Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XVIII~UNA LUZ EN LA OSCURIDAD

Erika

Dicen que la música es la mejor compañera de penas, el mejor hombro donde llorar. Antes no lo creía, para mí era alegría, felicidad, una forma de embellecer un momento. Ahora... ahora ya no pienso así. Desde el entierro del único hombre que me ha hecho sentir especial, mi esposo, esta ha estado a mi lado para consolarme. He gastado durante este tiempo todas y cada una de las melodías de tristeza y melancolías habidas y por haber. ¿Cuánto? te preguntarás. ¡Un mes!, un mes entero de hundirme en el dolor, en la agonía infinita que me oprime el corazón al saber que jamás volveré a ver a ese ser tan magistral, tan maravilloso que hacía de mis días algo único. En este instante por el equipo de música suena "Yo te extrañaré" interpretado por Tercer Cielo; y yo que la he oído hasta el cansancio en estos terribles días, no puedo más que cantar esta real letra que refleja mi pesar en la más pura de las realidades.

Ojalá pudiera devolver el tiempo
Para verte de nuevo
Para darte un abrazo
Y nunca soltarte (...)

Para mi desgracia no puedo seguir cantando, un ataque de náuseas me hace ir al baño rápidamente. Es dieciocho de marzo y en estas últimas semanas es algo que me ha pasado mucho. La mayoría de las cosas que como, o no me gustan por el olor o las vomito. Le he dicho a mi madre que es mal de estómago pues todo lo digiero sin deseos. Ella insiste en que debo ir para hacerme un chequeo por si tengo alguna enfermedad, me niego. En primer lugar: porque las ganas de salir de casa no las tengo y en segundo: porque no quiero y punto. No es algo muy razonable y mi comportamiento en este período no ha sido nada agradable, no obstante, no puedo evitarlo.

Mi padre me aconseja lo mismo, desde que viven juntos, desde exactamente dos semanas después del entierro de Gabriel, han consolidado más su relación, estando pendientes de mí, de que no me ahogue en el dolor. Verlos tan felices retomando su historia me hace suspirar de nostalgia. Eso, ligado a la felicidad y dicha de mis amigas por su perfecta vida, me ha hecho recluirme en casa evitando lo más posible salir con ellos. No es una conducta muy madura de mi parte, créanme, lo sé. Aun así, en mi defensa diré que ver a los demás disfrutar de lo que yo perdí, en este instante de mi existencia, no es algo que me apetezca mucho, a pesar de saber que ellos no tienen la culpa. Me enjuago la boca y regreso a la cama para acostarme. También he ido unas cuantas veces al cementerio para tratar de sentirme cerca de Gabriel. No me ha ayudado mucho si soy sincera. Cojo la foto de él que tenía en las manos justo antes de ir al baño y vuelvo a cantar siguiendo el ritmo de la melodía.

(...) Yo te extrañaré
Tenlo por seguro
Cómo pensar que la vida puede terminar
En un segundo (...)

Las lágrimas, esas amigas que me han acompañado vuelven a brotar sin control por mis ojos ¿Cuándo dejará de doler?, ¿volveré alguna vez a sentirme entera? No tengo respuestas para esas y mil preguntas más. Por más valiente que intente ser, por más veces que trate de reponerme para salir de este agujero negro, no lo consigo. Una y otra y otra vez vuelvo a este abismo donde los recuerdos me destrozan poco a poco. Cuando intento recordar solo lo bueno que pasé con Gabriel, me hundo más, pues el saber que jamás volveré a abrazarlo, que jamás volveré a contemplar esos ojos como las noches de luna llena, me gana la batalla.

De pronto, de la nada empieza a sonar Recuérdame. Oh, es como un puñal clavado directo al corazón, una nueva grieta en esta tierra rota. Me percato de que el sonido no proviene del equipo sino de mi móvil, sonrío con pesar. Puse ese tono de llamada para nunca olvidar a Gabriel, para tratar de animarme, tuve como resultado todo lo contrario.

— Hola— digo con voz débil.

— Hola Erika, ¿cómo estás? — me pregunta Noa al otro lado, suspiro.

