Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16

-¡Feliz navidad!- Chilló Han con tanta fuerza que me tuve que separar el teléfono de la oreja para que no me dejara sorda.

-¿Sabes que aquí ya es veinticinco?- Respondí para pincharlo.

-¡Hannah por Dios! No controlo bien lo del cambio de horario, lo sabes.

Eso era cierto, pues cada vez que me escribía desde su país aquí era de madrugada. Por lo menos podría revisar la hora...

-Igualmente, gracias. ¿Cómo te va allí?

-Bueno... Preferiría estar allí...-Dijo con un deje de tristeza.

Lo comprendía perfectamente. Él nunca había sido partidario de viajar, cosa irónica que sus padres le hicieran viajar a menudo por el trabajo. Además de eso, había dejado a "su amor platónico"-así lo denominó él cuando me la presentó- en Corea, y no se le hacía fácil de llevar.

-Volveré para pasar las vacaciones-.Dijo con aire soñador. Supe que estaba sonriendo por la manera en la  que habló.

-¡Es muy buena noticia!

Él no contestó inmediatamente. Se oía gente y ruidos a su alrededor.

-Eh... Hannie me tengo que ir. ¡Cuidate!- Dijo con prisa, casi con carrerilla.

Él y yo compartíamos toda clase de cosas que nos pasaban. Le conté lo de la "despedida" de Namjoon, a lo que él no dejaba de decirme que eso era que estaba enamorado de mí, pero en dos segundos su faceta cambió a la de madre sobreprotectora dándome una clase de tema sexual. Así fue como dejamos de hablar de Kim-Idiota.

Me senté en el sofá dejándome caer.

El recuerdo de Namjoon besando mi frente seguía en mi mente. Fue un momento bastante lindo, he de admitirlo. Él últimamente se esfuerza mucho por estar a mi lado y apoyarme.

Entonces la inseguridad volvió a mi mente.

Recordé a mi madre y a mi padre. No los podría llegar a odiar nunca, sobretodo a mi madre. Al fin y al cabo habían sido mis padres, ¿No?

Aunque no le comentara nada a Han sobre el tema, él sabía que yo le daba demasidas vueltas, múltiples veces me había dicho que necesitaba relajarme, pues el trabajo de la universidad más el de cuidar al pequeño, sumado a mi estrés me agotaba, tanto física como psíquicamente.

No me dí cuenta. Había empezado a llorar. Intentaba tragarme las lágrimas, odiaba llorar porque me hacía ver vulnerable delante de la gente. ¿Pero qué más daba ya? Estaba sola, no me deberían de importar esas cosas.

Así que me desahogué. Lloré y grité a la mansión solitaria. Estaba segura de que me sentía algo mejor, pero las inseguridades seguían ahí, persiguiéndome.

Alguien llamó a la puerta. Lo ignoré, si de verdad era importante volvería a llamar.

Volvió a llamar, lo ignoré.

A la décima vez que llamó no me quedó otra que levantarme, el o la que estuviera llamando iba a fundir el timbre de una casa que realmente no era mía. Qué pesado.

-¿Qué?- Dije abriendo la puerta de muy mala manera. No estaba de humor para recibir visitas.

-¿Hannah?- Levanté la mirada al oír esa voz tan familiar. Un Namjoon precupado me miraba seriamente, con una línea tensa en los labios- ¿Por qué lloras?

Mierda. Me había visto.

Cuando me dí cuenta de mis pintas me dí verguenza a mi misma. Iba con unos pantalones desgastados y una camisa holgada que decía: Fuck Everythink. Eso por no hablar de mi pelo, que era todo un espectáculo, pues no me había peinado desde que me había levantado, hacía relativamente poco. Mis ojos estaban hinchados y mis mejillas rojas, me pasaba a menudo cuando lloraba.

-No estaba llorando-. Dije bastante convinvente. Bajé la mirada al suelo.

