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Capitulo V~ ¡ME VOY A CASAR!

Por si WATTPAD no lo informó, antes de este capítulo hay otro, que estoy segura que les gustará mucho, pues muestra detalles de un futuro no muy lejano😏.

Erika

Suspiro al abrir los ojos. Gabriel ya debe estar llegando a ese país donde tiene unos negocios. Me entristece separarme de su lado, quería poder disfrutar de su compañía más tiempo. Aunque...sonrío al recordar que dentro de poco podré verlo todos los días ya sea al despertar, al dormir, al desayunar, siempre que quiera. Con ese pensamiento me levanto cuando recibo una llamada, al mirar la pantalla veo que se trata de mi madre.

— Hola cielo, ¿va todo bien? Vi tus llamadas cuando era muy tarde y no quise llamarte por miedo a despertarte —mi madre Carlina Vázquez es una mulata alta, de ojos negros y sonrisa contagiosa procedente de Cuba que se crió aquí en Londres. A los veinte fue de visita a Brasil, allí conoció a mi padre Andrés de Avellaneda, un joven mulato de ojos marrones y sonrisa pícara. Tuvieron una aventura de la cual nací yo y el resto ya lo conoces. Actualmente mi padre sigue estando buenísimo, ha tenido trescientas aventuras y por el momento está soltero al igual que mi madre.

— Sí, sí, tranquila, todo va genial — ella suspira al escucharme — Solo quería decirte que... ¡me voy a casar! — al otro lado la línea quedó en silencio. Oía su respiración, pero más nada — ¿Mamá sigues ahí?

— ¡Qué te vas a casar!, ¿con quién... cuándo... cómo? — me rio ante su desconcierto. Es normal que reaccione así, yo jamás dije que quisiera casarme, al contrario, mientras más lejos pronunciaran esa palabra de mí, mejor.

— Sí, me caso. Con quién: pues se llama Gabriel, cuándo: dentro de un mes, cómo: eso todavía no lo he decidido.

— Hija estás segura, el casamiento es un gran paso.

— Estoy completamente segura. Amo a Gabriel y estoy deseando compartir el resto de mi vida a su lado — aseguro convencida de mi decisión.

— ¿Dónde lo conociste? — pregunta aún incrédula por mi repentina noticia.

— En un crucero hace unos ocho días.

— Lo conoces desde hace una semana y un día y ya quieres casarte con él. ¡Eso es una locura Erika de Avellaneda Vázquez! — exclama. Resoplo, mi madre le tiene fobia al matrimonio y a las relaciones serías desde que fue obligada a casarse.

— No mamá, no es una locura. Gabriel es un hombre genial, me quiere, lo quiero. El tiempo que llevamos conociéndonos no importa, fue un flechazo.

— Flechazo ni flechazo, déjate de tonterías Erika. El matrimonio es algo serio. Es imposible que de la noche a la mañana te enamores de un hombre y él de ti. Esto es la vida real, no una de estas novelas de amor que sueles leer.

— Mamá no son tonterías. Me voy a casar dentro de un mes con un hombre genial y cuando lo conozcas pensarás como yo — ella resopla al otro lado.

— Bien, confiaré en tu juicio. Siempre has sido una mujer sensata espero que esta vez no sea la excepción.

— No lo será, confía en mí — platicamos un rato más. Le conté todo con detalle y ella me habló de su día a día. Luego me ducho, visto y dirijo al carro. Pasaré por casa de Noa primero para darle a ella la noticia, necesita que algo la anime. Parqueo el carro, me bajo y voy al timbre. Unos segundos después Noa con un pijama de blusa y short corto con corazones y una cara de sorpresa me abrió.

— ¿Erika? — pegunta. La asombrada en realidad soy yo. Noa jamás se levanta a esta hora un domingo, normalmente duerme hasta tarde. ¿Por qué estará levantada a esta hora?

— Tengo una tremenda noticia — dije entrando y dirigiéndome hacia la cocina desde dónde salía un rico aroma a café — Conocí a un pedazo de tío que está como un queso ri... — me paro en seco al llegar a la cocina. Delante de mí hay dos hombres. Rectifico, un hombre y un adolescente que están buenísimos. "Sí, ya sé que estoy comprometida, pero oye tengo ojos" ¿Quiénes serán? Ligues no pueden ser. Noa jamás se acostaría con un joven y mucho menos haría un trío. Me giro hacia ella con mi mejor mirada acusadora.

— Yo diciéndote del pedazo de bombón que conocí y tú aquí con dos especímenes de primera para tí sola en la casa. Eres condenadamente mala, ni siquiera pensaste en tu soltera amiga-hermana para repartir el dulce. ¡Eres una bruja! — le recrimino. No es que me interese, sin embargo, chincharla siempre me ha gustado y más cuando creo saber quiénes son ellos. El brillo de alegría de mi amiga la delata. Oigo como los chicos que supongo son Enrique y Eric se burlan y cuchichean entre sí. Sonrío sin apartar mi vista de Noa.

— No escondo a nadie, ellos llegaron hoy. Erika te presento a Eric y Enrique, chicos ella es una de mis mejores amigas, Erika — pronuncia asiendo las presentaciones y confirmando mis sospechas. Veo cómo se dirige a servirme café. Arqueo una ceja para que confirme por ella misma todo, asiente apenas. Sonrío, sus grandes amores regresaron — Toma y deja de mirar así a mis chicos — me regaña. Me rio, aún más ante el tono de reproche.

— Uy, tus chicos y todo, que sentido de la propiedad — me burlo — Desde cuando tienes tanto derecho de pertenencia. No son tuyos sino de la sociedad y, por cierto, yo entro en esa categoría — digo guiñándolo un ojo de forma pícara a los chicos asiendo que se carcajeen y mi amiga se enfurezca aún más. Como me encanta hacerla rabiar.

— No lo creo — contrataca con una sonrisa — yo los vi primero. Además, ¿no decías que habías conocido a un hombre que estaba como un queso? — "Ah, es verdad Gabriel y mi compromiso". Se me había olvidado con lo de molestar a Noa y alegrarme por ella. Sus hombres (no importa que uno aún se encuentre en plena adolescencia) por fin se encuentran a su lado

— Oh claro, a eso vine, lo siento chicos, es un placer — digo dirigiéndome a Eric y Enrique. Por fin puedo conocerlos, espero que se queden el tiempo suficiente como para poder platicar.

— Lo mismo decimos — me dicen al unísono.

Les sonrío antes de volverme a mi amiga, mi hermana de corazón, una de las personas más importantes en mi vida. Una mujer maravillosa que adoro con toda mi alma, una parte esencial de mí.

— Bien, a lo que venía, ¡me voy a casar! — grito con entusiasmo asiendo que su boca se abra y su mandíbula casi toque el suelo. Se ve ridículamente graciosa.

— ¡¿Qué... qué te casas?! — pregunta aún sin creerme. La conozco tan bien que puedo apostaros mi casa a qué por su mente, en este momento, pasa mi frase favorita, la cual suelo usar cuando me hablan de compromiso y amor eterno: "los hombres son para disfrutar no para repetir".

— Sí, me comprometí hace dos días — le digo recordándolo todo al detalle.

— ¿Dos días?

— Sí, en un mes será la boda. Vine a decírtelo y de aquí voy a comunicárselo a Flora. Solo espero que no se sorprenda tanto como tú — sigo riéndome aun sabiendo que estará tanto o más sorprendida cuando se lo diga.

— Cómo no me va a sorprender. Dijiste que no te casarías hasta más adelante, mucho más adelante y ahora me vienes con esto. Diosss, vaya día. Primero estos idiotas me despiertan a las siete y media y luego llegas tú a lanzarme esta bomba, que locura — es para reírse con su cara. Venga que yo la entiendo, en serio, de corazón. Si alguien me hubiera dicho unos meses atrás que iba a enamorarme a primera vista y comprometerme seis días después hubiera reído a mandíbula abierta ante semejante disparate.

