6- 💙💛 Regresa a mí 💛💙
El atardecer lo encontró caminando por la playa, sus zapatos en una mano y sus pantalones arremangados, sintiendo la fresca brisa del mar y disfrutando del masaje que las olas regalaban a sus pies...
Se había escapado de la bulliciosa fiesta, no se sentía bien y, sus amigos no merecían que arruinara su día más feliz con su terrible mal humor...
Desde que habían vuelto a la vida junto a su Dios y se les dio la oportunidad de vivir una existencia normal, todos la habían aprovechado.
Minos, el titiritero sádico, había buscado a su rosa venenosa hasta hallarlo y descubrir que ya no necesitaba cuidarse porque su sangre era común, sólo su belleza parecía no haber cambiado... en esos momentos viajaban por el Mediterráneo en su luna de miel.
Aiacos, el menor de sus amigos, el más extrovertido y jovial, había despertado su interés por el caballero del Fénix, aquel con quién peleó, y salió al mundo exterior en su búsqueda.
Le llevó bastante tiempo hasta que lo halló en Japón junto a su hermano menor y fueron meses de citas, detalles hasta que el joven de cabellos y ojos azules cedió a sus encantos...
Tuvo que soportarlo primero con sus rabietas por las negativas del japonés y luego, con sus detalladas historias de cada cita que tenían hasta ese mismo día, en que se habían casado y festejaban con algarabía junto a todos sus amigos...
Sí, todos habían rehecho sus vidas con quienes amaban y eran muy felices... excepto él.
Radamanthys, el serio juez de cortos cabellos rubios y cejas tupidas estaba condenado a la soledad, una muy larga y triste desde que, al renacer, buscó al dueño de sus sueños y sus suspiros...
El otrora caballero de Athena y marina de Poseidón, había renacido como todos los demás, llevando una vida más que tranquila en una de las tantas islas griegas, junto a su hermano y padres...
Lo había buscado hasta que, sin querer, fue el propio gemelo menor quien dio con él...
La sorpresa mezclada con alegría y ansiedad, fueron reemplazadas por todo lo que tenían dentro, lo que nunca pudieron decirse con palabras por respeto a sus dioses, pero que sus corazones gritaban...
Las sonrisas cómplices y comprensivas, el saberse libres de expresar sus emociones, que se multiplicaban a la enésima potencia al sentir el calor ajeno, los embarcó en un tórrido romance, una pasión que parecía no acabar nunca de saciarlos...
Lo experimentaron todo, se entregaron por completo al amor que se tenían, se lo demostraban a cada momento...
Pero todo acabó aquella noche...
Defteros, padre de Kanon, lo había llamado desesperado porque una tormenta se avecinaba y Saga estaba aún en mar abierto.
Se despidieron en el embarcadero donde otro de los barcos de la familia estaba listo para salir. Kanon sonriente, intentando acallar las voces en su interior que le decían que era la última vez que vería a su gran amor...
Radamanthys sólo pudo robarle un beso y la promesa que en cuanto volviera, se quedaría a su lado como la pareja que eran...
Lamentablemente las fuerzas de la naturaleza no tuvieron piedad con las pobres almas que ocupaban ambos navíos y no hubo sobrevivientes que pudieran relatar lo sucedido...
No me abandones así
Hablando solo de ti
Ven y devuélveme al fin
La sonrisa que se fue
Una vez más
Tocar tu piel
Hondo suspirar
Recuperemos lo que se ha perdido
Regresa a mí
Quiéreme otra vez
Borra el dolor
Que al irte me dio
Cuando te separaste de mí...
Y allí estaba él, con su corazón destruido, su alma hecha añicos con un dolor tan profundo e inmenso como el mismo mar que se había llevado a Kanon...
No pudo evitar que las lágrimas surcaran su rostro, ya no existía nada en el mundo que le interesara...
Su familia lo había obligado a casarse con un joven que apenas si conocía, Valentine, pero para su suerte era un matrimonio por conveniencia y su esposo tenía un amante, nunca se habían tocado siquiera...
Debió hacerse cargo de los negocios familiares y su responsabilidad, sumada a su dolor estaban haciendo mella en su cuerpo y su psique.
Sentado sobre las blancas arenas de aquella playa, Radamanthys suspiró una vez más y un susurro se escapó de sus labios
-Kanon... por qué nos tuvo que pasar esto? Si tan sólo regresaras junto a mí...
Sus lágrimas caían sin intención de detenerse jamás... él era consciente de que nunca acabaría ese dolor y debía acostumbrarse a convivir con la idea que sólo al final de su vida, podría buscarlo y soñar con la posibilidad de renacer nuevamente...
