Géminis y Sagitario
Apenas si abrió sus ojos, no dudó en echarse a correr para averiguar que era lo que pasaba.
Marchando a la par de su hermano, se dirigieron lo más rápido que les fuera posible hasta la sala del Patriarca, pero apenas si puso un pie en la novena casa, un sentimiento de angustia le llenó el pecho y la culpa lo volvió a invadir.
A pesar de que ya se sabía perdonado por el guardián de dicho templo, el dolor, la culpa, el remordimiento y la tristeza se hicieron carne en él y las ganas de llorar se hicieron notar.
Todos esos pesares se le hicieron presentes con solo dar dos pasos dentro de Sagitario.
-Saga.
El menor le hizo una seña hacía la salida del templo y casi titubeante, lo siguió.
-Luego hablaras con él. Ahora debemos averiguar qué carajo pasó para que estemos aquí de nuevo.
-Lo sé. Solo espero que...
No dijo nada, tan solo negó repetidas veces y se echó a correr nuevamente, dejando atrás a su hermano pero no a sus preocupaciones.
Apenas arribaron, sus ojos se posaron en el elegante porte y notoria presencia del castaño arconte, quien se giró cuando escuchó las puertas abrirse.
El Sagitario solo le dedicó una leve pero tierna y dulce sonrisa al mayor, cosa que le dió un enorme sentir tibio en su pecho pero casi de inmediato se borró, pues este había regresado su atención a su pequeño hermano, quien se lo veía feliz al estar con el mayor nuevamente.
-No te tires para atrás. Jamás lo hiciste, ¿Comenzarás ahora?
-Esto es diferente, Kanon. Él jamás me vería como yo lo veo.
-Deja de sacar conclusiones. Mejor acércate y pídele unas palabras, tal vez así, con una conversación por más pequeña que sea, logres dilucidar lo que su corazón oculta.
-Yo se lo que su corazón oculta, y es el sentir que jamás podría enamorarse de ese injusto y demente hombre que lo marcó de traidor.
-Bueno... Si así quieres creerlo.
Los gemelos se mantuvieron al costado de la conversación grupal pero prestando atención a todo lo que la Diosa Athena les decía, pero de vez en vez, sus azules ojos se posaban por largo tiempo en aquel griego de cabello marrón que lo hacía suspirar de forma leve pero bastante notoria.
De no ser por su hermano, no habría bajado de su ensoñación en todo el tiempo que la reunión duró, pero por fortuna no pasó y pudo enterarse de cuál fue la causa de su nueva vida.
-Pueden vivir como gusten, pero nada de descuidar sus obligaciones. Recuerden que mientras sean guardianes de una armadura y un templo, son guerreros bajo mis órdenes. ¿Está claro?
-Si, Athena.- Dijeron de uno en uno pero todos aceptando las imposiciones de la pelilila.
-Pueden retirarse entonces. Hoy tomense el día para acomodarse a todo esto y ya mañana todos al Coliseo a entrenar a primera hora de la mañana.
De a poco se fueron marchando, pero el primero en desaparecer fue obviamente el Géminis mayor, pues ver a su amor y ser tratado con indiferencia por parte de aquél a quien amaba, le dolía y mucho.
Corrió lo más rápido que pudo de regreso al tercer templo y se encerró en su habitación pues sentía que debía estar solo para de una buena vez sacar todo el dolor que, no solo le había provocado la situación vivida minutos atrás, si no que también debía sacar la amargura y la tristeza acumulada por más de diez años.
El día y la noche entera se le pasó entre llantos y lamentos, que se acabaron cuando, al día siguiente bien temprano, Kanon tiró la puerta de una patada y le dió una buena cachetada para que ya dejará de estar así.
-¡Eres el gran, poderoso y temible Saga de Géminis! ¡No una adolescente rechazada! ¡Ya quítate la falda y ve a encararlo!
-¡No puedo! ¡Me odia! ¡Me habrá dicho en Asgard que todo estaba perdonado pero se que no es así! ¡Su indiferencia el día de ayer me lo demostró!
-¡No te ignoró! ¡Estábamos todos confundidos por lo que pasó pero eso no quiere decir que le importes un bledo! ¡Ahora dejaras de llorar como nena chiquita, subirás hasta su casa y le dirás "Aioros de Sagitario estoy enamorado de ti"!
-¡No voy a hacer eso! ¡No voy a humillarme de esa manera!
-No es humillación si se trata de verte correspondido en el amor.