— No digas eso, es un día feliz, deberías alegrarte por mí, dentro de poco seré una mujer felizmente casada. Ahora me voy, no les quito más vuestro tiempo, luego hablamos —digo saliendo rápidamente de su casa sin esperar respuesta.

Necesita intimidad para pasar el rato con Eric y Enrique, seguro tienen mucho de qué hablar para ponerse al día. Me dirijo al coche y me dirijo hacia casa de Flora. Suspiro, ahora me toca contárselo a ella. Llego y toco el timbre preparándome para repetir todo el proceso una vez más.

— Hola Erika, que alegría verte —dice Juan abriendo la puerta para después darme un abrazo y dos besos en las mejillas. Sonrío a este guapo hombre que le robó el corazón a mi segunda hermana de corazón cuando íbamos al instituto.

— Hola guapo, ¿se encuentra mi amiga por aquí? —pregunto devolviéndole los besos.

— Está terminando de arreglarse en el cuarto — me informa cerrando la puerta y encaminándose conmigo a la sala.

— ¿Y mi princesita pequeña? — pregunto refiriéndome en esta ocasión a su hija.

— Durmiendo para suerte de su madre y mía. Es muy temprano para que el huracán empiece a voltear la casa al revés — me rio, mi princesita es todo un terremoto.

— My crazy, que alegría verte — dice Flora uniéndose a nosotros y llamándome por el apodo que usa desde siempre. Según ella, a Noa y a mí (más a mí) nos faltan algunos tornillos con las tuercas incluidas.

— Deja de llamarme así, no estoy loca.

— Claro que lo estás o ¿no fuiste tú quién a las doce de la madrugada, nos obligó, a Noa y a mí, a escaparnos de casa para ir a la playa a pasar un rato cuando estábamos en segundo de instituto? — dice socarrona recordando una de las tantas cosas que las obligué a hacer.

Es que ellas eran muy, muy, muy aburridas. Si no las obligaba a hacer las cosas no lo hacían y es que ese era el tiempo para divertirnos y pasarlo en grande, no de quedarse en casa aburridísima sin nada para hacer.

— Pero lo pasaste bien o acaso te vas a quejar — le digo arqueando una ceja. Ella mira a su esposo para luego reírse seguramente recordando aquel momento.

— Sí, lo pasé tan bien. Tanto que a la hora de ir al instituto estaba que me caía del sueño. Ninguna se enteró de nada ese día. Todo nos salía mal e incluso me quedé dormida en historia lo cual me costó una regañona del profesor y hasta ese día a mí jamás me habían regañado o llamado la atención un profesor — dice recordando el desastroso momento. Me rio, ella nos lo contó a la hora del almuerzo. Recuerdo su cara llena de vergüenza por haber sido cachada haciendo algo impropio en ella.

— También recuerdo que juraste y pre-juraste nunca más volver a hacer algo así, pero a la siguiente gran idea mía no pudiste evitar apuntarte.

— Tus grandes ideas siempre incluían momentos grandiosos que no podía perderme a pesar de estar en contra. Además, si os dejaba a ustedes dos solas eran capaces de incendiar un bosque entero e incluso acabar con el agua del mar — todos nos reímos ante su ocurrencia.

— Mira que eres exagerada, no era para tanto; si éramos un par de angelitos —digo poniendo voz dulce y ojos de niña buena.

— Si claro, angelitos con cuernos y una cola.

— Venga, ¿quieren café? —nos pregunta Juan yendo a la cocina.

— Si está hecho por supuesto — acepto encantada.

— Pues poneos cómodas, ahora os lo traigo.

— Eres un tesoro — le dice Flora antes de comérselo, literalmente. Aparto la mirada para darles intimidad. Quién diría que la tímida y reservada Flora se convertiría en toda una mujer dispuesta a comerse el mundo y expresar sus sentimientos abiertamente sin que le importe la opinión de nadie.

— Me dirás de una vez la razón de esta inesperada visita — me dice Flora una vez Juan se fue a la cocina.

— ¿Acaso necesito una razón para ver a mi amiga? — pregunto haciéndome la indignada.

— No claro que no, pero conociéndote, esta visita tiene un significado. Lo que desconozco es si es algo bueno o malo.

— ¿Qué te llevó a esa conclusión?

— Para empezar son las ocho de la mañana, fin de semana, domingo y tú no trabajas por lo cual en un día normal estarías metida en tu cama hasta bien tarde disfrutando del descanso y la soledad — me carcajeo ante su argumento, que bien me conoce la jodía.

— Bien, la verdadera razón es... — espero solo para alargar el momento. Tengo toda su atención puesta en mí en espera de que continúe, suspiro —¡me voy a casar! — exclamo al final y obtengo la misma reacción que en Noa, tanto en Flora como en Juan, quién se queda completamente quieto al entrar en la sala, la boca abierta con la mandíbula a ras del suelo.

— ¡¿Qué...qué...qué?! — me rio con ganas de su tartamudeo.

— Termina la frase, destrábate, tómate el tiempo necesario.

— ¿Qué te casas? —termina al fin. Juan llega hasta nosotros, nos da una taza de café a cada una, se sienta con la suya y al mismo tiempo que su mujer le da un trago.

— Sí, me caso dentro de un mes exactamente — especifico.

— ¿Con quién? — me pregunta Juan, le sonrío inocente.

— Si no te importa mantendré esa información en incógnita todavía.

— ¿Por qué? — pregunta esta vez Flora.

— Para poder contar la historia completa una sola vez. Noa, tú y yo nos reuniremos un día de estos, lo hablaremos y entonces se lo contarán a sus respectivas parejas — Flora abrió la boca con la intención de hablar, pero de repente calló y abrió mucho los ojos.

— ¿Respectivas parejas?, ¿Noa tiene pareja? — es tan graciosa su cara. Le estoy dando tantas sorpresas a la pobre, tan temprano, que terminaré ocupando el cupón completo del día.

— No, todavía no, no obstante, confío en que muy pronto lo tenga — ella y Juan me miran claramente confundidos ante mis palabras — Eric y Enrique están en su casa. Esta mañana fui a darle la información de mi compromiso pues su casa queda más cerca de la mía y los vi allí.

— Órale y yo que creía que este día sería tranquilo. Vaya manera de empezar — dice Juan.

— No digas eso, las sorpresas son buenas, deberían estar contentos — les recrimino.

— Lo estamos, créeme, lo estamos, pero...pero, tú te casas, algo que jurabas no hacer todavía y Noa seguramente dentro de poco estará con Enrique y tendrá un hijo. Es demasiado para procesar de sopetón — se defiende mi amiga.

— Vale tienes razón, te cabe el derecho — digo encogiendo los hombros.

— ¿Cuándo te comprometiste? — miro a Juan.

— Hace dos días.

— ¿Dos días? — pregunta aún incrédula mi amiga.

— Y dale con la misma pregunta, ¿sabes que tu amiga reaccionó de la misma forma que ustedes lo hacen ahora? — niegan con la cabeza.

— No es para menos. Tú eras la que solía decir eso de "Los hombres son para disfrutar no para repetir", disculpa si todavía estoy en shock —dice rodando los ojos.

— ¿Solías decir esa frase? —me pregunta alucinado Juan. Me encojo de hombros con indiferencia.

— Ningún hombre lograba despertar un gran interés en mí más allá que para un buen polvo. Por eso decidí disfrutar de tu especie sin buscar una relación más seria hasta que apareció mi prometido, él lo cambió todo — Juan asiente ante mis palabras.

— Pues debe ser un hombre excepcional sí logró hacerte cambiar de parecer — me dice Flora.

— Lo es — asiento feliz.

Platicamos un rato más y luego me despido para ir hacia mi casa. Solo me falta contárselo a mi padre, aunque conociendo a mi madre ella ya lo habrá hecho. Me alegra que se lleven tan bien, pero a veces se pasan un poco contándose ellos mismos las cosas que me tocaría contar a mí. Llegando a casa me suena el móvil, no os lo dije, aquí tenemos al Rey de Roma.

— Hola papá — digo al descolgar.

— ¿Es cierto que te casas con alguien que conoces desde hace una semana y un día nada más? —directo al grano. Mi padre no es de esos que se van por las ramas. No, él va directo al grano.