Tenía muy por seguro que si eso sucedía, no lo dejaría solo jamás... se internaría en el fondo del mar si era necesario, pero no permitiría que se lo arrebataran de nuevo...
Se levantó cansado, secó sus lágrimas y practicó un intento de sonrisa para darle a sus amigos al regresar a la fiesta.
Un sonido detrás suyo lo puso en alerta, pero al voltear no vio nada... supuso que había sido su imaginación y siguió caminando hacia la casa en la playa...
Las olas rompían fuerte contra la costa, el ruido ensordecedor lo llamaba y Radamanthys, como si de una sirena se tratara, volvió a voltear buscando algo que no veía pero lo nombraba...
-Aquí estoy amor mío... acércate...
Regresa a mí
Quiéreme otra vez
Borra el dolor
Que al irte me dio
Cuando te separaste de mí
Dime que si
Yo no quiero llorar
Extraño el amor que se fue
Extraño la dicha también
Quiero que vengas a mí
Y me vuelvas a querer
No puedo más
Si tu no estas
Tienes que llegar
Mi vida se apaga
Sin ti a mi lado
Miró hacia las profundidades de esa masa de agua que se agitaba continuamente, ya la luna iluminaba el infinito mar y, como si de una aparición se tratara, una imagen comenzó a formarse...
La luna le daba una buena vista de lo que acontecía a pocos metros de la costa, donde las olas rompían con violencia y la espuma volvía deseosa de besar la arena nuevamente...
La imagen difusa fue tomando forma frente a sus ojos...
Unas piernas fuertes y bien torneadas, un cuerpo bien formado, con musculatura acorde, ese largo cabello azul cielo que ondeaba bajo la fuerza del viento nocturno y esos ojos, esas esmeraldas que lo desvelaban cada noche cuando el recuerdo lo golpeaba...
Estaba allí... era él... Kanon... su Kanon...
Pero era sólo una alucinación, él había muerto, había perecido en el naufragio de su barco cinco años atrás...
Se quedó estático, viendo como esa imagen terminaba de formarse y allí estaba, su hermoso gemelo, su adoración, que le sonreía y estiraba su brazo, llamándolo...
El rubio no podía moverse, seguro era un hechizo y no caería en él...
Lo vio ser golpeado por una ola y perder el equilibrio, no podía tenerse en pie y todas sus dudas se disiparon, arrojándose al mar para salvarlo...
Al tocarlo, sintió carne y piel firmes, lo levantó en brazos al llegar a la orilla y lo sacó del agua, depositándolo en la arena con mucho cuidado.
Kanon lo miraba fijo, sin hablar, sólo sonreía...
-¿Eres un sueño? ¿Acaso me dormí en la playa y por eso apareces a mi lado?
Kanon volvió a sonreír y le acarició el rostro. Radamanthys cerró sus ojos y se dejó llevar por ese contacto que tanto había extrañado... uno bien helado...
-No soy un sueño, Rada, soy yo... el mismo Dios que me alejó de ti, hoy me devuelve a tus brazos, sólo por hoy...
No puedes llorarme el resto de tu vida, yo tampoco tengo paz si no me dejas ir...
-Pero no puedo, mi vida acabó ese día cuando te fuiste con la promesa de volver para estar juntos para siempre.
Kanon lo miró con tristeza y entendimiento
-No fue mi intención romper esa promesa... por eso me dieron esta noche, para aliviar tu dolor y que sepas que nunca estarás solo, que siempre velaré por ti hasta que volvamos a encontrarnos.
Fui bendecido por nuestros dioses que quieren que continúes por los dos, que luches por salir adelante... me permitieron regresar a ti esta noche, la más corta del año, para que seamos uno nuevamente...
Radamanthys veía sus ojos, no había nada fantasmal en su mirada, sólo el brillo enamorado que siempre le regalaba cuando hacían el amor...
Le abrazó feliz, dichoso de tenerlo entre sus brazos y luego unió sus labios en ese tan anhelado beso...
-Si has venido a amarme sólo por esta noche, no deseo perder tiempo amor mío... tomaré lo que se me ofrece...
Kanon rió bajito e incorporándose, comenzó a desatar el nudo de la corbata y desabotonar la camisa de su rubio...
Los besos, las caricias que se tornaban cada vez más pasionales y frenéticos, la ropa que desaparecía bajo manos urgentes y los cuerpos que iban tomando temperatura, sin importar el frío de la noche...
Bocas deseosas, lenguas ardientes y manos atrevidas...
Radamanthys sintió cómo su alma y su cuerpo se volvían uno, en el mismo instante en que Kanon conquistó su interior, dejando rastros de fuego con su lengua y sus manos...
Todo su cuerpo reaccionaba a las caricias y besos del gemelo menor y sentía que podía tocar el cielo con las manos...
Su orgasmo fue tan potente que perdió el sentido unos segundos... al regresar en sus sentidos, Kanon lo miraba con adoración, acariciando su vientre y besándolo con hambre de más...
-¿Listo para tomar lo que es tuyo, sólo tuyo?
Entonces fue el turno de Radamanthys para hacer gritar de deseo y lujuria a su amante, llevarlo a los elíseos con sus besos y toques sedientos de ese cuerpo que tanto había extrañado...
Se tomaron tantas veces como pudieron, gritaron sus nombres al viento, siendo acallados sólo por las olas en las rompientes...
Radamanthys despertó al amanecer, estaba solo pero los rastros de su apasionado encuentro y un pequeño mechón de cabellos azulados, eran prueba que no había sido un sueño.
Volvió a la fiesta que aún seguía en su apogeo y su mirada ya no era la misma, tenía el brillo de antaño...
A la noche siguiente volvió al mismo lugar con la ilusión de hallarlo, pero Kanon no vino...
Sólo en aquellas noches, las más cortas del año, cuando la luna se posaba de lleno sobre el mar, iluminando la playa completamente, él salía de entre las olas, siempre sonriente, siempre hermoso... siempre dispuesto a darle esa inyección de energía para seguir un poco más entre los vivos...
No puedo más
Si tu no estas
Tienes que llegar
Mi vida se apaga
Sin ti a mi lado
Regresa a mí
Quiéreme otra vez
Borra el dolor
Que al irte me dio
Cuando te separaste de mí
Dime que si
Yo no quiero llorar
No me abandones así
Hablando solo de ti
Devuélveme la pasión de tus brazos
Los años se sucedían así como sus encuentros fogosos...
Cada año, para la misma época, Kanon llegaba y despertaba la pasión que permanecía dormida en el rubio hasta el tan anhelado momento de volver a verse...
A medida que los años pasaban, Radamanthys se avergonzaba al ver que Kanon no cambiaba, que seguía teniendo la misma belleza radiante de siempre, mientras su cuerpo envejecía acorde a sus años vividos...
Kanon jamás dejó de verlo con amor y lujuria, aunque sus movimientos eran más suaves y sus caricias tibias, reconfortaban los achaques de su cuerpo...
Esa noche la luna brillaba en todo su esplendor, los astrólogos habían anticipado que sería la más corta del año y Radamanthys, se preparaba para ir en busca de su adoración, sabiendo que sería la última vez que lo vería...
Llegó con paso tranquilo y esperó en silencio a que el amor de su vida apareciera...
No fue mucho tiempo cuando la rompiente anunció su llegada...
La imagen del peliazul se formó ante sus ojos, era algo tan mágico e irreal que se lo llevaría tatuado en sus retinas...
Como cada vez, Kanon se recostó a su lado, estrechándolo entre sus brazos de manera protectora, con una suavidad y cariño que hizo que el rubio derramara unas lágrimas...
-Esta es nuestra última noche, mi vida, ¿lo sabes?
-Así es, he vivido demasiado tiempo solo, ansiaba este momento... ¿estarás allí cuando dé mi último aliento?
-He estado contigo tantos años, esperando a que fuera tu momento... ¿cómo crees que no voy a estar allí, aguardándote?
-No tengo nada más que hacer aquí, amor mío... la eternidad a tu lado me espera...
-Así será... fuimos bendecidos en vida y también en la muerte por nuestros dioses...
-No me sueltes la mano, Kanon, amor de mi vida...
-Estaremos juntos por siempre, Rada, mi gran y eterno amor...
Nunca supieron lo que sucedió con Radamanthys, el dueño de aquella enorme propiedad...
Desapareció una noche de luna despejada, la más corta del año y, sobre unas rocas donde él solía sentarse a observar el mar con melancolía, hallaron dos collares de caracolas enlazados y unidos por dos anillos antiguos de compromiso, junto a unos mechones rubios y otros azulados formando una hermosa trenza...
FIN
💙💛💙💛💙💛💙💛💙💛💙💛💙💛💙
Bueno, este songfic lo venía pensando desde hace bastante y este reto me dio la oportunidad de plasmarlo...
Desde que escribí el capítulo Regresa a mí en Enemigos íntimos, todos me decían que habían pensado en ese tema y bueno, tenía que hacerlo porque amo la canción y esta pareja es una de mis favoritas.
Espero les guste y ya nos seguimos leyendo en el próximo!
Gracias por leerme, se les quiere mucho!!😊😊😊
Saludos
Sailor Fighter 💙
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