10
Un suave tacto inundó mis labios. Abrí los ojos, ya que estaba dormida hasta sentir aquel leve calor.
Vislumbré a aquella figura, más bien a Félix.
Apoyando una mano a un costado mío, sobre la cama, se encontraba besándome con los ojos cerrados.
Efímero fue el momento en el que aprecié su belleza... Tenía el pelo tapándome un poco la frente, y aquel rostro tranquilo me hacía suspirar.
Era... Simplemente encantador.
-Buenos días...-Murmuré cuando se separó de mí. Entonces fue él el que se sorprendió, puesto que le había pillado mientras me besaba dormida.
Se pasó la mano por la nuca, nervioso y tomó asiento en mi cama.
Sonrió y dijo:
-¿Te parece que vayamos a la feria hoy?- Giró su rostro para verme.
-¿Y la universidad?
-¡Es sábado!- Dijo, para reírse conmigo segundos más tarde.
-Cierto...
Me levanté de la cama y no avancé ni dos pasos, él me envolvió en un abrazo.
-¿Entonces?- Susurró con su tímida voz en mi oído.
Me acomodé en aquel inesperado abrazo y respondí:
-Está bien...
Fue suficiente para que este depositara un rápido beso en mis labios y se dirigiera al marco de la puerta:
-¡Ponte algo bonito!- Y salió de la habitación.
Algo... ¿Bonito?
Me dirigí a mi armario de puertas marrones y lo abrí de par en par. No contenía un gran número de prendas allí, pero... Un jardinero corto llamó mi atención. Lo combiné con una camiseta blanca a rayas negras.
Me cepillé mi pelo (dí cuatro pasadas con el cepillo), pero este se atascó, una enorme bola de pelos se había formado en este.
¿Enserio?-Hice mala cara.
Fui pasando poco a poco el cepillo, no era la primera vez que me ocurría lo mismo.
Después de casi diez minutos intentando quitar aquel... Reboltijo de pelos, me calcé con unas Vans (Algo desgastadas por mi uso intensivo) y cojí una chaqueta fina, no sabía si después podría llegar a refrescar.
Salí de la habitación y bajé los escalones que me separaban del comedor.
Entré en la cocina, que estaba unida al comedor, y pude ver a Han y Félix, ambos almorzando.
-¿Para dónde van?- Preguntó mi amigo con su buen humor vespertino de siempre, al verme.
-A la feria-Respondí.
Él me miró, y como si fuera mi madre se dirigió a Félix, con toda la autoridad que pudo:
-Antes de las once en casa, sana y salva- Frunció el ceño, para darle a entender de que sí hablaba en serio.
-Sana y salva- Aseguró Félix. Entonces, no aguantamos más y los tres nos echamos a reír.
Amaba estar con los dos, era paz y tranquilidad. De alguna manera sentía que estaba protegida.
Me comí mi simple manzana mañanera, puesto que no me apetecía ni hacer nada elaborado, ni comerlo.
Sí, podía llegar a ser muy vaga a veces... O casi siempre... Bueno, para qué mentir, siempre.
Me la terminé y la encesté en el cesto de la basura.
Félix terminó de comer también, y se quitó algunas migas restantes de su mano del desayuno que acababa de comerse.
Me sonrió y me tomó de la mano, caminando para salir de la casa.
-¡Qué rápido crecen!- Bromeó Han desde la cocina, ya que pese a sus grandes cucharadas por terminarse el cereal, aún no lo había hecho.
Reímos y abrimos la puerta para finalmente, salir de la agradable estancia.
Íbamos caminando hacia allí, ya que no se encontraba demasiado lejos.
Bromeábamos sobre cualquier cosa y estallábamos en risas.
Entre risas, miradas y algún que otro roce (no malpensar) llegamos a la deseada feria.
Ya eran las siete de la tarde, habíamos hecho alguna que otra parada en el camino hasta allí.
Las luces iluminaban el lugar, acompañadas de gritos, sonidos de las másuinas de allí y un movimiento general.
Era agradable la escena pues, se avecinaba una tarde de diversión.
La noria ressaltaba entre todas las atracciones, era la más alta. Habían atracciones que tampoco se quedaban cortas ante la altura de esta, y algunas a ras de suelo, como los coches de choque.
Félix pagó las entradas para subirnos a la noria, he de admitir que tenía horror a estas cosas. Siendo realistas, te metían dentro de una caja que se movía a cada vaivén del viento. Para dar más fuerza al asunto, tenía una fobia a las alturas horrible, desde que nací, supongo.
Él me tomó de la mano intentando transmitirme algo de seguridad, pero realmente, no ayudaba en lo más mínimo.
Entramos en la pequeña cabina y después de unos minutos, la atracción fue subiendo, hasta llevarnos a los más alto, donde se detuvo unos minutos (que se me hicieron eternos).
Estaba temblando, pero sin poder evitarlo, mi vista se fue directamente a la impresionante visión que ofrecía la ciudad a aquellas alturas de la noria, y de la tarde.
De la feria no se veía prácticamente nada, mi vista se dirigió a las pequeñas luces que desprendían las farolas, eran diminutas, al igual que las casas.
