[5] Víspera de la fiesta
Capítulo #4: ᴠÍꜱᴘᴇʀᴀ ᴅᴇ ʟᴀ ꜰɪᴇꜱᴛᴀ
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Marshall y Chase fueron a informar a todos los canes sobre el cumpleaños de Everest y la gran fiesta que organizarían el día de mañana. Todos aceptaron ayudar con la fiesta, empezando a preparar todo por la mañana.
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Al día siguiente, por la tarde, ya tenían todo listo, los globos, la piñata, las velas, las sillas y la invitación para el sr. Porter y Alex. Solo quedaba pedir un pastel de vainilla, el favorito de Everest.
El encargado del pastel era Marshall, por lo tanto, fue a ordenar un pastel de vainilla al Señor Porter para mañana, puesto a que los pasteles de vainilla se habían acabado.
―Un pastel de vainilla para mañana Señor Porter.
―De acuerdo Marshall, ¿quieres que le agregue un glaseado?
―¡Oh si! Un glaseado blanco con chispas arcoiris, por favor. Y le entrego su invitación para el cumpleaños de Everest, es mañana por la tarde; Alex también está invitado.― entregándole la carta que tenía debajo de su sombrero de bombero.
―Gracias Marshall.
―De nada Señor Porter, ¡nos vemos!
El dálmata subió a su camión de bombero, lléndose a la montaña de nieve, muy cerca de la cabaña de Jake para recordar a su adorada Everest, su linda husky. Cuando llegó, se percató de la presencia de Skye y Everest, la husky estaba apunto de entrar a la cabaña y Skye se estaba despidiendo de su mejor amiga. Marshall al ver a Everest, decidió saludarla de paso, por lo tanto, de un salto, fue en dirección a Everest, pero se tropezó con Skye, cayendo encima de ella.
―¡Marshall!―exclamó sorprendida Skye.
Para la suerte de Marshall, Everest se había detenido por aquel tropiezo del dálmata.
―¿Marshall?―murmuró Everest dirigiéndose a ellos.
El dálmata se levantó, a la misma vez que Skye, un tanto incómodos por aquel acto
―H-hola Everest.―saludó Marshall intentando ser firme con una sonrisa fingida.
―Hola Marshall, ¿quieres pasar a la cabaña? Iba justamente allá.
―Y-yo... "¡Everest me acaba de invitar a estar con ella!"
―Bueno Everest nos vemos.―se despidió Skye abrazando a la husky.
―Nos vemos Skye.
Skye a punto de retirarse, sintió una pata en su hombro, cuando volteó a ver, era Marshall, quien se acercaba a su oído para susurrarle algo.
―Skye, estamos preparando una fiesta para Everest, no le vayas a decir.
La cockapoo asintió con la cabeza y prosiguió con su camino al cuartel de los Paw Patrol.
―¿Entonces quieres entrar conmigo, "manchitas"?―preguntó Everest alzando una ceja.
Un leve sonrojo se apoderó de las mejillas del dálmata, le encantaba que Everest le dijera "manchitas", ella era la única que lo hacía sentir tan especial.
―Claro Evi, vamos.―entrando a la cabaña de Jake al lado de su bella amada.
Entraron a la cabaña y pasaron a la sala, cerca de ella estaba prendido fuego en la chimenea, en el suelo estaba una alfombra blanca, rodeada por franjas marrones.
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Everest estaba agotada por la caminata que tuvo una vez más con Skye, quien la ayudó a practicar su declaración con Chase; por lo tanto, se acostó en la alfombra, y en pocos minutos se durmió profundamente.
Marshall estaba a su lado, no sabía que hacer estando despierto y su amada dormida. A la vez, él tenía mucho sueño por todo los arreglos y detalles de la fiesta; por lo tanto, sin pensarlo dos veces se acurrucó junto a ella sintiendo su cálido pelaje morado.
Everest sintió a Marshall acurrucado junto a ella, pero no dijo nada, estaba muy cómoda al lado de su mejor amigo, además, para ese entonces, Marshall estaba dormido y se veía que muy sueñoliento, por lo tanto lo dejó descansar sin protestar. Solo se limitó a darle una sonrisa cálida.
Pasaron la noche descansando juntos en la alfombra, junto al fuego de la chimenea.
[***]
En el cuartel de los Paw Patrol, todos estaban preocupados por Marshall y Everest, debido a que no regresaron a sus casetas. Sobre todo Ryder, quien al estar desesperado por sus canes, buscó primero en la cabaña ubicada en la montaña de nieve, quizás podría encontrar a Everest en esta.
―¿Marshall, Everest?―preguntó sorprendido al ver a los dos canes acurrucados y durmiendo en la alfombra junto a la chimenea con fuego. Ryder supuso que ambos eran pareja, no es normal dormir tan juntos como "amigos".
Los dos se despertaron a la par cruzando miradas, al verse tan apegados del otro, se levantaron al llamado de Ryder empezando a reaccionar.
"Dormí con Everest, ¡no lo puedo creer!"―pensó Marshall entusiasmado.
―¡Ryder! Lamentamos no regresar al cuartel, nos quedamos dormidos.―se disculpó Everest luego de reaccionar ante la situación.
―Descuida Everest, además los felicito.
―¿Perdón?―preguntó Everest levantando una ceja, pues no entendía aquella indirecta de Ryder.
―Vaya Marshall, una hembra como Everest es ideal para tí.―acercándose a Marshall de rodillas, tomándolo de los hombros con una cara pícara. Marshall se quedó atónito ante aquellas palabras de su dueño, a la vez se sintió incómodo teniendo la mirada a su dueño, por la cual, cambió observando a Everest.
La husky estaba demasiado confundida, no captaba las indirectas que el joven le había dado; al ver que Marshall le dirigió una mirada, por alguna extraña razón se sonrojó; en su mirada mostraba timidez y confusión, al igual que ella misma.
―¿A que te refieres Ryder?―preguntó Marshall plenamente confundido.
―Oh vamos chicos, los felicito por su relación amorosa.―respondió Ryder teniendo las manos en su caderas.
Marshall Pov's.
Me quedé sorprendido y paralizado cuando Ryder nos explicó que pasaba. Esto no puede ir peor, ahora Everest no me hablará más en él resto de la semana.
¡Por qué Ryder! Agh.
―O-oye Ryder...―dije entrecortado susurrándole al oído.
―Dime Marshall.
―Everest y yo solo somos amigos, no pareja. Ninguno de los dos nos dimos cuenta que dormimos juntos.
Ryder se quedó sorprendido y un poco avergonzado, creo que es por insinuar que Everest y yo éramos pareja. Hablando de ella, no me dirigía la mirada, solo observaba el suelo, con un leve sonrojo al igual que yo. Uff, menos mal Ryder no insinuó otras cosas peores que esto.
Al ver que Everest, mi dulce flechazo, no me miraba, me acerqué a ella para aclarar las cosas. Después de todo mañana era su cumpleaños y no podía dejar que un día tan importante se vea afectado por esta situación incómoda.
―Everest...―la llamé mirándola de frente.
―Oh, M-Marshall, ¿qué sucede?―me preguntó con una sonrisa fingida, lo cual no era de extrañarse por un momento vergonzoso.
―Venía a preguntarte algo similar.
―Está bien, dime.
Everest seguía sin dirigirme la mirada, su único límite era observar el suelo de madera, tratando de actuar normal conmigo, pero sabía que no era así, ella no se sentía bien.
Al darme cuenta una vez más de ello, la tomé de su suave y delicada pata con la mía, entrelazándolas muy apegadas; quizás debí tomarla más suave para que no se asustara, lo cual asimismo provoqué al agarrarla desprevenida.
Me despedí muy deprisa de Ryder, quien estaba sentado en un sofá de la cabaña.
―¡Nos vemos Ryder!
No escuché una respuesta por parte de él, sin embargo no era mi mayor prioridad obtener una respuesta.
Llevé a Everest afuera de la cabaña de Jake, un tanto distante para tener un momento a solas. Noté que ella estaba acompañada con un leve sonrojo en sus mejillas, fue evidente verlo por su piel blanca.
Quisiera saber qué es lo que piensa en este momento, ¿pensará en mí? O quizás alguien más le había hecho lo mismo y está recordando a aquel can.
Everest Pov's.
《 Me siento extraña al sentir la pata de Marshall junto a la mía, esta sensación sólo la siento con Chase cuando estaba cerca de él, pero no lo veo en ningún lado.
El pelaje de Marshall es muy cálido, quisiera abrazar su sedoso pelaje en este instante.
Estoy confundida, no entiendo por qué Marshall me está llevando afuera de la cabaña; quizás quiere hablar de algo.
Aunque aún me siento incómoda con él por lo que dijo Ryder sobre nosotros. Nunca dijo algo similar cuando estaba al lado de Chase, ¿por qué con Marshall es diferente?
No puedo mirar a Marshall, es como recordar el momento incómodo que Ryder ocasionó.
¿Por qué nos detenemos?
―Everest...―me llamó Marshall con una mirada serena―. Mírame.
Tragué saliva en seco, una orden tan simple y tan vergonzosa de realizar. Este día no puede empeorar.
Él me tomó con una pata suya del mentón, haciendo que le diriga la mirada.
―Hey, mírame.―me ofreció con una mirada serena.
Me quedé en silencio y cada vez me sonrojaba más, al verlo sentía algo extraño; algo nuevo.
―Debo irme. A-adiós.―me despedí de Marshall, retrocediendo mi camino.
Por suerte él me dejó ir, me alegra de que no haya insistido en hablar. Tan amigable como siempre jeje.
―¡Espera!―se acercó a mí tocando mi hombro.
―¿S-si?
―Hoy duerme en la cabaña, es que estamos haciendo reparaciones en el cuartel muy cerca de tu caseta y hay mucho ruido; no podrás dormir.
―Oh, está bien. Entonces iré a a la cabaña. Hasta mañana Marshall.―me volví a despedir tímida de mis palabras.
―Hasta mañana Evi.
Regresé a la cabaña de madera; Ryder no se encontraba, por lo cual supuse que ya se había ido, por suerte..
Me volví a recostar en la alfombra gris con franjas blancas; sin embargo, sentí un inmenso vacío en mi cuerpo cuando hice aquello. Algo faltaba junto a mí, algo que era muy difícil decifrar.
―Marshall...―murmuré entre susurros. 》
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¡Sigue leyendo El amor de un dálmata! ❤
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