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13. Metiendose en el papel

A un día de la obra y aún no sabía cómo asesinaría a Sunobu sin que se notara que era culpa suya.

En ese momento estaba en la ciudad, perdiendo clases para variar. Tuvo que ir para pasar a recoger los trajes para la obra y al igual que cuando tuvo que sacarle copia a los libretos, odiaba el que todo el club fuera a participar. Cuarenta y cinco trajes principales por llevar, sin mencionar los múltiples cambios de ropa que se harían en toda la obra, sobre todo por parte del personaje de Kizano.

Sin duda la peor parte de la mañana fue tener que cargar todo eso hasta Akademi antes de que terminaran las clases y luego llevarlo al gimnasio junto con otras cosas del club para el ensayo general que tendría lugar ahí mismo después de clases. Quien sabe como pero el pelimorado había conseguido que el director le otorgara el control total del sitio hasta que el ultimo espectador saliera al día siguiente.

Alargo un suspiro al ver que por fin había terminado de llevar todo lo necesario para el ensayo. Se sentó al borde del escenario dejando que sus piernas colgaran, se inclinó hacia atrás hasta lograr sentir la madera fría en contacto con su piel y paso ambos brazos por detrás de su cabeza para que más tarde no sintiera dolor por aquello. Opto por quedarse ahí hasta que terminaran las clases; era la última y faltaban poco más de veinte minutos para que sonara la campana. Era mucho mejor quedarse a disfrutar de la momentánea tranquilidad a irse, llegar tarde y luego recibir nuevos y desagradables castigos por parte de "Sunobu-sama".

Cerro los ojos por unos segundos disfrutando del silencio; antes era algo común para ella, pero últimamente todo en su mundo monótono y sin color empezaba a cambiar a cosas más animadas. Raro pero agradable.

Tan rápido como los cerro tuvo que volver a abrirlos al escuchar su teléfono sonar. Lo tomo y atendió la llamada sin molestarse en ver el numero ni quien era.

—Aishi-chan.

Hola, hija.

— ¿¡M-Mamá!? ¿¡Papá!? — el tartamudear fue inevitable. Nunca se imaginó que ellos le llamarían.

¿Cómo estas, akachan*? ¿No has tenido problemas estas semanas? — inquirió su padre con algo de preocupación.

—Descuida papá, eh estado bien. Casi...

¿Casi? — dijeron confundidos al unísono.

Hija, ¿hay algo que nos quieras contar? — insistió nuevamente su progenitor.

Miro en todas direcciones como si buscara ayuda o al menos una respuesta aceptable a aquella pregunta, pero estaba sola en el gimnasio sin ningún apoyo en ese momento. Volvió a suspirar y sintiendo los nervios en cada fibra de su cuerpo y con voz casi temblorosa se dio las fuerzas suficientes para contestarles.

—Yo, co-conoci a u-un chico.

Sus nervios aumentaron al no recibir una respuesta inmediata, y aquello empeoraba con el paso de los segundos que la llenaban de tensión. Escucho un par de murmullos desde el otro lado de la línea antes de que la alegre y entusiasmada voz de su madre le contestara.

¡Qué bien, akachan! Me alegra que al fin encontraste a la persona que te salvo y reparo, te dije que algún día lo harías.

—Sí, mamá. Gracias.

Ahora— de repente, la voz animada y comprensiva de Ryoba paso a un tono frio y vacío, el mismo que hacía sentir escalofríos en su esposo y ahora también a hija —, espero que no dejes que ninguna otra chica te lo quite. Si lo dejas ir, volverás a estar rota y perderás tus sentimientos. ¿Quieres eso, Ayano?

— ¡N-No, claro que no!

¿Qué es lo que te enseñe?

—El amor de mi vida lo es y vale todo. Nada ni nadie importa más que él. Merece que pase por todos los males y sacrificios con tal de que este a mi lado. Él es mi vida y mi corazón, por eso si se va...si-se-va...

Dilo.

—...me muero.

Bien. Ahora hazme sentir orgullosa y preséntame a mi yerno cuando tu padre y yo volvamos ¿de acuerdo?

—Sí, mamá. Eso hare— esperaba que su madre no hubiera notado su tono decaído, de ser asi tendría problemas dentro de unas semanas.

Una cosa antes de terminar esta bella conversación— dijo regresando a su aptitud de madre y esposa feliz —. Te voy a hacer la pregunta que se le hace a todas las mujeres de nuestra familia una vez que encontraron al hombre que las ha reparado: ¿Qué sientes ahora?

¿Qué sentía? Era algo difícil de responder porque, por un lado estaba Senpai que era su mundo y hacia que sus emociones llegaran a niveles tan altos y desconocidos que la hacían sentir que se desmayaría; pero por el otro estaban sus amigos, quienes siempre y a su manera le alegraban el día con sus pláticas o discusiones, ellos no la hacían sentir todo al mismo tiempo, pues solo querían verla feliz y que supiera siempre los tendría a ellos para sacarle sonrisas y carcajadas.

Tantas emociones aún sin comprender, contra una sola que le encantaba.

—Siento muchas y pocas cosas. Ya no estoy celosa de los demás, ahora estoy confundida por todo lo que ahora siento y por como ellos los controlan.

Ay Ayano, no me hagas reír hija. Yo también pase por eso y fue un solo pensamiento el que me ha ayudado hasta el día de hoy: solo debo asegurarme de sentir lo que mi pareja siente. Si está enojado, me enojo; si está triste, yo estoy triste. El hombre es quien en toda circunstancia va a manejar los que debemos sentir. ¿Lo entiendes?

—Mamá, yo creo que...

Ahí esta ese maldito que no deja de entrometerse— escucho a su madre murmurar molesta seguida de lo voz temerosa de su padre —. Disculpa Ayano, acabo de encontrar a quien estaba buscando. ¡No olvides limpiar la casa!

¡Te quiero, aka...!

Y colgó.

Vio la pantalla por tanto tiempo que no supo si fueron minutos o segundos, sentía algo horrible en su corazón que ya había experimentado antes, pero aún seguía sin conocer el nombre. Normalmente no le daba importancia a ese tipo de cosas, es decir, tampoco era la primera vez que se le acercaba a su mamá en busca de un consejo y ella terminaba diciéndole que hiciera ese tipo de cosas. Pero por alguna extraña razón esta vez había sido diferente, y ella sabía el porqué.

Porque al fin le dolió sentir el desinterés de Ryoba por ella.

—Ja— sonrió ignorando las lágrimas que estaban saliendo de sus ojos y que escurrieron por sus mejillas al cerrar sus parpados —, lo gracioso es que e-esta es la conversación más l-larga que hemos tenido ella y yo. Ja-ja-ja.












Todos estaban maquillándose, peinándose o repasando sus líneas por septuagésima sexta vez; el ensayo general estaba a nada de comenzar y había un verdadero caos en el backstage.

Justo en primera fila y ansiosa por ver a su mejor amigo lucirse como siempre en el escenario, estaba Musume texteando con su estilista para que le reservara un turno exclusivo al día siguiente, quería verse realmente hermosa para el estreno de la nueva obra de Kizano.

Cabe destacar que el teléfono que estaba usando era nuevo, el otro lo había perdido.

A unas tres filas de ella se hallaban Osano y Amao. El pelimorado como acto de "amabilidad" le había dicho a la azabache que podía traer a hasta a tres personas al ensayo, con la condición de que comprara el buffet que tendrían allí y que al terminar invitaría al club entero a una barra de ensaladas. Intento invitar a Taro, pero al acercarse le paso lo mismo de siempre, por lo que termino invitando a sus amigos...y a Midori, aunque esta tuvo que negarse con la excusa de que tenía la sensación de que aquel día por fin recibiría una respuesta de YandereDev. De igual forma ambos se negaron en un comienzo, ya sea por tener que hacer una receta o porque no le interesaba.

Por primera vez en mucho tiempo agradeció el haber heredado la insistencia de su madre y el nunca aceptar un no.

En ese momento se encontraba supervisando que todos se estuviera preparando en vez de perder el tiempo, cuando sintió como alguien la tomo de la muñeca y empezó a jalarla al mismo tiempo que otro más la empujaba por la espalda.

— ¡Has que se calmen!

— ¡Por favor!

No reconoció ninguna de las voces ni a ninguna de las chicas, aún asi podía distinguir que eran actrices por los rizos que todavía conservaban sus cabellos y por el maquillaje teatral que ya llevaban puesto. De todas formas, ahora tenía algo llamado curiosidad que no se quería quedar quieta en su cabeza.

— ¿Quiénes son ustedes y que quieren?

—Somos Albahaca y Ciclamen-chan— dijeron al unísono poniendo voces chillonas y algo rasposas.

Cierto, se había olvidado de la extraña regla de Kizano en días de ensayo: quienes ellos fueran realmente debían morir por un rato, tenía que ser, vivir y sufrir ser sus personajes a interpretar hasta que cruzaran la puerta de su casa. Raro pero según él, funcional.

—Olvídenlo, ¿Qué quieren?

— ¡Crisantemo y Boca de Dragón se están aventando el buffet!

¿El que pague por adelantado? — pensó sintiendo un inmenso dolor en su billetera.

Hizo a ambas chicas a un lado y camino hacia donde ya podía ver la masacre. Dos chicos se estaban tirando las ensaladas y aderezos a más no poder mientras se gritaban idioteces el uno al otro; agradeció que todavía no llevaran puesto el vestuario, de lo contrario sabía que el actor engreído con complejo de Dios era capaz de ponerla a lavarlos ahí mismo.

— ¡Mentiroso!

— ¡Infeliz!

— ¡Bueno para nada!

— ¡Idiota!

— ¡Yaoi! — grito Midori apareciendo de la nada junto a la pelinegra, sorprendiéndola en el acto. La peliverde se mostró pensativa y comenzó a ver a la nada, a pesar de que todos la miraban con extrañeza —Que raro, no recuerdo que YandereDev allá puesto algo de eso en el juego original, ¡mejor voy a preguntarle!

—Ignorare que eso paso— dijo la yandere a pesar de que a lo lejos todavía podía escuchar a la chica telecopata** diciendo "¡YandereDev! ¡YandereDev!" y decidio concentrarse en los dos chicos que aún se estaban arrojando la comida —. ¡Basta ustedes dos! ¡Ya!

A punto de lanzarse cada uno una ensalada Nicoise, se detuvieron y miraron a la chica, la cual les mostraba una cara de pocos amigos. Se vieron entre si y decidieron que por su propio bien era mejor obedecerle y dejar de nuevo la comida en la mesa. Con un ademan les indico que quería escuchar sus excusas.

Debió pensarlo mejor un poco antes.

— ¡Este imbécil quiere quitarme mi trabajo!

— ¿Tu trabajo? Yo lo descubrí primero, ¡es mío por derecho!

— ¿En qué siglo vives? ¿En el X (diez)? Estamos en el futuro, en pleno siglo XIX. El chico decide con quien de los dos quiere trabajar.

—Ok, ya entendí— soltó un suspiro y con su mano libre -ya que llevaba una montaña de papeles encima- se sobo la sien mientras negaba con la cabeza.

De la pila que llevaba cargando saco una tablilla con varios y desordenados papeles adjuntos, empezó a revisarlos velozmente hasta que logro encontrar a ambos chicos en la lista de personajes.

Boca de Dragón: Hombre que estafa y explota a Narciso quedándose con la mayor cantidad de dinero de las actuaciones a puerta cerrada (privadas). También es el causante de que el principal tuviera que robar para poder sobrevivir.

Crisantemo: Sujeto que ayuda a Narciso para luego también aprovecharse de su talento. Lo secuestra del encarcelamiento que ya tenía con Boca de Dragón y vende su talento diciéndole que todo lo bueno que tiene ahora es gracias a él. Es quien lo tortura golpeándolo con un látigo y quien le muestra insinuaciones sexuales.

—Oh, diablos— le entrego todo lo que tenía a ambas chicas y se dirigió a separarlos otra vez —. ¡Cálmense ya o sus reemplazos tendrán una muy buena razón para sustituirlos!

— ¡Bien! — gritaron de mala gana sin entender bien la amenaza.

—Más les vale comportarse. Ahora, vayan a las duchas para limpiarse porque ni crean que se pondrán esos trajes estando asi de asquerosos— les dedico aquella mirada que solo los asesinos poseen y que claramente también había heredado de Ryoba. Volvió a tomar sus cosas, de las cuales saco un pequeño megáfono; respiro hondo y presiono el botón de encendido lista para hablar —. ¡Ocho minutos para comenzar!

-

La función iba de maravilla, eso lo dejaban bastante claro Amao y Musume quienes no podían despegar sus miradas de los actores. Por parte de Osano, el prefirió continuar con el cuarto tomo de Tokyo Ghoul, aunque más bien trataba de pensar en cómo pedirle a su amiga que fueran a ver la película de Kuroshitsuji juntos el fin de semana.

Mientras que él tenía sus dilemas amorosos y los otros dos veían el espectáculo, Ayano se aseguraba de enviar a los kohais junto a Kizano en el momento indicado por el libreto y de cambiar la escenografía cuando llegaba el tiempo de hacerlo.

Todo iba bien por ahora. Acababa de enviarlos a todos para la escena más importante de la obra y se mantuvo alerta por varios segundos por si pasaba cualquier cosa, allí solo debía hablar el ojimorado y los demás debían admirarlo o al menos fingir que lo hacían.

Opto por sentarse y descansar un poco, pero eso no duro por mucho tiempo ya que empezó a escuchar un teléfono sonar; como no parecía parar, se levantó ya harta para empezar a buscarlo y silenciarlo ella misma. Lo hayo en la zona de maquillaje y al notar que el remitente parecía ser un numero de hotel decidio que era mejor contestar.

— ¿Diga?

— ¿Quién eres? — hablo la voz de una mujer, bastante elegante e incluso joven en realidad. — ¿Qué haces con este teléfono?

—Aishi— contesto limitándose a decir nada más su apellido —. Soy la asistente del club de drama.

— ¿Dónde está Kizano-rō***?— inquirió con firmeza. Se dio un golpe contra la pared por no haberse dado cuenta de que era el teléfono del niño mimado.

—En el ensayo general de su obra.

— ¿Obra? ¿Hará otra obra y no nos lo dijo?

—Asi parece.

—Si hoy es el ensayo general, el estreno es mañana— murmuro hablando más consigo misma que con la menor —. Bien, cuando termine la llamada ve al registro y bórrala ¿entendido?

— ¿Por qué debería hacerlo? No soy su sirvienta.

—Cuidado con cómo me hablas, malcriada. Solo hazlo y evita decirle a mi hijo que llame— y asi, termino cortando la llamada.

Ahora lo entendía. Esa mujer era la señora Sunobu.

La madre de Kizano.

—Raro— comento antes de irse al historial y borrar la llamada.

— ¿Qué haces? — se giró para ver quién era y sonrió al reconocer de inmediato a Amao.

—Nada, solo agonizando— comento de forma sarcástica.

—Jeje. Por cierto, sabía que no traerías nada para comer, asi que te hice esto en el club antes de venir.

Hasta ese momento no se había percatado de que el castaño mantenía sus manos tras su espalda, este las mostro dejando ver una caja y una bolsa de regalo. La más baja tomo ambas cosas y con una sonrisa abrió la caja encontrándose con una docena de pastelitos decorados con chocolate blanco y negro.

—Te hice cupcakes de coco, espero que te gusten— agrego sonriente como de costumbre mientras se rascaba la cabeza y que se formaba un pequeño sonrojo sobre su nariz.

—Gracias, saben delicioso— dijo después de darle una mordida a uno y que le quedara un poco de betún en la punta de la nariz. El ojimenta soltó una pequeña carcajada que logro confundir a su amiga — ¿Qué?

—Es que tienes un poco de algo en...— se acercó y le pico la nariz haciéndola hacer una mueca bizca para ver lo que tenía. Agrando su sonrisa y con una servilleta le retiro el glaseado —Ya está.

—Gracias otra vez.

Foto.

—Descuida— le miro unos segundos más antes de despedirse con la mano y dar media vuelta e irse. Muy pronto el cambio de escenario sucedería.

—Vaya, que forma tan curiosa para una galleta.

— ¿Eh?... ¿¡QUE!?

Y es que parecía que sus ensoñaciones lo habían manipulado mientras cortaba la masa, pues lo que Ayano sostenía en sus dedos con una sonrisa y mirada inocente -en el sentido de que no entienda lo obvio- a la altura de su pecho, era una galleta en forma de corazón.

Otra foto.

—Vaya, esto sí que es buen material Amano****, jiji— comento divertida la chica antes de volver a enfocarlos con la cámara —Digan chiss, tortolitos.












—Wow— ahí estaba la respuesta a sus sádicas plegarias, por fin la había encontrado y estaba justo frente a sus ojos: en la escena final, Kizano bebía de una copa y caía muerto ya que alguien había llegado antes para envenenar la bebida —. Es perfecto. Con eso podre darle la muerte que incluso él quiere.

— ¿En qué piensas? — leyó en un mensaje que recién había llegado. Como siempre, era de Info-kun.

—En que alguien morirá haciendo lo que ama.

Eso suena perfecto. Solo no cometas el mismo error de siempre.

—Ni estando cuerda.

— ¿Segura?

—Mejor cállate y consígueme algo para ponerle en su bebida mañana.












—Como digas. Te aviso cuando lo tenga— envió el mensaje y salio del chat hacia su galería. Se dirigió a una carpeta con contraseña y una vez que la desbloqueo vio aparecer las panty shots de casi todas las chicas del instituto. Se quedó observando por un par de segundos la única que había de bragas negras para luego enviarla a quien se la había pedido, acto seguido la elimino —. Más te vale hacer las cosas bien esta vez, Yan-chan. No me hagas pensar que debí darle este trabajo a alguien más.

Se levantó de su silla y tomo un volante del estreno de la obra. A grandes pasos camino hasta el otro extremo de la habitación y sin expresión alguna lo tiro directo a la trituradora de papel haciendo que se convirtiera en simple basura. Una vez hecho eso, regreso a su lugar y abrió en una de sus pantallas una nota en donde ya se veían bastantes cosas escritas; rozo con sus dedos las teclas y continuo escribiendo velozmente mientras lo leía en voz alta.

—Y la yandere enveneno al actor, acabando asi con su tiranía. Gracias a eso, el hechizo se acabó logrando que la visión de ella dejara de estar nublada y que por fin pudiera ver sin temor a los ojos a su verdadero amor, el cual la recibió con todo el amor que tenía para ofrecerle en una mano y con un enorme ramo de rosas negras en la otra. Ambos se amaron por siempre aún con sus desperfectos y el la apoyo en cada uno de sus asesinatos. Fin— sonrió con arrogancia y se recargo en su silla mientras releía aquel final una y otra vez —. Je te jure qu'un jour je te dirai combien je t'aime, mon cher meurtrier.





















*Akachan, significa "bebé" y es un apodo que le dice su padre, y de vez en cuando su mamá cuando esta de especial humor.

**Telecopata, es simplemente una combinación entre las palabras telefono y psicopata, lo puse asi porque a mi parecer Midori es una psicopata del celular en espera de una respuesta de YandereDev.

***Rō, es un sufijo japones que se emplea en el primer hijo de una famili. Solo se usa si la familia es muy grande

****¡Y ahi lo tienen! El nombre del Amao x Ayano. Simple pero que da a entender la idea principal.

Y hasta aqui el capitulo. Espero que les haya gustado. Ya mejor ni me disculpo por la tardanza, ya se esta volviendo parte del proceso, aunque la verdad es que ya deberia empezar a cambiar eso, es decir, con 50 capitulos que va a durar este fic es mejor apurarlo y que no nos tome 10 años (que coincidencia, el mismo tiempo que tomara para que se termine el juego XD XP, sorry).

¡Listo! Ya les di el nombre del Amao x Ayano, diganme ¿que les parece? Yo opino que es simple, pero lindo.

Sere sincera, este no es el mejor capitulo que eh hecho, pero no pude plasmar de forma clara lo que queria y estos dias no han sido los mejores para mi, ultimamente lloro por cualquier tonteria y me siento algo sola. Aún asi, no es excusa para no hacer bien mi trabajo, asi que lo siento mucho.

Por cierto, ¿recuerdan las galletas en forma de corazón de este capitulo? Pues miren:

Je, ayude a mamá a hacerlas hace unos dias y se me ocurrio que seria bueno incluirlas aqui. Cabe mencionar que estaban deliciosas. Ahora si, nos leemos luego.

¡Votos y comentarios se agradecen!

¡Hasta el proximo capitulo!

¡MoriDark19, fuera!

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