-Nunca me veré de esa situación. Por lo que he hecho, jamás nadie me querrá de manera sincera.
-Como quieras... Muérete solo y amargado entonces, para lo que me importa.- Se giró hacia la salida pero antes de retirarse, le dio una profunda herida a su hermano. -Si me buscas, estaré paseando con mi novio cerca del Templo de Poseidón.
Eso le dolió de una forma que jamás imaginó y más lágrimas salieron de sus irritados y rojos orbes.
Se sentó en un rincón de su habitación y allí se quedó, tratando de calmarse y darle tranquilidad a su turbado corazón.
La noche lo alcanzó nuevamente en ese estado. Sentado y con mucha angustia pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por aquel que los creaba.
-Saga. ¿Te encuentras bien?
Sus ojos se abrieron a más no poder cuando vio la figura de Aioros arrodillado frente a él, tomando su rostro entre sus manos y con una mueca de gran preocupación.
-¿Qué haces aquí?
-Kanon fue a verme hace rato. Hace bastantes horas a decir verdad.- Le comentó mientras bajaba su mirada con algo de vergüenza por tardarse tanto. -Pero estaba ocupado con algunas cuestiones que me eran importantes resolver, además de que quería pasar tiempo con mi hermano y recién ahora me vi libre para venir a ver qué te sucedía. ¿Estás bien? No bajaste hoy a entrenar como nos ordenaron. ¿Algo malo te está pasando?
-No.- Dijo susurrando en el tono más bajo que pudo. No quería hacer público el dolor que tanto lo torturaba. -Está todo bien, no pasa nada malo.
Una muy fingida sonrisa abandonó sus labios pero fue muy evidente para el castaño que eso era una total mentira.
-Saga, vamos, puedes confiar en mí. Soy tu amigo y sabes que en todo lo que sea posible, te ayudaré a ponerte bien.
"Amigo". Esa palabra le atravesó el corazón apenas si fue pronunciada.
-No es nada, Aioros. Lo juro.
-Y supongamos que yo te creo.
Se sentó a su lado y en silencio permaneció durante largo tiempo, mirándolo con una tierna sonrisa en los labios mientras que Saga solo lo veía de reojo y no podía evitar ruborizarse ante tan bella mueca.
-¿Me dirás lo que te pasa? ¿Es que algo o alguien te está molestando y te da preocupaciones?
-No es sencillo de explicar.
-¿Porque no lo intentas?
-Por que no podría nunca. Aunque nos quedaríamos aquí sentados y quietos durante años, nunca podría explicar a la perfección lo que hace que mi alma se perturbe.
El menor solo sonrió con auténtica alegría y en un inesperado movimiento, Saga se vio envuelto por los brazos contrarios y sin siquiera poder resistirse, acabó recostado sobre el pecho del castaño.
Solo estuvieron así por breves segundos pero eso al peliazul le pareció una eternidad. Una bella eternidad que no quería acabar nunca.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Hazla pero no te aseguro que pueda responder.- Contesto entre con dudas y miedo.
-¿Sientes el latir de mi corazón?
-Si...
Se inclinó lo suficiente como para pegar sus labios al oído del mayor y sin dudar continúo hablándole con suavidad.
-Está latiendo por ti.
Un pequeño sobresalto se hizo presente en un asombrado Saga, que quiso liberarse de aquél agarre pero apenas si pudo moverse ya que Aioros había atrapado sus labios en un beso superficial pero completamente dulce.
-Siempre ha latido por ti. Athena tiene mi veneración por ser una Diosa, pero tú tienes mi corazón completo y por ende, tienes todo mi amor, por ser un hombre maravilloso y lleno de paz y justicia. Por qué yo te veo, Saga. Veo tu bondad, veo tus atributos de guerrero fuerte y valiente, veo que eres fiel a esa justicia que tanto proteges y no tienes miedo de castigar a aquél que se oponga a ella. Para que entiendas mejor estás últimas palabras, lo que veo en ti, es tu cabello azul y no gris.- Dijo esto último entre risas, ya que le pareció un poco tonta la comparación pero creyó que era la más acertada.
-Aioros... Tú no... Dime por favor que no estás jugando conmigo.
-No cariño, no lo hago. No podría hacer eso nunca. Jamás podría mentirte ni ocultarte nada, y para que tengas en claro eso, quiero decirte que no solo estoy aquí porque me preocupe cuando Kanon me dijo que estabas mal, si no que también quería venir, pues necesitaba que tú me asegurarás lo que él me dió a entender.
A pesar de que le había dicho "cariño" y eso le llenó de esperanzas, el miedo se presentó en su rostro pero casi de inmediato otro beso calmo su ser.
-¿Estás enamorado de mi?
Dudó pero no podía esconderse más. Tenía que aprovechar la oportunidad que su hermano le había dado y sabía que no se perdonaría a si mismo el haber arruinado su única chance de ser feliz finalmente.
-Si, Aioros. Estoy muy, demasiado enamorado de ti. Tanto que me siento una estúpida colegiala, llorando por los rincones por un amor que mis ojos acaban dilucidando como imposible.
-No es imposible, Saga. No te miento, no podría mentir nunca y mucho menos a ti. ¿Sabes que fue lo que más me dolió de aquella noche?
-¿Qué cosa fue?
-Que morí sin poder decirte lo mucho que te amaba. No pude decirte lo mucho que significabas para mi. Tú desaparición me destrozó completamente y luego ya no pude volver a verte nunca. Pero ahora no perderé mi oportunidad. A partir de hoy te lo diré cada día a cada hora.- Lo tomó fuerte del mentón y lo obligó a encararlo. Los cristalinos e irritados orbes azules del Géminis le dolieron mucho pero estaba determinado a sacarle ese sufrimiento. -Te amo, Saga de Géminis. Te amo con el corazón, con el alma entera y simplemente no puedo pensar en seguir viviendo sin ti a mi lado. Quiero que seas parte de mi para siempre, te quiero como amigo, como amante, como novio, como esposo... Quiero caminar por todo el Santuario y el pueblo contigo agarrado de mi brazo y que todos envidien el amor que nos une. Que vean y entiendan que lo que pasó entre ambos jamás será un motivo para no celebrar nuestro innegable amor. Te acepto tal y como eres, con tus virtudes y falencias, te acepto para siempre y te quiero a mi lado para toda la eternidad. Sé que soy demasiado poco para ti, me se lo suficientemente indigno de tu amor, pero quiero saber, ¿si tú me aceptas de la misma manera en que yo lo hago?
-¡Claro que te acepto, imbécil! ¡Si siempre serás tú! ¡Siempre serás todo lo que adoro y quiero poseer! ¡No me importa si el mundo se vuelve en mi contra mientras estés a mi lado! ¡Claro que te acepto de esa manera y de mil maneras más! ¡Te amo más que a mi existencia misma, Aioros de Sagitario!
Se arrojó sobre él a llorar y mientras todas esas lágrimas, entre amargas por el pasado, dulces por el presente y llenas de esperanza por el futuro, abandonaban los zafiros de ambos, Eros daba aviso al Olimpo que las asperezas entre los "rivales" habían desaparecido y que algo magno ya podía comenzar a gestarse debido a ese amor que había renacido.
La noche avanzó y los nuevos amantes no abandonaban los brazos del otro.
Aioros, por primera vez desde su tierna infancia, pudo sentir como su corazón latía a un ritmo normal a pesar de estar rebasado de amor por aquel que dormía plácidamente en su pecho.
Amaba a Saga con la vida y estaba decidido a que lo suyo funcionara. No le importaba el "que dirán", lo único que le importaba era que su flamante novio, y muy seguro de algún día llamarlo esposo, sea feliz y poco a poco vaya olvidando todos aquellos sucesos que algún día los hizo ser rivales.
Lo único que tenía en su horizonte, era que Saga fuera feliz, que olvidará los tragos amargos que la vida les obligó a beber y solo sintiera lo que merecía...
Amor puro, verdadero, gentil y eterno.
*
*
*
*
Ehhhhhhhhh... Holis xD
Sé que no debería estar haciendo esto pero borré está historia sin querer y como que me estaba molestando no volver a subirla pronto, decidí mandar al demonio los consejos del doctor Oddy y acá toy... Además no es difícil ni complicado hacer copy-paste jejeje.
Ya que estamos, quisiera preguntarles si les gustaría, cuando regrese, de que contara la historia de alguna pareja en específico. Digamos que les doy libertad de elección, ustedes me dicen y yo apenas pueda, lo escribiré. Mi problema es que no puedo decidirme por una y así no avanzaré nunca...
La pareja más solicitada, será la siguiente.
Sin más porque estoy sintiendo como llega el dolor x) me despido hasta prontito 💜
¡Besos! ¡Las quiero!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro