Epílogo.
Kim Namjoon.
Nunca creí que aprender a lidiar con los problemas del pasado sería tan difícil. Afrontar la muerte de mi abuelo quizás fuera lo más duro que pasé en la vida, pero eso fue hasta que te conocí.
Hannah, tu fuiste mi odio y mi amor. Jamás creí que reírme de la enana que me quitó el sitio el primer día de clases fuera tan complicado. Tu carácter era fuerte, tú eras diferente.
Porque no hacía falta ni un buen cuerpo ni una cara linda para que fueras bonita. Eso era lo que te diferenciaba de las demás, eras diferente. Quizás por eso tocaste mi corazón. Todas se hacían pasar por otras personas que no eran solo para acercarse a mí. Pero realmente a ellas no les importaba como me sintiera yo. Les importaba mi dinero y mi físico.
Traté de ocultar mi pasado ocultándote a mi madre. Quizás todo hubiera sido más fácil si no hubieras trabajado justmamente en mi casa.
Te acercaste a Félix y yo sabí que no te iba a hacer bien. Traté de alejarte de él, pero no pude. Sabía que el estúpido te haría lo mismo que les hizo a todas, lo mismo que yo me cayé y que sólo contigo fui capaz de sacar a luz.
Quizás él se creyera más hombre haciendo lo que hacía, pero no hay nada que se pueda decir como más hombre o más mujer. Él quiso parecer más importante con el mismo acto que lo hizo despreciable. ¿Sabes qué? Él terminó enamorado de tí. Él tocó fondo.
Pero ¿Estaba yo para hablar? Al principio no te traté demasiado bien, pero la cosa cambió de sobremanera. Quizás me dí cuenta que tú le restabas a todo importancia por el simple hecho de que no querías volver a caer.
Pero caíste conmigo.
Hannah Anderson.
Querido diario. Quizás esta sea la útltima nota que escriba -aunque tampoco fueron muchas-.
¿Te acuerdas cuando dije que había alguien despreciable en mi universidad? Pues lo había. Su nombre era Kim Namjoon.
Puede que los despreciable sea lo que me empezó a gustar, puede parecer masoquista, pero no es así.
Me mudé de casa buscando un nuevo comienzo, con la esperanza de empezar de nuevo en la vida y de que las cosas fueran diferentes. Está claro que las cosas cambiaron, pero lo que no entiendo todavía es si lo hicieron para bien, o si al contrario, lo hicieron para mal.
En ese momento yo era muy ingenua. No conocía todos los puntos en los que la vida te podía posicionar, y es obvio que todavía no los conozco, puesto que nadie nunca llegará a tener conciencia sobre todo lo que le rodea.
No todos somos lo que aparentamos ser. Muchos preferimos escondernos en máscaras que son más agradables hacia lo que los demás pretenden que seamos.
Pero yo nunca fui partidaria de esto. A pesar de hacerme la fuerte, de tragarme lágrimas, yo era quien era. No hacía falta que ocultara mi personalidad en una doble máscara, si no le gustaba a la gente, no era mi problema.
Pero entonces apareciste tú, Kim Namjoon, Kim Idiota, Kim estúpido...
Tú contrarestabas todas mi emociones, tú eras lo opuesto a mí, pero a la vez eras idéntico a mí.
Quizás, solo quizás, aprendí lo que es amar, y tú me lo enseñaste.
¿Ahora sabes la respuesta?
Qué gana: ¿El amor o el odio?
¿La luz o la oscuridad?
La chica de las converse rojas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro