Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10: Nuevo en la Ciudad

—¡Esto ya es demasiado! —inquirió colérico mi profesor parado a un lado, yo estoy sentada frente al director— No hace nada más que ser una total irrespetuosa a mi materia y a mí.

—Señorita Grimm. ¿Qué hizo esta vez? —preguntó el director viéndome ya sin ganas.

—Recité un poema —contesté con evidente burla.

—Recitó el poema a Satán —respondió mi maestro, a lo que el director recostó un brazo en la mesa y con el otro sostenía su cara.

—Profesor Parker, salga un momento por favor —dijo con el contrario azotando la puerta—. Levi ¿por qué te metes en estos problemas? Eres una chica con buenas notas, pero tu actitud va más allá de una rebelde. ¿Qué quieres conseguir?

—Nada, no soporto esa clase —fruncí la mirada desviándola un momento.

—Bueno, esa materia ha estado aquí desde que la escuela se fundó, y los padres están en contra de que deje de impartirse. Me gustaría comprender la razón por la que no te agrada, pero si no hablas, es imposible. Ni siquiera dices una palabra con nuestra psicóloga.

—Esa señora todo lo que hace es cuestionar cada cosa que digo o hago sin importarle mis razones. No es una profesional y denigra ese trabajo.

—Levi…

—Sus demás docentes son iguales. ¿Sabía que el profesor Becker me mandó a quedarme después de clases a limpiar el salón?

—Apenas llegaste a esa hora.

—Sí ¿pero sabe por qué? Mi tutora tuvo que ir al hospital de emergencia, y se quedó internada por tres días. No me dejó explicar nada y sólo me castigó.

—Cielos, lo siento. ¿Ella está bien?

—Sí, está en reposo.

—Espero se mejore pronto. Pero Levi, tu actitud problemática es otra cosa, y la has mostrado desde que entraste. Respondes a tus maestros, no te relacionas con tus compañeros, ni siquiera muestras tener un sólo amigo o interés en formar algún lazo con alguien. Sin mencionar que no tienes reparo en hacer notar tu profundo desprecio por la religión. Si sólo fueras atea eso no sería un problema, pero es claro que crees en Dios, sin embargo, lo odias.

Odiar se queda corto.
Me encogía de hombros mientras tenía los brazos cruzados y miraba a un lado con tal de no verle a la cara.

—¿Ya puedo irme? —él suspiró pesado.

—Escucha, tendrás un castigo. Lo decidiré luego.

—Sí, lo que sea.

—Bien, puedes retirarte, dile al maestro Parker que entre.

De esa forma me retiré, antes de irme vi como el maestro volvió con enojo dentro a discutir con el director, es una persona extraña, normalmente ya me hubieran expulsado, pero el director siempre se hace cargo de castigarme. Sonreí por ello, pues se ve que es una persona comprometida con su labor de docente. Lamento darle estos problemas.

Regresé a mi salón con las demás clases, la hora del almuerzo llegó y yo me quedé como siempre, sacando mi comida que consiste en un sándwich a la vez que veo por la ventana mientras todos los demás se relacionan en grupos con sus lazos de amistad.

×~×~×~×~×

El horario de escuela terminó, ya era libre para irme a casa, o eso creía…

—¿Qué? —dije incrédula ante lo que el director me dio como castigo. Vino a pedir que fuera con él a su oficina cuando la última clase terminó.

—Lo que dije. Vas a participar en la obra de teatro para el festival del aniversario de la escuela.

—¿Y por qué mejor no hago trabajo comunitario? Puedo hacer de todo, cortar el césped, pintar las paredes, incluso algunos trabajos de electricidad.

—Muy bueno, pero no. Participarás en la obra. Ven el sábado por la mañana para ver qué rol vas a interpretar.

—Ah… ¿Y si mejor me suspende?

—¿Qué ocurre? —dijo recostando sus brazos en la mesa y mirándome divertido— ¿La chica rebelde tiene miedo de estar frente al público?

—Sí —su sonrisa burlona se fue ante mi sinceridad.

—Bien, no creí que afirmarías. De cualquier forma este será tu castigo. Así que ya sabes —asentí bufando desganada e irritada.

Voy en camino de de regreso con el ceño fruncido. Me gusta alejarme de este tipo de cosas porque soy pésima interactuando con los demás.
Suspiré vencida mirando a los lados estando alerta por si alguien de Thiago estuviera siguiéndome, pero al parecer no hay nadie, en fin, me dispuse a tomar un taxi, así que fui a la parada.
Hay un chico rubio de tez pálida con una mochila algo grande en su espalda, tiene puesto sus audífonos y revisa su teléfono, en eso, un taxi se aproxima, di una seña y este se detuvo, extendí mi mano para abrir la puerta y justo cuando lo hago, el chico pone su mano sobre la mía.

—Ay, lo siento —mencionó retirándola rápido y alzando ambas manos mientras sonreía como si estuviera apenado—. Eh. ¿A dónde vas? Yo voy aquí —dijo mostrando su móvil con una dirección.

Es a un lado de mi casa. —Sube si quieres, yo tomaré otro.

—¿Eh? No, si vas cerca podemos ir juntos. Vamos.

Miré la hora en el reloj del sitio de taxis y vi que iban a dar las 7:30 p.m. No quiero llegar más tarde y perderme la oportunidad de ver a Gabriela antes de que vaya a dormir, así que acepté.

—¡Genial! —dijo con entusiasmo y entramos juntos al vehículo, dimos la dirección y el conductor arrancó— Así que somos vecinos ¿eh? Eso es perfecto, ya tengo quién me enseñe la ciudad —mencionó soltando una carcajada.

—No —solté fusca queriendo evitar cualquier contacto visual y conversación irrelevante.

Él río más fuerte, luego se la pasó hablando que vino con permiso de sus padres a la ciudad para estudiar aquí la universidad cuando termine la preparatoria, pero para acostumbrarse a este lugar, se transfirió, y para mi sorpresa, a mi escuela. Sólo espero que no esté en mi salón.

Al fin llegamos a mi dirección, pagué y salí, el tipo también hizo lo mismo y me detuvo antes de que caminara más hacia mi casa.

—Si no te importa —muestra una sonrisa muy alegre buscando ser carismático—. ¿Podría ir contigo mañana hasta la escuela? No quisiera perderme.

—Ah… Está bien —respondí dudosa—, sólo no te quedes dormido, me gusta irme temprano. Pero sólo te enseñaré el camino, a partir de ahí te irás solo.

—Ja, ja, ja, de acuerdo —extendió su man—. Soy Alex White.

—Sí, un gusto, adiós —dije sin corresponder retirándome rápido, vi como él también se iba a su casa.

—El gusto es mío, Levi.

Me detuve por un momento y me volteé a verlo abrir su puerta despidiéndome con su mano mientras entraba a la casa. ¿Cómo es que sabe mi nombre si nunca se lo dije?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro