08
Empecé a desayunar sin esperar a Han. Le dejé una nota de que ese día saldría antes para buscar unos libros de la universidad.
Afortunadamente, mi sueño no me traicionó y me permitió levantarme a la hora que deseaba.
Y ahí estaba, comiéndome mi simple manzana. No sé si quedó claro que era la última vez que yo cocinaba algo.
Mucha gente dirá: Esque si no cocinas normal que seas mala... ¡Aclaro que no! No era la primera vez que concinaba el día de la sopa ni mucho menos, pero sin embargo lo seguía haciendo igual de mal.
Me colgué la mochila al cuello y salí para llegar a la universidad.
Llegué a esta y no había casi gente. Revise la hora en mi celular, y era bastante pronto. Si entrábamos a las ocho de la mañana y eran menos cuarto tenía más sentido.
Fui a secretaria y pedí los libros que me faltaban. Me dijeron que me esperará unos minutos en la sala de estar.
Después de unos diez minutos, mi nombre sonó en la voz de la chica de recepción.
Me dirigí a esta y me tendió una bolsa con los libros que faltaban.
-Gracias-Respondí, a modo de agradecimiento.
La chica me sonrió y me alejé de allí con pasos rápidos.
Iba pensando en mis cosas cuando...
-¡Eh tú!- Una voz chilla a la lejanía, pero doy por hecho que no es a mi a quien reclaman.
De repente, una mano se posó sobre mi hombro.
Todo pasó muy rápido.
Me giré para ver que era lo que ocurría, y el por qué de que me hubieran cogido de esa manera el brazo.
Una chica alta, rubiateñida y con dos kilos (mínimo) de maquillaje me miraba como si me quisiera fundir con el suelo.
-¿Pasó algo?- Esto fue suficiente para que esta me cogiera con una mano del suéter y me atrajera hacia ella, clavando un puñetazo en una de mis mejillas.
-¿Quién te crees para acercarte a mi novio?-Chilló de una manera perturbadora.
-¿Qué novio?- Dije, zafandome de su agarre y retrocediendo unos pasos hacia atrás.
-Estúpida... Kim Namjoon, ¡es obvio!- Rodó los ojos.
-Él no me gusta- Declaré con cierta autoridad.
Esta me miró enrabietada, y he de admitir que me dió miedo.
La chica me sacaba altura, y seguramente fuerza. No sabía que hacer, de hecho, no comprendía que aquellas palabras salieran de la boca de aquella chica, es decir, ¿Yo, "robarle el novio"?
El pecho se me oprimió cuando vi que se acercaba a mí dando largas zancadas.
Entonces, me cogió del cuello y me estampó con una pared, haciendo que esta sonara.
Me empezaba a faltar el aire, una presión ejercía en mi pecho.
-S-suéltame...-Dije con un hilo de voz.
Entonces esta apretó más la mano entorno a mi cuello, haciendo que sus largas uñas postizas se marcaran en él.
-¿Qué dices? No te oigo...- Dijo con un irritante tono de burla, pero sin quitar esa aplastante mirada de mis ojos.
Me empujó aún más contra el cristal. Sentía que lágrimas brotaban de mis ojos.
Impotencia.
Intenté decir algo pero no podía coger el suficiente aire como para hacerlo. Mis pies flotaban a unos centímetros del suelo y, la vista empezaba a nublarse.
-¡Yariss, suéltala!
Aparté mi vista de la rubia para fijarme en el propietario de aquella voz. Entonces, Kim Namjoon ya estaba lo suficientemente cerca de nosotras para tirar a Yariss hacia un lado.
Caí al suelo de rodillas. Me cojí la garganta con mis manos adolorida y empecé a toser. Seguro debía de tener los ojos rojos, ya que no dejaban de llorar.
Desvié la mirada y vi como la chica que me había agredido sin motivo se alejaba indignada.
Al mismo tiempo, vi a Namjoon acercarse hacia mí. Hice ademán de que se alejara, pero este ignoró todos mis gestos, se acercó a mí.
Sentí sus manos cogerme, y giré mi cabeza par observarlo. Me estaba cargando.
Me dirigió una mirada preocupada.
Entonces dejé de ver, escuchar e incluso, sentir.
No veía nada.
¿Estoy muerta?-Fue el primer pensamiento que cruzó mi mente.
Moví poco a poco los dedos de los pies, y así sucesivamente actué con cuidado con todo mi cuerpo. Supongo que no estaba muerta.
Entonces, con dificultad logré abrir mis ojos.
Estaba en un lugar oscuro, acostada. La ténue luz de la noche se colaba por la ventana, supuse que era de noche.
Observé aquel lugar.
Era una sala de hospital, de eso estaba segura. Lo indicaban las blancas paredes del lugar, seguidos de un televisor, un gotero a mi lado y la camilla, en la que estaba recostada.
-Por fin despiertas- Aparté la mirada. y la dirigí al modesto chico.
Preguntaría el por qué de mi internamiento en un hospital, pero, recordé la dolorosa pelea en la que había terminado en aquellas condiciones.
-Supongo...
Namjoon suspiró. Se acercó más a mí y me tomó la mano. Entonces, aparté la mirada al frente. No quería entablar ningún tipo de conversación en ese momento.
-Lo siento mucho- Logró decir-Todo esto ha sido por mi culpa.
Una lágrima mojó mi mano, que seguía cogida a la del chico.
-No tienes la culpa, déjalo.- Hice una pausa para añadir- Vete a casa.
-No me pienso ir Hannah.-Pronunció cada una de las palabras con dolor, y cuando dijo mi nombre sentí como si una daga se hundiera en mi- Pienso quedarme, contigo.
Un silencio inundó la diminuta sala.
-Era mi ex- Dijo con asco.
-No importa...
Sí, si importa. Tú import- Se calló de repente, aquella confesión que acababa de hacer nos sorprendió a los dos.
Lo miré con los ojos como platos, él desvió su vista y frunció levemente el ceño.
Entonces, me devolvió la mirada.
Quería dejar de mirarle pero... Algo en mí lo impedía. Sus ojos eran como un imán para los míos y cuando intentaba desviar la vista, volvía a mirarlo.
¿Por qué no puedo dejar de verte?
Y entonces, él apretó más mi mano se fue acercando más a mí.
Sentía su respiración en mi cara, y entonces, me besó.
Respiraba profundamente, como si quisiera paralizar aquel momento.
-L-Lo siento...- Tartamuedó él cuando se separó de mí, tapándose la cara con las manos.
Si no fuera por la falta de luz del lugar, juraría que se había sonrojado.
Estaba atónita, pero por otra parte, algo enfadada. Era mi primer beso... No sabía si eso perjudicaría de algún modo el futuro pero, tampoco había sido malo.
Mi estómago estaba mal. Unas mariposas se instalaron ahí, para no moverse en las próximas horas.
No dije nada, me limité a darme la vuelta, avergonzada de alguna manera.
Sentí como se sentaba en la silla, no hubo una sola palabra más en toda la noche.
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