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11

Era lunes. Dichoso lunes que siempre debía de ser el día malo de la semana, ¿No?

Bien, el domigo la pasé con Han y Félix, en casa jugando videojuegos y viendo películas en casa.

En verdad, amaba estar en casa tranquilamente sin salir al exterior, como un animal. Ok, en verdad no tan así, pero amaba estar encerrada.

Descorrí las cortinas dejando que la luz solar entrara en la habitación, quizás, para darme un mejor campo de visión, puede que  de esa manera las oscuras manchas debajo de mis párpados desaparecían.

El sol me dió en toda la cara, haciendo que la apartara de golpe (yo siempre la torpe).

Fui a darme un baño y salí apurada, pues no tenía mucho tiempo para llegar a la universidad.

Me vestí con unas mayas negras y una sudadera de color azul cielo, y me encaminé (o mejor dicho, corrí) hacia la universidad junto a Han.

Ambos estábamos sudados, se suponía que Félix nos recogería para llevarnos a ambos, pero nos dijo por mesaje que no vendría, se encontraba bastante enfermo.

Era algo que me extrañaba bastante pues, el día anterior estaba genial con nosotros dos.

Dejé a un lado mis pensamientos, ya que Han me insistía en entrar por aquellas enormes puertas de cristal.

Con una gran pereza entré, esto no estaba en mis planes. Odiaba tener que ir justo un lunes a la universidad. En verdad, odiaba todo lo que tuviera que ver con hacer faena al levantarme temprano.

¿Por qué no impartían clases por la tarde? Sería mejor...

Pasamos por los pasillos prácticamente desiertos de gente, todos deberían de estar dentro de sus clases, lapicero en la mano apuntando lo que dijera el profesor/a.

Han me acompañó en todo momento y entramos juntos a la clase, en silencio para sentarnos a nuestro lugar correspondiente, Han con su amigo... ¿Bam Bam? Creo que sí era él.

 Yo me senté sola, puesto que no tenía amigos en ese lugar y tampoco estaba del todo dispuesta a empezar amistades, aunque no lo pareciera, me costaba bastante.

Sin embargo, aquel lunes empezó mejor de lo que creí, y una chica se sentó a mi lado. 

Supongo que a ella se le daría peor que a mí entablar una conversación con una persona desconocida, puesto que traía sus auriculares y no hacía amago de quitárselos.

Pensé en saludarla pero, debía de prestar atención a las clases que estaban empezando y concentrarme lo máximo posible.

(Aparte de que la pelinegra no hacía indicio de nada, sólo quedarse estática en su lugar, observando a escondidas su celular)

El profesor hablaba y hablaba, me costaba pararle atención, aún así tomé aputes de todo lo que decía (No literalmente).

Después de las aburridas clases, me encontré de nuevo con la pelinegra. Supuse que iría hacia su casa, coincidía con el camino hacia la mía.

-¿Me estás siguiendo?- Una voz dulce pero a la vez fría me asustó.
Alcé la mirada y vi a la chica parada enfrente de mí, con los brazos cruzados, supongo que esperando una respuesta de mi parte.
-No, voy a mi casa- Dije, y el rostro de ella se relajó, sonriendo abiertamente-.
Que extraño- Pensé. Hace un momento creí que me fuera a matar, y ahora me sonríe como si nos conociéramos de toda la vida...

-Un gusto, soy Eylin -Alzó la mano a modo de saludo.
Yo aún seguía algo perpleja, pues no me esperaba ese carácter de ella.

-Yo soy Hannah, Hannah Anderson- Dije, asintiéndole y estrechándole la mano. No solía decir mi apellido, no me gustaba dar muchas explicaciones a la gente, pero supongo que no pasaba nada, ¿No?-.

-¿Entendiste algo de la tarea de hoy? -Habló ella, otra vez causando que me asustara.

-La de artes, ¿Te refieres? regunté intentando saber a cual se refería.

-Sí, es que no me enteré muy bien que digamos...

Obvio- no había atendido en ninguna de las clases, se la saba con el móvil.

-Ah, si que la entiendo... ¿Quieres que te la explique mañana en el receso?- Dije, con esperanza de que si que quisiera, ya que no tenia muchas ganas de ponerme a explicarle el tema en estos momentos, menos si nunca atendía a clases.
Pero no me iba a negar, era agradable, y se lo explicaría obviamente.
Puede que de esa manera podría hacerme su amiga...

Pasamos varias calles y llegamos a su casa. Acordamos que el día siguiente a la hora del patio nos juntaríamos en la biblioteca.

Su casa estaba algo antes que la mía, así que me despedí de ella y llegue mas tarde a la mía.
Han no había venido porque haría turno extra en el restaurante, así que me quede en casa avanzando toda la tarea posible.


Miré el reloj de mi celular. Maldición, me había dormido sobre los apuntes...
Supongo que no había estudiado nada... No era la primera vez que me pasaba, y estaba segura que mucho menos seria la última.
Artes era demasiado... ¿Cómo decirlo? Aburrido, y más si lo hacías sola.

Puse musica a máximo volumen e hice las prácticas que el profesor nos había dejado.
Llevaba dos de las tres que habían, cuando algo en mi cerebro hizo clic...

Mierda- Me apresure a mirar la hora en mi móvil, y confirmé lo descuidada que era.
¡EL TRABAJO POR HORAS!

Como siempre, salí corriendo de mi casa sin importar mi aspecto ni nada. Diez minutos y debería de estar allí cuidando al pequeño.

De nuevo corrí hacia aquella mansión como si no hubiera final. 

Paré de correr ya que faltaban tan solo unos metros para llegar a la casa, y no querían que vieran la carrera que me había marcado. 

Entonces, antes de doblar la esquina que me separaba de la casa, visualicé en otra calle una sombra. 

Me detuve y me escondí en un coche, aquella supuesta sombra me llamo la atención, se me hacia conocida.

Entonces ví que la sombra no estaba sola...
Y supe de quienes se trataba.
Cerré mis ojos y parpadeé varias veces, no me creía ni por el mas remoto motivo que aquello estuviera pasando, o más bien...
No quise creerlo.

Porque nadie en su sano juicio es capaz de aguantar la verdad.

Pese a mis esfuerzos por creer que aquello no era real, sí lo era: Félix, mi supuesto novio... Se estaba besando apasionadamente  con la chica que me dejó en el hospital, es decir, la ex de Kim Namjoon.
Inconscientemente, apreté los puños.

No me jodas ahora, Félix...- Murmuré, pero era obvio que me jodía, y era irremediable.

Entonces, aquellas palabras que Namjoon me dijo regresaron a mi mente como si de un puñal se tratara, que él no era bueno... Que era un playboy...

Y... Oh, mierda. Dejarte llevar por la ilusión que alguien crea en ti no es nada bueno.

Aquellos dos no dejaban de comerse la cara, en aquella esquina que quedaba paralela a la calle en la que yo me encontraba.

Entonces, los ojos se me mojaron de irritación.
De dolor.
Era como si me hubieran apuñalado por la espalda, así se sentía.
Me sentía engañada. Me sentía estúpida, por haber depositado tanta confianza inocentemente en alguien que no se la merecía.
¿Qué iba a hacer ahora?
Nada. 

El corazón se me encogió, y salí corriendo de allí.
Sabia que no había asistido a mi trabajo pero... ¿Qué importaba ya? 

Corrí hasta llegar a un puente, y me quedé allí por horas y horas.
Sollozaba y lloraba, porque la verdad se sentía nefasto.

Quería dejar de llorar, quería dejar de desperdiciar lágrimas en alguien que ya no se las merecía pero, la verdad era que no podía.
No podía creer que mi primera relación seria terminara en un simple... Engaño.
Mas viniendo de el, que se veía la persona mas correcta del mundo.

Y lo que mas me dolía era que, el había jurado estar enfermo, sin embargo...
Sus acciones demostraban lo contrario, ¿No?
¿Desde cuando me habría engañado?
¿En algún momento me quiso de verdad?
¿En algún momento... Fue real?

Todas esas preguntas inundaban mi mente, mientras que la moche se habría paso en la ciudad.
Me levante de allí, y vislumbré diversos lugares de ocio.

Y yo sabia que esto era incorrecto pero, no pude sucumbir a !a tentación.
Me acerque a una paradits la cual tenia un gran cartel que ponía: venta de alcohol.

Saque mi billetera y después de pagarle al hombre que me vendió unas cuantas botellas de soju y cerveza, volví al puente.

La ciudad se sumía en oscuridad y el jleo que causaban algunos adolescentes.
Mire mas allá y cogí una de soju.

Primera- Bebí hasta el fondo aquella botella, y a pesar de que aquello se salia de mi rutina, no me detuve.
Tire la botella hacia un lado?
Segunda- La apile junto a la primera.
Tercera- Me estaba empezando a hacer efecto, puesto que yo no bebía a menudo.
Cuarta...

Perdí la cuenta a partir de esta. Supongo que mi mente ya no estaba del rodó clara como para contar las botellas que se sumaban vacías a mi costado.
Veía algo borroso, pero gpfrancamente, había llegado al punto de que me daba igual rodó...
Se me nublaba la vista, y estaba temblando.
Maldicion... Esto me estaba consumiendo demasiado para lo que debería...

Me levanté y me tambaleé en el borde del puente. Sentía que me fuera a caer...
Y cuando creí que definitivamente me caería para desaparecer para y por siempre, unos brazos me abrazan por la espalda y me echan hacia atrás.

-¿Q-Qué?

No se si esto era real, es un sueño o una simple alucinación a causa de mi gran borrachera.
Me vuelvo a tambalear, sin embargo, las manos que antes me habían sostenido me cargan.
No se de quien se trata. Normalmente saldría corriendo de esta situación, pero los ojos cada vez me pesan más. 

-Con lo que yo daría por ti...- Es lo último que oigo antes de caer rendida en un profundo sueño. Esa voz se me hacia conocida, pero no lograba ubicarla, después de todo no se si lo que acababa de oír era una simple alucinación.
Después de todo, no se ni si sigo viva.
Siento como cada parte de mi cuerpo se relaja y ya no siento nada más, sólo mis respiraciones y la oscuridad.

¿Por qué la alarma no ha sonado?- Es el primer pensamiento que me vino a la mente.

Creo que he dormido demasiado, no se porque Han no me ha despertado, él siempre me despierta si la alarma no suena.

Era extraño, pues nunca me había levantado sin tener sueño.
Seguia desconcertada. No me ubico, no se porque, me daba la sensación de que aquella no debía de ser mi habitación.

Me estiré un poco, pero algo ejercía fuerza sobre mí, impidiendo que me moviera.

Giré poco a poco mi rostro, y me quedé de piedra.
Kim Namjoon, estaba durmiendo abrazado a mí.
Oh, no... No podía ser lo que yo estaba pensando....

-AAAA- Chillé muy fuerte, intentando sacármelo de encima.
-¿Qué sucede?- El aludido abrió los ojos de golpe y frunció el cejó, con notoria molestia.
-Por que... Diablos estoy aquí...-Dije casi murmurando, pero con bastante enojo.
-¿No lo recuerdas?
-¿Qué debería de recordar?- Ahora si, mi cara se transformo en el color blanco de las paredes. No quería que fuera lo que yo estaba pensando.

Él simplemente soltó una risita que no me gusto nada, quiero decir, solo corroboraba que lo que pensaba era cierto.

-Dime por lo menos que... No quedaré embarazada- lo miré directamente a los ojos, mi preocupación era notoria. Entonces el empezó a reír con mas fuerza, cosa que a mi me puso mas nerviosa.
-Por favor, Hannie, tranquilizate... Te vi al borde de un puente y te traje aquí.
-¿Y porque estabas abrazandome?
-No lo se-Dijo él, sonrojándose un poco bastante.

Me levanté de un salto de esa cama y salí corriendo de la casa.

Supongo que esto sería algo desagradecido pero... ¿Qué? ¿Cómo?

Sinceramente no entendía nada, absolutamente nada sobre su comportamiento, así que me limité a correr hacia la casa de Han (o mi casa).

Cuando llegué este me esperaba con los brazos en jarra.

-¿En dónde has estado?- Preguntó, y se acercó a mí para zarandearme de los brazos. 

Me rasqué la cabeza, trtando de encontrar una respuesta correcta.

-Ni me respondas- Habló él de nuevo- Sé donde estabas, y con quien... 

-¿Cómo?- Pregunté, pues ahora yo estaba mucho más extrañada de lo que él pudiera estar.

-Lo que oyes- Asintió, subiendo y bajando varias veces la cabeza- Namjoon te encontró ayer por la calle, y te llevó a su casa... Según él porque ibas un poco pasada de copas...

Eché la cabeza a un lado, obligándome a mirar a cualquier cosa que no fuera él, pues estaba muerta de vergüenza. Yo no solía actuar de esa manera.

-¿Por qué? ¿Por qué te pasaste de copas?- Dijo él con un tona casi frustrado- ¿Sabes? Félix te estuvo buscando. Me indigna tu comportamiento hacia él.

Al oír esas palabras provenientes de mi mejor amigo, el corazón se me hundió. 

Recordé porque lo había hecho, aún así no era motivo. Estaba demasiado deprimida y... si no llega a ser por Namjoon aquella noche hubiera terminado en una pesadilla.

No estaba orgullosa por haber dependido del muchacho, pero tampoco era consciente de mis actos.

Pero, lo que más me dolía, y caló en el fondo de mi ser era que, después de todo, Félix se dignara a mentir tan descaradamente.

¿En qué momento me buscó? ¿Antes o después de besarse con la chica?

Más sabiendo que ella era la que me causó mi entrada en el hospital.

Más sabiendo que yo a él si lo amaba.

Respiré hondo, y fijé mi mirada en los ojos de mi amigo Han:

-¿Sabes qué? Igual él no era tan bueno como crees. Lo ví besándose con una chica, ¿Te dijo acaso eso? ¿No verdad? 

Se echó un par de pasos hacia atrás, puedo asegurar que no se esperaba aquello.

-L-lo siento Hannie yo... Sólo estaba preocupado y tienes razón. No está bien que hiciera eso. Y supongo que debí avisarte de su fama como mujeriego pero... No sé porque creí que cambiaría contigo. -Se acercó más a mí y me abrazó- Siento esto.

-Espera ¿Qué? - Me separé del abrazo, empujándolo levemente- No digas que lo sientes, no pienses menos que es tu culpa. Él actuó como quiso, si él realmente no quisiera que eso hubiera sucedido, francamente no la habría hecho.

-Quizás tienes razón Hannie...

-Sí, espero que sí... La cosa es que no todos somos lo que aparentamos ser, tampoco somos lo que queremos ser.

Lo que en ese momento no sabía era que...

Una mala portada nunca definirá al libro.

Y que, no todo lo que brilla es oro.

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