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19

Eran sobre las cinco de la tarde. Yo me encontraba bebiendo una taza de café mientras leía un libro. Era muy aburrido, la verdad era que ese libro me lo había recomendado mi profesora de literatura. Un típico clásico de su época (algo posterior al Big Bang, por cierto).

Entonces fue cuando algo me distrajo. Primero fue un golpe en la puerta, bastante fuerte, después empezaron a golpearla sin piedad de cascármela.

Bufé conteninedo mis ganas de hacer explotar cualquier cosa, aunque sabía que era técnicamente imposible el mismo hecho.

Abrí la puerta y el sol mañanero -o más bien, el tardero- me dió en toda la cara deslumbrándome.

No tuve tiempo a reaccionar, pues la persona que iba a entrar entró y cerró la puerta de golpe dejándome con la palabra en la boca.  Fueron unos segundos los que pasaron hasta que me dí cuenta de quién era.

-¿Namjoon? Pensé que vendrías por la tarde.

-Hannah...- Me miró a los ojos. Tenía varios golpes, no pregunté por ello para no crear una situación incómoda- Por favor, déjame quedarme unos días aquí, no será mucho.

Por su aspecto supe que algo no andaba bien. Él solía vestir con ropa normal, pero siempre pulcra y ahora mismo era todo lo contrario. No sólo su ropa, eso era lo de menos. Su cara tenía rastros de sangre y de golpes, tal y como los ví la primera vez que lo vi en su casa.

-¿Qué ha pasado?-Quizás no era la pregunta más adecuada cuando era claramente que le habían golpeado, pero no podía limitar a mi curiosidad y se lo terminé preguntando.

Namjoon agachó la cabeza y entrelazó sus manos.

-Las cosas no van bien en casa-. Supe que no quería hablar más de ello, tampoco yo quería urgar mucho en el tema, no de momento.

¿Podía aceptar que él viviera aquí? Supongo que no habría problema, podría servir como agradecimiento a todo lo que él había estado haciendo por mí, no sólo en las últimas semanas.

Sé que a Han no le molestaría mientras no entrara en su habitación o no tocara sus cosas.

-Supongo que puedes quedarte-. Declaré.

Él me miró y se tiró encima de mí para abrazarme. Podía ser flaco y todo lo que tú quieras, pero pesaba mucho, por no añadir que era casi el doble de alto que yo.

-¡Gracias Hannah!

Yo hice un ademán con la mano restándole importancia. Me deshice como pude del abrazo y me dirigí al baño a por una toalla húmeda. En verdad no tenía ni idea de cómo se supone que debería de ayudarlo, pero lo importate era que lo haría ¿No? Además de que él me ayudó cuando estaba en grabe peligro.

-¿Qué vas a hacer?-Preguntó analizando el trapo que yo sostenía en la mano.

-Curarte como pueda-. Él hizo una mueca.

-Mejor lo hago yo.- Se lanzó a tratar de quitarme el trapo pero me eché hacia atrás impidiéndoselo.

-Es hora de que yo te ayude a tí.

Namjoon me fulminó con la mirada. Lo hice sentarse en el sofá, él estaba quejándose diciendo que no era manco y que perfectamente lo podía hacer, pero no le dejé. Me acuclillé delante de él y le fui pasando el trapo por la cara.

Intenté no hacerle daño, pero era imposible. Las heridas eran fuertes y además eran recientes. Cada vez que me acercaba a él este hacía muecas muy exageradas fingiendo más dolor del que sentía.

Traté de mejorar su aspecto, tarea difícil. Después de unos cuantos minutos en aquella incómoda posición, conseguí quitar las marcas más notorias. Él sólo asintió en modo de agradecimiento y yo me marché para enjuagar la toalla.

Odiaba verlo así. Tan vulnerable, con miedo. Eso me hacía sentir vulnerable a mí también, de cierta manera. Él siempre me ayudaba y a pesar de haber sido un completo imbécil l principio, supo cambiar. Pero verlo así, lloroso y con la cara golpeada me hacía sentir rota por dentro, más de lo que creía estar.

Joder, ¿Por qué me preocupaba tanto por tí?

Salí del baño y vi a Namjoon mucho más relajado de lo que estaba cuando llegó.

-¿Jugamos a algo?- Preguntó.

Dudé un poco.

-¿A qué?

-A las tinieblas.

-¿Qu-No me dió tiempo a terminar la frase, este ya había apagado todas las luces de la casa y nos alumbrábamos por la luz que se veía a través de una persinana que estaba casi bajada- ¡Namjoon!

-Estoy aquí-. Dijo una voz detrás de mí. No pude evitar pegar un grito y dar un saltito ¿¡De dónde había salido!?

Él se rió y lo le pegué con mi puño a su pecho y él hizo una mueca de dolor. Ops.

-Yo cuento y tú te escondes.

-Pero está muy oscuro...-Me quejé.

-Uno, dos, tres...-Empezó a contar.

Será... Empecé a pensar rápido. Un lugar donde él no me pudiera encontrar. Eso era fácil, teniendo en cuenta de que la casa era enorme y yo era diminuta. Subí las escaleras para llegar al piso de arriba. Con cuidado de no hacer ruido traté de abrir la puerta de mi cuerto.

-... Y ¡Cien!- Chilló y escuché como empezó a moverse.

Terminé de abrir la puerta de mi dormitorio, pero la bendita puerta chirrió emitiendo un ruido bastante fuerte. Me apresuré para esconderme debajo de la cama. Muy bien, Hannah, el mejoooor lugar que podrías haber elegido de toda la enorme casa.

Estaba demasiado a la vista, traté de esconderme lo máximo posible. No emitía ningún ruido, pero cuando Namjoon empezó a subir las escaleras haciéndolas tronar empecé a convulsionar. Ok, no era tan dramático, pero podía oir mi corazón. ¿Por qué me ponía tan nerviosa por el estúpido juego?

Terminó de subir las escaleras. Estaba en peligro.

Hacía ruidos de pisadas fuertes sólo para distraerme, estaba segura. Abrío la puerta del baño. Hizo algunos ruidos algo extraños, de seguro que había echado todas las botellas por el suelo. Palmeé mi frente mentalmente.

Cerró con brusquedad la puerta del baño.

Caminó hacia el estudio. Lo abrió y después de unos segundos que me parecieron eternos, cerró la puerta.

Empecé a sudar a gota fría. Se acercaba a mi habitación, las pisadas de sus enormes pies me lo verificaban. Más pisadas y se detuvo. Tenía el corazón en un puño. Yo solía ponerme muy nerviosa con este tipo de juegos, siempre que jugaba con Han terminaba asustándome o llorando de los nervios, parecía ser que esta vez me sucedería lo mismo.

Traté de calmarme, inspira-expira-inspira-expira-inspira-epira-inspira-expira-la puerta se abrió de golpe estampándose contra la pared- dejé de respirar.

Trataba de mantanerme lo más inerte posible. Namjoon empezó a pasearse por la habitación con detenimiento.

-Haaaanaaah- Canturreó-¡Te pillé!-Gritó.

¿Recuerdas cuando dije que era muy asustadiza? Pues del grito que soltó, terminé chocando mi cabeza contra el metal de debajo de la cama. Una mano me arrastró hacia afuera de mi fatídico escondite. Era cierto que cuando te estampabas veías estrellitas, era totalmente cierto.

-Mierda-. Balbuceé.

Escuché las risas de Namjoon a mi lado mientras yo me sobaba la cabeza.

-No da gracia-. Le señalé con el dedo índice tratando de darle algo de miedo, pero lo único que logré fue que él aumentó sus risas.

Bajamos al piso de bajo. Ahora me tocaba contar a mí.

Empecé a contar y aburrida miré la pantalla de mi celular. Ya casi era mediodía. Estube varios minutos así hasta que decidí que era hora de buscarlo. La casa estaba sumida en la completa oscuridad y para colmo era mala jugando al juego. Busqué por el piso de abajo, primero por el salón y luego por la cocina. Lo único que encontré fue el canto de la mesa clavado en mi abdomen, parecía que me iba a llevar más moretones de los que ya tenía.

Me caí un par de veces y me choqué contra la pared otras más, pero finalmente pude empezar a subir por las escaleras, de las cuales me resbalé y casi termino chupando el suelo, pero parece que por una vez en la vida Dios o algo parecido se apiadó de mí.

Estaba más que segura de que Namjoon se estaría riendo desde donde fuera que estuviera.

Abrí puertas, rastreé habitaciones, pero nada. Incluso volví a entrar otra vez en estas, pues era imposible que no lo encontrara. ¿Y si se había marchado de casa? No, no podía ser, yo lo habría oído ¿Verdad?

-Bu.

-¡A!- Chillé y me di la vuelta para encarar a Namjoon.-¡Estúpido! ¡Casi muero de un paro cardíaco por tu culpa!- Posé mi mano sobre donde supuse que estaba mi corazón, dramáticamente.

-El corazón está en el lado opuesto.

-Oh que listo.

Nos encaminamos hacia el piso de abajo. Namjoon me atrajo hacia él pasando su brazo por mi hombro.

-Teniendo en cuenta que pasastes los exámenes gracias a mí, sí, soy listo-. Sonrió con superioridad.

-Ahs-. Bufé y bajamos al piso de abajo-No quiero jugar más.

-¿Tienes miedo de perder?- Dijo Namjoon retándome.

-Ese truco no funciona conmigo.

Me tiré en el sofá y el chico me miró mal. Soy consciente de que estaba planeando la manera mas certera de asesinarme mientras yo me alojaba en mi cómodo sofá-que en verdad era de Jisug.

-Me aburro-. Dijo Kim sentándose a mi lado.

-¿Qué quieres que haga?-Bufé.

-No lo sé-. Se cruzó de brazos.

-¿Por qué no estás en tu casa? ¿Qué sucedió?- No aguantaba más, debía de preguntarle o si no explotaría, pues si se quedaba en mi casa quería saber por lo menos el por qué.

Fue decir la pregunta y su rostro se ensombreció. Grió su cabeza para no verme y luego dirigió su mirada al suelo.

-Nada-.Responndió frío.

En verdad me daba igual, si no me lo quería contar no iba a preguntar más, no era quién para usmear en sus asuntos. Pero tenía que provar ¿No? Además, preferiría ayudarle a dejarlo solo y sin nadie, pues supuse que si no iba a su casa era porque las cosas no pintaban muy bien.

-Bien. Voy a cambiarme, tengo ganas de salir. Si quieres te vienes y si no te quedas aquí, mientras no entres al cuarto de Jisung ni toques sus cosas todo estará bien-. Dije y me fui a mi cuarto.

Pensaba pasar el día fuera, pues no quedaban muchos días para la vuelta a la universidad y quería aprovechar al máximo el poco tiempo que me quedaba.

Yo no solía vestir con prendas muy despanpanantes. Caminé hasta mi armario y visualicé la ropa que me iba a poner, una sudadera gris con unos pantalones negros, combinados con las converse rojas.

Salí de la habitación y me encontré a Namjoon parado al lado de la puerta.

-Voy contigo-. Afirmó.

~~~

-¡Haces trampas!- Dije.

-¡Qué va! Eres tú que eres muy mala-. Se rió.

Me dejé caer enfrente de la máquina de videojuegos. Estaba exhausta, me habí pasado toda la tarde jugando en la finca de juegos con Namjoon pero no conseguía ganarle. Sabía que él hacía trampas, pues era imposible que jugara así de rápido.

La finca de juegos era el lugar donde todos los adolescentes-y no adolescentes- salían a gastarse el dinero en máquinas, juegos o cosas interactivas de estas.

-Vamos para allá-. Le jalé de la camisa que él llevaba hasta dirigirnos al juego de baile. Simplemente teníamos que imitar a los que salían en la pantalla y el que mejor lo hiciera se llavaba un muñeco. Estaba más que segura de que yo podía ganarle, era toda una experta en este tipo de juegos.

-Te voy a volver a ganar-. Namjoon se posicionó en su pista.

La canción empezó. Era demasiado rápida y difícil de seguir para mi gusto. Yo estaba poniendo todo mi esfuerzo en esta, aseguraba que estaba sudando como un cerdo. Me volteé a ver a Namjoon y él estaba más fresco que una lechuga, bailando sin ninguna complicación.

Yo apenas llevaba las tres estrellas y él estaba por conseguir la cuarta, debía de esforzarme más.

-¡Te he vuelto a ganar!- Se burló él.

-Eso es trampa, has trucado las máquinas-. Dije a regañadientes.

-¿Hacer trampa bailando? Es imposible, Hannah, admite que soy mejor que tú-. Sonrió con suficiencia, dándome ganas de posicionar mi mano en su nuca. (pegarle).

Él esperó a que saliera su muñeco. Se trataba de una bola que se suponía que era un pájaro. Kim lo cogió y lo miró extrañado.

-¿Enserio?- Parecía ofendido con la "cosa" que le había tocado.

Yo no podía dejar de reírme de él.

~~~
-Veamos esta- Dije señalando la portada de una película de terror.

-Mejor esta- Dijo Namjoon señalando una de zombies.

Y aquí iba para de nuestras peleas estúpidas.

Fuimos a pagar los dos discos de las películas al cajero, el cual estaba harto de nuestra indecisión, pero él no era el único, también lo estaban el resto de la cola. Salimos de la tienda cada uno con su disco correspondiente guardado en una bolsa de papel que amenazaba con romperse.

Estaba totalmente segura que Namjoon tenía miedo a las películas de terror y por eso compró la de Zombies, pero él me lo negaba diciendo que esas películas que yo veía no aportaban nada y que eran de mala calidad (como si la suya la fuera a superar).

Nos habíamos pasado toda la tarde de juego en juego, cuando finalmente estabámos muy cansados como para seguir jugando nos compramos un par de pizzas y fuimos a la tienda de discos.

La noche había caído ya ese sábado a las diez de la noche y el bullicio era notable. En la central de videojuegos y en los bares baratos la concentración de adolescentes subía. Comprendía a aquella gente, todos tratábamos de apurar el escaso tiempo que nos quedaba de vacaciones con nuestros amigos, família, pareja... Era tiempo para pasarlo con gente.

Caminamos a casa tranquilamente observando el cielo, disfrutando del tiempo que hacía. Los dos solíamos hablar de muchas cosas, con o sin sentido. Lo que me gustaba de Namjoon era que él era capaz de sacar tema de conversación incluso a las rocas, y eso era de agradecer. Me sentía completamente cómoda hablando con él, no había tiempo para el vacío o el aburrimiento.

Lo apreciaba mucho como amigo, quizás él empezaba a despertar cosas que no sentí nunca en mí.

Llegamos a casa y busqué las llaves para abrir la enorme puerta de metal. Rebusqué en mi bolso y finalmente las hayé en el fondo de este.

Entramos a casa y nos tiramos al sofá. Había sido un día muy cansado, al igual que entretenido y divertido. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien con la gente.

-Veamos esta- Señalé la carcasa de mi película. Tarde, Namjoon ya se me había adelantado y estaba poniendo el disco en disquero de la tele- Ey ¡Detente!- Me lancé para intentar detenerlo, intenté apartarlo empujándolo un par de veces pero fue en vano, él era mucho más grande que yo y además ya había puesto el disco.

-¿Nunca te han dicho que no pesas nada?- Me agarró por la cintura levantándome como un costal de papas, para tirarme bruscamente en el sofá- Parece que estés hecha de plumas- Rió.

-No me vuelvas a coger así- Dije bastante molesta.

Él hizo amago de volver a hacerlo, pero le pegué una patada -que aunque no fue muy fuerte- consiguió servir para deternerlo. Íbamos a empezar otra pelea de las nuestras, tanto verbal como físicamente, pero el sonido de la televisión nos distrajo a ambos, que posamos nuestras miradas en esta.

La película era vagamente aburrida. No me gustaban ese tipo de películas, de tantos efectos especiales y cosas poco realistas, acaban haciendo que me entrara sueño. Además, las películas eran monótomas, todas seguían el mismo hilo y terminaban de la misma forma. Quería ver algo diferente, pero parecía ser que esta película sería igual que las demás. Noté mis párpados bajar para empezar mi profundo sueño, pero Kim Idiota las tenía todas consigo, cuando veía que estaba apunto de dormirme, empezaba a darme toques molestos que terminaban poniéndome de mal humor.

La película terminó con los créditos.

-¿Tanta gente se necesitaba para hacer esa basura?- Bufé irritada, ganándome una de las miradas asesinas de Kim Namjoon.

-¿He escuchado bien? Esto es el clásico de los clásicos- Gesticuló con las manos- toda una obra maestra.

-Ya me he dado cuenta de que era un clásico, pero no uno cualquiera, de los de la época de Mozart- Me reí.

Él chistó.

-Yo voy a dormir- Hice una pausa mientras me levantaba del sofá- duerme en el sofá.

Hice amago de marcharme a conciliar mi sueño -por fin- pero no, él me jaló de la manga de mi suéter haciéndome retroceder unos pasos, chocando contra su espalda.

-No quiero dormir aquí. ¿Acaso no tienes una habitación que dejarme?

Rodé los ojos. ¿Encima de que le dejaba quedarse pedía comodidades? Y una mierda.

-No, no tengo.

Intenté salir de nuevo de su agarre, pero el estúpido tenía demasiada fuerza, almenos mucha más fuerza que yo.

-No quiero dormir aquí- Se quejó de nuevo.

Me giré y lo topé de frente, demasiado cerca para mi gusto. Retrocedí un par de pasos, de no haber sido así, la situación podría haberse vuelto bastante incómoda para los dos. Él me miraba con superioridad desde todos los sentidos, pues el muy idiota me superaba en altura y le hacía ganar más puntos para intimidarme, pero pormuy pequeña que yo fuera no iba a ceder.

-No hay habitaciones, o duermes aquí o tendrás que marcharte-. Me encogí de hombros, dándole a entender que si seguía haciendo eso me iba a sacar de mis casillas.

Él bufó y después de hablar bajito quejándose se tumbó en el sofá.

-Ahora te traigo mantas.

Me alejé y después de buscar un par de pantas y un cojín volví al comedor. Le dí las mantas y regresé a mi habitación, donde inicié mi profundo e interrumpido sueño.

Así me hubiera gustado que fuera, interrumpido, pero lamentablemente no fue así.

~~~

Me removí en mi cama. Fruncí el ceño.

¿Desde cuando tenía tan poco espacio en mi cama?

Mantenía los ojos cerrados, pues sabía que si los abría me cegaría por completo, además, pensaba seguir durmiendo durante un par de horas más. O quizás más. De repente todo se sentía pesado, no podía moverme. Abrí mis ojos frustrada y divisé mi alrededor. No podía creer lo que veía; Namjoon -o mejor dicho, Kim Estúpido- estaba a mi lado estrujádome. Empecé a enfadarme. Entendía que el sofá no se pareciera a una de las camas de princesa que él tendría en su casa, pero le dejé suficientemente claro que durmiera allí.

No era que tuviera problema de dormir con él -bueno, puede que un poco- pero no me gustaba dormir con más gente. Quizás esa próxima noche era yo la que se iba al sofá. Puede que fuera algo cruel por dejarle dormir en un sofá, es cierto, pero él fue el que vino a mi casa sin avisar para quedarse indefinidamente.

Conseguí soltarme de su agarre después de hacer un esfuerzo tremendo, pues no era que él tuviera el mínimo peso de una pluma. Incluso llegué a pensar que se estaba dejando caer adrede.

Bajé a la cocina y me serví un poco de leche en mi taza favorita, mientras sacaba un par de magdalenas y un paquete de galletas. Los dejé a mi lado en la mesa de la cocina. No era que yo me fuera a comer ese montón de comida, más bien yo no era de comer mucho por las mañanas.

Simplemente pensé que Namjoon se podía comer las galletas que tanto le gustaban. La verdad era que no comprendía cómo le podían llegar a gustar aquellos trozos de masa resecos con un par de bolitas de chocolate cuando yo los repugnaba. Supongo que no era lo único que no podía llegar a comprender de él.

Estaba tan tranquilamente bebiedo la taza de leche hirviendo cuando mi una sombra aparecer por la cocina.

Rectifico, vi a Namjoon recién despertado entrar a la cocina.

Sus pintas no eran las mejores, simplemente balbuceó un "buenos días" y se sentó en la mesa. Me pidió permiso para coger las galletas, y después de que lo aceptara empezó a engullirlas sin pudor alguno. Relamente me impredisionaba la manera de comer que tenía.

Estábamos cada uno a nuestro royo, comiendo nuestra comida cuando la melodía de mi celular rompió la calma que había en el lugar. Descolgué la llamada llevándome el móvil a mi oreja:

-¿Sí?- Dije masticando el último trozo de magdalena que me quedaba en la boca.

-Hola, Hannah. Soy la madre de Kim Namjoon-. Dijo esta- ¿Está él ahí?

Tragué el trozo de magdalena. El aludido me miró y en cuestión de segundos me arrebató el teléfono, impidiendo que yo diera respuesta alguna. Lo miré entre confundida y extrañada, mientras él colgaba la llamada.

-Ella no debe de encontrarme, nunca más-. Se retiró de la mesa limpiándola.

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