-Es obvio que sí, no mientas.-Dijo rodando los ojos.-Puede que te hiciera demasiada ilusión que viniera a verte y por es-

No dijo nada más. Le cerré la puerta en las narices, pero el metió el pie para impedirlo. ¿Será arrogante el tío?

-Ey perdón perdón-Jadeó.

-Que te jodan.-Dije poco amable.

-Me parece que la jodida aquí eres tú- Dijo de lo más tranquilo, pero al ver mi cara retractó- quería decir... Espero que tu día fuera lindo y todas esas cosas...-Dijo pasándose una mano por la nuca para luego despeinarse el pelo.

Al final dejé que entrara, rendida.

~~~

-Y por eso me siento pésimo.-Dije reprimiendo mis lágrimas por no llorar enfrente de él.

Estuvo todo el tiempo preguntándome y molestándome para que le contara lo que me ocurría, al final terminé cediendo. Podía llegar a sorprenderte la capacidad que tiene para conseguir lo que quiere cuando quiere.

Omití la parte en la que mi padre se drogaba, sólo le dije que tenía un trauma por la separación de mis padres. Creí que se reiría cuando terminara la historia, pero me equivoqué.
Él mantenía su barbilla apoyada en la palma de su mano y no había dejado de mirarme en todo el proceso de mi explicación. Se le veía serío- algo inusual- e incluso preocupado.

-No dejes que eso te machaque. La gente se quiere y se deja de querer, es eso.

-Ya pero es horrible.

Reprimí de nuevo las ganas de llorar, la voz se me quebró.

Sin previo aviso, el mismísimo Kim-Idiota tiró de mí hasta pegarme a él en un abrazo.
Me apretaba con apenas fuerza atrayéndome hacia él, mientras me acariciaba con cariño el pelo.

-Sólo relajate.- Dijo cerca de mi oído, su voz templada chocaba con en mi piel. Se sentía bien estar así con él, era realmente una sensación acogedora.

Él se separó de mí y sentí un terrible frío. Quise volverlo a abrazar.

-¿Puedo abrazarte?- Dije con la voz temblorosa.

Él me miró serio y sin decir nada tiró de nuevo de mí y nos mantuvimos así durante bastante tiempo.

~~~

-Quiero estas-. Dije dejándole las converse rojas encima del mostrador a la vendedora.

Ella asintió y después de teclear el precio y arrancar el papel me las tendió. No dudé ni una vez más, me saqué las Raf Simons que llevaba y me incrusté las converse.

-Te quedan muy bien-. Dijo Namjoon sonriendo.

Yo asentí y salimos de la tienda.

Después de aquel emotivo momento, Namjoon me dijo que fuéramos a dar una vuelta. Estábamos en el centro comercial más grande de toda la ciudad, que estaba ubicado en una gran avenida. Era mi sitio favorito de Seúl desde que había llegado, pues era enorme y precioso.

Supongo que no pude resistirme a la tentación de comprarme las zapatillas desde que las vi fuera de una tienda del escaparate. Namjoon me alentó rogándome de que me las comprara, por que según él me iban a quedar bien. Yo no sabía que opinar, pero me gustaban.

-Mira esto-. Namjoon me cogió del brazo y me arrastró a una gran estatua. Bueno, no era una estatua, era uno de los enormes muñecos que te encuentras por ahí.

-No me gustan los koalas-. Bufé al ver al enorme koala azul que estaba parado enfrente de nosotros.

Él me fulminó con la mirada.

-Son mejores que los gatos-. Dijo mirando hacia arriba.

-Ni siquiera se pueden tener en casa.

-Por lo menos no trasmiten alergias.

-Por lo menos no comen comida extraña.

-Por lo menos son interesantes.

Empezaba la guerra. Nos mirábamos mietras debatíamos para ver quién aguantaba más.

-Por lo menos son cariñosos.

-Por lo menos no arañan.

Me reí por lo último.

-¿Con esas garras no arañan?-Dije mofándome.

-Ellos tienen garras, pero no irían adrede para arañarte. Pero los gatos sí-. Sonrió con aire triufal.