Y de pronto, la noria empezó a bajar.
Félix me hablaba de cosas intentando que me relajara, aunque era bastante difícil.
Subimos a varias atracciones más: los coches de choque, otras parecidas a montañas rusas, el túnel del terror...
Y así, la noche fue cayendo.
Estábamos dando una vuelta por allí, y me disculpé con Félix para ir al baño.
Fui e hice las cosas que debía de hacer, y salí.
Supongo que salí demasiado rápido, porque choqué mi frente contra alguien, haciendo que los dos tambaleáramos un poco.
Puse mi mano en la frente, quejándome mentalmente por el dolor ocasionado. La reacción del otro, no se hizo esperar:
-¿Pero quién te crees que er- Frenó en seco, y yo le dirigí la mirada por primer vez en aquel encuentro.
-¿¡Qué!?- Kim Namjoon y yo nos mirábamos de arriba a abajo, el uno al otro, pues no contábamos con encontrarnos de una manera tan... ¿Casual?
Parpadeamos varias veces, él fue el primero en hablar:
-E-Eh lo siento Hannah- Se rascó la nuca.
-No importa, tranquilo.-Lo rodeé para salir de allí y volver con Félix, pero su mano se aferró a mi muñeca, haciéndome retroceder hasta quedar en frente suya.
-¿Con quién venías?- Lanzó aquella pregunta, con un semblante extrañado, anestes de que yo pudiera replicar su agarre a mi muñeca.
-Con una persona-Respondí, algo más seca de lo que quise llegar a sonar.
-Espero que no vinieras con un arbusto...-Sonrió, irónicamente y chascó su lengua- ¿Vienes con el Elix ese?-Me miró fijamente, poniéndome nerviosa.
-¿Elix?
-Elix, Delix, Félix...-Probó varios nombres.
-No es de tu incumbencia- Volví a sonar seca pero, esque realmente no lo era.
-Sí, sí que lo es... Más cuando tiene otras novias- Dijo con tal desprecio que me removió los huesos.
-¿Qué dices? No tiene más novias.- Afirmé, y supe que me acababa de delatar solita, sin necesidad de otra más de sus preguntas.
-Así que tú eres una de ellas...-Echó la cbeza para otro lado, y volvió a mirarme- No confies en todo lo que parece bonito.
Me estaba sacando de quicio, pues, ¿Quién era él para valorar mis relaciones?
Apreté la mandíbula, tensa, y murmuré:
-No parece, es.- Me soltó la muñeca, parecía cansado de luchar siempre. Parecía que toda palabra que saliera de mi boca calaba fondo en él, haciéndole recordar cosas, o momentos.
Pero no era de mi interés, ¿No?
-No todo lo que brilla es oro- Chilló, para que desde donde me encontraba ya, le pudiera oír.
Tonterías, decía mi voz interior. ¿Cómo va a ser Félix así? Imposible, ¿No?
Deshice la mala cara que tenía y vi la figura del chico que me esperaba unos metros más adelante.
Caminé hacia él y le di un susto. Fingió un enfado, pero él no sabía fingir, siempre acababa a risotadas.
Caminamos a casa, era demasiado tarde y debíamos llegar a casa porque si no...
"La mamá"(más conocida como Han Jisung con todo su ser) nos echaría de la casa, y no era plan.
-Tardaste tanto que iba a llamar a la ambulancia- Dij mientras caminabamos.
-Había mucha gente...-Mentí, y los recuerdos con "ese" regresaron a mi mente.
¿Tendría razón?
¿Sería Félix un Playboy?
Aparté mis dudas, no venían al caso. Era obvio que no lo era, me trataba realmente bien, como la única que había en su vida- Supuse.
Caminamos por las calles, a veces en silencio, a veces hablando. Poco a poco nos íbamos acercando.
Cuando por fin legamos a casa, nos despedimos con un suave beso en los labios y un "te quiero", que hacía que el corazón se me encogiera de ternura.
¿Puede ser que esas simples palabras me atrajeran aún más a él?
Puede ser no. De hecho, lo hacía.
Entré pasando por la puerta de madera y cerré con cuidado, haciendo el menor ruido posible.
¿Enserio?- Toda la casa estaba a oscuras, y seguramente, Han durmiendo.
¿¡Para esto tanta prisa!?
Ya verás Han... planteé diversos finales para él, aunque de sobra sabía que nunca le pondría un pelo encima (ERA MI AMIGO). Pero le castigaría quitándole la cuenta de Netflix, pues está adicto a esto.
Reí internamente por mi malvado plan, pero muy, repito; muy remotamente en el fondo de mi ser, sabía que Han lo hizo por mi bien.
Aunque en ese momento me molestara un poco bastante.
Subí a mi habitación, y desde ahí pude escuchar ronquidos proveniente de la suya. Efectivamente, se había dormido.
En verdad, me lo esperaba.
Me subí a mi cama, y me dediqué simplemente a escuchar mi música y a ver vídeos musicales.
Y terminé hundiéndome en estas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro