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15

-Lo siento mucho Hannie- Dijo mi mejor amigo para abrazarme demasiado fuerte- De verdad que lo siento...

Jisung no dejaba de llorar y decirme que lo sentía, pero la verdad era que no tenía ni idea de qué le pasaba.

-Por favor, Han, dime que te pasa-. Dije acariciándole el suave pelo, dejando que cayera sobre su mata de pelo, era realmente suave.

-Me...-Sollozó y se separó de mí para mirarme fijamente a lo ojos- voy a Estados Unidos-.Soltóy volvió a abrazarme con más fuerza de lo normal.

-¿C-cómo?- Dije perpleja- ¿Desde cuándo te lo han dicho?

~~~

Habían pasado dos días desde que Han se había ido, otra vez. Odiaba que sus padres trabajaran en una empresa tan grande, pues siempre tenían que viajar. Lo malo era que no se iban ellossolos, arratraban a su hijo como si tuviera dos años.

Era una tortura pasar el tiempo sin él, sin sus bromas y estupideces. No lograba acostumbrarme a esa casa malditamente grande. Me sentía sola y deshubicada. ¿Qué iba a hacer ahora? Han no era mi necesidad vital pero era mi único amigo en la universidad yme acompañaba a todas partes.

Me daba corte tener que estar sola sin su compañía, pues la gente de allí no me llamaba mucho la atención, los veía a todos iguales o similares, con el mismo peinado, uniforme e incluso cara.

Pero Kim Idiota-más conocido cómo Kim Namjoon- tenía esa capacidad de hacer que me fijara en él sin la necesidad de decirme nada. Él me ayudó bastante con los estudios, seguramente no habría pasado los exámenes a no ser de su ayuda-No había que olvidar que me regaló los dulces que él mismo había denominado "los dulces del perdón".

Él sabía lo que ocurrió con Han, se mostró más amable desde eso. ¿Cómo explicarlo? Más atento, más comprensivo. Cosa que me extrañaba, pues no éramos ni amigos pero mucho menos éramos desconocidos. No, él no podía ser un desconocido después de todo lo que hizo por mí, en el buen y el mal sentido.

Eran vacaciones de navidad, tiempo en el que la gente solía estar con famíla y amigos, pero no era mi caso. ¿Família? No. ¿Amigos? Mucho menos.

Salí a comprar comida y alguna que otra cosa que necesitaría para pasarme la navidad sola en la enorme casa de Jisung. Era triste, pasar la época de unión sola.

Nunca me habían gustado las navidades. Generalmente, me recordaban a mi madre y la tristeza aplacaba a la felicidad en aquellas épocas del año para ocupar su lugar. Quién estaba feliz estaba feliz, pero quiéne estaba triste lo veía doblemente triste.

Pasaba con el carro del súper. Iba a aprovechar, si no podía pasar el tiempo con nadie, lo pasaría al menos con mi mejor compañía: la comida.

El carro estaba lleno, desde papas fritas, cheetos, doritos, carnes para aburrir y dulces que doblaban la cantidad de las carnes. Quizás me había pasado un poco. Bueno, un mucho. Pagué y no me sorprendió nada ver la cantidad de dinero que había gastado: ni más ni menos que ciento cincuenta euros.

Salí de la tienda cargada como pude de bolsas y regresé a casa para depositarlas en su lugar y esas cosas.

~~~

                                                                                  Kim Namjoon

-¿Vas a pasar esta precioso día del año sola?-Kim Namjoon. 18:07.

-Sí.-Yo. 18:09.

-Bueno, yo también.-Kim Namjoon. 18:09.

-He tenido una idea.-Kim Namjoon. 18:10.

-¿Y si la pasamos juntos? Ya que los dos vamos a estar solos...-Kim Namjoon. 18:10.

-¿Hannah?-Kim Namjoon. 18:12.

-¿Estás ahí?-Kim Namjoon. 18:13.

-Sí!-Yo.

-Estaba comiendo.

-Sí, podemos pasarla juntos. Mientras no hagas mucho el idiota...

-Perdona pero aquí la idiota eres tú por llamarme idiota.

-No empieces...

-Adiós.

-Adiós, nos vemos a las ocho.

Empecé a organizar las cosas básicas en la nevera. Si iba a venir a las ocho debía de hacer comida, y yo no era nada buena haciendo comida- Recuerden el día que casi me intoxico por una simple sopa.

Cuando vacié las seis bolsas revisé mi celular. Era las ocho menos cinco. Namjoon debería de estar al caer, y no tenía nada preparado. Me sentaba algo mal que él viniera y no tener nada, era deser mala anfitriona, pero era por su bien. No me quería hacer cargo de una muerte lenta y dolorosa.

Pero Namjoon no apareció. Eran las doce pasadas de la noche y me encontraba sola. La verdad era que no sabía por qué esperaba que lo hiciera, de alguna manera eso enviaba punzadas de dolor a mi estómago. Era cierto que me hacía ilusión pasar con alguien este día, todo era mejor a pasarlo sola.

Me tumbé en el sofá y encendí la tele. Todo eran anuncios de turrones, pastelitos, patas de jamón... Cosas típicas, por no olvidar los miles de juguetes para niños pequeños.

Un estruendoso sonido me sacó de mis pensamientos. ¿Qué habia sido eso? Había sonado realmente fuerte. Me levanté del sofá. Otro sonido igual o peor que el anterior. Me dirigí a la chimenea, de donde estaba empezando a caer mucho polvo.

¿Qué rayos?

Miré arriba del conducto de esta, no podía ser que ya me hubiera cargado la chimenea sin siquiera utilizarla. Otro sonido igual a los anteriores sonó, y cuando sentí piedrecitas y polvo blanco caer sobre mi cara me aparté rápidamente, cayéndome de culo al suelo.

Entonces pasó algo inesperado.

Un papá Noel con varios regalos aterrizó estrepitosamente y sin éxito al suelo.

Decir que estaba sorprendida era un eufemismo. Mi boca estaba abierta de par en par, mia padres me contaron cuando era pequeña que la magia y Papá Noel no existía, pero yo lo estaba viendo.

Esto podía deberse a tres factores: a) Me estaba volviendo loca, b) La carne mal cocinada me estaba sentando mal o c), esto era un sueño y lo demás eran tonterías.

Supuse que sería la última. Me pellizqué fuertemente en la cara para verificar si lo que estaba viendo era real o no. Fue en vano, lo único que conseguí fue marcarme las uñas en mi blanca piel.

-¿Papá Noel?- Dije acercandome temerosa hacia él.

Este asintió con la cabeza y yo no pude reprimir una sonrisilla. Se acercó a mí y me tendió un paquete.

-¿Para mí?- Lo señalé pidiendo permiso. Había que ser educada con él, con suerte el paquetecontenía un millón de euros.

Este volvió a asentir y rasgué el papel de regalo. No creía lo que veía.

Una caja roja con adornos dorados a los costados yacía sobre mis manos. Era metálica. No em resistí más y la abrí.

Por un momento creí que no podía estar más perpleja, pero era obvio que me equivocaba. Unos veinte pastelitos de colores estaban ordenados en filas, y eso sólo me hizo pensar en una cosa. Papá Noel no existía, aquel no era Papa Noel.

Se estaba girando para marcharse pero yo lo agarré del brazo para reternerlo.

-Namjoon quítate el traje.

El muñeco negó como diciendo: no soy Namjoon.

-Sé que eres tú-. Presioné.

Este empezó a correr para salir por la puerte principal, pero era obvio que Papa Noel tenía renos y magia, no le hacía falta correr para escaparse de una chica cualquiera. Conseguí alcanzarlo y tiré de lo que era la cabeza del muñeco, mostrando así la verdadera identidad del personaje.

Namjoon se paró en seco. 

Se giró algo avergonzado y haciendo una mueca que preferiría considerar como una sonrisa.

Negué con la cabeza mientras estallaba en carcajadas.

-¿Por eso te tardaste tanto?

-No me quería presentar sin nada...-Dijo pasándose la mano derecha por la nuca con notable nerviosismo.

Le lancé una de las galletas, pues aun tenía la caja firmemente agarrada con mi brazo. Él la tomó al vuelo y entre risas, bromas y alguna que otra discusión tonta llegamos a casa. Hace falta recalcar que cuando llegamos lo único que quedaba de la caja eran migas de las-antes- galletas.

-¿Tienes comida?-Dijo nomás poner un pie en la casa.

-Si quieres comer me vas a tener que ayudar-Dije.

El me miró y asintió.

-Está bien.

Señaló su traje.

-¿Qué hago con esto?

Me encogí de hombros. Fui a mi cuarto subiendo las escaleras y saqué una camiseta olgada y unos pantalones de chándal viejos. La verdad era que no le quedarían bastante bien y sería muy cómico verle vestido de esa manera.

Bajé los escalones y un delicioso olor a carne asada inundó mis fosas nasales. Espera, ¿Namjoon estaba cocinando?

Entré en la cocina y así era. Tenía una cara de concentración máxima mientras observaba como se freía la carne con las verduras.

-Ey-. Le llamé. Él se giró yme miró confundido- Aquí tienes ropa.

Chasqueó la lengua.

-Ya sé que me queda bien todo pero... -Cogió la ropa- ¿Era necesario darme ropa de mujer?

-Bueno... Si quieres te quedas vestido de Papa Noel- Dije soltando una risilla, a lo que él me miró intensamente mal.

Si las miradas mataran, estaría diez metros bajo tierra.

Él salió y se dirigió al baño.

Técnicamente ya había pasado noche buena, pero tenía bastante hambre y apostaba cualquier cosa a que Namjoon no había comido nada aparte de las coloridas galletas de antes. Busqué un bol y lo rellené de papas y demás cuando él apareció por la cocina.

Empecé a reír cómo histerica al ver que los pantalones quedaban muy por encima de su tobilla y la camiseta casi enseñaba su ombligo.

-No es gracioso-. Dijo señalándome.

-Sí, si lo es-.No dejé de reírme hasta que la cena estuvo lista.

Cenamos como si nos conociéramos de toda la vida, riendo a carcajada limpia todo el timepo. Lo que no sabía de Namjoon era que tenía un pensar filosófico sobre las cosas, cada vez que se ponía a hablar haciendo cara de interesante yo no podía reprimir una sonrisa.

Terminamos y recojimos todo.

-Supongo que ya me voy- Dijo él mirando su teléfono- Son las dos de la noche pasadas.

-Vale.

Le acompañé hasta la puerta y él hizo ademán de irse, pero cuando yo ya estaba entrando a la casa él jaló de mí dándome la vuelta. Me giré bastante molesta porque hiciera eso. Con un movimiento rápido, me dió un cálido beso en la frente:

-Buenas noches Hannah.-Ahora sí, salió de la casa.

Tenía la palabra en la boca.

-Buenas noches-. Dije inutilmente en un murmuro, sabía que él no había escuchado.

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