- EL REGRESO DE LA LUZ -
Desperté y Nectolofer estaba muerto. Zuliet, tumbada en el suelo, estaba desmayada, y una tercera herida en su pecho se cerraba rápidamente. La lluvia limpiaba la sangre de los héroes en la ciudad, mientras el sol intentaba romper las nubes que lo cubrían. Muchos habían muerto, pero gracias a La Libertadora, muchos más vivirían a partir de ahora. Siento una gran tristeza por los humanos, nunca quise que sufrieran así. Supongo que encontrarán a quien culpar de todo ese caos, o lo usarán como excusa para ir a la guerra y terminar de exterminarse. Por su parte, Argandú volverá a su paz y esplendor.
Tres días después despertó Zuliet. El palacio a regresado a su vitalidad y una multitud de diversos argandúes se desplazan por doquier, trabajando duro y con gozo, la restauración de Gargandelom avanza a buen paso. Las familias han recomenzado a restaurar sus ciudades también. Poco a poco las tinieblas desaparecen de Argandú. Zuliet abrió los ojos y me vio por primera vez.
- ¿Eres tú? -fue lo primero que Zuliet me dijo cuando despertó.
- Sí, Zuliet, soy yo.
- ¿Conoces mi nombre? ¿Cómo sabes quién soy? -me cuestionó inmediatamente.
- Sé todo de ti, eres mi hermana.
- ¿Hermana? -repitió, anonadada, y abrió los ojos tanto que casi se le salen de las cuencas. Cada respuesta generaba mil preguntas en Zuliet, así que intento explicarle.
- Hace mucho tiempo, cuando hice a Nectolofer, tuve una visión donde supe que me traicionaría y dejé escrita la profecía para guiarte.
- De modo que fuiste tú el profeta -me dijo Zuliet, mientras se levantaba de la cama, e increpándome, agregó: - Y si soy tu hermana, ¿por qué me dejaste sola?
- Discúlpame, Zuliet, pero todas tus penurias no son mi culpa. Nunca quise que tuvieras una vida triste, pero cuando apareciste en el mundo humano, se me ocurrió que era mejor esconderte entre los hombres, porque yo sabía que no te buscarían allí.
- Ahora veo que nada ocurrió en mi vida por casualidad -reflexionó Zuliet, y mirándome, me preguntó:- Pero, ¿cómo te despertaste? ¿Quién te liberó?
- Tú me despertaste. Gracias a ti, soy libre.
-¿Cómo puede ser? -cuestionó la muchacha.
- Tu sangre, anuló el poder de la Capa de los Sueños y me sacaron de la cárcel en la que Nectolofer me tenía retenido.
- De modo que mi sangre era la llave... -reflexionó Zuliet.
- No, mi hermana -la corregí-. Tú eres la llave de la libertad. Tu sangre no tendría poder sin tus lágrimas. Necesitas el fruto de tus sentimientos.
Zuliet se quedó callada, intentando procesar toda la información. Pero descansaba con la idea de que ahora tendría tiempo para aprender lo que le falta. Así fue como se cumplió la profecía y una muchacha pusilánime resultó ser la Libertadora de todo un mundo, salvando además el de los humanos . Los humanos, en cambio, creyeron que los muertos eran víctimas de alguna acción bélica, y estalló una guerra mundial. Los Argandú, sin embargo, recuperaron su esplendor.
Zuliet pudo reunirse nuevamente con Velarión, pues traje de vuelta a los argandeses. Fueron demasiado valientes como para que no estén nuevamente conmigo. Restauré su gloria y sus alas. Sellé los portales a los otros mundos y solo yo y la Libertadora podremos ir al mundo humano. Decidí indultar a los arnosteis sobrevivientes, en el fondo, su crueldad fue fruto del liderazgo que los corrompió milenios atrás. Una vez que despertaron y supieron que su Patrian había muerto, todos cayeron al suelo desfallecidos. Les permitiré que duerman por mil años, al fin pueden descansar.
Al final, nadie sabe qué tiene Zuliet por dentro, solo sabemos que porta una luz intensa en sí misma, y en ella brilla la Capa de los Sueños". Ella tiene todo lo que necesita como nueva Patrian de los Sueños: un casi infinito almacén lleno de sueños, un objeto místico y el respeto de todo Argandú. También ha descubierto que tiene talento no solo para generar sueños, sino también visiones, lo cual le da la oportunidad de hacernos soñar despiertos. ¡Al fin Zuliet podrá Soñar sin tener que dormir¡ Ahora ella gobierna los sueños.
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