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¿Cómo puede ser ésto posible? ¡No se suponía que hoy fuera el día! Todavía falta dos semanas para que llegará ese día. ¿Qué se supone que debo de hacer? Estoy muy preocupado, asustado de que algo malo suceda y yo, no poder estar ahí para ayudarle.

—Esto están frustrante—Rechino sus dientes.

Ese momento debí de controlar mis instintos, sin embargo me fue imposible hacerlo, mis manos no dejaban de temblar como si tuviera un infernal frío. Haciéndome imposible el poder sostener algo en mis manos.

—Esto me está torturado.

En su mirada amarilla solo puedes ver ansiedad, y en su mejilla izquierda tiene figurada una palma de mano como si fuera un tatuaje. Le había dado una buena bofetada al parecer. Sin embargo, en ese momento no sintió nada de dolor, pero si lo hicieron entrar en razón.

La personita sentado no muy lejos de él, empieza a sentirse mareado por tantas vueltas que se encuentra dando su padre, sin la mínima intención de detenerse.

—Padre...—Inhala profundo un par de veces.—Deja de moverte tanto, es molesto.

Sus feromonas también están siendo irritantes, si sigue así, causará estragos en el hospital. Aquí también se tan de encontrar omegas y si dada la mala suerte llegase a oler las feromonas de papá... sería completamente horroroso.

—Me estás empezando a marear.—Le hizo saber con molestia.—Bajarle un poco a tus feromonas, estamos en un hospital, papá.

Él no se puso tanto así, cuando nacieron los mellizos. Bueno, no lo vi porque en ese entonces, mi papá estaba con mamá. Dándole ánimos y diciéndole estoy aquí, contigo.

Fue buena idea dejar a los mellizos con el tío, Adair. Ni a mí me quería traer, sin embargo me cole mientras no se daban cuenta. Alguien tenía que estar con papá por si pasaba algo inesperado, justo como lo que que está sucediendo en este instante.

Si los mellizos hubieran venido estarían igual o peor que nuestro padre. Ellos suelen contagiarse rápidamente con las emociones o preocupaciones de nuestros padres. Más bien, ellos dos siente de alguna manera lo que uno está sintiendo.

Desde que llegamos no ha dejado de dar vuelta en círculos como un perro encontrado la posición correcta y cómoda para dormir, solo que en está ocasión eso es imposible. No se puede estar bien cuando mamá se encuentra en la sala de parto.

Si estuviera los mellizos aquí, andaría con nuestro papá, dando vueltas. El solo imaginarlo es un tanto gracioso, como una mamá pato y detrás de ella sus patitos.

—Tranquilizarse.—Sugirió, observando la hora en su reloj. Faltan cinco para cinco de la mañana.

Ahora entiendo del porqué el tío Rhapael, lo dejo afuera está vez. ¿Se podría así cuando estuvo dentro de la sala cuando nacieron los mellizos? Es lo más probable.

—No me pidas algo como eso, Aster.—Desordeno su cabello.—Es imposible, no puedo calmarme.

¿Cómo podría tranquilizarme cuando mi Ishaan, se encuentra solo ahí adentro? Por mi maldito estado me obligaron quedarme aquí...¡Maldición!

—¿Cuánto tiempo ha pasado?—Empuño su puño hasta el punto en que sus vasos sanguíneos explicarían en el momento menos inesperado.

¿Lo segundos y minutos siempre fueron así de lentos? Aunque puedo moverme, siento que el tiempo se a detenido. Las agujas del reloj ni siquiera logró escucharlas, demasiado lentas.

—Están tardando mucho, ¿no?—Mira el reloj de la pared.—¿Cuánto más debemos de esperar?—Tenia unas amplias ganas de tirar esa puerta enfrente de ellos.

Sus pies inquietos no dejaban de moverse de aquí allá, el piso se rompería en cualquier momento por sus firmes y muy fuertes pisadas. No solo eso, su cabello azabache que lo a dejado crecer hasta por su cuello y corto de adelante, es un completo desastre al igual que su ropa de dormir mal abotonada.

Todo indica qué, salió corriendo en plena madrugada cuando se encontraban dormido de lo más agradable, abrazando el cálido cuerpo de su esposa. sin embargo, fue tan horrible el ver a su esposa, maullando de dolor.

A pesar de ser el tercer parto de Ishaan, Dewei sigue reaccionando como si fuera la primera vez, solo que un poco más fuera de control por los pensamientos de que, si algo le llegase a suceder a Ishaan, les haría pagar a todos quienes no lograron salvarle e incluído él mismo.

Se horroriza por ver al amor de su vida, en ese estado. Sus nervios y desesperación causan un caos descontrolado en su cabeza, hasta el punto que no logra controlar sus instintos y su lado bestial queda a flote con las inmensas ganas de arrancar la garganta de todo aquel que, se acerque o toque a su esposa.

Es por ese motivo que Rhapael, negó la presencia de Dewei en la sala de parto, algo que fue casi imposible de lograr. Ya que, Dewei se puso como una fiera descontrolada.

Ango, Ken y Abriella lo tuvieron difícil, se les fue casi imposible lograr detenerlo, estaba por cruzar la puerta cuando Ishaan, dejo caer su mano izquierda en la mejilla de su esposo, solo así, el alfa de ojos amarillos, despertó.

Ishaan quería que su esposo estuviera con él, sin embargo también se dió cuenta que Dewei, sería más un problema que de ayuda. En su estado podría causar estragos en la sala de parto, por lo que le ordenó que se quedará fuera.

Lo tranquilizó después de darle un beso asegurarle que todo saldría bien, que esperara por él, saldría en unos minutos. Sin embargo, ya pasaron más de cuatro horas y no había señales de que Ishaan, salga de esa sala. Eso lo está torturado a morir.

—¿Quieres que dejé mi mano tatuada en tu otra mejilla?—Preguntó con su ceño todo frunciendo.—En serio me estás molestado padre.—Declaró ya todo enojado.

La inquietud de su padre y sus pensamientos nada buenos que estaba seguro que, estaba pensando su padre, solo hace querer golpear a su padre, y así entre un poco en razón.

Aster entendía a su papá, él también está muy preocupado por su mamá, pese a eso Aster es un niño con la mente tranquila sin perturbación. Era consciente que nada bueno saldría pensar negativamente o entrar en desesperación.

—¿Te asusté?—Lo levanta en sus brazos.—No quise asustarte.—Esconde su rostro en el cuello de Aster.—Todo saldrá bien...así será.

El único asustado aquí eres tú, papá. Puedo sentir el temblor en su voz cada vez que dice una palabra, le toca tomar un profundo suspiro antes de decirme algo. Al igual que sus brazos tiembla al momento de arrullar mi cuerpo.

—Sí.—Los cortos y pequeños brazos, tratan de abarcar por completo esos anchos hombros de su papá.—Por supuesto que todo estará bien.—Deja caer su fina barbilla en el cuello de Dewei.—No te preocupes, pronto mamá y mi hermana o hermano saldrá de esa sala.

Aster consoló a su asustado papá, tratado de calmar los pensamientos negativos y la ansiedad que no quiere dejar el cuerpo del alfa mayor.

—¿Te pusiste así cuando nací?

Mantendré ocupado el cerebro de papá, de esa forma su desesperación por no saber nada irá disminuyendo poco a poco. También quiero saber un poco más sobre mi nacimiento, hasta el momento se lo mínimo.

No se me había ocurrido preguntar, no era necesario porqué sé, que mi nacimiento fue inmensamente esperado por mis padres. Su amor por mí me lo hace saber, mis abuelos y todos mis tíos también me lo han dicho muchas veces.

—Muy nervioso, en ese momento ninguno de los dos sabíamos que hacer.—Sonríe.—Cuando estába en la pancita de mamá, eras muy inquieto en ocasiones. Tus movimientos en las noches no dejaba dormir a Ishaan.

Solo podía tranquilizar sus movimientos, cuando el sentía la mano Ishaan y la mia en el estómago abultado de mi alfa. Era como sí él, sintiera nuestra presencia y calidez atraves del tacto. Era una sensación grata y muy feliz.

—¿Es cierto que terminaste desmayado unos minutos después de salir de la sala?

Mi padre es fuerte, en el colegio nos hacen saber que un alfa no debería estar presente en el momento en que su pareja dará a luz. Es muy peligroso, a sus ojos las personas en la sala son sus enemigos y tienen que impedir el acercarse a su pareja y cría.

Al ser primerizo es todavía más peor, no hay experiencia en controlar esos instintos que te gritan que destroces todo aquel, que se atreva querer tocar a tu pareja.

Mi padre logró hacerlo aún cuando era primerizo, es algo de lo que alardeo en mi colegio, sin embargo no se lo digo a papá o terminaría aumentado su ego.

—Sí.—Toma asiento, con Aster sentado en su pierna.

Dewei no se había dado cuenta que, su ansiedad y desesperación han bajado lentamente. Aster había logrado su objetivo y eso lo hace feliz.

—¿Crees que soy débil?

—No. No lo creo.

Puedes ser todo pero menos débil, mis dos padres son muy fuertes. Soy afortunado de ser su hijo, ellos dos nos aman a todos por igual, no hay ningún hijo preferido en cima por los demás. Sin embargo, en los hermanos si hay preferidos y yo, soy él hermano preferido de los mellizos.

Ahora, seré desplazando por el pequeño o pequeña que está por nacer, más si es Omega. Hasta el momento todo indica que los mellizos también serán alfas, su actitud e imponencia cuando están molestos lo dice todo.

—Sin embargo.—Los pares de ojos amarillos se miran fijamente.—Mamá es mucho más fuerte que tú.—Sonríe malvado.—Puedes ser un gran boxeador profesional y un campeón, pero a la par de mamá, tú eres una pantera bebé indefensa.

Dewei no se sentía ofendido, de igual manera fingió consternación e indignación frente a su burlisto, hijo mayor.

—Ya veremos cuando estes grande y conozcas a tu destino o alma gemela.—Sonrío burlón.—Te diré algo como lo que tú, dijiste en este instante.

Hasta el alfa entré los alfas se vuelve dócil frente a su esposa, si lo amas o la amas demasiado a la persona que escoges para toda la vida. Solo hay una cosa que tu cerebro y alfa interior te repite una y otra vez,  "no hagas enojar a tu esposa." Es un raro instintos de supervivencia que se despierta por decirlo asi.

—¡¿Cómo está Ishaan?!

Zaid y Fernando traiga consigo una expresión preocupada, pálidos. Se encontraba fuera del país, vieron tan rápido les informaron, en su jet privado.

—¡¿Todavía no sale?!—Fernando vio esa puerta enfrente de ellos.

—No.—Responde Dewei.—Siguen sin salir y darme un poco de información...eso me tiene muy frustrado.

—No te preocupes.—Expresó Zaid.—Todo estará bien, saldrán en cualquier momento.

Decía eso, pero sus manos detrás de su espalda están echas un puño. Quería mostrarse confiando enfrente de Aster, para no preocupar al pequeño. Más no sabía que, el único tranquilo y muy confiado de que nada malo iba a suceder, es Aster.

—¡Ishaan!

Dewei salió corriendo en dirección a su esposa, aún con Aster en sus brazos. Tanto padre e hijo sonrieron alegremente al ver esos hermosos ojos verdes de su amado Ishaan.

—¿Los preocupe?—Suavemente levantó su mano, agarrado con fuerza la mano de Aster y su esposo, Dewei.—Lo lamento.—Sonríe.—Estoy bien, estamos bien.

No hay nada mas reconfortante y agradable que poder míralos, hacerles saber que estoy muy bien. Los amo tanto.

—Miren.—Muestra el pequeño bebé acostado a un lado de él.

Tanto Dewei cómo Aster se sorprendieron por el enorme parecido de ese pequeño con Ishaan. Desde su cabello hasta sus facciones faciales. Pese a, lo rojito y arrugadito, seguía viéndose hermoso. Sus cabellos plateados brillantes como si estuviera bajo la luz de la luna, deslumbró a los presentes.

—Es hermoso...tan hermoso.—Sonrío enormemente feliz.—Lo hiciste bien.

Zaid, tomo en sus brazos a Aster. De esa manera Dewei podría sostener a su otro pequeño hijo, o arrodillarse en el piso y así poder besar a Ishaan.

—Te amo.—Confeso entré lágrimas.—Te amo tanto.

—Yo te amo aún más.

Esa sonrisa en los labios del ojos verdes limón, fue devorada dulcemente por los húmedos labios de Dewei. En cuestión de segundos Ishaan de gusto de un sabor salado, eran las lágrimas de felicidad de su esposo.

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