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cuatro

— ¿De qué hablas?—  preguntó Han en un susurro pausado, no sabía de que carajos le acusaba, aún así se sentía culpable, se sintió culpable en cuanto vió la cara de Minho, en como sus ojos cafés que tanto amaba lo miraban, una traición cometida, sus ojos, aquellas ventanas del alma, demostraban que Minho se sentía tan traicionado que el corazón aún dolía a pesar del tiempo.

Realmente ahora era consiente de que toda la confianza que se tuvieron alguna vez en sus vidas, se destrozó completamente volviendolos dos extraños. Realmente eso fue lo que pasó, la confianza dejó de ser parte de ellos, de lo que fueron ya no quedaba nada, nada, nada, ni polvo, quizá solo recuerdos, dolorosos recuerdos encerrados en ambas mentes pidiendo clemencia. Y no saben cómo eso le dolía a Jisung, todo el odio en la cara de Minho le dolía, peor que una puñalada, peor que aquel fatídico día en que eso sucedió.

— No te hagas idiota, Jisung. — salió de la bonita boca de Minho, una bonita boca, una boca que ahora solo sabía escupir veneno, dolor, pasado, escupía lo que se contuvo por años y que estaba a nada de soltar, quería morderse la lengua hasta sangrar, dejar todo morir en ese instante y  no volver a mirar nunca más a Jisung, ni siquiera en su lecho de muerte, pero... al mismo tiempo lo quería tan cerca suyo, tan nuevo, lo quería, como lo quiso antes, como estuvieron antes, antes de que las verdaderas caras salieran a la luz, antes de que todo eso que les separó empezará, quería llorar, se sentía tan mal, quería explotar y al mismo tiempo no hacerlo, Jisung le confundía tanto, siempre lo hacía, Jisung era su veneno y si no se cuidaba, sería su sentencia de muerte.

— No me hago el idiota, no sé de qué hablas.— realmente no sabía del todo a qué se refería Minho al decirle que lo traicionó, bueno, lo sabía, pero aceptarlo era un paso que Jisung no se atrevía a mencionar todavía, él no hizo nada por hacerlo, o sí y no lo entendía realmente, Jisung no sabía que paso, eso era lo que pasaba, confusión, traición, amor, algo que no se descifraba bien, todo eso les envolvía, no entendían ninguno de los dos como es que les hizo llegar hasta tal punto, Minho se sentía tan traicionado y Jisung tan confundido, solo eran dos jóvenes, demasiado para solo dos jovenes.

— Ya tuve suficiente de ti... de esto.— azotó las manos en la mesa ocasionando un estruendo que sobresaltó al duque, tensó las manos con fuerza y las venas le sobresalieron, Minho enojado daba miedo, estaba viéndolo como si realmente fuera su peor enemigo en el mundo y Han se sentía tan vulnerable en ese momento, pero no lo demostraría, un duque jamás bajaría la cabeza, eso se lo enseñaron desde siempre. Ese título les separo, Minho se lo dejo claro, bien, pues tomaría ventaja de esto — No sé ni qué hace aquí, duque Han, sería mejor que se retirara de mi casa y si no es mucha molestia, de mi vida también. No quiero saber más sobre usted, aquí mis últimas palabras, por favor, tenga honor y salga por esta puerta, con destino a su hogar.

—¡Oh no!, no te vas tan fácil— dijo Han por segunda vez en la mañana, cuando vió que Minho se alejaba nuevamente de la enorme mesa, no esperó más y Jisung se levantó para ir detrás de él a agarrarle el brazo— Y tampoco me voy yo, Minho.

Estiró la mano para poder tocar el brazo de Minho, deseaba volver a sentir el recorrido electrónico que sintió en el cuerpo cuando lo tocó minutos atrás. Le tomó el brazo con decisión y sutilmente deslizó los dedos hasta sostener el codo del chico que al instante de sentir el toque, se quedó quieto, el tacto era cálido aún encima de toda esa ropa, el tacto le quemó, Minho no sabía porque su cuerpo reaccionó de esa forma, no sabía porque se detuvo, pero lo hizo, aún cuando el agarre no fue fuerte y el tenía todas las posibilidades de huir.