-Los gatos arañan si les provocas-. Dije tratando de defenderme.

Zanjamos la discusión por nuestro propio bien, aunque la gané yo. Me pasé todo el tiempo burlándome de que los gatos eran mejores y de que él no tenía argumentos que lo negaran. No podía evitar reírme de las caras que ponía cada vez que lo molestaba.

Sabía que faltaba un milímetro para que se fuera solo y me dejara tirada allí, pero igual seguí haciéndolo.

-Vamos a cenar por ahí-.Pedí señalando un grupo de bares y sitios para cenar.

Él me miró.

-Yo me quiero ir ya.

-¡Venga ya!- Lo miré con una mueca- Deberías de aprovechar el hermoso tiempo de hoy.

Con mis grandes dotes de convicción lo logré convencer y finalmente nos dirigimos a un lugar especializado en hacer tapas.

Entramos empujando la puerta de cristal y el aroma a carne y demás frituras inundó nuestras fosas nasales. Nos sentamos en una mesa que estaba pegada a un cristal del restaurante cuando alguien vino atendernos.

-¿Qué desean tomar?-Dijo una chica.

Namjoon habló pidiendo una agua para él- qué light- y la chica me miró esperando a que yo pidiera.

-Una cerveza.

-¿Des de cuándo tomas tú cerveza?-Dijo Namjoon con cara de molestia.

-¿Desde que me apetece?-Dije bacilando- Si quiero cerveza la compro.

-No te lo iba a impedir, sólo que nunca te había visto bebiendo una-.Admitió.

Esperamos bastante rato.

-Cuéntame de tu pasado-. Pregunté haciendo que el chico que estaba en frente de mí me dirigiera la mirada.

-¿Para qué quieres saber?

-Curiosidad-. Me encogí de hombros restándole importancia.

-La curiosidad se comió al gato-. Contestó con tono burlesco.

Lo fulminé con la mirada.

-¿Qué insinúas de los gatos?- Le apunté con mi dedo índice.

-De los gatos no, de tí- Dijo sonriendo sin apartar la mirada.

Si esto furea una competición de miradas, hubiera perdido hacía bastante rato. La bebida llegó interrumpiendo-para mi agrado- el momento de tensión.

Dirigí mi mirada a la chica y por un momento, se tornó familiar para mí.

~~~

Volvimos a casa lo suficientemente tarde como para que me tirara a la cama de un salto y cayera rendida en un sueño profundo.

~~~~

-Joder-. Murmuré.

Era cierto, yo no tuve nunca un buen despertar, por lo que no controlaba ni mis pensamientos ni las palabras que pudieran llegar a salir de mi bocaza.

Mi teléfono móvil llevaba casi veinte minutos sonando sin descanso. Si es importante volverá a llamar-pensé con tal de no interrumpir mi sueño. Pero oh no, no. El teléfono llevaba ni más ni menos que llamando más de veinte minutos desde un múmero desconocido. ¿Cómo no se le fundían los dedos?

Alargué mi brazo para estamparlo sin ninguna debilidad en la pantalla de mi celular. Lo impresionante era que no se rompió.

Lo atraje hacia mí, pues era más que obvio que no me iba a levantar sólo por una llamada, a no ser que me notificaran de que había ganado el gordo.

Miré confusa la pantalla del celular.

-¿Qué?- Soné bastante antipática, aunque no fuera-del todo- mi intención.

-¿Hannie?- No reconocí la voz por mucho que me sonara familiar.

-¿Quién eres?-Pregunté.

-Tengo que hablar contigo. Acude al parque de los olivos lo antes que puedas-. Dijo esa persona cortándo la llamada. Odiaba que la gente hiciera eso, pues me hacía sentir estúpida por no contestar.

Bufé y con toda la pereza me levanté.

Me vestí con una sudadera de color violeta y unos jeans rasgados, acompañados obviamente de mis preciosas converse rojas. Me cepillé muy por encima el pelo, más bien me hice una coleta desenredando los nudos más superficiales y salí de la casa.

