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Capítulo 2

Capítulo 2
El primer paso

DaeSoo tenía en brazos a DaeYang teniendo una toalla en su cabeza al haber tomado una ducha segundos antes. SeokJin le había estado ayudando muchísimo, al igual que JiSoo, aunque algunas veces lo que el pequeño quería era estar en brazos de su madre. La castaña lo mecía caminando por el departamento, no era mucho lo que hacía en el día, con los hermanos Kim ayudándola sólo quería dormir, sólo eso, había perdido el apetito por completo viéndose más delgada que antes del embarazo, no sabía cómo sentirse al saber que tenía depresión post—parto, definitivamente la maternidad estaba golpeándola duro.

Nada era tan simple como había creído.

—Pediré un deseo—Jin estaba sentado en el mueble revisando su teléfono—DaeYang ha pasado más de dos horas sin llorar—la chica caminó de un lado a otro teniendo al niño con su cabeza recostada de su hombro, en su pequeña boca se movía un chupón azul cuando succionaba, la mirada de DaeYang tenía la misma forma de su madre, aquel cabello oscuro era de JungKook, sus mejillas redondas hacían imposible no querer pellizcarlas—¿DaeSoo? —el chico volvió a llamarla.

También era común que luciera tan perdida.

—¿Qué?, lo siento, no te escuché.

—Dije que DaeYang tiene más de dos horas sin llorar—dejó el teléfono a un lado—¿Quieres que prepare algo de comer?

—No. No tengo hambre.

—Sabes que JiSoo dijo que debes comer.

—Lo sé, pero sigo llena del desayuno—mintió—Más tarde—miró la hora en el reloj de la sala. Era mediodía—¿A dónde fue JiSoo?

Justo cuando preguntó la cerradura de la puerta se escuchó, JiSoo no venía sola. JungKook entró detrás de ella con algunas bolsas del mercado. DaeSoo miró a Jin entrecerrando sus ojos y éste sonrió inocentemente mientras se acercaba.

—Miren quien llegó, mira quien llegó, DaeYang.

—¿Y esas bolsas? —señaló la castaña.

—Fuimos a comprar algunas cosas—ambos dejaron las bolsas en la cocina. Apenas el niño vio a JungKook y levantó la cabeza estirando sus brazos a él. El chico por supuesto no dudó en cargarlo llenándolo de besos escuchando su risa.

—Es la primera vez que no te veo llorando—pellizcó su mejilla. El niño llevó sus manos al gorro que tenía jugando con él, DaeSoo quitó la toalla de su cabeza dirigiéndose a su habitación.

—¿Ya sabes? —susurró Jin.

—Sí. JiSoo cree que podré convencerla.

—¿Ha comido algo? —preguntó la chica.

—Dijo que no tiene hambre.

—Ve a hablar con ella—JiSoo cargó a DaeYang por pocos segundos ya que empezó a llorar como solía hacer. JungKook volvió a tenerlo en brazos y el llanto se detuvo.

—Hablaremos con ella—caminó con el niño hacia la habitación. Tocó antes de entrar encontrando a DaeSoo frente al espejo cepillando su cabello, podía notar algunas ojeras debajo de sus ojos marrones y era más evidente ahora el agotamiento en su rostro.

Se sintió culpable por no haberlo notado antes.

—Puedo hacerme una idea del porque estás aquí—su voz no estaba a la defensiva—Imaginé que JiSoo o Jin te lo dirían.

—Ya sabes que se preocupan por ti.

DaeYang logró quitarle el gorro a su padre jugando con él. JungKook se sentó en la cama con el niño en sus piernas, no sabía cómo tocar el tema.

—Sí, lo sé.

—Estaba pensando que...sería bueno si los tres saliéramos por primera vez juntos—comentó descuidadamente—Ya sabes, sería...bueno para DaeYang ver a sus padres juntos o al menos llevarse bien.

—No creo que sea bueno para él salir con este frío—comenzó con la primera excusa—Su pediatra recomendó que lo mantuviéramos abrigado. Los resfríos son comunes en esta temporada.

—Ah—el pelinegro buscó otra forma de convencerla—¿Y si pasamos un día juntos en mi departamento?

DaeSoo volteó a verlo al terminar de desenredar su cabello. Frunció el ceño algo extrañada, DaeYang intentó bajarse de las piernas de su padre, éste lo colocó en la alfombra del suelo y el bebé llevó la gorra a su boca.

—¿No dijiste que Yeeun suele visitarte? —se acercó al niño quitándole la gorra de la boca. En su lugar le dio uno de sus juguetes, un aro con varios aros de colores.

—No siempre—la miró con atención—Podría cocinarles algo, comemos juntos o incluso podemos pedir a domicilio, incluso podemos colocar el árbol de navidad, sería perfecto para DaeYang.

—No lo sé—la chica acomodó el cabello del niño quien se encontraba ajeno de todo eso—No sé si has notado que desde que dejé de salir la sasaeng ha desaparecido, no ha habido amenazas ni fotos. Es bueno para todos.

—DaeSoo—se sentó frente a ella en el suelo. El pequeño los miró estando en medio de ambos—No puedes ocultarte, no es sano que lo hagas.

—No me siento cómoda en la calle. Siento que todos me miran o me juzgan por no ser...yo—negó con la cabeza—No tiene sentido, pero tiene sentido para mí. Estoy loca—llevó sus manos a su rostro.

—Oye—tomó una de sus manos entrelazándola con sus dedos—No estás loca, estás en medio de muchas emociones y tu terquedad podría empeorarlo o mejorarlo.

—Gracias por ser positivo—dijo confusa.

—Sólo soy tú—se encogió de hombros sacándole una pequeña sonrisa—¿Qué estoy viendo?, ¿Joon DaeSoo sonrió porque tengo razón?

DaeYang sonrió viendo que ambos sonreían.

—¿De qué te burlas, jovencito? —Dae pellizcó su pancita escuchando su risa. JungKook se echó a reír imitando su juego—¿Crees que tu appa tiene razón? —DaeYang se colocó de pie entre las piernas de sus padres—¿Te parece que soy muy terca?

—Dile que es muy terca, DaeYang—susurró el chico.

—No le digas eso—se quejó en broma.

Al menos JungKook estaba animándola un poco.

—Dae—ella lo miró sosteniendo las manos del niño para que no se cayera—Acepta un grupo de apoyo, te ayudará mucho.

—Es que...enserio no puedo salir.

—Si puedes.

—No puedo, no lo digo por ser terca, lo digo enserio, no puedo.

—Yo te ayudaré—le ofreció su mano—¿Me dejas ayudarte esta vez?

DaeYang volvió a sentarse en el suelo. Esta vez intentó apoyarse en una de las piernas de JungKook aferrando sus manitos a la chaqueta de éste.

—No quiero causarte problemas con Yeeun.

—No te preocupes por ella, preocupémonos por ti, en este momento todos queremos ayudarte.

DaeSoo miró su mano, hace un año le hubiera dicho que podía hacerlo sola y que era invencible. La Dae del presente quería ayuda porque sabía que no estaba bien, necesitaba estar fuerte por el pequeño inquieto entre ellos. DaeYang la miró dibujando una sonrisa en sus labios sin soltar su chupón. JungKook tenía el otro brazo rodeándolo impidiendo que se cayera.

La chica tomó su mano apretándola.

—Quiero tu ayuda.

JungKook sonrió. Eso era un gran paso para empezar.

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