Mientras tanto Han Jisung sintió eso que creía enterrado, lo sintió resurgiendo de las cenizas, resucitando de los muertos, desde sus entrañas, eso que creyó muerto estaba solo dormido profundamente y solo la presencia de Minho logró, nuevamente, un milagro en su interior y no saben cómo se maldijo por ello, no era correcto, no era moral, por eso mismo se separaron, no sabía que al volver a verlo, al poder tocarlo todo volvería, eso que les separó, para él, estaba volviendo, no podía permitirlo, pero se sentía tan correcto, tan bien, tan sano, se sentía bien con ello, con lo que de su pecho brotaba, cómo una rosa roja que tenía como morada su pecho, su corazón que latía con un solo nombre, latidos huecos pertenecientes a solo una persona, fielmente a un solo ser, Han se sentía maldito, realmente un maldito, solo a él se le ocurría volverse a enamorar en ese momento, de la misma persona.

Había una razón por la cual estos dos hombres de realeza estaban envueltos en todo este misterio, era una bruma inconclusa de algo que no estaba claro, que no se aclaró completamente. Y es una explicación bastante larga y llena de tormentos, la vida a veces da, a veces quita, todo tiene consecuencias, cada una de nuestras acciones, sin embargo, cuando eres joven y quieres vivir, la vida se siente más liviana, sin embargo, para la realeza no lo era, cuando eres un noble y la vida te llena de riqueza, quizá no siempre puedes obtener la gracia, quizá el precio del poder, es más grande que la recompensa.

Según Jisung, a los 15 años, siendo solo un niño tonto, antes de obtener su puesto, antes de ser un duque, cuando vivía todo el tiempo en la casa del marqués, cuando Minho era su mejor amigo de toda la vida y las promesas de prosperidad les abrían los brazos a un futuro nuevo, fue que surgió todo ese problema:
Jisung estaba completamente, locamente, magníficamente enamorado de Lee Minho, sí, así de simple, estaba loca y tontamente enamorado de el chico castaño con quien paso toda su vida juntos, con el chico que ensucio sus ropas por juegos sucios en la tierra, el chico que era su refugio, la vida tormentosa del Duque no era buena, pero tenía a Lee Minho y con eso era suficiente para él, Minho era suficiente.

Fue facil enamorarse de Minho, fue facil hacerlo, fue fácil quererlo, porque Minho era gracioso, le encantaba trepar arboles, pasear a caballo por sus tierras, ir al lago a nadar desnudos en verano, pasaban tanto tiempo juntos que no había un Minho sin Jisung, ni un Jisung sin Minho, no había uno sin el otro, sin duda, siempre los mejores amigos.  Siempre, uno al otro, amigos que compartían todo, Minho sonreía bonito, Minho, Minho, siempre Minho, Jisung le adoraba, con fuerza, con energía, le adoraba, su corazón latía con su nombre en el y al parecer, su mente loca, creo el pensamiento de que, en efecto, no estaba amando solo, pues Minho le daba su tiempo, sus halagos, lo resguardaba en sus pesadillas y a veces, le daba florecillas de su jardín, quizá y él duque no estaba solo, quizá el marqués le correspondía.

Claro, quizá las ilusiones no duran para siempre, lo supo con exactitud cuando todo cambio, eso fue hasta un septiembre, lo recuerda bien porque era su cumpleaños y ese día Jisung le diría a Minho que era lo que sentía, porque era tan mutuo, o por lo menos así se sentía, aceptaría la derrota, pero no podía quedarse con el que sucedería sí... Así que lo intentaría, le tenía tanta confianza como para preguntar el mismo por ese misterio.

Le invito a un pic nic en su jardín, debajo del arbol de duraznos que Minho tanto adoraba de la casa Han, Jisung ordenó que pusieran la canasta con todo lo necesario dentro, una manta amarilla donde sentarse, un pastel con fresas recién cortadas, jarra de agua simple, flores, dos o tres margaritas, unas cuantas rosas, el cielo estaba bonito, bonito como se esta a finales de primavera, bonito, como el sentimiento que le abordaba en el pecho, bonito, como su primer amor.

Amaba a Minho, como se le ama al viento, libre cual caballo salvaje, amaba al castaño, desde sus ojos grandes y expresivos, hasta su boca rosada, con labios carnosos, amaba su nariz, recta, fina, con un lunarcito casi imperceptible en ella, amaba su cabello cafe, que le llegaba al hombro y  que se ataba en una coletita baja, Minho de diecíseis era el hombre más guapo del mundo, con su carita fina y su carácter amable, tan enamorado de él que le causaba un revoloteó de solo pensarlo.

Pero cuando su amigo llegó, con una sonrisa enorme en el rostro, se sintió tan nervioso, que al verlo sonrió como un loco, decirlo o no hacerlo, esa era la cuestión, debía hacerlo, debía confesarlo, que de malo había en amarlo, ¿qué de malo había en amar al marqués? solo eran dos chicos, pero quizá eran almas gemelas.

—¡Feliz cumpleaños a ti!, Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Hannie, que los cumplas feliz— canturreó el mayor mientras caminaba al lugar donde se encontraba su amigo, el menor no podía con la enorme felicidad que le llenaba el pecho, se sentía nervioso, las manos le temblaban y el pecho le subía y bajaba, su respiración era irregular, quizá si Minho no fuera tan guapo no estaría así, tal vez y si no le amara tanto... Jisung no podía con todo ese peso en el pecho, Minho le llevaba un regalo, unas flores, Minho sabía cuando amaba Jisung las flores, las amaba, su olor, su textura, todo, amaba las flores, amaba sus colores, y amaba a Minho.

El chico se sentó en el piso, junto a él, el lugar era hermoso, olía rico y la comida mejor, Minho no acostumbraba pisar la casa de los Duques, siempre era al revés, siempre lo fue así, pero en el cumpleaños de Han, era bueno ir, así que ahí estaba, apunto de decirle las buenas noticias a su mejor amigo, aunque de buenas no había nada, él duque estaba Feliz y el corazón de Minho era feliz de solo verlo, ¿La noticia de dolería? Minho esperaba y rezaba porque nada cambiará entre ellos.

—Gracias por la flores, Honnie— le susurró sonriente, Minho asintió dándole una sonrisita de lado.— comamos, estoy hambriento.

Y así lo hicieron, comieron a gusto, probaron a gusto todo lo que les prepararon, bromearon, el pastel dió a la cara de Jisung en un dedazo que le dió Minho, se divirtieron como siempre, bromas tontas, sus presencias eran suficientes, la tarde fue de maravilla, el cumpleaños de Han se sintió como un sueño.

—Tengo algo que decirte, Honnie— Minho estaba acostado en las piernas de Jisung, mientras esté le acariciaba el pelo con demasiada delicadeza, estaba nervioso, las manos le sudaban, eso no era ni correcto ni sano, pero lo sentía y si lo sentía estaba bien decirlo, Seungmin, su primero (y futuro rey) le había dado ese consejo, Claramente Han no explico para qué, pero el consejo servía, servía completamente.

— También tengo algo que contarte, Hannie, mejor dicho que confesarte— el corazón de Hanji dió un vuelco, su pulso se aceleró se sentía tan bien, estaba ansioso por saber eso que su amigo le diría.

— Dilo, Honnie— le pidió.

— Tú di primero, anda— Han negó, quizá ese fue su error, quizá eso era el efecto mariposa del que todos hablan, quizá nada de eso hubiera pasado realmente y la vida sería diferente, si tan solo hubiera hablado primero...

— Te escucho— Honnie asintió, dió un suspiro ruidoso y busco las palabras correctas para comunicar eso tan... ¿Importante?.

—¿Recuerdas la tarde que fuimos por flores al pueblo?— ¿Cómo olvidarlo? Sí ese día Minho le compró una flor de cada color sin un motivo en específico, como olvidar ese día, si le rozo la mano más de una vez, cómo olvidarlo, si se sentía tan bien estar a lado de Minho, como olvidar el día en que casi se besan escondidos en un puesto de ropa.

— Lo recuerdo, Honnie— su amigo asintió, sentía que su sueño se estaba acercando, y estaba tan nervioso que las manos le temblaban.

— Bueno, pues ese día yo supe que había conocido al amor de mi vida— el amor de su vida, tan bonito que eso se escuchaba de su boca Dios, Han estaba apunto de besarle, Minho le miró bonito, los ojos le brillaron, aún que si Jisung hubiera visto más de cerca y si no estuviera tan loco de amor, hubiera notado que el brillo desapareció repentinamente.

— ¿Ah sí?— Minho asintió.

— Sí, te juro que estoy tan enamorado que siento mariposas, todos esos poemas románticos que me decías toman sentido ahora — todos y cada uno eran para él, si se los leía era porque le recitaba poesía, poesía que Jisung elegía para él, o incluso que a veces escribía para él, poemas de Jisung para Minho.

— Que romántico señor Lee know— El chico sonrió, ese era su nombre de poeta, sin embargo, Honnie escribía para él, para su interior, ni siquiera su preciado amigo sabía lo que Minho sentía.

— Solo un poco, Hannie, solo un poco— Hannie sonrió, fue lo primero que Minho vió cuando abrió los ojos, Hannie mirándolo con los ojos brillosos, tan alegre, el corazón se le apachurro un poco.

—Dime quién es, honnie —exigió Jisung y Minho salió del trance en el que se encontraba. Han Jisung lucía como un ángel en ese momento, con su cabello rubio y los rayos de sol que se colaban entre las ramas del árbol de duraznos, cuánto le dolía el pecho al no saberlo nunca suyo, nunca serían el uno para el otro... Cuánto le dolía.

— Es la chica que nos atendió ese día, Jisung. Se llama Carmina.— Jisung se sintió aturdido en ese mismo momento, miro a su amigo, pero este lucía tan bien, tan alegre, las lágrimas estaba por salir de sus hermosos ojos, pero las contuvo.

—¿Ca~carmina?— Minho asintió — hermoso nombre, como ella.

— Y no es eso todo. La he estado viendo, todas las tardes, al saber que no soy el primero en la línea de herencia no hay mucho problema con que me acerque a ella, ahora solo les importa Chan a mis padres, él debe contraer matrimonio con mujeres de renombre, yo no, y que bueno— Han ni lo escuchaba, estaba sintiendo heridas en su corazón, como alguien que se siente perdido, dejó las caricias en el cabello de su amigo y se resistió a llorar, era un estúpido.

—Eso es bueno— susurró.

— Le quiero proponer matrimonio, Han,  estoy seguro de que ella aceptará, nos vamos a casar a escondidas de mis padres, si lo hace.

— ¿Q~ué? — tartamudeo, Minho lo miró, los ojos le brillaban, tan enamorado estaba de ella.

—Solo lo sabes tu, Han, eres mi mejor amigo, Pero realmente ella es... buena para mí corazón—  Han se sintió aún peor. Minho se odiaba por tantas mentiras.

— Eres muy joven Minho, no lo creo correcto. — sintió los oídos sordos, quería llorar como un tonto, Minho nunca le amo... Vaya, que mal se sentía en ese mismo instante.

— Pero se siente correcto — Minho se levantó de las piernas de su amigo, siendo siempre un romántico. Quizá Jisung no lo conocía lo suficiente, sin embargo, no pueden culparlo, Minho era buen actor.

— Entonces sí lo sientes, lo es Min— sus palabras le dolían a él mismo, era su cumpleaños, solo cumplía quince, Minho tendría diecisiete el próximo mes, eran tan jóvenes y quizá tan estúpidos.

— Bueno, bueno, pero ¿Qué ibas a decirme?— Han tragó duro, mentir no era su fuerte pero debía hacerlo.

— se me olvidó, me dejaste en shock — y con un corazón roto.

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Minho no es malo ¿Okey? Hay un motivó, por favor no me lo odien que lloró. Les prometo que todo va a mejorar 😿

Lxs tqm, bai besitos.💖

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