Cayó el atardecer y Minho ya haba salido del instituto hace un rato, camino por las calles de forma tranquila con el objetivo de llegar a su hogar.

La caminata fue agradable, el cielo estaba precioso y no dudo en sumergir sus ojos en el bello paisaje, sonreír al llegar el delicioso aroma del ambiente a sus fosas nasales. Todo era hermoso.

Pero más hermoso era Jisung.

Y pensar que el magnífico ambiente era igual de bonito que su lindo Jisungie.

Llegó a su casa con una radiante sonrisa, donde fue recibido por su madre, quien ya sabía quién era el causante de esa sonrisa posada en los labios de su hijo.

Subió a su habitación a desvestirse y tomar un baño calmado en la tina. Tanto hasta el punto de tomar una pequeña siesta, por lo que su madre al ver qué su hijo no hacía caso a sus llamados de bajar a cenar, fue a buscarlo, sonriendo ante la el tierno momento de su hijo durmiendo en la tina como un pequeño conejo. Pero por desgracia tuvo que despertarlo para que baje a cenar.

La cena fue agradable, hubo charla sobre como una señora se había caído en la calle por llevar un largo vestido, y que su madre se ofreció a ayudarla pero al tratar de levantarla también cayó, y la señora se quejó de ello y se enojó al ver qué la señora Lee reía porque se había salido una pestaña postiza de su ojo izquierdo. A regañadientes se fue del lugar.

─ Debió sentir una gran vergüenza ─dijo con una sonrisa el pelinegro y la madre asintió dándole la razón.

─ Sí, lo fue. Pero no debió haber reaccionado así, solo fui a ayudarla y terminó de mal en peor ─volvieron a reír ─. Y ahora cuéntame tu. ¿Que tal te fue hoy?.

─ Pues todo normal ─respondió con desinterés ─. No hay nada nuevo aún, supongo.

─ Y que hay de Jisung, ¿Aún no has hecho nada para hablarle? ─preguntó metiendo un bocado de su comida a su boca.

Minho palidecio en ese momento, sabía que su madre sabía lo que sentía por Jisung, y sabía que sabía que no sabía cómo acercarse al chico, pero siempre lo toma desprevenido eso. Negó lentamente.

─ No toquemos ese tema, Mamá, porfavor ─bebió el vaso de agua para bajar el sonrojo de sus mejillas, viendo la sonrisa de su madre.

─ Está bien, pero sabes que cuentas conmigo para eso, ¿Verdad? ─volvió a sonreír cálidamente al ver como respuesta un asentamiento de su parte.

El resto de la cena fue en silencio, no lo incómodo, si no un silencio agradable. Le gustaba cenar con su madre.

Aún así, se enfocó en lo dicho por su madre. Desde que conoció a Jisung no ha hecho nada más que solo observarlo desde lejos, a pesar de que varios amigos suyos lo han animado a interactuar con el, jamás dio un paso demás. No se animaba, y tenía sus razones las cuales solo a Hyunjin se los había dicho.

Y ahí es donde sobre piensa las cosas...

Sin embargo, a pesar de sus tantas ganas de confesar sus sentimientos al castaño, siempre que intentaba acercarse fracasaba al dar el primer paso hacía su dirección, fallando por completo en el mínimo intento.

Al levantarse de la mesa fue directo a su habitación a limpiarse los dientes y tirarse a la cama. Cerró con fuerza sus ojos volviendo a pensar en el lindo Jisung, y enserio que se estaba matando de a poco pensando en el.

Le estaba frustrando en hecho de que en esos 7 meses no se había acercado a él para hablarle directamente, solo fueron dos veces en las que se dirigieron palabras al azar, eso parecía. La primera vez, hace 4 meses, cuando Minho había caído de la silla al ver qué Jisung estaba detrás suyo, saludando a Hyunjin, en ese entonces habían compartido una clase debido a la ausencia del profesor de matemáticas. Jisung se había alarmado por ello y al instante lo ayudó a levantarse, pero rápidamente el había salido de sus brazos diciendo que todo estaba bien. Y la más grande mentira. El estaba por morir de la emoción y nervios en ese momento.

La segunda vez fue en el medio día, y se maldijo nuevamente al darse cuenta que había regañado a su lindo Jisungie, pero por bruto, no dijo nada en la situación, y eso lo hizo sentir aún peor que hace horas.

Recaudando todas las veces en las que intentó acercarse al castaño, y las veces en las que pensaba todo sobre el, llego a la idea de conseguir un día específico en el que declararse ante el.

Sin ningún miedo, sin nervios de por medio, con toda la confianza posible y algún obsequio que darle.

Pidiendo en ese instante que todo salga a su favor.
Pensando en la única persona que lo ayudaría en no fallar en lo que anda pensando desde hace un largo rato, pero que decide en definitiva esa misma noche.

Debía hablar seriamente con Hyunjin mañana.