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🐝NINE🐝

—Ay Jimin, lo siento.

Habían pasado días desde aquella tarde, pero Namjoon no dejaba de disculparse, siempre le miraba con una mueca llena de pena y es que, como lo habían pensado, el golpe dejó un feo moretón en su nariz, su madre después de regañarlo, porque le dijo que se había metido distraído en la cancha, le ayudó a aplicarse maquillaje, pero aún era notorio.

—Ya te dije que está bien hyung—sonrió.

Namjoon asintió, Jimin era demasiado tierno, y comprensivo, en la mesa todos hicieron brurla a sus malas habilidades en baloncesto.

—Taehyung está molesto—dijo Jungkook sentandose en la mesa.

—Pero Taehyung no vino a la escuela—dijo Jimin con una ceja alzada. Ya que su amigo no había llegado, se planteó quedarse en la cafetería, pero Yoongi lo buscó y lo llevó a la misma mesa de siempre. 

—Claro que vino, está en el jardín acostado en el pasto, se la pasó toda la noche jugando, ahora no quiere ir a clases, sólo dormir, así que me iré antes, me lo llevaré a casa—suspiró.

—Usa condón Jeon—se burlo Hoseok cuando lo vio levantarse nuevamente.

Jungkook negó. —Taehyung va a estar molesto conmigo hasta que lo haga dormir y lo alimente, es un bebé, nos vemos el lunes.

Ellos se despidieron de Jungkook, SeokJin suspiró.

—Mis padres piensan que Jungkook va a querer casarse pronto, están preocupados.

—No, sus planes son otros—dijo Yoongi.

—Claro, a ti si te dice las cosas, a mí no—gruñó Jin—. Pero, bueno, espero que no lo haga, Taehyung también tiene que graduarse y apenas está comenzando.

—Medicina es difícil ¿No Jimin? —preguntó EunHa.

—Lo es, a partir del próximo semestre tendremos algunas practicas—suspiró—. Pero, suena interesante.

—Woow eso suena genial—dijo Yoongi con una sonrisa—. Yo debo comenzar con los servicios, pero, ya que.

—También tenemos el campeonato—añadió Namjoon—. Si ganamos serán buenos puntos para la admisión al equipo nacional.

Jimin vio los ojos de Yoongi iluminarse, estaba seguro de que el sueño de este era estar en un buen equipo de baloncesto, y era tan bueno que no dudaría en que lo lograría. La hora de volver a clases llegó y Yoongi lo acompañó a su salón de clases.

—Hoy no hay entrenamiento, ¿Podemos salir desde que terminen las clases? Sería que podemos saltarnos las pasantías.

Jimin sonrió nervioso, era viernes, la salida que había esperado por toda la semana al fin estaba ahí.

—Claro—dijo con una sonrisa.

—Perfecto, nos vemos en un rato—alargó la mano para despeinar su cabello.

Lo vio alejarse, era tan genial, saludaba a algunos chicos que iban pasando, se quedó en blanco, las clases transcurrieron con normalidad, pero él había dejado de prestar atención, cosa que nunca ocurría, de alguna manera le preocupaba ¿Así se sentía estar enamorado? Que todo alrededor perdía sentido.

Estaba nervioso, aunque, creía que lo que sentía iba más allá del nerviosismo, porque todo era tan nuevo para él, ni siquiera le había dicho a sus padres la verdad, no estaba acostumbrado a mentirles, pero no podía decir que saldría con un interés amoroso, porque ni siquiera sabía que era lo que estaba pasando, sólo dijo que saldría con Taehyung y al ser su primer amigo, sus padres aceptaron.

Trató de prestar atención, bajo su uniforme tenía una playera color amarillo, se cambiaría en el baño, Taehyung le dijo que tenía que verse lindo para su cita.

Las clases acabaron, se levantó rápidamente para correr al baño y cambiarse, se miró al espejo, sus ojos estaban más brillantes de lo normal y sus mejillas sonrosadas. Se quitó el suéter y la camisa, las guardo cuidadosamente en su mochila.

—Malditos casilleros.

Se arregló el cabello, lavó sus manos y salió caminando lentamente, habían quedado en verse en el estacionamiento, como nunca llamaba la atención nadie le miró, no, hasta que no llegó hasta Yoongi quien estaba recargado en la motocicleta, con una chaqueta de cuero, perfecto para una imagen promocional de una película de jóvenes rebeldes.

—Hola—saludó tímidamente.

—Hola—le sonrió acercándose más.

