Semanas después todo era completamente diferente. Ahora todos estaban muy ocupados intentando buscar personas o cachorros en problemas cotidianos.
No eran del todo importantes como siempre solían resolver, pero se sentía increíble esa satisfacción al terminar una misión; puesto a que al final Ryder les daba premios por su gran trabajo.

―¿Cómo se siente ayudar a tantas personas?―preguntó Sofía, la hija de los granjeros Yumi y Al.

―Se siente increíble, Sofi―contestó Skye.

―Algún día quiero ser como ustedes amigos.

―Lo serás y mucho mejor que nosotros―respondió Chase.

―Gracias amigos.

Todos abrazaron a Sofía para brindarle apoyo en unos de sus deseos.

[>>❣❆❣>>]

Marshall se encontraba en una de sus paseos con Everest; días atrás volvieron con las salidas al parque. A ambos les encantaba pasar tiempo con el otro, se sentía tan tranquilos con su presencia.

―Marshall, a veces me pregunto cómo es que un chico tan guapo como tú esté soltero―dijo Everest.

―Ohh, bueno...―intentó responder sonrojado.

―Shh―colocó una pata en los labios del dálmata para silenciarlo―Es solo que, tú eres muy apuesto, en cambio yo no le podría gustar a alguien y ya lo he comprobado...

Que irónico contarle eso al dálmata que siempre la amó, es un golpe directo al corazón.

―Everest, no digas eso, tú eres muy hermosa.

La husky inclinó sus orejas.

―No lo suficiente como para gustarle a un can.

―Entonces...¿t-tú ya te enamoraste?―tartamudeó Marshall―. Wow...

―Un "wow" no es la sensación indicada para mi situación, manchas.

―Everest, si esa persona no te corresponde debes dejarla ir―tomó un suspiro profundo y pesado―. Quizá yo deba hacer lo mismo.

―Marshall, yo lo amo y quiero estar junto a él.

―Pero ama a alguien más, ¿cierto?―preguntó desanimado.

―Correcto―inclinando sus orejas.

Ambos se miraron como señal de empatía, quedaron en un inmenso silencio. No fue hasta que la placa de Everest empezó a llamar, era Skye, quien al parecer le quería decir algo. ¿Era buena idea contestar en este momento?

La hembra estaba indecisa, realmente quería hablar un poco más con su mejor amigo, a la vez de saber a qué se debía la llamada de la cocker.

Tomó finalmente una decisión.

Colgó la llamada y fijó su mirada en las del ojiazul, quien la estaba observando discretamente. El dálmata se quedo sorprendido al ver que Everest no contestó la llamada.

―¿Por qué colgaste, Everest?

―Porque necesito hablar con alguien, Marshall. No puedo seguir fingiendo todo a través una sonrisa, he comprendido que desahogarse con alguien no está mal―se acercaba al dálmata.

Las pupilas de Marshall se empezaban a dilatar, pareciera como si algo mágico se aproximara...¿eso era posible? ¿quizá un beso? Sólo fueron ilusiones falsas del dálmata, como la mayoría de veces. Nunca sería correspondido al parecer.

Marshall empezaba a tener una ensoñación, en la cual Everest era protagonista de la escena, rodeada de destellos rosados y corazones. Todo esto ocurría mientras ella observaba al dálmata por unos segundos, teniendo un pequeño rubor en sus mejillas por la mirada traviesa.

―¿Manchas? ¿me estás escuchando?―preguntó Everest por segunda vez. Pues al parecer se percató de que su amigo estaba un poco distraído en sus pensamientos, estando en su propio "mundo".

Rápidamente el dálmata reaccionó bruscamente, negando con la cabeza.

―¡Ah! ¿q-qué me pasó?―preguntó Marshall confundido, había perdido todo el día con solo la mirada de Everest.

―¡Hey! Tranquilo, sólo te quedaste quieto y distraído sin prestarme atención, luego te volví al planeta tierra―respondió juguetona, dando pequeñas risitas.

―¿Ah?

―Oww,―se empalagó Everest, al ver lo tierno que él era cuando estaba despistado―. Tranquilo manchas, en resumen, no pasó nada extraño―acariciando detrás de la oreja del dálmata.

Marshall se conmovió por la caricia de Everest, ella sabía cuál era su punto débil, el cual le generaba excitación. Él no entendía cómo es que de un día para otro lado husky haya sido tan observadora en sus gustos, ¿acaso era una espía? Desde los últimos años no habían sido tan cercanos como últimamente en esas semanas.

El macho se recostó en el césped del parque, el cual estaba muy cuidado y protegido de los humanos, exclusivo para canes. Everest sabía que Marshall intentaba contener sus balbuceos cuando se recostaba; ante esto, ella quiso jugar con él.

―Admítelo manchas, no puedes resistirte―dijo Everest con una sonrisa traviesa.

―¿Desde cuándo me conoces tan bien, Evi?―cuestionó Marshall.

―Mmh...no lo sé, ¿será porque llevamos tres años de mejores amigos?―contestó sarcástica, mientras apoyaba delicadamente una pata en el pecho de el dálmata, dominándolo por completo.

Unas pequeñas risas salieron del macho, eso le encantaba de Everest, sus indirectas y sarcasmo la hacían especial y él notaba que sólo ocurría con él. Quizá era un verdadero amigo para ella.

―Hey, ¿qué te parece si vamos a los juegos del parque? Después de todo, seguimos teniendo espíritus de cachorros.

―Buena idea. ¡Yo iré al columpio!

―Te ganaré―contestó confiada.

―Eso ya veremos. Te reto a una carrera―dijo Marshall, mientras arqueaba una ceja.

―Pues ya te estabas tardando en desafiarme. En sus marcas, 3, 2, ¡¡1!!

La pequeña carrera de los canes empezó, ambos iban en sincronía, algún que otro momento uno pudiese adelantarse, pero no lo suficiente para superar al opuesto.
Iban al máximo de su velocidad, sentían una adrenalina en su cuerpo, era algo increíble.

■ღ■ღ■

¡Alto ahí! No te vayas sin decirme cómo me quedó la edición de imágen de Everest. ;)

Se sincero, por favor. ¿Fue muy notorio que su cara está editada?