— Si papá, dentro de veintiocho días me caso con un hombre maravilloso que me hace sentir súper bien — digo sin rodeos.

— ¿Sabes si es de confianza? Podría ser un mafioso, un ladrón o Dios sabe qué hija. No puedes fiarte de alguien tan pronto, así como así — me recrimina. Tomo aire y cuento hasta diez. Mis padres siguen tratándome como una niña, no se acaban de dar cuenta de que ya crecí y soy capaz de cuidarme por mí solita.

— Papá me lo presentaron unos compañeros de trabajo por los cuales pondría mi mano en el fuego. Gabriel es un hombre maravilloso y como ya le dije a mamá, cuándo lo conozcas te darás cuenta de que llevo razón.

— Hija tú siempre has sido juiciosa, esto de comprometerte tan rápido no va contigo— dice suspirando.

— Lo amo, con eso te digo todo.

— Está bien mi pequeña, confío en ti— le hablé como en su momento a mamá de Gabriel.

Es agotador a mi edad, 34 años, seguir dando explicaciones como si fuera un bebé. Cuelgo y entro en casa. Como quisiera tener a Gabriel aquí, poder refugiarme en sus brazos, oler su perfume, sentir su calor. Lo extraño tanto, tanto. Estoy caminando hacia el cuarto para acostarme un rato, han sido demasiadas emociones y explicaciones por un día. Mi móvil suena avisándome de que tengo un mensaje. Lo reviso, es del WhatsApp. Lo abro pensando en quién puede ser y sonrío abiertamente olvidándome del cansancio y del dolor de cabeza al comprobar de quién se trata.

Gabriel: ¿Cómo estás mi sirena de mar?

Yo: Un poco cansada, la verdad

Gabriel: Y eso, ¿una mala mañana?

Yo: Algo así. Le conté a mis mejores amigas y a mis padres sobre nuestro compromiso.

Gabriel: ¿Se lo tomaron mal?

Yo: No, no, que va. Solo se sorprendieron bastante.

Gabriel: ¿Por qué? No creían que fueras a casarte algún día.

Yo: Sí, sí lo esperaban, pero no que ese día viniera tan pronto.

Gabriel: Entiendo mi sirena, pero no te agobies vale. No sabes cuánto deseo estar ahí contigo. Te extraño tanto, extraño oler tu perfume, tu encantadora risa, la suavidad de tu piel y tus besos.

Me siento feliz al leer sus palabras, es tan romántico, cariñoso y atento ¿Qué mujer no sueña con tener un hombre así a su lado?

Yo: También te extraño. Antes de recibir tu mensaje estaba pensando en cuánto me gustaría poder refugiarme en tus brazos, oler tu perfume, sentir tu calor.

Gabriel: Siento no poder estar allá contigo. Prometo tratar de terminar rápido para que podamos reunirnos muy pronto.

Yo: Esperaré ese momento con ansias.
Gabriel: Yo también.

Yo: ¿Dónde estás en este momento?

Gabriel: En una reunión que me parece interminable. Preferiría estar besándote y haciéndote el amor hasta el cansancio que escuchando tanta tontería.

Me pongo roja (bueno a mi casi no se me nota por el color de piel, pero estoy segura de que, roja, si me he puesto), sin embargo, no es por vergüenza o pena, no señor. Es simplemente porque yo también quisiera eso; hacerle el amor y besarlo hasta el cansancio hasta que nuestros cuerpos sudorosos y saciados se duerman siendo uno solo. Lo deseo tanto como él.

Yo: Concéntrate en la reunión si quieres conseguir ese proyecto. Podemos hablar luego.

Gabriel: De acuerdo, será lo mejor. Te amo Erika.

Yo: Te amo Gabriel.

Gabriel: Recuérdame.

Yo: Recuérdame.

🌊❤️🌊❤️🌊❤️🌊❤️

Lamento la tardanza en la actualización. Miles de besos a todos, no se olviden de darle a la ⭐, pero sólo si quieren y también comenten, quiero saber qué les va pareciendo la historia 💞

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