Le gustaba la dualidad de Min Yoongi, de ser un deportista estrella a todo un rompe corazones, este tomó su mochila y la puso en los compartimientos de atrás, después se acercó con el casco y se lo puso, teniendo especial cuidado y delicadeza al abrocharlo, podía sentir las miradas de los demás alrededor de ellos. Le sonrió, se puso el casco y le ayudó a subir, Jimin, agarró su cintura la cual abrazó, porque seguía sintiendo pánico al estar sobre la motocicleta.

—Sujetate bien—dijo sobre su hombro antes de arrancar.

Gritó inicialmente, cosa que hizo reír a Yoongi, era cuidadoso, pero la adrenalina y la velocidad no ayudaban a Jimin, quien cerraba los ojos fuertemente deseando que todo acabara rápidamente, cuando paraban en algún alto Yoongi acariciaba su mano, para consolarlo, a él le gustaba la sensación que dejaba el tacto de su piel, era reconfortante.

Llegaron al centro de la cuidad, Yoongi estacionó la moto y espero a que Jimin dejara de temblar y abriera los ojos.

—¿Ya pasó?

—Ya pasó—asintió, se volvió para ayudarlo a bajar, sus piernas se sentían como gelatina.

Se quitó el casco y trató de acomodar su cabello, Yoongi le miró burlesco.

—¿Muy emocionante?

—Lo odio.

—Vamos, ya te acostumbrarás.

Aquello sonaba como una advertencia, de que, sus viajes mortales se repetirían, Jimin simplemente sonrió, estaba tan feliz que nada podría arruinar su estado de ánimo, ni siquiera una motocicleta del demonio.

—Te dije que te traería a comer el mejor pollo frito del mundo—dijo orgulloso.

Estaban afuera de un restaurante, que no lucía convencional, había tantos colores y figuras que creyó que era alguna especie de lugar para niños pequeños. Ambos entraron y el aroma que desprendía el lugar le hizo salivar, esa era su comida favorita y que Yoongi se hubiera acordado de lo que hablaron, lo hacia sentir mucho más especial.

Se sentaron en una mesa para dos, Yoongi le observaba sonriente, a él jamás le había atraído así alguna persona, siempre fue muy tímido para acercarse a las personas que le gustaban, tampoco llamaba la atención como para que se acercaran a pedirle una cita, no fue hasta que entró al equipo de baloncesto del instituto que algunos omegas quisieron conocerlo, pero, al cabo de un par de días se alejaban.

No quería arruinarlo con Jimin, porque nadie le había gustado de la misma forma que él le gustaba, era tan lindo, que quedó ilusionado desde la primera vez que lo vio en ese pasillo cuando lo confundió con alguien más, que sea su tutor esa ya fue una llamada del destino.

Pero, ambos estaban en silencio, tan perdidos en sus pensamientos, que se habían olvidado qué decir.

—Yo...—dijo Jimin con una media sonrisa—. Me gusta tu chaqueta.

—Muchas gracias, a mí me gusta tu suéter, el amarillo te queda súper bien, lo cual es excelente.

—Gra...gracias—susurró con una tenue sonrisa.

—¿Sabes? Esto es nuevo para mí, jamás había invitado a alguien a salir en una cita.

Jimin abrió mucho los ojos, entendiendo que ellos estaban en una cita, su corazón latió con fuerza.

—También es nuevo para mí.

—Espero te guste la comida, es el mejor pollo que he probado.

Jimin le sonrió en grande. —Te creo, ¿Cómo conociste este lugar?

—Cuando era niño, y mi madre no tenía ganas de cocinar, le decía a mi padre que nos trajera aquí, porque, él amaba el pollo frito, supongo que se ha quedado como una tradición.

—¿Siguen viniendo?

Yoongi dejó de sonreír, hizo una ligera mueca y sus ojos mostraron tristeza, Jimin se arrepintió de inmediato de su pregunta.

—Lo siento yo...

—Murieron cuando cumplí los ocho años, ambos sufrieron un accidente en un jet, desde entonces vengo solo o con mi tío, el hermano de mi padre se hizo cargo de mi, ellos son una pareja linda, y nunca tuvieron hijos, así que me adoptaron como uno.

—Lo siento mucho, no debí preguntar—dijo alargando la mano para tomar la suya y apretar ligeramente.

Yoongi suspiró y negó. —No te preocupes todo está bien, aunque creo que lo arruine, esto no es tema para una cita.

—Yo pregunté, además, me gusta saber de ti.

—A mí también me gusta saber de ti, dime ¿Cómo es tu familia?

Jimin sonrió en grande. —Papá es genial, y mamá es muy amorosa, tengo dos hermanas menores, ellas son un desastre, pero las amo, realmente no hay mucho qué decir de mi familia, somos muy normales, nos gusta hacer cosas juntos y pocas veces tenemos problemas, aunque pude que en ocasiones sean un poco exigentes con mis calificaciones, es lo único malo.

—Oh, pero eres muy inteligente, mis tíos, bueno, ellos están felices si yo estoy bien—se encogió de hombros—. Son permisivos, pero, nunca he hecho algo que les molestara. Así que no los conozco enojados.

—Ellos suenan como personas geniales.

—Tus padres también suenan amables, menos la parte en la que te exigen, eso le resta lo divertido a las cosas.

—Sí—asintió—. Pero, lo entiendo ¿Sabes? Ellos quieren que tenga un buen futuro, que sea alguien sin dificultades, siempre han querido tener un doctor en la familia. Estoy emocionado por serlo.

—¿De verdad quieres ser medico?

—Sí, es mi sueño, aunque también me hubiese gustado ser bailarín.

Yoongi sonrió. —¿Bailas? Vaya, interesante, quisiera verte bailar.

—En la academia a donde voy tendrá una presentación en cinco meses, aún falta mucho, pero, podría invitarte.

—Me encantaría—respondió emocionado—. Vamos a pedir. Quiero saber tu opinión.


















—Esto es delicioso—sonrió en grande.

Yoongi le miró con una sonrisa llena de satisfacción. —Te dije que era delicioso, amo este pollo, siempre lo como cuando gano un partido.

—Jamás dudaré de tu palabra.

—No debes, siempre tengo la razón, incluso cuando no la tengo, de alguna manera la tengo.

—No siempre puedes tener la razón—rio por lo bajo.

—Soy terco—se encogió de hombros.

—Terco y muy seguro de ti mismo. Serás un buen abogado.

—Ni que lo digas—bufó—. Mi tío está presionando para que lo haga, yo quiero entrar al equipo nacional, pero, tendría que renunciar a mucho.

—La vida adulta suena difícil.

—Tal vez, así que disfrutemos mientras dure.

Jimin levantó su jugo y lo acercó a la soda de Yoongi, entendiendo el gesto, hizo que ambos chocarán. Comieron de forma exquisita, estaban llenos, pero felices, hablaban de lo que les gustaba jugar cuando eran niños.

—Hay que salir a caminar ¿Quieres? Hay un parte cercano.

—Me encantaría.

—Dejemos aquí la motocicleta—se levantó siendo seguido por Jimin—. Iré a pagar.

—Yo pongo mi parte.

—No—negó—. Yo invito, espera aquí.

Jimin asintió levemente nervioso, estar cerca de Yoongi le hacía sentir toda clase de sensaciones felices, estaba caminando sobre una nube esponjosa. Yoongi se reunió con él afuera del restaurante y ambos caminaron al pequeño parque de en frente, donde había algunos niños jugando en los juegos.

—Me gusta caminar—dijo Jimin dando pequeños saltos.

—Yo no soy fanático de caminar, pero, es un lindo dia.

Jimin le sonrió. —¿Qué más te gusta?

—Me gustas tú—le dijo con las mejillas sonrosadas.

Jimin se quedó pasmado, más, cuando Yoongi tomó la manga de su suéter y lo jalo para avanzar a los juegos.

—¿Te gustan los columpios? —preguntó Yoongi tratando de aligerar el ambiente.

—Siempre me subo con mis hermanas, aunque nadie me empuja.

—Súbete, yo te empujo.

Jimin brinco emocionado y se sentó, aferrándose con fuerza, Yoongi se posicionó detrás de él y comenzó a empujarlo, Jimin alzó sus piernas y soltó ligeras carcajadas. Yoongi estaba maravillado por el sonido de su risa, eso hacía que su corazón se volviera más cálido y que las sensaciones en su estómago crecieran.

—¡Más alto!

—Bueno—dijo empujando con más fuerza.

—Espera, ¡No más!

—¡Más alto!

—¡Nooo!

Yoongi dejó de empujarlo y lo ayudó a detenerse, se posicionó frente a él cuando se detuvo por completo y se agachó a su altura, ambos dejaron de reír, Jimin posó sus ojos en los labios delgados y rosados de Yoongi, por su parte el alfa estaba mirando profundamente sus ojos, eran hermosos, jamás había visto unos ojos tan preciosos y brillantes. Como joyas.

—Me gustas Jimin—susurró cerca de sus labios.

Jimin estaba tan impresionado que no dijo nada, Yoongi se acercó, pensó que estaba por besar sus labios, pero en realidad beso su mejilla. Se enderezó y alargó la mano, Jimin la tomó, la diferencia de tamaño era visible, Yoongi apretó su mano y lo levantó, ambos caminando por el parque, riendo.

—Si fueras una fruta ¿Qué serías?



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