La dichosita pregunta me trae de los nervios. Todos no hacen otra cosa que preguntarme eso. Por Dios, ¿cómo creen que voy a estar?, ¡mal, malísimamente mal! Tengo ganas de gritar a todas esas personas. No lo hago claro está, me limito a responder con cortesía. Puesto que con quien hablo me conoce de toda la vida, no tengo razón para mentirle. Además, tampoco tengo fuerzas ya para seguir luchando contra mis sentimientos.

— Estoy pésima, derrotada, llorando día y noche. ¿Te sirve esa respuesta? — no me miréis mal. Sé perfectamente que Noa no tiene la culpa de nada y que mi respuesta ha sido un tanto... borde. Vale, he sido muyyy borde, pero no tengo ánimos de hablar, solo de llorar.

— Me lo imaginaba- responde sin hacer caso de mi tono— Por qué no te vienes a mi casa esta noche.

— ¿Para?

— Para tener una noche de chicas. Eric se irá con Enrique a casa de Flora para reunirse con Juan y Oliver, tendremos la casa para nosotras solas.

— No me apetece la verdad— digo sin pensar, aunque el plan me parece algo tentador. Es cierto que debo salir para despejar mi cabeza.

— Venga no te hagas de rogar Erika— insiste— Salir te sentará bien. Confía en mí, soy psicóloga— resoplo. Esa es otra de las razones para evitarlas. Noa ha tratado de hacerme entrar en razón muchas veces, me ha pedido que hablemos pues ella puede ayudarme. No es que no me fíe, se bien lo buena que es, sin embargo, no estoy preparada para hablar abiertamente sobre mi pesar. Tal vez hoy pueda.

— Vale, nos veremos esta noche.

— Genial, hasta la noche— cuelgo y miro al techo. Extraño demasiado a Gabriel. Sus besos, su risa, esas miradas provocativas que solía dedicarme cuando nadie podía vernos. Si tan solo tuviera una pequeña luz en este tormento oscuro, si tan solo pudiera ver un anticipo de esperanza, seguramente me resultaría más fácil luchar. Ojalá la hubiera, ojalá.

Llego a la casa de mi amiga y sentada detrás del volante contemplo la casa. Es hermosa. Tengo muchos recuerdos de cuando éramos niñas, adolescentes y ahora de adultas. Esas paredes guardan un montón de confesiones. Salgo del carro para dirigirme a la puerta, Flora es la que abre.

— Estás horrible— me dice a forma de saludo.

— Gracias, me alegra contar con una amiga tan sincera como tú— digo con ironía.

— Para eso estoy— dice abrazándome— Esto te animará, te lo prometo— le sonrío con tristeza tratando de creer en sus palabras. Nos reunimos con las demás en la sala.

— Hola hermosa, me alegra que hayas venido— esa es Vane.

— Salir de casa para respirar aire fresco me sentó de maravilla.

— No sabes cuánta razón tienes— me dice Noa— Aire fresco, buena comida y grandes amigas para cotillear es la mejor terapia del mundo— me río.

— ¿Vas a sicoanalizarme mientras bebo y disfruto de vuestra compañía? — me burlo.

— Bueno...— me río y ella me sigue— Pasar el rato con nosotras te hará olvidar un poco lo vivido. Sé que no es fácil y solo ha pasado un mes, pero encerrarte en ti misma aislándote de todo y de todos, en especial de las personas que te amamos, no es lo mejor.

— No es sencillo Noa, cada segundo del día extraño a Gabriel. Era mi mundo, mi razón de ser, el amor de mi vida. Jamás volveré a amar a nadie como lo amé a él.

— Todos te entendemos, no me pondré a decirte ahora que con el tiempo todo se arreglará, no es lo que necesitas. Solo te diré que te quiero, eres nuestra amiga, nuestra hermana del corazón que siempre ha estado para nosotras— dice señalando a Flora y Vane que asienten— No estás sola, nos tienes a tu lado para superar este bache. Siempre estaremos para ti— sonrío y las abrazo a las tres.

— Siento mucho haberlas dejado a un lado. Necesitaba estar un tiempo a solas, dejarme arrastrar por los recuerdos. No les prometeré dejar de hacerlo, no todavía; solo trataré de encontrar un poco de luz en este túnel oscuro— les digo sonriendo.

— Nosotras estaremos a tu lado, agarrándote de la mano, luchando contigo contra los demonios— me dice Flora.

— Lo sé, me alegra tenerlas.

— Siempre— me dice Vane.

— Venga, pasemos a comer— nos anima Flora.

La velada transcurre animadamente, comemos entre pláticas y nos ponemos al día con nuestras vidas. Me cuentan las últimas noticias sobre sus hijos y yo las escucho con cierto pesar. Yo no tendré hijos, ya no. Podría adoptar y en realidad lo he estado pensando, aun así, no será lo mismo. No serán los hijos de Gabriel, sino solo míos. Ojalá hubiera estado embarazada, así, aunque sea tendría una pequeña parte de mi galán medieval conmigo. De repente las chicas me pasan un plato de algo que me hace salir corriendo al baño.

— ¿Erika te encuentras bien? — me pregunta Flora agarrándome el pelo mientras yo suelto todo lo que me he comido. Ya empiezo a odiar esto, al final deberé hacerle caso a mi madre e ir al médico. Esto no es normal.

— No, no lo estoy— le digo sentándome en el piso al terminar.

— Estás algo pálida— me dice Vane— ¿Estás enferma?

— No, que yo sepa no lo estoy. Llevo unos días malos, vomito a cada rato, las comidas no me caen bien y en algunas ocasiones me dan náuseas. Seguramente es algún virus- respondo levantándome para enjuagarme la boca. Por el espejo veo como las chicas intercambian miradas mientras sonríen.

— ¿Y esas sonrisas a qué se deben? — pregunto extrañada.

— Bueno mi queridísima amiga— me dice Noa— tu virus estomacal se llama bebé— me giro en un instante para mirarlas. Es imposible, yo...yo...yo no puedo estar embarazada. Es cierto que habíamos dejado de tomar precauciones, pero...

— ¿Quieres... quieres decirme que estoy embarazada? — digo en un hilo de voz por si es mentira.

— Es exactamente lo que quiere decir Noa— me dice Flora— Erika cariño, ¡estás embarazada!

— Eso... eso es...— no tenía palabras— no puede ser.

— Podemos comprobarlo— nos dice Vanessa— ¿Noa por casualidad no tendrás una prueba de embarazo aquí? — le pregunta a mi amiga. Esta asiente y sale rápidamente del baño.

— Chicas, esto no puede ser. Es imposible que esté en estado, no me acuesto con nadie hace un mes— les recuerdo.

— Con más lógica aún. ¿Cuándo fue tu último periodo? — pregunta Flora. Me lo pienso. No me acuerdo la verdad, con tantas cosas no he pensado en ello.

— Pues... esto... no sé, no me acuerdo. Han pasado tantas cosas que no lo recuerdo con exactitud.

— Bien, ahora comprobaremos si nuestra teoría es cierta— nos dice Nohelia entrando con la prueba en la mano— Tú solo has pis en el palillo y listo, saldremos de dudas.

— ¿Por qué tenías uno aquí?, ¿tienes sospechas o algo? — pregunto intrigada.

— Tuve, la verdad— todas nos quedamos mudas mirando con ojos como platos en su dirección. La susodicha se ríe— No les dije nada porque fue un atraso nada más.

— ¿Cuándo diantres tuviste esa sospecha y no nos lo dijiste porque fue solo un atraso? — le reprocha Flora.

— Hace unos días— nos informa— Pasé por la tienda y me lo compré. No llegue a usarlo.

— Pues que suerte la mía— digo con ironía.

— Vamos, vamos, tú a lo tuyo— nos apremia Vane— Mientras más rápido lo hagamos más rápido lo resolveremos— ellas asienten sonriéndome antes de salir y cerrar la puerta.

Miro la cajita en mis manos ¿Será verdad?, ¿estaré esperando un bebé del amor de mi vida?, ¿por fin tendré una luz en esta densa oscuridad? No me lo pienso más, solo lo hago. Me pongo extremadamente nerviosa, ¿y si no es cierto?, ¿y si es simplemente un atraso por mis repentinos cambios de ánimos? Espero de corazón que no sea eso. Espero que sea un bebé, un precioso bebé que me abrirá las puertas de la felicidad una vez más. Un rato después las sospechas de mis amigas están siendo comprobadas. La miro a las tres que sonríen en la cama de Noa, pues estamos en su habitación. Estoy tan feliz como ellas, tan contenta. La dicha es enorme, casi no quepo en mí de la emoción.

— Confirmado chicas— digo con lágrimas de felicidad en los ojos— ¡Estoy embarazada!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro