo no - dije sorprendiendo a todos - Pese a todo, aun la amo.
- ¿Como puedes amar a la persona que arruino tu vida y destruyo a tu familia? - dijo Kovu indignado.
- Antes de volverse malvada, mi madre me amaba y me cuidaba como la mejor. Ella me enseño a cazar, a defenderme, a ser responsable... siempre estuvo ahí para mi, incluso cuando yo no me daba cuenta - dije recordando lo maravillosa que era - Yo se que no debería pero... tengo fe en que aun haya bondad en su interior.
- Esa es una de las muchas cualidades que me gustan de ti, abuelo: siempre tratas de ver el lado bueno de los animales y no eres capaz de odiar a nadie, sin importar nada - dijo Konsu orgulloso - ¿En serio crees que llegue a arrepentirse?
- Tal vez algún día ella decida ver la verdad... pero esa es su decisión - dije viendo al cielo, ya es de noche - Es mejor que vuelvan a casa.
Continuara...