vi. Quejicus
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ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 𝟼
ǫᴜᴇᴊɪᴄᴜs
La noche se habia apoderado de los alrededores de Hogwarts. Los estudiantes ya comenzaban a ir a sus respectivas salas comúnes. Snape hiba en busca de Madison para deapedirse e ir a su habitació pero al escuchar la voz de Sirius a sus espaldas sintio como su corazón se detuvo.
—¡Oye Quejicus!—el pelinegro con las piernas temblorosas se dio la vuelta para así verlo mejor.
—¿Qué quieres Sirius?—snape rodoó los ojos ya que sabía lo que le esperaba.
—Madison estaba buscandote creo que salió a la casa de los gritos ya sabes el pasadiso secreto—sirius lo miró mientras cruzaba sus brazos.
—¿Por qué iría a la casa de los gritos?—preguntó Snape con el ceño fruncido.
—No lo se, buscala tu mismo algo podría pasarle allá—sin decir una palabra más Severus se dió la vuelta para salir corriendo lo más rápido del colegio antes de que ocurriera alguna locura.
Mientras tanto Madison ya se encontraba en la sala común preguntandose si alguno habia visito al pelinegro.
—Idiotas, lamento interrumpirlos pero, ¿han visto a Snape?—preguntó Madi preocupada mientras jugaba con sus dedos.
—¿Y por qué deberíamos de saberlo?—preguntó Pettigrew mientras alzaba una ceja.
—Porque ustedes lo molestan imbécil—la castaña lo miró molesta.
–¡Oye Potter!—Frank llamó la atención de la chica—Creo que lo vi yendo al Sáuce Bóxeador.
En silencio Madison salió en busca de su mejor amigo al alejarse de Hogwarts solo podía ver el camino gracias a la luz de la hermosa lunaz.
—¡Severus!—madison lo llamó pero este siguio solo su paso no podía escucharla—¡Sev!—volvió a susurrarle y no tuvo opción más que entrar al tunel que comenzaba a darle miedo. No entendía el ¿por qué Severus tenía que entrar allí?.
Minutos después la castaña llegó hasta la casa de los gritos y al vez a Snape paralizado no tardó en hacercarse y aferrarse a su brazo.
—¿Qué haces aquí? es tarde debemos irnos—Madison lo miró preocupada al verlo más pálido de lo normal.
—No...hables—le susurró sev mientras miraba en direcció al hombre lobo que tenía justo en frente de él y ese era Remus Lupin. El corazón de Madison se detuvo durante minutos al ver aquella bestia parada justo en frente de ambos así que no tardó en aferrarse todo lo que pudo al brazo del pelinegro.
—Sev—susurró Madi con la voz entre cortada sus piernas no tardaron en comenzarle a fallar. En cuanto Remus hiso aquel tenebroso aullido ambos no tardaron en gritar.
—¡Corré!—le advirtió Sev casi en un grito mientras le daba empujónes a la castaña. Ambos corrían mientras eran seguidos por Remus enfurecido. Entraron al oscuro túnel del Sáuce Bóxeador y al fondo podían escuchar la voz decesperada de James.
—¡Madison!—gritó James decesperado mientras corría en busca de su hermana.
—¡James!—gritó la castaña de vuelta. En cuanto se encontraron en el camino James los miró alarmado.
—¡Vayanse de aquí ahora! ¡Snape sacala de aquí yo me encargo!—James los miró alterado. Severus comenzó arrastrar a la castaña hacia la salida mientras esta intentaba soltarse para ir en busca de su hermano.
—¡No! ¡James!—Madison notó como comenzaba a perderlo de vista.
—Debemos irnos—dijo Sev casi en un grito mientras la sujetaba de los hombros.
—Es mi hermano—madison sintió como sus ojos comenzaban a picar mientras corría hacia el castillo. En cuanto llegaron a hogwarts Snape tomó las mejillas de la castaña y la miró fijamente a los ojos.
—¿Está bien?—preguntó el pelinegro preocupado.
—Eso creo—la castaña resopoló y el pelinegro no tardó en acariciar la mejilla de esta para intentar calmarla.
—Ya tranquila, estamos bien—severus la abrazó lo más fuerte que pudo mientras besaba la frente. Minutos después logró ver a James correr en dirección a ellos para luego abrazar a su hermana.
—¡Maldición Madison! ¿Estás bien?—preguntó James preocupado.
—Si, si estamos bien—la castaña se aferró a su hermano.
—Creo que irémos a las habitaciónes—madison suspiró mientras entrelazaba su mano con la de snape. James no pudo evitar suspirar pesado.
—Bien—james rodoó los ojos para luego desaparecer. Snape llegó junto a Madison frente a la puerta de la sala común de gryffindor.
—Te veo mañana, intenta descansar, te quiero, adios—severus besó la mejilla de la castaña para luego irse dejandola sola. Sabía perfectamente que aquella noche sería imposible poder consiliar aquel sueño tan preciado. Fue entonces que se dió cuenta que aquella noche necesitaba estar rodeada de los brazos de aquel chico que la tenía locamente enamorada.
[....]
Nuevamente quiero agradecer por cada voto y comentario. No me creo que esta historia llegara a 500 visitas y 100 votos no me lo creo ¡gracias! Les tengo un noveló.
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