20
Dejé mi taza en el fregadero y fui donde Namjoon. Él salió fuera de la casa segundos después de la llamada de su madre. No podía dejar de pensar en ello, quería saber ya que era lo que le estaba dejando así de mal. No sabía porque, pero de un momento a otro sentía necesidad de protegerlo, de saber y entender que le pasa. Necesidad de sacarle una sonrisa.
Supongo que lo apreciaba demasiado.
Cerré la puerta detrás de mí al salir. Namjoon estaba en la puerta de casa, sentado en el suelo encogido con la cabeza levemente apoyada contra la pared. Me acerqué lentamente a él, se veía terriblemente afligido.
-Ahora no me puedes decir que no te pasa nada-. Dije con tal de sacar el tema de la manera menos brusca posible- Mírame.
Giró su cabeza y me miró. Los ojos que antes eran de color miel ahora perfectamente se hacían pasar por el negro del carbón. No me acerqué, preferí guardar las distancias para no agobiarle, pues ya parecía estarlo.
-Es ella-comenzó- Hannah, mi madre no es tan buena como puede parecer.
Inspiré hondamente y finalmente me senté a su lado. Quizás necesitaba un hombro al que apoyarse, en el sentido literal. Guardé silencio esperando a que continuara y así fue:
-Ella siempre me trató nefastamente. El único que me comprendía era mmi abuelo- respiró hondamente- pero como ya sabes, él ya no está.
-Lo siento-.
-No hay que sentir, ¿Sabes? La gente muere-. Trató de sonar firme, pero sabía que detrás de esas palabras su corazón guardaba dolor, mucho dolor. Yo no podía quitar ese dolor, eera imposible que yo lo hiciera, pero ese mismo motivo hacía que me sintiera nefasto. Él me ayudó miles de veces y yo no era capaz de ayudarle en un momento como este, no sabía que palabras utilizar, el tema era delicado.
-Fue por tu madre, ¿Verdad? Que vinistes aquí, me refiero-. Dije lentamente, tratando de sonar calmada.
Él asintió.
-Mi abuelo era mi escudo, desde que él murió mi madre empezó a tratarme diferente. Ella no me quiere.
-No creo que no te quiera, verás es complicado-. Traté de decir.
Kim volteó a verme.
-No me quiere-. Afirmó con su tono de voz más serio- A ella solo le preocupa mi hermano. Verás, el otro día yo había salido a comprar. Volví a casa- Hizo una pausa de nuevo, sabía que esto era duro de contar para él- mi hermano estaba tirado en el suelo, mi madre estaba regañándolo y pegándole, ella estaba borracha. Yo... me metí por el medio. Me llevé todos los golpes de mi hermano.
Formé una línea con mis labios. Nunca imaginé que la vida del mismísimo Kim Namjoon fuera así, realmente era una situación delicada.
-Ella juró que nuncaen la vida me quería volver a ver. Pero a ella sí le importo, sólo porque ella quiere que yo continúe con su estúpido negocio-.Miró al cielo- Pero yo no quiero una vida así, yo tengo mis planes. ¿De qué serviría vivir sin poder cumplir tu sueño? Entonces ella me buscará y me perseguirá sólo para mantener su empresa y no pensará en mis sentimientos- Bufó.
Se hizo un silencio. Puede que a mí no me gustaran los silencios, pero era realmente necesario. Tenía que procesar toda la información que me acababa de dar, no era muy común encontrarte este tipo de situaciones.
-¿Sabes que es lo peor?- sus palabras callaron mis pensamientos- Que yo te quiero, joder.
Lo miré sorprendida.
-¿Qué?
-Sí, Hannah- Hizo una pausa- No quiero alejarme de tí, cuando estoy a punto de caer tu estás a mi lado sonriéndome y tratando de calmarme. Me gustas, no sé cómo, ni cuando, ni porqué, solo se que quiero estar contigo.
Mi corazón se detuvo. Aquella confesión no me la esperaba para nada. ¿Yo le gustaba? Ya me había dejado claro que así era. Pero, ¿Él me gustaba a mí? Sabía muy bien la respuesta, o quizás no tanto. Yo lo quería mucho, pero no quería tener problemas con su madre. ¿Y si me despedían? Las preguntas se acumulaban en mi mente sin orden alguno.
~~~
Era ya de noche. El día había pasado relativamente lento, pues no salimos de casa en ningún momento, y me había dado cuenta de algo: lo que sentía por Kim Namjoon no era una simple amistad. Habí algo más, de no haber sido por eso no me sobresaltaría su tacto o sus palabras.
Estar con él significaba sentirte bien en todo momento.
Le dejé un hueco en mi cama a Namjoon, pues lo hiciera o no, él terminaría acoplándose como el día anterior. Me dejé caer sobre la cama y él se hizo a un lado para no molestarme. Tomó las mantas y las pasó por encima de los dos.
-Buenas noches, Hannah- susurró tiernamente con la sonrisa que solo él sabía hacer-.
-Igualmente-.
Pasó un brazo por encima de mí y me atrajo a él con apenas fuerza, haciendo que mil mariposas estallaran en mi interior. Sabía que esa noche me sería muy difícil dormir, por no decir imposible. ¿Cómo iba a dormir teniendo a Namjoon a mi lado? Su presencia me ponía nerviosa, pero traté de ocultarlo y simplemente cerré los ojos tratando de dormir.
Me desperté más pronto de lo habitual. No sabía tan siquiera la hora que debía de ser, pero no me importaba, pues me volvería a dormir en un par de segundos. Me estiré alargando los brazos y las piernas y noté un vacío. Al principio no le tomé importancia, pero cuando abría mis ojos para verificar que Namjoon no seguía a mi lado, empecé a ponerme nerviosa.
Bueno, lo más probable era que estuviera preparando el desayuno o paseándose por el jardín, ¿Por qué habría que preocuparse? Cerré los ojos de nuevo pensando en lo lindo que era y había sido conmigo simpre.
La molesta luz que irradiaba mi ventana termino de despertarme. Sabía que serían las tres del mediodía pasadas, pero era mi último día de vacaciones y por suerte no había ningún profesor que me regañara por mi alta tardanza a las clases a las que debía de asistir. Solo con pensar en eso, en que al día siguiente estaría de vuelta al circo de variedades -quiero decir, la universidad- se me revolvía todo el estómago, en el mal sentido. Se acercaban los exámenes finales y eso no era nada bueno para mí, la chica que aprovaba las materias rozando el aprovado.
Bueno igual en algunas si que era "buena", como en plástica, lo malo era que el profesor tenía muchas preferencias entre alumnos, por mucho que él lo negara. Eso era que lo me molestaba en particular de ese profesor, que por mucho que me esforzara y atendiera me bajaba la nota por cosas insignificantes.
Medio dormida me levanté de la cama y caminé por el pasillo con los ojos entrecerrados. No, efectivamente Namjoon ya no estaba allí, en mi cuarto. Me dirigí a la cocina esperando verle comiendo esas horribles galletas que yo tanto detestaba pero que sin embargo el adorba, pero no era así, él no estaba en la cocina. Fui al comedor e incluso al cuarto de baño y me quedé más confusa de lo que ya estaba: Kim Namjoon no estaba ahí.
Salí de casa, igual estaba sentado apoyado en la puerta pero lamentablemente... no era así.
Él ya no estaba.
Me puse nerviosa sin quererlo si quiera. ¿Por qué me pasaba esto? Igual solo se había ido a dar una vuelta, pero teniendo en cuenta que no quería que su madre lo descubriera, sería complicado. Muy complicado, más si se trataba de Namjoon, el que vino a mi casa a "buscar refugio", por así decirlo. No entendía porque no estaba allí. Me temía lo pero, ¿Y si su madre le había encontrado y lo había hecho reresar a casa? ¿Y si estaba en peligro?
Me senté en el bordillo de mi casa. La cabeza me daba vueltas y el estómago me daba pinchazos a causa del hambre y de la preocupación. ¿Debería preocuparme? No lo sabía, pero lo que sí sabía sin duda era que necesitaba alguna noticia suya. ¿Cómo había desaparecido de la noche a la mañana? No había respuesta.
Traté de calmarme, quizás solo quería estar solo por un tiempo, sí eso era. ¿Por qué preocuparme cuando tampoco éramos nada? Supongo que no hace falta ser nada para preocuparte y amar a una persona ¿Verdad?
~~~
Había hecho casi de todo. Me había duchado y limpiado la casa, había comido y había dejado las horas pasar sin tener noticias nuevas. La preocupación me consumía. Me levanté de la convencional silla de plástico de la cocina y me dirigí a la puerta de mi casa, donde descansaban mis amadas zapatillas rojas. Me las calcé en un abrir y cerrar de ojos y cuando tuve mi bolso con todo lo necesario colgado al hombro, salí de mi casa.
Iría al único lugar donde podía calmarme. La cafetería de delante de la universidad.
Caminaba a paso tranquilo pensando en Namjoon. Joder, quería dejar de pensar en él, ¿Por qué no podía? Era fácil decirlo, pero no hacerlo. Las dudas, el miedo y la curiosidad debatían entre ellos consumiéndome al mismo tiempo. No podía ir a su casa, no pensaba hacerme cargo de la señora Min, pues igual su hijo no se encontraba allí. Pero quería hacerlo, no quería dejar que sometieran a Namjoon al maltrato en que lo mantenían. No de nuevo.
Empujé la puerta de la cafetería haciendo que la campanita de metal que estaba sujeta al techo tintineara. No me gustaba que los locales tuvieran esta campanita, pues era algo vergonzoso -para mí- tener que llegar y que todos se voltearan a mirarte, como si vinieras de Marte.
Dejé a un lado mis preocupaciones cuando el camarero que siempre sonreía incluso a las piedras se paró a mi lado.
-¿Qué desea tomar?- Estaba segura de que el muchacho tendría un par de años menos que yo, aun así utilizaba ese tipo de vocabulario, como si yo fuera una vieja. He de admitir que me molestó un poco, pero no le tomé importancia-.
-Un café expresso-Dije coginedo asiento en una de las mesas de allí. Era curioso que siempre que me sentía mal, negativa, vanía a este lugar. Era tan acogedor que terminabas olvidando los problemas aunque el momento fuera efímero. También los que te atendían hacían una gran labor para llevar a cabo su propósito: hacer que te sintieras cómodo/a allí. Podías tener el pero día, pero al venir a este lugar te relajabas bastante.
Pensé en Han. Hacía dos días que hablé con él, y también me inquietaba su situación, pero no de la misma forma que me sucedía con Kim.
Con Han me preocuaba como amigos, con Namjoon sentía la necesidad de hacer que estuviera feliz, de ser yo quien le sacara esa preciosa sonrisa. De verle feliz, por ese mismo motivo me ponía enferma el hecho de no saber donde iba a estar. No lo soportaba, era un leve ardor en el pecho que no dejaba paso a la salida.
-Aquí tiene- El camarero me interrumpió, dejando una taza de café hirviendo sobre la mesa de madera-. Disfrútelo- Dijo después de que le entregara el dinero que costaba el oscuro líquido-.
-Gracias- Pronuncié en un susurro inaudible-.
Él se marchó y yo calenté mis manos con la cerámica de la taza. Se setía bien. La alcé y bebí un sorbo, dejando que el candente líquido comparado con mi corazón para por mi garganta.
Pensé de nuevo en la situación de Han. Él se estaba muriendo por dentro.
¿Quieres saber el motivo?
Él la echaba de menos a ella.
Mi amigo deseaba con locura estar con ella, la chica de la pizzería. Por cómo me habló de ella, deducí que era bastante buena persona, esperaba que también lo fuera a mis ojos, porque si le llegaba a hacer daño a Jisung podía prepararse. Pero no se trataba de eso. Él la añoraba y ella a él, al parecer eran muy empalagosos, pero eso no importaba mientras ellos dos se quisieran.
Él me comentó que volvería a Corea por su cumpleaños para así poder celebrarlo juntos.
Me terminé el café y tan pronto lo hice, salí del local.
La ansiedad volvió a invadirme.
Pensé en ir a su misma casa, pero desde otra perspectiva, si lo hacía solo traería problemas. Al parecer, yo no era la única que estaba afligida, pues empezó a llover. Traté de correr hacia casa, pues las converse estaban empezando a mojarse y lo más probable era que pronto pillaría un resfriado.
Era la primera vez que el café no me calmaba.
Llegué a casa y después de cerrar la puerta de esta, me quité los zapatos y los arrojé a un lado. No estaban muy mojados, solo esperé que para el día siguiente que debía de ir a la universidad estuvieran secas.
Quizás Namjoon me explicaría mañana lo que había sucedido, pues debía de ir a la universidad ¿Verdad? Estaba segura, él era un buen estudiante y no se permitiría faltar a clases. Lo vería, claro que sí.
~~~
El agua fría golpeaba mi cuerpo sin piedad. Ese día volvería a la universidad, y podía asegurar que nunca había estado tan nerviosa desde que empecé a estudiar en esta.
Cerré el grifo del agua y salí de la ducha envuelta en una toalla. Hacía un frío que calaba los huesos, aun así yo era capaz de llevar camiseta con maga corta sin niguna complicación, pues a pesar de odiarlo, el frío nunca fue un gran problema para mí.
Me puse unos vaqueros azul marino, yo siempre tenía que ir vestida de colores oscuros, si no no era yo. Me terminé de vesir con una camiseta de manga corta negra y mis converse rojas. Estaba a punto de salir de casa, pero decidí que sería mucho mejor llevar chaqueta si no quería morir de jipotermia, porque a pesar de no tener frío, yo no era inmortal.
Salí de casa con la mochila colgada al hombro y una cara de precoupación notable. ¿Por qué me preocupaba? Al fin y al cabo, debería de ver a Namjoon hoy. ¿Y si no venía a la universidad? Dejé de preocuparme por ello cuando los exámenes que tenía pendientes regresaron a mi mente. Debía estudiar mucho aquel trimestre si quería llegar a ser alguien en la vida, como me dijo mi madre: "no llegarás a ser grande si no te esfuerzas". Bueno, quizás esas no eran las palabras exactas que ella utilizó en el pasado, aun así eso significaban.
Empujé la enorme puerta de cristal y caminé por los pasillos entre el barullo de gente, que no era mucho a causa de la temprana hora.
Me quedé quieta, de pie enfrente de la puerta. Crucé los dedos para que Namjoon se encontrara allí y seguidamente abrí la puerta de color azul.
Me llevé un sorpresa, pero no precisamente agradable. No estaba, él no estaba. Conté las peronsas que habían en el lugar con mi mano izquierda,solo habrían cuatro personas allí, pero desgraciadamente ninguna me sonrió de la misma forma en la que Kim lo hacía. Uno pinchazos se hundieron en la parte de mi corazón.
La clase empezó como siempre. El profesor de matemáticas cruzó la puerta y sin perder más tiempo empezó a explicar el complicado tema que nos tenía que enseñar.
Mi mirada se mantenía al frente, intentando captar las palabras del profesor, pero fue suficiente el chirrido que hacía la puerta al abrirse para terminar de desconcentrarme del todo. Estaba ahí, Namjoon estaba ahí. Sentí como si me quitaran un gran peso de encima, almenos no tenía marcas en su cuerpo.
Pero Namjoon no iba solo. Una chica que casi lo igualaba en altura le agarraba la mano con fuerza.
Kim fue pasando por lso asientos, como tratando de decidirse en cual sentarse. Yo creía saber que él tomaría asiento a mi lado como tantas miles de veces lo había hecho, pero no fue así. Le seguí con la mirada mientras él se alejaba algunos puestos de mí y tomaba asiento. La chica que lo acompañaba y no se despegaba de él se sentó a su lado.
Entonces me miró.
Y entendí una cosa.
Ya no era el mismo. ¿Cómo lo pude deducir con su mirada? Estaba sonriendo de oreja a oreja, pero por mucho que se esforzara en mantener una dulce imagen, sabía que por dentro estaba destrozado. Las cosas no estaban bien, sus ojos me lo dijeron.
Con aquella fugaz mirada pude saber que él me gritaba que lo ayudara. Los ojos son el reflejo de los sentimientos humanos, y al parecer sus ojos color miel se habían ensombrecido a casusa de todo el dolor que Namjoon almacenaba en su corazón.
Pero solo fue eso, una mirada fugaz careciente de palabras.
~~~
Corrí por los campos de fútbol, por los de baloncesto e incluso por las zonas menos resididas por los estudiantes, en las cuales normalmente se solían concentrar los fumetas para inhalar humo.
Estaba agotada. Quería dejar de correr, quería tirar la toalla, pero era imposible. ¿Cómo debes dejar ir a lo que más aprecias y no quieres perder?
Aun así, caminé hacia el último lugar donde lo podía encontrar. La azotea.
Entré al edificio y me dirigí hacia las escaleras que llevaban hasta la azotea. Me cansé de subir las miles de escaleras que debían haber, pero debía continuar si quería encontrarlo.
Dejé caer mi peso sobre la enorme y blanca puerta que me separaba del lugar destechado y la abrí.
Yo siempre fui una persona impulsiva, que se ciega por la emoción y que sus sentimientos le impiden procesar sus actos con claridad. Yo no era de esas personas que pensaban un par de veces sus acciones antes de llevarlas acabo, no.
Por fin pude ver la clara figura de Namjoon, pero estaba acompañado, otra vez. Me acerqué a la pareja que yacía sentada sobre una banco mientras mil pensamientos cruzaban mi mente. ¿Qué iba a hacer? ¿Relamente esto era lo correcto? A la mierda con lo correcto. Yo lo quería y quería entender lo que sucedía allí. Me fijé en la chica. Tenía mucho mejor cuerpo que yo, no lo iba a negar, pero eso no era lo importante.
-Namjoon-Le llamé- ¿Puedo hablar contigo?- Dije tratando de sonar la persona más tranquila sobre la faz de la Tierra, pero mis nervios empezaron a salir de sus órbitas cuando el no fue el que me contestó, si no la chica de su lado:
-No-Cortó-.
Abrí los ojos. ¿Perdona?
-Perdona, trataba de hablar con él, no contigo-.
Me mantenía de pie mientras ellos dos no movieron un músculo del banco, cosa que me pareció algo maleducada de su parte.
-Él no quiere hablar contigo, ya no te quiere- Dijo sin tapujos la morena-. Ya puedes irt- La corté.
-Si no me quiere y no quiere volver a hablar conmigo, quiero que salga de su boca, no de la tuya-. Con mis palabras hice que Namjoon levantara la cabeza y me dirigiera la mirada. Lo miré lo más imperturbable que pude, mientras su mirada se mantenía idética a la que me hizo anterior en clase.
Se quedó manteniendo la mirada un tiempo.
-Namjoon díselo-. Apresuró la otra.
-No quiero volver a verte-. Dijo con un murmuro.
-Pero que mierda te pasa- Traté de preguntar, pero solo fue una afirmación, pues todo esto no pintaba demasiado bien-.
-Vete- Machacó la chica-.
-No me voy si no me da la gana ¿Entedistes?- Le tomé la mano al chico- Dime que te han hecho.
Este se levantó y se acercó temerariamente a mí. Me heló con la mirada para susurrarme:
-Se acabó- sus palabras entraron a mi oído y noté un pinchazo directo a mi corazón- recuerda esto como algo bonito.
Me soltó la mano haciendo que yo la dejara caer bruscamente a un lado de mi cuerpo, creí que se iría, pero regresó.
-Lo siento- murmuró y vi como sus ojos se cristalizaron, pero la muchacha tiró de él para besarlo enfrente de mis narices.
¿Oyes eso? Era mi corazón quebrarse en un billón de pedazos. Pedacitos que jamás se volverían a unir.
Con mis cortas piernas di zancadas hasta salir de allí, no iba a tolerar que se besaran delente de mí. Mi corazón no aguantaría mucho más, si es que quedaba algo de él todavía.
~~~
-¡Joder!- Chillé pegándole un puñetazo a la pared, pero mis piernas flojearon y ya no pude mantanerme más de pie. Terminé hundida en el suelo.
Nunca en mi vida había sentido esta sensación, ni siquiera co Félix, ni siquiera con mi padre.
Sentía un vacío en el pecho. Sabía que ya no podía hacer nada.
Mis piernas temblaban repiqueteando el suelo a causa de la impotencia. ¿Por qué? ¿Por qué hiciste esto Namjoon? Escuché que el amor duele, pero no sabía lo desagrable que podía llegar a ser. La gente que dice que estar enamorado es lo mejor, no tiene ni idea.
Mis ojos ardían y mi pecho subía y bajaba en un compás desigual, ya no podía controlar mis respiraciones, se habían descontrolado, al igual que mis sentimientos. El corazón martilleaba con su sagre a mi cabeza causándome un dolor descomuna, mientraas yo quería desaparecer.
Me levanté. No podía estar sentada, pues ese mismo acto era como si me estuvieran hundiendo en el suelo.
Pasé mis manos por mi cabello jalándolo con toda la fuerza posible. Solo logré hacerme más daño, pero yo sabía que eso ya era imposible.
Yo hice todo lo posible por tenerlo a mi lado, sabía que su situación era muy complicada, pero no hacía falta hacer eso. No hacía falta correrme de su lado de esa manera y menos aun besarse con otra chica sabiendo que yo estaba presente. Yo sabí que él necesitaba mi ayuda, sabía que todo esto era culpa de su madre, pero yo no era Dios.
Yo no podía hacer milagros.
<<No quiero volver a verte>>.
<<Se acabó>>.
Las palabras destrozaban mi conciencia. Si tan solo pudiera haber hecho algo, si tan solo lo hubiera podido detener el día que marchó de mi casa...
Si tan solo pudiera estar a su lado.
Si tan solo pudiera ver la linda sonrisa que marcaba sus mejillas.
Pero él lo dijo, no me quería a su lado. Se había terminado.
¿Pero qué podía terminar sin haber?
Por un momento traté de fiarme de su mirada. Me hice la valiente, escondí mis lágrimas, reparé su corazón con el mío, pero quizás él había cambiado. Quizás su mirada rota no era nada más que la manera de darme pena y de echarme de la manera menos agresiva de su lado, pero yo sabía que no era así.
Él me hizo creer en que las cosas no son lo que parecen, y quizás tenía razon, él no era lo que parecía.
Nunca podría imaginar que me podría enamorar de alguien al que solo odiaba, alguien al que le juré la guerra. No se desde cuando, Kim Namjoon, se me hizo imprescindible verte sonreír. Se me hizo imprescendible la necesidad de verte bien, pero no éramos nada.
Quizás no se necesitaba ser novios o tener un contrato que verificara mi amor hacia él, pues yo lo había protegido y acogido sin necesidad de un par de papeles.
Quizás es eso.
Quizás el amor no es algo que se pueda medir ni controlar. Sin duda es el sentimiento que cambia a las personas sin necesidad de una operación quirúrjica, es el sentimiento que pude mover el mundo. Es el capaz de unir y de separar a las personas. Es el culpable de las peleas, pero el que unió a diferentes sociedades.
Nunca pude llegar a sentir el amor de esta forma. ¿Así lo sentiste tú, padre? ¿Por esto cambiaste? No sabría nunca la respuesta, pero como el pequeño Taeyang dijo una vez:
-¿El amor puede cambiar a las personas?
Quizás esta si era una pregunta con respuesta, pues estaba segura de que no podría ser la misma persona después de <<esto>>.
¿Debería olvidarte, Namjoon? ¿O debería destrozar lo poco que quedaba de mí para luchar por tí?
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