Capítulo 1
Jeongin parpadeó centenares de veces antes de que Dongwoo, cansado de él, le empuje por el hombro. Aún no creía lo que oía, le había dolido, sí y mucho.
Dongwoo envolvió una sábana por su cadera dirigiéndose al baño, dejando a Jeongin desnudo y sudado en la cama.
Jeongin llevó su palma a la boca, trató de acallar sus sollozos para que el chico de quién estaba enamorado, no le escuchara. Parándose con las rodillas temblorosas, tomó sus prendas del suelo, poniéndoselas a continuación.
Cuanto antes se marche de allí, mejor.
Suspira temblorosamente, agarra el pomo de la puerta de la habitación donde su pesadilla comenzó. Huyendo de ese lugar, mientras bajaba por las escaleras sentía las paredes vibrando, por sus ojos lágrimas agrias corrían sin parar, su corazón sentía una tras otra puñalada.
¿Tan inútil era?
No lo sabía, hasta ese momento, Dongwoo le despreció como nadie le habría hecho. El dolor creciente en el pecho estaba asfixiándolo.
La estruendosa música dubstep resonaba por los amplificadores de la fiesta en aquella odiosa casa. Jae-hwan le vio bajar, él le sonrió, pero esa sonrisa se esfumó cuando vio sus lágrimas. Jae-hwan corrió hasta él a través de la espesa gente y lo tomó por los hombros, pero Jeongin aun escuchaba esas dolorosas palabras repetirse y proyectarse en su cabeza como una mella.
— Me aburres.
— ¿Qué?
— Ya no me excitas Jeongin... me aburre estar contigo, siempre soy yo el que inicia, él que se mueve, él que hace todo el trabajo y cuando tú lo haces eres torpe y descoordinado. Me matas las ganas, aprende, no me importa si les pides consejos a tus amigos o a cualquiera, pero no vuelvas hasta que sepas hacerlo.
Él era asquerosamente tímido ¿A quién pediría tremendos consejos? Además de ser sexuales, claro.
— ¡Jeongin! ¡¿Qué ha pasado?! —preguntó Jae-hwan, alarmado. Su mejor amigo sacudiéndole por los hombros. Él estaba perdido en sus pensamientos.
— No pasa nada —murmuró con los ojos en cualquier punto en el piso.
— ¿Cómo que nada? ¡Joder, estás llorando! —Jae-hwan exclamó, pero Jeongin solo empujó a su pequeño amigo apartándolo de su camino, quería ir a casa, no se sentía para nada bien.
Necesitaba dormir y olvidar las frías y desagradables palabras de Dongwoo.
Al bajarse del taxi divisó el gran portón de su casa, sabiendo que el Sr. Lee lo vio por las cámaras esperó hasta que estás se abrieran. Un pitido sonó y los grandes portones se abrieron para recibirlo. Caminó desanimado hasta la entrada, sus zapatos arrastraban consigo las piedrecillas que conformaban el largo camino.
Abriendo las puertas doble de su casa, vio a un hombre parado en el lobby, él volteó para mirarlo. Como siempre con su infaltable traje negro a rayas horizontales gris, él le sonreía como cada vez que se veían, pero Jeongin no le correspondió esta vez.
— Hola Jeongin ¿Qué sucede? —preguntó él con voz suave.
¿Es que acaso todos necesitaban saber sobre su humillación? No había una puta necesidad de hacerlo.
—Nada Hyunjin. Sólo estoy cansado —comentó estirando su cuello de un lado a otro, masajeando la zona. —¿Estás esperando a mi papá? —Echó un rápido vistazo a su reloj, pasaba de medianoche.
— No, ya me iba —Hyunjin le dijo. Él le sonrió mientras se rascaba la nuca. Hwang Hyunjin, el gran empresario de Seúl, el más rico y apuesto joven de treinta años, mejor amigo de su padre y más cotizado por todas las jóvenes que tengan oportunidad de siquiera respirar el mismo aire.
No aparentaba treinta si no veinticinco o quizá, menos, bueno, eso pensaba Jeongin. Desviándose de su camino, pasó al lado de Hyunjin que junto sus cejas interrogante por la actitud del pequeño chico que siempre que lo veía lo abrazaba o algo por el estilo. Estaba comportándose raro y Hyunjin lo sabía.
Jeongin subió las escaleras con paso pesado, sus pies se sentían como sacos de plomo. No esperó a que Hyunjin se despida, sólo quería dormir o bien desparecer de la faz pero lo primero si podía, lo segundo era imposible.
Hyunjin solo calló al verlo deprimido, viéndolo irse.
Llegando por fin a su habitación se esparció a la cama pensativo. ¿Qué podía hacer? ¿Ver videos porno? ¿Usar su imaginación? ¿Preguntarle a su hermano mayor? No, eso estaba totalmente descartado, si Seung-ho lo supiera mataría a Dongwoo. Siguió pensando. ¿Debería pedir consejos a Jae-hwan? ¿O tal vez a Sojung?
Ninguno era buena idea, Jae-hwan aún era virgen según sabía. Sojung era muy tímida al igual que él. Estaba magníficamente jodido.
No tiene una sola persona en quien confiar sin que fuera una humillación histórica.
— ¿Pequeño? —preguntó Hyunjin. Jeongin abrió los ojos lentamente.
— Estoy aquí.
Su habitación estaba totalmente a oscuras, necesitaba dormir, pero Hyunjin le había quitado el sueño con la interrupción. Hyunjin entró a la habitación buscando a oscuras su cama, cuando la encontró, se sentó en ella, cerca de él. Jeongin se acurrucó más a un costado.
— ¿Qué pasa? Dime... —Hyunjin pedía. La pierna de Jeongin estaba a su lado por lo que la atrajo hacía si, subiéndola en sus muslos, acarició su pierna tranquilizándolo. Jeongin se lo agradeció silenciosamente.
Entonces comenzó a dudar seriamente si sería bueno confiarle a Hyunjin sus atormentados pensamientos. Solo que no sabía si decirle a Hyunjin la verdad, confiaba en él, pero quizás no lo suficiente.
— Yo... —Jeongin tragó saliva pensando en si hacerlo o no, necesitaba contarle a alguien, quería llenar ese agujero que Dongwoo abrió en su pecho. Necesitaba desesperadamente desahogarse.
— Solo dilo, prometo no juzgarte ni reprocharte, soy tu amigo. —Jeongin miró a sombra del hombre, preocupado. —¿Confías en mí, pequeño? —preguntó. Jeongin se aclaró la garganta un poco incómodo.
—Sí. —Suspiró hondo para continuar. —Dongwoo... mi novio ¿Lo recuerdas? —comenzó.
— Uh-huh. —Sonó un poco tosco, pero Jeongin lo dejó pasar.
— Él me... umm, no sé cómo decirlo.
— ¿Te hizo daño? —interrogó, apretando sus dedos en su pantorrilla. Jeongin negó hasta que se dio cuenta que Hyunjin no podía verlo.
— No. Claro que no, Hyunjinnie cálmate. —pidió al verlo exaltado. Hyunjin exhaló aire, tranquilizándose.
— ¿Entonces, qué te pasa?
— Él, y por favor no te enfades con él... estoy demasiado avergonzado con solo decírtelo. —Hyunjin rió. —Dongwoo me dijo que no soy bueno. —confesó. Hyunjin echó una risa que provocó que su pecho musculoso bajo la camisa vibrara.
Hyunjin dijo: —¿Es por eso qué estás enojado? Es mentira bebé, no eres malo, eres un buen chico.
— No, no comprendes. —Jeongin gimió desesperado, no sabía cómo decirle. —Dongwoo no se refería a mi actitud.
— ¿Ah, no?
— Um, Dongwoo se refería a... a qué... le aburró sex... sexualmente. —Jeongin apenas pudo decirlo en un murmuro. A Hyunjin le costó oír y cuando lo hizo, apretó los labios dejándolos blancos. Jeongin ahogó la almohada en su rostro totalmente sonrojado, los dedos de Hyunjin dejaron de apretarle para sólo quedarse sobre su piel. —¿Hyunjinnie?
— ¿Sexualmente? —la voz de Hyunjin sonó rara ante sus oídos.
— Sí... por favor, por favor no se lo cuentes a papá, me asesinará si se entera de esto. —le rogó, entonces sintió la mano de Hyunjin sobre su cabello, acariciandolo.
— Tranquilo, no se enterará, pequeño. —Jeongin volvió a drenar sus pulmones del aire que no sabía que estaba reteniendo. —Sigue. —le animó. —¿Te ha dicho algo más? —medio gruñó y Jeongin rió.
— Algo, algo así de qué busque ayuda o pida consejos a mis amigos.
— ¿Consejos sexuales? Oh, bueno, nadie te lo contaría naturalmente. Hablar de sexo con un chico de veinte años es un poco... raro.
— Sí, no sé a quién pedírselos, no quiero que mis amigos se enteren de esto, me da mucha vergüenza. —Hyunjin apenas lo divisó abrazarse a sus piernas al pecho con la poca luz que había. Eso le pareció tierno, cuando una fugaz respuesta se le apareció. "Idea retorcida", pensó antes de dictárselo a Jeongin.
— Y... ¿Qué tal si soy yo quién te lo aconseja? —la pregunta flotó suavemente, teniendo cuidado de la reacción de Jeongin.
Jeongin sintió sus ojos iluminarse al escuchar eso de Hyunjin, automáticamente saltó a los brazos de Hyunjin que le recibió gustoso.
Hyunjin era perfecto para ser su consejero, Jeongin deducía que Hyunjin tenía pretendientes por doquier además de ser un hombre sumamente experimentado.
— ¿Es en serio Hyunjin? ¿Lo harías por mí? —preguntó con su mejilla pegada al de Hyunjin. Sintió una sonrisa extenderse en el rostro del hombre.
— Claro pequeño, por ti lo haría... con una condición. —Sus labios contra la suave piel. Jeongin se apartó mirándole a través de la oscuridad.
— ¿Cual? Haré lo que sea, pero enséñame.
"Cuidado con lo que dices."
— Todo lo que te enseñé deberás ponerlo en práctica conmigo ¿Lo entiendes? —Jeongin vio un brillo repentino en los ojos cafés de Hyunjin, él lo sostuvo por su fina cintura, la diferencia de estaturas se hacía notar y fue ahí donde Jeongin tomó en cuenta que estaba sentado sobre Hyunjin. —¿Jeongin? —lo llamó, de nuevo.
— Acepto. —dijo antes de pensárselo siquiera. No sabe si es la necesidad de aprender a lo que le impulsó a aceptar la peligrosa propuesta.
— ¿Seguro? —Tragó saliva.
— Muy seguro, confío en ti. —confesó. Hyunjin le sonrió contra su propia voluntad. Jeongin posó sus palmas sobre sus hombros, dudoso. —¿Cuándo comenzamos? —interrogó.
— ¿Ansioso, pequeño?
— Quiero aprender cuanto antes.
Hyunjin le acarició el costado de su rostro, un poco enojado por su ansiedad de practicar ¿Tanto amaba a Dongwoo? A él no le gustaba ese chico para su pequeño niño mimado, aunque Jeongin ya no era tan pequeño, ya tenía veinte años. Hyunjin lo vio crecer y lo amaba como a nadie. Que un niño terco, engreído y estúpido como Jang Dongwoo lo haga sentir mal, le hace hervir la sangre.
— Entonces empecemos ahora. ¿Está bien? —Jeongin asintió rápidamente. —Siéntate en la cama Jeongin. —Él obedeció sumisamente. —Mi primer consejo serán los besos.
— ¿Besos? —su tono confundido hizo reír a Hyunjin. Asintió.
— Los besos son importantes, todo empieza con ellos... son el impulso para querer más. —explicó. —Bien, encenderé las luces. ¿De acuerdo bebé? —Jeongin negó.
— No, prefiero hacerlo de este modo.
— ¿Por qué? —Hyunjin quería verlo, no quería enseñarles a tientas. Le gustaba este experimento y necesita urgentemente mirar al chico.
— Me gusta así. Es más... íntimo. —Hyunjin suspiró.
— Vale, continuemos. —se subió a la cama quedando frente al expresivo rostro, él se entumeció a la cercanía. —Con los besos puedes controlar a la persona que quieras, claro está, si besas bien. —Jeongin se preguntó cómo besaba él, ¿Bien o mal? No lo sabía, quizás también besaba mal. Torció los labios escuchando atentamente al amigo de su padre. —Para excitar a una persona, bésalo con suavidad, degusta su sabor, ¿Me comprendes?
— Sí, Hyunjinnie. —respondió centrado en la baja aterciopelada voz.
— Acércate lentamente. —Hyunjin siguió sus propias palabras acercándose a Jeongin. —Empieza como te dije, ¿Puedo? —preguntó tomándole de cada lado de su rostro. Jeongin inhaló con nerviosismo.
— Sí. —susurró.
Hyunjin pegó sus labios a los de Jeongin, sintió la suavidad de Hyunjin, sus labios eran suaves y su aliento olía a menta. Logró sentir la lengua de Hyunjin acariciar sus labios, abrió tímidamente los labios y cuando los abrió los de Hyunjin le capturaron, envolviendo cada labio lentamente. Su mente se cerró y se concentró en el hombre que estaba robándole suspiros, su respiración se volvió un poco dificultosa, pero era verdad, Hyunjin besaba malditamente bien. Las manos de Jeongin se apretaron contra las manos más grandes de Hyunjin, él sonrió en medio del beso.
— Ahora iré más lejos, Jeongin, meteré mi lengua y deberás jugar con ella. —decía sobre sus húmedos labios. Jeongin se sentía totalmente hipnotizado por la espesa voz de Hyunjin, asintiendo aun en dentro de las manos que envolvían su rostro, el hombre atacó sus labios.
Hyunjin deslizó su lengua encontrando a la tímida de Jeongin. Sentir a un inexperimentado era tan excitante para él, lo sabe por la forma en la que su pene se llena por el calor del momento.
Jeongin apretó los ojos, jadeando, se sentía deliciosamente bien. Hyunjin sólo tocó su lengua, era su turno, poniéndose tenso lamió la lengua de Hyunjin. Él abrió los ojos un poco sorprendido, Jeongin lo tomó como un impulso para seguir adelante.
Abriendo aún más su boca, buscó la lengua de Hyunjin, los engranajes en su cabeza rotaban, mecanizaban su mente, debía excitar a Hyunjin.
Esa era su meta.
Dios, está besando al mejor amigo de su padre. Diez años mayor que él, al más codiciado de Corea, eso era mucha carga para sus pequeños hombros. Si su papá los viera, mataría lentamente a Hyunjin y luego seguiría él.
— Lo estás haciendo tan bien, pequeño. —animó Hyunjin al verlo paralizado. Los dedos de Hyunjin abrazaban su cuerpo, las yemas se paseaban por su espalda, podía sentir como calentaban su piel. Jadeó dentro de la caliente boca. Jeongin entreabrió los ojos observando las facciones del hombre, su lengua se enrolló por la de Hyunjin. Su pecho iba pegándose, al contrario. Sus lenguas jugaban una con la otra, el calor los envolvía cada vez más, la temperatura de la habitación ascendió dejándolos sofocados y jadeantes. En el momento en que se separó de Jeongin, sólo podía sentirse necesitado de más y un pequeño y transparente hilo los mantenía unidos.
A Hyunjin le gustaba Jeongin.
Y mucho.
— ¿Cómo estuve? —"Excitante", pensó Hyunjin siendo consciente de su erección presionando contra sus pantalones.
— Genial, —jadeó, tomando aire. —Seguiremos mañana Jeongin. —prácticamente Hyunjin había saltado de su lugar. Sus piernas estaban hormigueando, tenía unas ganas tremendas de tirarse al chico, pero no podía, no aún al menos. —Nos vemos mañana. Estuviste excelente, pequeño. —dijo antes de cerrar la puerta.
Jeongin se estiró en la cama, con los dedos tocando sus labios, sonrió. Le gustaba como besaba Hyunjin.
¿En qué jodida mierda se metió? Dios, es el mejor amigo de su padre y lo había besado. Y los peor... no se arrepiente de haberlo hecho.
Empezamos fuerte.
Bienvenidxs a una nueva adaptación, muchas gracias a lilithbel por dejarme adaptar su historia.
No se olviden de votar y comentar, besos!!
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