No había dormido bien, tampoco había comido nada y tampoco me había lavado la cara. Todo esto era sin duda el empiezo de un mal día.

Llegué al parque y no ví a nadie por el momento. Esto era un peligro. ¿Quién salía de su casa para encontrarse con alguien que ni siquiera sabía quién era del todo?

Yo, claramente. Fruncí el ceño. ¿Y si sólo era una broma de mal gusto de algún adolescente?Sí, debía de admitir que yo hice alguna y siempre me divertía haciéndolas, pero que te las hicieran a tí era otra cosa. Me sentía levemente engañada.

Entonces unas grandes manos me taparon los ojos. ¿Me iban a violar? ¿Matar? ¿Secuestrar? ¿Vender? ¿Quizás todas?

Admito que estaba asustada. Sólo un poco... Bueno, para qué mentir, en ese momento agradecí no haber comido nada, por que estaba segura de que si lo hubiera hecho estaría a punto de vomitar.

Chica tonta, acto imprudente.

-Hannie...-La voz ronca sonó detrás de mis oídos.

Sentí como los vellitos de mi piel se erizaban. Ahora sí que estaba segura: Iba a morir de una taquicardia.

-¿Qué quieres?- Le respondí a Félix, irónico que le respondiera con una pregunta a una afirmación suya.

-Explicarte las cosas.

Destapó mi cista y se posicionó delante de mí. No sabía si sería por la falta de sueño o hambre, o simplemente por la falta de cordura que me trajo aquí que le dejé explicarse.

-Esa chica... Era mi ex-Dijo con hastio- Yo n-no quise que esto pasara...-Dijo y noté como se le quebraba la voz.

-El chantaje emocional no funciona conmigo-. Le dije muy seria. Odié usar ese tono de voz, yo sabía que mi máscara de chica imperturbable se destruiría tarde o temprano, pero era cierto. Él no me volvería a conseguir. Cómo Albert Einsten dijo: «Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo».

-No quise hacerlo- Dijo con un tono de voz más consistente- podemos...

-¿Volver? Eso no.-Aclaré, aunque me pasé un poco con el tono de voz. Pequeñas espinitas se clavaron en mi corazón. Quizás no eran pequeñas, quizás eran enormes y lo perforaban. Intenté convencerme de que él no era bueno, al igual sucedió con Han. No iba a ser una vendida.

-¿Amistad?-Dijo casi suplicando.

No sabía qué decir. ¿Podía ser su amiga? ¿De verdad quería? Bufé otra vez. Si fuera por mí, borraría esa parte en la que él se besó con otra, pero lo prefería así. Quiero decir, sé que la realidad es dura, pero no iba a vivir para siempre en una mentira.

Ni el ser más fuerte del mundo es capaz de soportar la realidad. Preferimos vivir a base de mentiras, en un cuento de hadas todo sería mucho mejor. ¿A que sí?

No sabía que debía de hacer, pero iba a hacer lo que quería hacer. Si me había mudado a Corea era para hacer lo que quería, busqué libertad. Sé que lo que dije a continuación no fue lo más correcto, pero yo era muy ingenua:

-Está bien.

Él quiso darme un abrazo, pero lo aparté un poco.

-Entiendo-. Dijo él asintiendo con la cabeza- Disculpa.

No me gustaba mucho el contacto físico, aunque Han era la clara excepción de ello. Además de que no quería que por el momento él me tocara, aunque fuera un simple abrazo de amigos, aun lo veía algo lejano. Prefería mantener las cosas así, no mucho contacto.

Supongo que deberíamos de aprender a vivir sin tantas complicaciones.

Tenemos que evadir ciertos problemas para poder disfrutar de la vida, pues hay veces que es la única opción. El enfado, ira, tristeza nunca serán para siempre, pues tampoco lo es la felicidad.

Vivir sintiendo más.





































































































































































































Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro